Todos sabemos que en el extranjero no es nada nuevo, pero aquí es la primera vez que ocurre, y nos da en la nariz que no será la última.A los Barón Rojo, se les vinieron encima algunos imprevistos, pero pudieron sortearlos. En principio la cosa no revestía demasiada dificultad, se trataba de un concierto más en el cual la banda sinfónica se iba a adaptar a los Barones. Pero en el par de días que duraron los ensayos pronto vieron que en la práctica iba a ser al revés. Encima, Carlos había sufrido un inoportuno resfriado. Para un cantante experimentado no era nada, cualquiera que sepa usar adecuadamente sus cuerdas vocales y su sistema respiratorio puede salir al paso. Pero no dejaba de ser más responsabilidad y tensión añadida.
De todo esto nos enteramos mucho más tarde. Lo que resultaba chocante en el pabellón en los momentos previos era el elevado número de músicos con sus instrumentos en mano que se mezclaban con el público entrando y saliendo, y no menos llamativa era la cantidad de gente mayor, casi diría anciana, que había en el recinto. Se trataba de un pabellón deportivo, con lo cual muchos eligieron quedarse en las gradas en vez de en la pista. Ni que decir tiene que se agotaron las entradas, fuera se quedó bastante peña con un cabreo monumental, y no se entiende que el Ayuntamiento no permitiera más aforo, creo que podrían haber entrado sin ningún peligro por lo menos 500 personas más.
El retraso ha sido sólo de 20 minutos. Los cerca de 100 músicos de la orquesta en sus puestos, aparece el director Andrés Valero, y arrancan con un intro súper cañera, al mismo tiempo que desquiciada y casi diría enervante. ¿Cómo empezaría Barón Rojo? ¿Con “Breakthoven”? ¿Quizá con “Al Final Perderán?” Pues no, van a lo seguro con la canción que les da nombre. Al principio se les nota cuidadosos, temerosos de que todo se vaya al traste por una metedura de pata. Entonces recordé el poco tiempo que lleva Gorka en la banda y los escasos bolos que le había dado tiempo a hacer. Pero pasan los minutos, y la cosa funciona. Poco a poco los Barones se van relajando.
Con “Desertores del Rock”, que resultó apoteósica, ya se han soltado por completo, sobre todo Armando, que como siempre no sabe estarse quieto. “Larga Vida Al Rock And Roll” y “El Hombre de Las Cavernas” quedan geniales. En “Incomunicación” Carlos finaliza con su armónica, como ya es costumbre, momento en el que la orquesta se detiene. Y seguirá parada Con “Invulnerable” y “Te Espero en El Infierno”. Como veremos más adelante, Barón Rojo han optado por el “más difícil todavía”. Quizá para que la orquesta tenga algunos momentos de descanso, hay unos cuantos temas en los que tocan solos, pero “casualmente” son canciones que hace mucho que no interpretan, recuperadas para la ocasión como aliciente añadido. Una dificultad suplementaria para Gorka, pero la gente ni se entera, el ensamblaje que en tan poco tiempo ha conseguido con Rafa, Carlos y Armando es simplemente perfecto.
La orquesta recupera la actividad con “Las Flores del Mal” y “Satánico Plan (Volumen Brutal)” que fue de las que mejor quedaron. En “Cueste Lo Que Cueste” el pabellón entero hace palmas, hasta los músicos de la orquesta. Tras “El Malo” la banda sinfónica toma un nuevo respiro, esta vez son “Caso Perdido” y “La Voz de Su Amo” las que Barón toca “a pelo”.
La orquesta vuelve a la acción al mismo tiempo que el público explota al llegar “Concierto para Ellos”. Siguen “Cuerdas de Acero” y “Con Botas Sucias”. En “Los Roqueros Van al Infierno” se mantiene el medley con “Smoke On The Water” y “Highway To Hell”, se puede imaginar cómo las recibió la gente. De nuevo la orquesta se detiene. Ahora son “Hiroshima” y “Se Escapa El Tiempo” las elegidas.
Podemos decir que llega un bis, porque Barón Rojo se va del escenario. Ahora es la orquesta quien se queda sola (es un decir) interpretando la magistral 5ª Sinfonía de Beethoven. No pude evitar acordarme de la letra que le puso La Trinca hace casi un cuarto de siglo en su genial y desternillante “Oda Al Papel Higiénico”. Creo todos sabíamos que detrás sólo podía ir “Breakthoven” Por última vez en la noche, la orquesta se detiene para “What´s Next To The Moon”. El trabajo vocal de Carlos está siendo de matrícula de honor. Cuando los lectores escuchen el disco juzgarán si se nota su constipado. El final llega con dos imprescindibles: “Resistiré” y “Siempre Estás Allí”.
Cuando ya pensábamos que todo había terminado, llega otro inesperado bis totalmente fuera de guión. Los miembros de la banda sinfónica convencen a los barones para que interpreten como broche final las conocidas “Czardas”. La orquesta en pleno baila sobre el escenario. Sin espacio para moverse ante la caótica invasión, se las apañan para tocar como pueden ante el júbilo generalizado. En total ha faltado unos pocos minutos para las tres horas. Si para nosotros ha sido agotador, no quiero imaginar lo que habrá sido para los músicos, tanto para los sinfónicos como para los rockeros. Pero sin duda el experimento ha merecido la pena, y mucho.
Nacho Jordán
Fotos: Jose Antonio Gómez (www.baronrojo.net)