Cult of Luna no dejan de mutar, reconvertir su sonido y explorar las fronteras del Sludge y el Post Metal. Con una formación que ha ido cambiando a lo largo de los años y que desde hace ya algunos se han asentado y, con esa base, han ido pariendo discazo tras discazo. Este año los podremos disfrutar en el AMFest y, sin duda, su show será una explosión psíquica y sónica.
El año pasado los chicos de Umeá nos regalaron un EP llamado The Raging River (casi 40 minutos, lo de EP es un decir…) que sencillamente era apabullante y, en el que colaboraba el tristemente desaparecido Mark Lanegan. El hombre de las manos tatuadas con esas estrellas tan carismáticas finalmente cumplía los sueños de la banda (fans del genio de Ellensburg) y colaboraba con ellos en un tema que, aunque no fuera el mejor del disco, emocionalmente culminaba las expectativas de Cult Of Luna.
Antes de eso ya nos habían regalado una maravilla junto con Julie Christmas (Mariner, 2016) en su disco quizás más accesible y que conforma una colección de temas que rallan la perfección. Su último LP fue el excelente A Dawn To Fear (2019) del que parece que siguen la senda aunque esta tenga recovecos e infinidad de senderos alternativos. Déjate guiar por un mundo helado de la mano de una de las bandas fundamentales del metal más arriesgado y complejo de los últimos años.
Volviendo al Largo camino hacia el Norte: este es el noveno álbum que,no solamente reafirma que la carrera de COL es sólida como la roca, sino que además su propuesta se intrinca y modifica, busca riesgos, y los supera con nota. Hay que tomar este disco como un todo, una composición que avanza a lo largo de los 69 minutos de absoluta inmersión sonora. La vanguardia que impregna cada composición de estos tipos es marca de la casa y en cada peldaño de su carrera se afianza la idea de que su calidad y creatividad no tiene límites, barriéndolos como la ventisca.
The Long Road North es probablemente su disco más ambiental en su conjunto, recogiendo algunas de las partes que ya aparecían en Vertikal (2013) y que se torna más abrasiva, quemadura por frío obviamente, con alguna incursión al sonido industrial y, sobretodo marcado por los teclados de Kristian Karlsson que marcan ya el sonido de la banda dotándolo de más intensidad.
Transitar este álbum es hacer una incursión a terrenos inhóspitos, helados, sombríos y ciegos a causa de la niebla. La intensidad es tal que necesitas recostarte en el mejor sillón de tu casa, ponerte los auriculares y desaparecer de la faz de la tierra engullido por el sonido Norte. Dejarse arrastrar por cada propuesta, empaparse de cada tema y vivirlo, sentirlo.
https://youtu.be/0alDMvVk4jY
Cold Burn
Porque este disco no es un compendio de canciones, es una obra titánica que corta la respiración. Desde la inicial Cold Burn que golpea como una ventisca desatada, violenta, feroz nos damos cuenta que nuestra atención se reclama al 100%. Como deberíamos hacer siempre al escuchar música, pero en este caso, si no quieres perderte en el laberinto sonoro que se propone, es más necesario todavía.
Esos graves que dan la bienvenida al álbum podría surgir de la banda sonora de esa maravilla en forma de serie llamada The Leftovers o de los momentos más épicos del ataque del ejército de los caminantes blancos en Game Of Thrones. Me acecha la idea de que Max Richter o Hans Zimmer estarían más que emocionados al escuchar esta apertura.
Y esto nos lleva a la conclusión que, una vez escuchado el disco, nos encontramos posiblemente ante el disco más ambiental y, por segunda derivada, más cinematográfico de la banda. Aun con estas premisas nos encontramos con momentos absolutamente apabullantes como An Offering to the Wild. La introducción ya te lleva directamente a bosques fríos rodeados de niebla, desapacibles con los instrumentos entrando de a poco y acompasados hasta que la voz destruye la tensa calma y se desata toda la furia. Es sencillamente maravillosa.
Into the Night
Toda esa energía descomunal se transforma en el pasaje más lúgubre: Into the Night. Un tema emotivo que probablemente hubiera sido ideal para su idolatrado Lanegan quizás mucho más que la canción escogida para el EP que comentábamos anteriormente. Con su pérdida, esta, se me antoja una despedida magnifica, aunque no esté inspirada ni dedicada, su espíritu viaja en cada frase de este tema.
El núcleo duro del álbum (Cold Burn, An Offering To The Wild) en su vertiente más titánica tiene su tercera pata en Blood Upon Stone. Otro tema de larga duración y que se desarrolla a lo largo de once intensísimos minutos. Otro corte colosal que crece como un rio desatado. Mucho más directo que An Offering pero igual de efectivo y demoledor.
Si a todo esto unimos los pasajes Beyond I & II, dónde colaboran Mariam Walletin (Wildburns & Peacedurms) y Collin Stetson al saxo (colaborador de Arcade Fire, Bon Iver, Chemical Brothers, entre otros), nos encontramos ante una obra mayúscula, que expande los horizontes de Cult Of Luna y demuestra que las etiquetas son solo eso, distintivos que alguien elige para marcar terreno o para vender pero que hay bandas que no las necesitan y, de hecho, de ponérselas les quedan pequeñas. Además de todos estos argumentos el disco cuenta con una producción simplemente magnífica, cada instrumento suena y se distingue perfectamente; cortantes o demoledores, pero avasallantes.
Este disco no para de crecer a cada audición, si no está en lo más alto de las listas de lo mejor del 2022 me sorprenderá mucho. Adéntrate en el culto, no te vas a arrepentir.
Marcel Palagós
Temas:
Cold Burn
The Silver Arc
Beyond I
An Offering To The Wild
Into The Night
Full Moon
The Long Road North
Blood Upon Stone
Beyond II