Los holandeses Asphyx son uno de los grandes baluartes del death metal europeo más clásico. Con su contundente doom / death de la vieja escuela, se han establecido con los años como un icono del underground del viejo continente y una de las bandas históricas más respetadas dentro del estilo. "Incoming Death" es su octava entrega discográfica y, tal y como han demostrado en cada uno de los discos que han publicado desde su retorno en 2007, se encuentran en un estado de forma envidiable y más que cómodos en su reconocible estilo.
Albert Vila
En mi introducción adolescente al maravilloso mundo del metal pasé en poco tiempo de escuchar los subgéneros más populares como el heavy clásico o el thrash a interesarme por corrientes extremas, con especial atención a death, doom y black. Enseguida se me quedaron pequeñas las revistas que se encontraban en los quioscos en esos tiempos (básicamente Heavy Rock, Metal Hammer y Kerrang!), fuentes de inspiración indudables pero bastante más interesadas en Skid Row y Mr. Big que en Cannibal Corpse y Entombed. Un día cualquiera, silenciosamente y semiescondida entre las demás, apareció una revista como ninguna otra. Originalmente escrita en italiano, con una traducción muy mejorable y una maquetación bastante paupérrima, la Grind Zone llegó a mi vida musical como una absoluta bendición, repleta de información sobre metal extremo y entrevistas con multitud de bandas oscuras y desconocidas para mí.
Mi primer contacto con Asphyx, como con tantos otros grupos, fué precisamente a través de esa revista. Debía ser 1994 o 1995 y los holandeses acababan de sacar su disco homónimo, del que ellos mismos hablaban maravillas en una entrevista que apenas se podía leer porque el logo de la banda, típicamente, ocupaba gran parte del fondo de la página en un color frustrantemente parecido al del texto. Quizás para esta reseña todos estos detalles no son especialmente relevantes, pero lo cierto es que es lo primero que me ha venido a la cabeza al pensar en contextualizar esta banda en mi entorno personal, y de paso me sirve como excusa perfecta para ofrecer mi pequeño homenaje a esa publicación valiente y de vida más bien breve (almenos en su versión española) que tantas bandas me descubrió.
No es que esa entrevista me convenciera a ir a comprarme a lo loco la discografía de la banda holandesa, ni mucho menos, pero poco después de leerla se dió la casualidad que me fuí de viaje de fin de curso, precisamente a Italia. En la preciosa Piazza del Duomo de Florencia, escondida entre la marabunta de caricaturistas, encontré una pequeña tienda de discos. Agonías que era yo, decidí gastarme decenas de miles de liras en comprarme cualquier cosa, lo que fuera, para llevarme a casa. Y a falta de alguna banda italiana (no creo que conociera ninguna por esos entonces, y la verdad es que ahora conozco bien pocas, demostrando que, al igual que España, Italia no es precisamente el paraíso del metal), buenos fueron esos Asphyx de los que había leído algo no hacía mucho. El álbum elegido fué precisamente ese disco homónimo del que la banda hablaba maravillas en la Grind Zone, y cabe decir que, una vez de vuelta a casa, tampoco me pareció tan maravilloso y acabó acumulando polvo en mi estantería después de unas pocas escuchas, pero me abrió las puertas a continuar indagando en su discografía. Curiosamente, con el tiempo y la perspectiva, aprendí que este Asphyx tan supuestamente maravilloso es uno de los trabajos menos destacables de su sólida carrera, superado con creces por otros pepinazos pasados y presentes.
La trayectoria de la banda, la verdad, ha sido más bien irregular, con continuos cambios de formación y tomándose hiatos hasta en tres ocasiones, uno de ellos de más de siete años. Actualmente, de hecho, ninguno de los miembros fundadores permanece en el grupo, siendo el vocalista Martin Van Drunen el que más cerca está de ello. Martin llegó a Asphyx procedente de los también holandeses Pestilence para grabar sus dos primeros discos a principios de los noventa y posteriormente se fué para no volver hasta la última reunión de la banda en 2007, erigiéndose como líder del grupo desde entonces. Este nuevo line up, en todo caso, es absolutamente fiel al legado histórico de Asphyx, que desde su disco de retorno en 2009 se han mantenido en un nivel de forma fantástico. Su anterior Deathhammer (2012) fué excelente y este Icoming Death no se queda para nada atrás.
Lo que encontramos en este nuevo trabajo de los holandeses no se aleja un pelo del death metal con mucho doom que ha caracterizado a la banda desde sus inicios a finales de los ochenta. Pegadizo, con temazos honestos y accesibles, hará las delicias de los fans de siempre gracias a su sonido sucio y contundente, con una afinación gravísima y mucha distorsión tanto en las guitarras como en el bajo. Siempre se han movido a caballo entre el doom y el death, pero en esta ocasión creo que el primero alcanza más protagonismo que nunca, con algunos temas realmente lentos, pesados y depresivos. No es que no haya lugar para el death más trallero, pero éste se limita a unas pocas canciones, cuando en otros discos tenía una presencia mucho más dominante. Asphyx no inventan absolutamente nada con este trabajo, más bien al contrario, ya que muchos de los riffs que encontramos aquí no son ni tan solo refritos, sino que se podrían haber publicado perfectamente en 1995. Pero cuando el doom / death que se hacía en 1995 es el mejor doom / death que se ha hecho nunca, quizás debemos estar agradecidos de que sea así, sobretodo si lo que le pedimos a este álbum son temazos potentes y disfrutables y no que nos sorprenda con su originalidad.
La thrashera "Candiru" es perfecta para abrir el disco, ya que es uno de los temas más rápidos, directos y molones que vamos a escuchar aquí, llena de riffs pegadizos y infecciosos. También el medio tiempo central rezuma thrash por los cuatro costados, completando un tema que es casi un rara avis en este álbum, ya que la mayor parte de Incoming Death transcurre en tiempos mucho más lentos y pesados, con el propio "Division Brandemburg" como buen ejemplo de ello. El riff principal de este segundo corte tiene una evidente retirada a las notas del "Wherever I May Roam" de Metallica, aunque al final no suene, claro, en absoluto a lo mismo. Se trata de un medio tiempo groovy y machacón de los que te hacen mover el cuello rítmica e irremediablemente mientras pones morritos de chungo y la gente te mira en el tren, demostrando que la fórmula del éxito de Asphyx es bien sencilla: canciones directas y pesadas construidas alrededor de unos pocos riffs simples, resultones y repetitivos.
Mediante una transición perfectamente natural empezamos atacando una "Wardroid" aún más lenta, más pesada y más grave. Este tema tiene un espíritu tan doom que te transporta directamente a mediados de los noventa, la época dorada del género, a través de algunos riffs atmosféricos, depresivos y fúnebres . Llegados al punto más profundo del valle de la lentitud, empezamos a subir de nuevo, con un "The Feeder" que, sin ser exageradamente veloz, imprime un ritmo más alto y corta drásticamente con la dinámica de obesa pesadez que llevábamos. Se trata de un medio tiempo machacón y algo repetitivo que contiene algun tramo bastante mejorable y que quizás no destaca demasiado en el global del disco. "It Came From the Skies" es otra cosa, con un rollo "Orgasmatron" que dá bastante vidilla, un magnífico riff vacilón y un infeccioso punteo, simple pero muy efectivo, que me recuerda mucho a algo que no sé identificar (quizás otra vez a Metallica?). Sea como sea es una de mis favoritas, y más aún cuando hacia el final aceleramos con un death metal hardcorero a la Obituary para completar un tema absolutamente redondo.
"The Grand Denial" es otra épica doomera y depresiva. Con un ambiente fúnebre y austero, este largo tema es uno los más poderosos y destacados del disco, con dramáticas melodías de guitarra muy cercanas al death metal melódico e incluso reminiscencias de cosas como Type O’Negative. En este tipo de canciones tan pesadas es donde la voz de Martin brilla con más contundencia, llenando todos los huecos con su lamento desesperado. La segunda mitad de la canción arranca con un medio tiempo muy thrashero y motivante, para volver de nuevo exactamente donde estábamos, con esa lentitud fúnebre que acaba desembocando en un punteo evocador y melancólico a la guitarra acústica.
Aún con el pañuelo en la mano y secándonos las últimas lágrimas, Asphyx sacan el martillo pilón sin previo aviso para aplastarnos la cabeza con "Incoming Death", una isla de tralla y velocidad enmedio de las pesadas montañas doomeras que la rodean. El tema más corto y cañero del disco de largo, suena 100% a death metal europeo del más sucio. Continuando con la demostración de versatilidad dentro de los estilos tan definidos en que la banda se maneja en este trabajo, "Forerunners of the Apocalypse" es un medio tiempo pesado y potente, con un riff contundente y monolítico y alguna melodía subyacente de nuevo muy cercana al melodeath. Este tema es el protagonista del primer vídeo del álbum, y si bien es posible que se acabe haciendo un pelín repetitiva, es imposible escucharla y mantener la cabeza quieta.
"Subterra Incongnita" es de nuevo lenta y pesada. Tanto el título (Terra Incognita es como se llama su primer álbum) como las notas iniciales angustiosas me recuerdan mucho a Gojira, aunque esta sensación desaparece tan rápido como entra el riff pesado de guitarra. La primera parte invita a dar largas y violentas sacudidas de cabeza, pero alrededor del minuto tres muta hacia un medio tiempo poderoso que viene acompañado de una excelente linea vocal y un gran trabajo del señor Van Drunen. Aunque algunas partes del tramo intermendio pecan un poco de simplistas y no me acaban de convencer, hacia el final se recupera con unos buenos punteos doomeros y un piano melancólico que queda bastante bien.
"Wildland Fire" es otro tema muy poderoso, con un riff principal excelente, duro y gravísimo. Se pasea entre la tralla y el medio tiempo, manteníendose interesante y motivante en todo momento. Para acabar el disco, el apocalipsis: "Death: The Only Inmortal" es una bestia larga y épica, melancólica y reventadora de cuellos. La canción está formada básicamente por dos riffs que se repiten constantemente sin hacerse nada pesados y mutando poco a poco. Empezamos con la voz desgarrada de Martin sobre un bajo muy distorsionado, lentamentes añadimos un punteo doom y dramático y finalmente las guitarras graves y poderosas. La parte final, con una batería lentísima y martilleante, es todo lo doom que el doom puede ser, y el solo épico que la acompaña es perfecto para acabar el disco con clase y estilo.
Pensándolo fríamente, Incoming Death tiene un problema: es uno de esos álbumes al que que no le sienta bien un análisis racional y minucioso, ya que su virtud es que va directo a las tripas sin pasar demasiado por la cabeza. Así que si nos esforzamos a hacer este análisis, no tendríamos más remedio que decir que este disco es repetitivo, es simple y no inventa absolutamente nada. Pero la verdad es que todo esto, cuando se lo preguntas a las tripas, no tiene por qué ser malo en absoluto. Esa simplicidad y familiaridad hacen que entre con mucha facilidad y sea tremendamente facil de disfrutar, y la repetición hace que puedas hacerte con los temas rápidamente. La fórmula está clara y Asphyx no arriesgan a salirse de ella lo más mínimo, pero para mí el resultado es magnífico, demostrando que en los últimos años estan en mejor forma que nunca. A pesar de que con sus 47 minutos de duración no es particularmente corto, se te pasa en un momento y, paradójicamente, podríamos decir que a pesar de su gravedad y pesadez, es un disco ligero que entra muy fácilmente mientras añade un buen puñado de temas magníficos al excelente catálogo de los holandeses.
Albert Vila
Temas:
1. Candiru (2:40)
2. Division Brandenburg (3:05)
3. Wardroid (4:41)
4. The Feeder (4:07)
5. It Came from the Skies (3:30)
6. The Grand Denial (7:08)
7. Incoming Death (1:56)
8. Forerunners of the Apocalypse (3:43)
9. Subterra Incognita (5:07)
10. Wildland Fire (3:41)
11. Death: The Only Inmortal (8:10)