Después de casi diez años de silencio, donde sus miembros han ido manifestándose en otros proyectos (OSI, Redemption, Aech/Matheos. Etc…) nos llega un nuevo álbum de Fates Warning, una de las simientes de lo que hoy conocemos como metal progresivo. Fates Warning lanzó su primer álbum allá por 1984, con un estilo de puro Heavy Metal que fueron perfilando hacia lo que hoy día conocemos metal progresivo. Las últimas dos décadas han sido poco prolíficas en cuanto a discos. Con 3 discos en los noventa y sólo dos en la primera década de este siglo, nos ofrecen su primer trabajo del periodo 2010-2020.
Toni Marchante

Nota: 8/10  

Cierto es que en el siglo XXI sus discos fueron decayendo por introspectivos y anticomerciales, pero no debemos de negar que los que amamos a esta banda sentíamos ya el mono de escuchar su material. Además el sabor que nos dejó su último FWX no fue bueno, un disco que pareció hecho a la carrera porque dejaba entre ver que sus mentes estaban mirando hacia otro lado. Pero en este nuevo redondo la sensación es distinta. Se nota que les hacía falta esa bocanada de aire fresco (en mi opinión no tenían que haber dejado tanto tiempo respecto a su anterior trabajo) y nos presentan un álbum difícil de encajar (como es habitual en ellos), pero lleno de toda esa magia que esta gran banda nos puede ofrecer.

Para este nuevo disco Jim Matheos (guitarras) cuenta con Ray Alder quien en 1988 tomara las riendas de la voz y Joey Vera al bajo, que desde 1996 forma parte de la banda. Sin embargo tiene el atractivo de recuperar a Frank Aresti (guitarra) que tras “Inside Out” de 1994 dejó el grupo. Todos conocemos a estos personajes y somos conscientes de su gran nivel, pero la sorpresa viene de la mano del nuevo batería del grupo, el tejano Bobby Jarzombek (Riot, Haldford, Sebastian Bach, …) que tras el buen resultado en el álbum de Arch/Matheos, ha hecho que Jim no haya pensado en nadie mejor para este proyecto, realizando un trabajo extraordinario.

El disco abre con “One thousand fires” y lo hace con fuerza, con los riffs marca de la casa y ese tinte progresivo que Jim Matheos ha sabido dar siempre a sus composiciones. Un tema que nos transporta a su época dorada, con grandes momentos técnicos, rayando todos a gran altura, sobre todo Bobby a la batería. “Firefly” es un medio tiempo que también se nos presenta con ese acolchamiento típico de riffs que desaparecen justamente en un precioso estribillo de corte más melódico, sin renunciar en la segunda parte al obligado tramo progresivo. ”Desire” es un corte que va alternando dos velocidades pero algo falta de contenido y desarrollo.

“Fallin” es un soberbio interludio a guitarra acústica y voz, donde Alder raya a un nivel altísimo. Le sigue “I am” con unas estructuras fantásticas en los riffs de guitarra, un trabajo impecable a la batería y con el bajo ordenando y mandando en la arquitectura del corte; el estribillo es muy potente y Alder de nuevo se muestra en buena forma.

“Lighthouse” es una canción que transcurre en un pasaje lento creado a base de guitarra y bajo, donde Alder nos hace recordar en algún momento a aquellos Queensrÿche de finales de los ochenta. “Into the black” comienza muy melódico en quizás el corte que más me ha gustado del disco; manejando múltiples escenarios, alternado partes potentes de riffs con partes melódicas, transiciones más lentas que mutan a partes más contundentes manteniendo el tempo y redondeado por un estribillo muy conseguido.

“Kneel and Obey” es un tema oscuro, poderoso por su densidad, aunque se mueve en el medio tiempo, a excepción del buen sólo de guitarra. ”O Chloroform” presenta acercamientos a OSI, lo cual es razonable, ya que cuentan con la colaboración en letras y composición de Kevin Moore (ex Dream Theater, Chroma Key, OSI) quien suele ser siempre el teclista de tapado en esta magnífica banda. El disco finaliza con “And yet it moves”, una auténtica joya de más de catorce minutos que comienza con una intro a guitarra acústica y luego un fuerte peso instrumental basado fundamentalmente en las ideas compositivas del proyecto OSI en cuanto a desarrollo, aunque con la gracia de las partes vocales donde Ray Alder lo borda con entonaciones muy al estilo Redemption. Todo un temazo progresivo que maneja varios escenarios y conceptos.

Este nuevo trabajo también se presenta en edición especial digibook con un cd adicional que nos ofrece cuatro temas: Una nueva versión de “Firefly”, “Falling further” y la versión en directo de “One” de su álbum “Disconnected” y Life in still water” de su grandioso “Parallels”

Se trata de un disco que trata de volver a la mejor de sus época, dejando los efectos electrónico a un lado (no han dejado meter mucho la mano a Kevin Moore) y elaborando un muy buen disco de metal progresivo, donde se ha querido potenciar la crudeza de las guitarras aprovechando las prestaciones Matheos/Aresti, un consistente bajo, impresionante la batería y Ray Alder que sigue conservando esa magia tan especial en su voz. A nivel interpretativo se trata de un disco que no ofrece ninguna duda. La calidad de sus componentes está más que contrastada, se conocen muy bien y aunque llevaran tanto tiempo sin sacar un disco, han estado colaborando de continuo en sus proyectos, manteniendo el contacto y el feeling.

Tenemos la suerte de poder disfrutar después de tantos años de Fates Warning, una banda que nunca ha tenido el reconocimiento que se merece, salvo por parte de sus incondicionales de toda la vida. Una de las semillas del metal progresivo, fieles a sus ideas y a sus principios ha vuelto a germinar y a florecer.

Temas:

01 One thousand fires
02 Firefly
03 Desire
04 Falling
05 I am
06 Lighthouse
07 Into the black
08 Kneel and obey
09 O chloroform
10 And yet it moves

CD Extra Edición Limitada

01 Firefly (versión extendida)
02 Father further
03 One (live)
04 Life in still water (live)

Página web: https://www.fateswarning.com