Lo primero que me viene a la mente al recordar el concierto de Stravaganzza
es en lo difícil que va a tenerlo Saratoga para fichar a alguien que no sea
desbordado por la sombra de Leo.
Posiblemente sea una osadía por mi parte el afirmar tal hecho con tanta contundencia
y rotundidad pero, en los más de cien minutos que Stravaganzza estuvo sobre
el escenario, la poderosa formación, y en concreto su gran «voceras», ofreció
un show espectacular, sin fisuras.
Stravaganzza no venían solos. Los toledanos Nocturnia acompañarían a la formación
en esta noche tan especial, ofreciendo un buen espectáculo y buen metal, melódico
y directo. La banda estaba compuesta por Chema a los teclados, Salva y Robert
a las guitarras, Cesar al bajo , Jose a la batería y el descomunal Cesar al
micro, quien demostró tener una amplia gama de registros, quizás «sobre explotados»
en algunos puntos , pero que dejó un buen sabor de boca. El combo descargó temas
de sus dos discos, supo animar y dió espectáculo , interaccionando con gran
soltura con el público y sonando contundentes, cañeros y redundantemente directos.
Los castellano manchegos gozaron de un gran apoyo por parte del público , lo
que repercutió sobre las tablas.
Qué decir de Stravaganzza…Menudo espectáculo ofrecieron. La formación madrileña
dejó patente que , en un par de años más, puede ser uno de los estandartes principales
del metal patrio, ora por su calidad ora por su peculiar y único sonido. Cuando
Leo y Pepe salieron al escenario , la sala, prácticamente hasta los topes, se
rindió a los pies de la formación, con lo que el combo consiguió estar relajado
desde el primer tema, lo que se notó en el salvaje y bestial arranque de la
banda con «Dios 05′» La magia de este colosal tema dio paso a » Frustración»,
un corte perfectamente arropado por la dramática voz de Aroa Martín, lo que
envolvió el tema de un halo especial.
Es increíble lo que gana Stravaganzza en directo. Ya no es cuestión de que
los temas suenen más sólidos y agresivos, sino que el toque interpretativo que
envuelven sus actuaciones encierran una magia imperceptible a través del rendondo,
y este es el verdadero distintivo entre una buena formación y un combo con duende.
Continuamos con «Oveja Negra», un corte imbuido en una atmosférica
férrea y monolítica gracias a la implacable interpretación de Pepe, serio pero
solemne, casi ceremonioso.
«Sentimientos» ha supuesto un paso decisivo para la banda. La calidad que atesora
la obra ha servido para situar como referente a Stravaganzza dentro del metal
patrio y temas como «Odio» tienen la culpa. La estremecedora y lánguida melodía
de violín supuso el inicio de uno de los momentos más especiales de la noche.
Leo dejaría perplejo a más de uno con su excelente interpretación vocal, echando
posteriormente a Pepe un cable con las guitarra, consiguiendo un empaque aún
mayor si cabe.
Si tuviese que escoger tres temas de «Sentimientos» está claro que el adictivo
«Impotencia» seria uno de ellos. ¿ Quizás sea su gancho? ¿ O la exquisita interpretación
de Leo? En cualquier caso, el mágico momento que se vivió en la ejecución de
dicho tema sirvió a Leo para fusionarse no sólo vocalmente, sino corpóreamente
, en la propia música. Espectacular.
«Mi tempestad» dio paso a «Esperanza», un tema con tal variedad de registros
que se hacia impensable que Leo fuese capaz de alcanzarlos todos. Y no fue sólo
eso, es más, cumplió y con creces al micro, alcanzando tonos imposibles y dejando
en evidencia a , me atrevería a decir, cualquier cantante nacido en la península.
Por mucho que otros digan lo contrario, el pop español ha dado auténticas joyas,
canciones de una belleza lírica estremecedora, temas que, bajo otro prisma,
no pierden esa magia tan característica que contienen, sino que la realzan.
Eso es lo que ocurre con «Hijo de la Luna». La exquisitez de un tema tan sagrado
para tantos españoles se vio exaltada con el particular y duro enfoque que dio
la formación al tema. Para ello contaron con una bailarina que otorgó de mayor
elegancia aún a la composición de los hermanos Cano.
Si por algo no se caracteriza el metal nacional es por la accesibilidad de
sus estribillos ( salvo contadas excepciones ). El poseer un tema con pegada,
adictivo, de fácil asimilación y directo, es algo que está al alcance de pocos
y, a tenor de lo visto, y como no podía ser de otra manera, Stravaganzza se
encuentra en este reducido grupo. «Miedo» es el culpable de esta, por otra parte
totalmente criticable, opinión. El tema más pegajoso de la banda fue cantada
por todos los allí presentes, viviendo uno de los momentos de mayor conexión
entre público y banda.
«Calmar tu dolor», uno de los temas más emotivos de la discografía de la banda
dejó paso a un tema bañado en puro sentimiento y sinceridad, «A mil años luz»,
un corte inédito y dedicado, entre otros, al tristemente fallecido Big Simon
. El toque poético y bohemio de la noche se lo llevo «Cárcel
de piel y huesos», en donde una preciosa bailarina , mágicamente arreglada con
body painting, asemejando a una ninfa, regaló un espectáculo sensual, pasional
y desgarrador, que consiguió acaparar las miradas de todos los allí presentes.
No es ninguna novedad que Leo está aprendiendo a manejar los guturales con
soltura, y es algo que todos pudimos comprobar en la versión de «Territory»
( Sepultura ) que se marcó la banda con ayuda del bajista de Nocturnia, quien
demostró poseer una buena garganta en dichos menesteres.
El contraste es algo que siempre atrapa al espectador en lo shows y , sabedores
de la delicadeza que requería la noche tras la tralla de «Territory», «Pasión»
puso la nota aterciopelada y elegante de la noche, con ese lirismo épico y la
esperanzadora letra. Fue la derrotista y caótica «Dolor» la que cerró el soberbio
espectáculo, tema en el cual se unió Alberto de Kaothic , ganando en empaque,
teatralidad e inmensidad.
Un concierto memorable , en donde todos estuvieron más que sobresalientes;
desde un Leo formadable al micro, a un Pepe que, a pesar de parecer recatado,
desata su furia en paquetes comedidos pero demoledores, un Patricio que es puro
nervio, energía, que se desvive por su público y demuestra que, además de ser
heavy en apariencia, lo es en lo más intimo, y un Carlos Expósito perfecto tras
los timbales, metódico pero agresivo, técnico pero aguerrido…Sin olvidarnos
de esos grandes músicos que contribuyen más que meritoriamente a caracterizar
de semejante manera la música de Pepe y compañía; Fernando Martín, Rodrigo Calderón
y Aroa.
Primer acto; el descubrimiento. Segundo acto; el encumbramiento. Tercer acto:
¿ La consagración como una de las bandas más especiales de nuestro país? Seguro.
Alberto Bravo
Fotos: Jorge Pérez