Si intentas pensar en grupos de música metal importantes de Australia probablemente se te ocurran pocos. No parece ser el escenario más propicio, pues, para desmarcarse en el panorama musical, y esto es por lo que grandes obras como “Final Conversation of Kings” quedan renegadas a un público internacionalmente creciente, pero aún minoritario, ya que, aunque The Butterfly Effect es una banda de masas dentro del país, parece que no acaba de salir de él.

The Butterfly Effect nos trae así una muy notable unión de estilos, unión de tendencias, que nos lleva desde grupos algo más, digamos, “accesibles”, como The Strokes o Coldplay, hasta estrellatos progresivos como Muse -Para mí su mayor influencia- o Tool. Todo esto, eso sí, guardando un sonido propio y característico.

World on Fire es, pues, la entrada magistral de su obra. Digo magistral, porque no es sólo el mejor tema del disco de largo, si no que también estará entre las mejores canciones del progresivo de este año. Comienza así con un motivo tranquilo de guitarra acompañado de efectos, que en conjunto recuerdan a “The Grudge”, primer tema del gran “Lateralus” de Tool. Tras alternar con estrofa, mismo motivo, y de nuevo estrofa, (Debo nombrar aquí la excepcional entrada en escena de Clint Boge, que nos deleita con una voz cálida y sobresaliente.) entramos en una larga progresión, ya sea armónica o atmosféricamente hablando, ya que viajamos desde la sección fría, tenue y suave del inicio, hasta el apoteosis mucho más duro y épico del final.

(Volvemos aquí a acordarnos Muse, ya que esta sección parece una recopilación de “Absolution”, secciones del “Black Holes” y algún retazo de “Showbiz”) Si no estuviéramos escuchando un grupo progresivo, probablemente la canción habría terminado aquí, pero nos sorprenden con un solo de trompeta, perfectamente unido con su progresión previa, y su continuación, el final potente y metalero, con el que indirectamente, están diciendo a gritos: “Éste es nuestro nuevo trabajo, si no te gusta, puerta, aunque probablemente sigas calentando la silla y lo sabemos.”

Tras este, vienen dos temas algo más comerciales, “Room without a view” y “Final Conversation”, pero con ellos ya podemos ir sacando conclusiones de cómo será el resto del trabajo, estructuras formales simples, pero con riffs y motivos bastante más enrevesados, principios más tranquilos, y finales épicos. (Algo que, quizás, le reste algún punto al resultado final ya que se presenta demasiado previsible y un poco monótono).

“The Way” continúa en la línea, pero con bastantes cambios. Vuelve en algunos arreglos la trompeta de “World son Fire” y utiliza algo más los efectos electrónicos. El sonido general es algo más oscuro y tranquilo, y el estribillo, con sus numerosas líneas de coros, se presenta pegadizo y acertado.

“Window and the Watcher”, como buen single, es el tema probablemente más comercial del disco, y quizás por ello el peor musicalmente. En algunos puntos recuerda a Paramore, y cambia totalmente la atmósfera respecto a “The Way”, o “Worlds on Fire”. Se verá que tal funciona con las masas.

Tras este primer single, entramos en un tema algo más de relleno, quizá no tan en la línea general del disco al completo, y algo peor encarrilado. En general parece que avanza, pero se queda ahí, en la mera apariencia. En mi opinión, le habría faltado un minuto más de crescendo en la parte final.

El siguiente corte continúa la línea de sus dos antecesores, pero algo mejor formalmente hablando, el riff tiene más potencia, y algunas secciones de voces y figuras en tapping le suman algo de agilidad. Sin embargo, al terminar la canción, parece que hemos olvidado que estamos escuchando un disco de metal progresivo, algo que empezamos a recordar en la siguiente canción, “7 Days”. Este tema recuerda mucho a partes de The Poison, álbum de Bullet for my Valentine, pero algo más suavizado. El estribillo es muy pegadizo, y los interludios son muy muy acertados. Parece así que volvemos a la calidad inicial del disco. Tras esto “Rain”, penúltimo corte del álbum, se presenta como algo más experimental, en algunos puntos más “ágil” que el resto de temas del disco. Muy bueno el cambio del final, recuperando el estilo del inicio del trabajo, un poco más variado, más potente, y en definitiva, pienso que mejor.

La última canción comienza como “Worlds on Fire”, añadiendo batería del estilo de Linkin Park, y queda claro desde el principio que los australianos prefirieron terminar el trabajo con una canción más lenta, pero no por ello peor. El último medio minuto nos recuerda el gusto de estos músicos por los finales épicos, pero no se alarga la cadencia demasiado, dejando el aspecto final de outro en el tema.

En general, un buen trabajo, quizás con demasiados temas de relleno, y con algunos “vicios” compositivos que terminan aburriendo un poco, pero con una base, y unos temas cumbre que lo dejan en una muy buena posición. Sin duda un disco para escuchar si te gusta el estilo.

Lo mejor: “Worlds on Fire”, Clint Boge, y la sensación final tras la escucha.

Lo peor: Poco variado, algo previsible y con demasiados temas de relleno.

Juan Carlos Rivas

Temas:
1. Worlds on Fire 2. Room Without a View 3. Final Conversation 4. Way 5. Window and the Watcher 6. …and the Promise of the Truth 7. In These Hands 8. 7 Days 9. Rain 10. Sum of 1