Por primera vez, y tras la certeza de no poder asistir a ningún festival metálico
durante este verano, nos decidimos a visitar el mítico Viñarock aprovechando
el cercano emplazamiento en Benicàssim … es la primera vez que este
festival abandona Villarobledo, aunque a partir del año que viene la localidad
albaceteña podrá volver a utilizar el nombre de Viñarock para su festival ya
que ha ganado el juicio impuesto por el ayuntamiento de Villarobledo a la productora
Matarile. Así, el Viñarock, tal y como lo conocemos actualmente cambiará de
nombre. Aún no se sabe cómo se denominará, pero lo que es seguro es que seguirá
siendo el mismo festival de estos años atrás.
Lo cierto es que nos metimos en la carretera no con pocas reservas de las predicciones
meteorológicas y es que, para los 3 días de festival se anunciaban tormentas.
Salvada la primera aventura de buscar alojamiento después de que la organización
nos negara la posibilidad de compartir la tienda con nuestras respectivas, llegamos
a un camping una vez caído el sol y ya bajo las primeras gotas de lluvia para
acabar montando empapados.
Tras unos pobres bocadillos de pan reblandecido y tras haber perdido la actuación
de Stravaganzza y Media Azahara, encaramos la aventura de acceder a la zona
de prensa del recinto.
Una absoluta vergüenza tener que dar la vuelta dos veces al recinto buscando
el acceso ya que, por motivos desconocidos no había señalización alguna. Una
vez localizado la garita de acreditaciones nos denegaron el acceso por esa puerta,
teniendo que volver sobre nuestros propios pasos, bajo la lluvia, a la entrada
principal para adivinar, nuevamente, por donde entrar, ya que como hemos comentado
anteriormente, no había señalización. Cuando, por fin, conseguimos entrar ya
era pasada la medianoche y solamente pudimos rescatar un par de temas de Moonspell
que, ante un público algo frio, iba descargando material de su último disco.
Al lado de ese escenario, y también sin señalizar, se hallaba la zona de prensa
con unas carpas con algunos aperitivos y una barra donde, previo pago, podíamos
tomar algo (5¤ el litro de cerveza como en el resto del recinto). Por fin, nos
disponíamos a ver arrancar el primer concierto íntegro.
ROSENDO |
El carismático Rosendo Mercado saltaba a las tablas con una escueta formación
de trío para poder dar rienda suelta a sus temas más nuevos combinados con sus
clásicos de siempre. Así empezaba con «Agradecido» despertando ya a las primeras
filas y agolpando al numeroso público que ,a pesar de la lluvia, llenaba ya
el amplio recinto del escenario «matarile».
Por todos es sabido que el amigo Rosendo raramente mueve multitudes dado lo
moderado de su música y la aparente monotonía de sus temas, en líneas generales
pero cabe señalar que Rosendo, además de carismático, es un tío honesto, sincero
y con sentimientos y eso lo transmite en el escenario. Eso, y la posibilidad
de poder disfrutar de primerísimos planos de su multitudinaria actuación gracias
a las pantallas de video, favorecían la conexión entre Mercado y el público.
Y en medio de este ambiente genuinamente roquero, urbano y con ese aire macarra
de Rosendo fueron cayendo clásicos como «El asa del cubo», «Maneras de vivir»
de Leño o «Flojos de pantalón» que hicieron despertar al público de manera clara
y que pusieron la guinda a una de las mejores actuaciones de la jornada.
BARÓN ROJO |
Cronometrados 5 minutos después de la actuación de Rosendo y situados en el
escenario New Rock, empezaban su actuación los madrileños con un tema de su
último disco «Últimas mentes» para dar al repaso de clásicos al cual ya nos
tienen acostumbrados en sus ya habituales apariciones festivaleras.
Así fue como tuvimos ocasión de corear nuevamente auténticos himnos de la historia
del rock nacional como son «Volumen brutal», «Incomunicación», «Concierto para
ellos», el mitiquísimo «Baron Rojo» o la inevitable «Resistiré».
Con una maquinaria perfectamente engrasada, los barones se volvieron a meter
al público en el bolsillo, en gran parte gracias a la inagotable energía de
Armando de Castro que, pese a los años, sigue correteando por el escenario y
animando como el que más. Carlos, sin embargo, cada vez evidencia más su limitado
estado vocal pero a estas alturas uno se divierte más cantando con los barones
y recordando todos aquellos temas que han crecido uno.
Para ser honestos, eso si, cabe decir que no superaron la histórica actuación
de aquel Metalmania en Villarobledo donde el público se volcó desde la primera
a la última fila, pero es de esperar que en un festival donde el público y sus
gustos musicales son tan diversos sea complicado conseguir el mismo nivel de
entrega. Hubo algún detalle interesante como fue ver cantar el tema «Nada que
hablar» al bajista Arias, su primer tema compuesto para la banda y también hubo
grandes ausentes como «Cuerdas de acero» o «Hijos de Caín» pero lo más importante
es que el concierto nos supo a poco y eso significa que Baron Rojo sigue sabiendo
conectar con su público y hacer que un concierto suyo se convierta en algo memorable.
Y por último, comentar el final del concierto que se vio protagonizado por
un gesto genuinamente roquero y macarra cuando Armando cogió la guitarra y la
tiró al suelo paleándola varias veces como homenaje a Hendrix.
Así llegaban las 4:15 de la mañana y con la lluvia «en los talones» nos fuimos
a recorrer el kilómetro que nos separaba del camping para intentar recuperar
fuerzas para la siguiente jornada.
Texto: Marcel.lí Dreamevil // Vicente Ramírez
Fotos: Vicente Ramírez
ENLACES RELACIONADOS:
Viña
Rock 2007 – 28 de Abril ( I ) – Recinto de Festivales de Benicàssim ( Castelló
)
Viña
Rock 2007 – 28 de Abril ( II ) – Recinto de Festivales de Benicàssim ( Castelló
)
Álbum
de fotos – 28 de Abril –
Viña
Rock 2007 – 29 de Abril ( I ) – Recinto de Festivales de Benicàssim ( Castelló
)
Viña
Rock 2007 – 29 de Abril ( II ) – Recinto de Festivales de Benicàssim ( Castelló
)
Álbum
de fotos – 29 de Abril –
Viña
Rock 2007 : «Yo sobreviví al Viña Rock»