45 años se dicen rápido pero la trascendencia y vigencia que ha tenido esta obra a través del tiempo es inconmensurable. Apenas el segundo trabajo de Judas Priest y hay una evolución enorme con respecto a su primer trabajo “RockaRolla” (1974). Al menos media docena de temas clásicos de la banda aparecen en este LP y que comenzó a cimentarles un merecido lugar en el firmamento del metal. Pero primero contextualicemos el disco. Paralelo a la publicación de esta obra teneos otras maravillas publicadas y con las que se tuvo que enfrentar el Sacerdote Judas. Rising de Rainbow; Agents of Fortune de Blue Öyster Cult; Technical Ecstasy de Black Sabbath; Jailbreak de Thin Lizzy; Virgin Killer de Scorpions; 2112 de Rush; No Heavy Petting de UFO; entre otros, eran la férrea competencia de Judas y, ante este panorama, el Sacerdote supo salir adelante.
Meses después de SWOD, salió Rising los Rainbow de Blackmore y Dio
La avalancha Punk se empezaba a dejar sentir y el Rock Progresivo vivía sus primeros tiempos de ocaso. Un año después la música disco arrasaría en las listas y mientras tanto, de una manera muy discreta pero efectiva “Sad Wings of Destinity” sembraba la semilla de lo que apenas 3 o 4 aos después se llamaría la NWOBHM y con ello se escribiría con letras de oro el nombre del metal en la década de los 80s.
Desde el inicio del primer tema, “Victim of Changes”, notamos el sello de casa, el trabajo de guitarras a cargo de K.K. Downing y Glenn Tipton, que además de sus guitarras dobles, nos ofrecen uno de los mejores riffs de la historia del metal. Los solos definitivamente definen lo que es un trabajo de guitarra solista en el heavy metal. Y si a eso le sumamos un excelente pasaje lento en donde la voz de Halford nos muestra su amplísimo rango de grave a agudo, tenemos como resultado un tema total y completamente redondo que llegó para quedarse. El machacante riff de “The ripper” y los sobreagudos de Halford vienen a marcar la madurez que a alcanzado la banda desde su primer lp. Y de nueva cuenta ese fascinante contraste de llevarte a lo mas alto y después caer a un remanso musical para de nuevo llevarte al clímax. Supremo! ¿Qué una balada puede hacer perder energía a una banda? No en el caso de Priest. “Dreamer Deceiver” es una clara muestra de ello. La potentísima voz de Halford yendo a los registros más altos y el super sensible solo de guitarra definitivamente hacen que esta pieza, sea una pieza de metal en el contexto balada.
Dreamer Deciever y Deciever en la BBC
Y si no te queda claro que puede ser un muy buen riff de guitarra en una pieza de metal basta escuchar los primeros segundos de “Deceiver”. Potente, firme agresiva, definitivamente otro de los clásicos del Sacerdote. ¿Qué sería de los grupos de Metal sinfónico hoy día si no hubiese existido un tema instrumental como “Prelude”? El uso de piano y teclados en el inicio permite que la guitarra de una manera discreta vaya soleando pero en un contexto neoclásico. Un tema definitivamente adelantado a su época. “Tyrant” es en mi opinión junto con “Victim…” el tema estrella del disco. Los constantes cambios de ritmo y tempo hacen que exista una gran variedad. La base rítmica de Ian Hill (bajo) y Alan Moore (Batería) alcanza su mejor momento en este tema. Definitivamente es una pieza de Heavy Metal, antes del Heavy Metal. “Genocide” es una pieza de paso medio pero no por ello menos energética. Los solos dobles van apareciendo de manera discreta pero también van dejando marca de casa. Sumamente interesante es el pasaje instrumental del medio que os lleva a un potente riff y a una línea melódica vocal de Halford muy rítmica y agresiva.
“Epitaph” nos muestra las habilidades al piano de Glenn y la versatilidad vocal de Rob. Interpretado solo por ellos dos tenemos un tema que aunque de primera oída pareciera sacarnos del contexto de Priest, definitivamente el sello de la voz de Halford hace imposible eso. El álbum termina con la fusión de este tema con “Island of Domination” en donde de nuevo las guitarras duras aparecen y a poco más de la mitad el tema toma un cierto aire bluesy para rematar con el riff del principio y un delay en la voz de Halford que nos eslabonará a su siguiente trabajo.
Portada de Sad Wings of Destiny
La portada fue realizada por Patrick Woodroffe (Grenslade, Pallas) y en ella podemos ver un ángel que arde en llamas, pero lo más significativo de la portada es la cruz de tres picos que lleva en el cuello y que se convertiría en parte de la imagen del Sacerdote Judas. La influencia de este álbum a llegado hasta nuestros días y grupos como Overkill incluyeron una versión de “Tyrant” en su disco “Coverkill” definitivamente la historia del metal se comenzó a escribir en 1976 con la publicación de estas “Tristes alas del destino”
Francisco Gatica