La mencionada sala abría sus puertas con una puntualidad inusitada y Sabaton
hacían su aparición en el escenario poco tiempo después. El reloj ni siquiera
marcaba las 7’30 cuando por fín conseguí acceder a la sala. Para entonces la
banda ya llevaba unos minutos sobre las tablas y estaban atacando con el tema
que da nombre a su último álbum, «Attero Dominatus». El power metal, sin demasiadas
pretensiones y de temática bélica de los suecos, sirvió para ir animando a un
público que, a pesar de la hora tan temprana, ya llenaba buena parte del antiguo
teatro. Incluso entre las primeras filas pudo verse a quienes coreaban con cierto
fervor sus canciones. Tras «Attero Dominatus», llegó un pequeño repaso a su
anterior trabajo con «Into the fire» y «Primo Victoria».
Ésta última sonando bastante potente y con el grupo entregado a la tarea de
hacer que los asistentes cantaran con ellos el tema. Servidora apenas había
empezado a entrar en calor, cuando el cantante, Joakim Broden, anunciaba la
última canción de su set, la festiva «Metal Crüe». Canción muy apropiada para
terminar su show, destacando además el solo de guitarra perfectamente ejecutado.
Con esto se despedían Sabaton, tras una actuación correcta que cumplió sin mayores
alardes con la finalidad de ir abriendo boca para lo que vendría después.
Apenas 15 minutos más tarde comenzaba a sonar la parte inicial, a modo de intro,
de «Liberty or death» y hacían acto de presencia, Chris Boltendahl y compañía.
Hablar de Grave Digger es hablar de buen directo garantizado: podrán gustar
más o menos, no ser los mejores a nivel técnico o ser criticados por la similitud
de sus discos, pero lo que está fuera de toda duda es que el grupo germano tiene
uno de los directos más sólidos, compactos y contundentes del panorama metalero.
Personalmente esta era la tercera vez que me encontraba frente a los alemanes
y éstos, una vez más, no defraudaron.
Aun con todo, al acabar, no me quedé con la impresión de haber presenciado
un show «brutal» como las dos veces anteriores; y ello debido a mi peculiar
sensación, a lo largo de toda la noche, de que allí faltaban decibelios.
Paranoias mías aparte, creo que Grave Digger hicieron disfrutar a sus seguidores.
Ofrecieron un setlist basado en sus temas clásicos con solo tres aportaciones
de su reciente disco «Liberty or death». Buen inicio, por tanto, con la canción
que da título a ese último álbum, siguiendo a continuación con «In the dark
of the sun» y las efectivas «Excalibur» y «Valhalla». Tras ello tocó el turno
de recordar la figura del rey Ricardo Corazón de León: «Lionheart», una canción
buena en estudio, se convierte en directo en un verdadero trallazo.
Excepcionales el buen hacer de Manni a la guitarra, la poderosa pegada de Stefan
en la batería y la actitud del, para mi, entrañable Chris, un auténtico frontman
como mandan los cánones (imposible sacarle una sola pega a este experimentado
cantante). Otro clásico más, «The round table», daba paso a lo que creo que
fue la pequeña sorpresa de la noche, la rockera y melódica «Raven».
Siguió uno de los temas de su recien publicado trabajo, «Highland
tears» que, por lo que pude percibir, dejó algo indiferente a la mayor parte
del público. Ese pequeño pasotismo tuvo arreglo inmediato con la siempre magnífica
«Morgane Le Fay», una de mis canciones favoritas que nunca me cansaré de escuchar
en directo. Tocaba levantar el pie del acelerador con «Silent revolution», que,
aunque con mejor acogida que Highland tears, creo que se volvió a notar algo
de frialdad entre los asistentes. Y tras este guiño a su último álbum, la banda
atacaba con la parte más esperada del set: las míticas «Knights of the cross»
y «Rebellion (The clans are marching)». Creo que a estas alturas sobran las
palabras acerca de estos dos clasicazos. Una no puede evitar quedarse la mar
de a gusto después de vociferar aquello de «Murder, Murder». Llegabamos así
a la hora de concierto y la banda se retiraba, para volver al minuto con «The
last supper». Y para cerrar el show nos esperaba otro clásico de su primer álbum
allá por 1984 y que no podía ser otra que la canción que dio título a dicho
trabajo: Heavy metal breakdooooooown!!!! Con este buen sabor de boca y tras
75 minutos de concierto (tiempo nada despreciable para unos «supuestos» teloneros,
y más aun en plena moda por parte de muchos grupos headliners de tocar exactamente
ese mismo tiempo), abandonaban definitivamente el escenario Grave Digger.
Desde que vengo siguiendo la trayectoria de Therion, hace poco más de 6 años,
creo que la banda sueca no se había dejado caer por Madrid (ignoro si ya lo
habían hecho antes) pero lo que está claro es que había ya muchas ganas de verlos
por aquí, y a juzgar por el aspecto de la Joy Eslava la expectación era grande.
No puedo comparar con los shows de su anterior gira, pero creo que la inclusión
de otros dos cantantes de corte más heavy, como son Snowy y Katarina, en lugar
del coro estático al fondo del escenario, contribuye de una forma impresionante
a mejorar el espectáculo con una puesta en escena muy trabajada. Por otra parte,
tenía cierto temor hacia los teclados e instrumentos de cuerda que debían ir
enlatados. Por suerte, y para mi sorpresa, esas partes pregrabadas no suponen
el eje central de la actuación, como ya he podido presenciar en otros conciertos
similares. Además, gran parte de los coros fueron interpretados de forma magistral
por los 4 vocalistas.
La banda sueca ha elegido para esta gira un setlist bastante apropiado, aunque
me llevé una enorme decepción al ver que se saltaban «The perennial Sophia»,
y más aún sabiendo que la habían tocado el día anterior en Barcelona. ¿No tendrá
este hecho algo que ver con la manía de las salas madrileñas de dar absoluta
prioridad a las fiestas pijeriles que se montan después de los conciertos? En
este caso es solo una suposición, pero más de una vez ha sido una certeza.
Comenzaba el concierto con «Der Mitternachtslöwe», el corte que abre su último
álbum (Gothic Kabbalah), y aunque el sonido no me convenció en absoluto, ya
se podía intuir de lo que eran capaces Snowy y Leven. Además, dejó entrever
lo que sería la mecánica de la actuación a lo largo de la noche: cada vez que
alguno de los vocalistas debía adoptar el protagonismo en la canción, dejaba
su sitio en el lado del escenario y ocupaba la posición central. Siguieron a
ese primer tema «Schwarzalbenheim», con un Snowy sujetando un libro entre las
manos simulando leerlo, la potente «Blood of Kingu» y otra canción del último
disco, «The falling stone», en la que el duo Katarina-Lori nos puso los pelos
de punta.
El sonido ya empezaba a mejorar (aunque mi sensación de que las guitarras sonaban
demasiado bajas, dejando a la batería algo «huérfana», no me abandonó en toda
la noche), y las canciones seguían sucediéndose sin más interrupciones que las
necesarias para presentar a las chicas así como el título de alguna que otra
canción. En este sentido el grupo se mostró muy poco comunicativo. Tiempo ahora
para un par de canciones más tranquilas «An arrow from the sun» y «Deggial»,
ésta última sorprendentemente buena. En «Wine of Aluqah» el centro del entablado
lo ocuparon Katarina y Snowy. Dignas de ver las caras y poses de Katarina, increiblemente
metida en su papel de chica mala, la cual, además, en directo demuestra tener
una voz algo más «aspera», sin rastro de la dulce y elegante voz que tanto me
gustó en el último disco.
«Son of the sun» me volvió a poner los pelos de punta, con una Lori pletórica
y unos chicos espléndidos acompañando en los coros. Sencillamente grandiosa.
Otro de los puntos fuertes del concierto llegó con uno de los mejores cortes
del nuevo trabajo, la épica «Sons of the staves of time», tocándole el turno
a Leven para lucirse. La siguiente en caer fue la que, probablemente, es mi
canción favorita del grupo: «Birth of Venus. Illegitima». Solo una palabra:
preciosa. El trallazo «Tuna 1613» nos reveló la magnífica faceta «heavy» del
teatral Snowy, que clavó la canción. Tras ésta, Petter Karlsson nos ofreció
un solo de batería, acompañado por Leven y Snowy al frente del escenario con
unos timbales. En «Muspelheim» el protagonismo fue para Katarina, y con la ya
mítica «The rise of Sodom and Gomorrah» llegó el primer punto álgido de la noche,
con los chicos subidos en la tarima de la batería y las chicas debajo, cada
una a un lado del escenario (aunque luego sería Lori la que ocuparía el centro).
Seguiría «Ginnungagap», precediendo a la última canción antes del bis, la instrumental
«Grand Finale» en la que los 4 vocalistas salieron al escenario portando cada
uno de ellos una gran bandera negra.
El grupo se retiró entonces, reapareciendo poco tiempo después para obsequiarnos
con un bis que volvió loco al respetable. Comenzaron esta parte del set con
la lenta «Lemuria». Leven, que se colgó también una guitarra, clavó la canción
de principio a fin y, personalmente, me emocióno más de lo que jamás habría
pensado. No conocía a Leven antes de su trabajo en Therion, pero desde luego
ya ha entrado a formar parte de mis vocalistas preferidos. Fue además aqui donde
creo recordar que el propio Christoffer se animó a acompañar en los coros. Continuaron
con la oscura «Nightside of Eden», coreada con absoluta pasión por parte de
todos los asistentes, y sonando de miedo el bajo en la parte final, escuchándose
casi por encima de las guitarras. El apoteosis final llegó con la grandiosa
y esperadísima por todos, «To mega Therion» con el público completamente entregado
y los pelos como escarpias (increible como sonó esta canción), terminando de
volver loco al personal con la versión de Manowar, «Thor, the Powerhead», interpretada
por el genial Snowy martillo en mano.
En resumidas cuentas, una excelente noche, con 4 horas de buena música y unos
Therion que ¡por fin! pisaron Madrid y salieron, sin duda, triunfadores. Esperemos
que no tenga que pasar tanto tiempo antes de que vuelvan a la capital porque
yo ya estoy deseando volver a verlos (aunque a este paso creo que me mudaré
a Barcelona o Bilbao.. a ver si por lo menos escucho el set completo)
Texto:Laura Martín
Fotos Grave Digger: Luis Lanchas – Force Magazine –
Fotos Therion ( Concierto Londres ): www.tcrphotography.co.uk
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