Cuando escuché “A Day At The Races” por primera vez a mediados de julio de 1981, ya tenía cuatro años y medio de antigüedad, lo que para la época podría considerarse que estaba escuchando música de otro siglo por cuanto la música se editaba a gran velocidad. Se acuerdan cuando nuestras bandas favoritas editaban uno o dos discos al año, no fue sino desde mediados de los ochenta cuando los grupos empezaron a tomarse más tiempo para grabar sus nuevas obras y hoy en día algunos se toman hasta diez años entre uno y otro disco, llenando el vacío con recopilaciones o discos en vivo.
Por lo tanto, cuando compré “A Day At The Races” en 1981 el Queen ya era una banda totalmente establecida y lista para preparar su primer “Greatest Hits” y su polémico “Hot Space” que saldría al año siguiente, encontrándonos con que la etapa de “A Day At The Races” estaba totalmente superada y la banda ya estaba experimentando con otras corrientes musicales.
Sin embargo, al ser un fan tardío de la banda desde que compré “The Game” en diciembre de 1980, no me quedó otra que ir reuniendo sus anteriores trabajos durante ese tiempo, a los días de haber comprado “A Day At The Races” conseguí “Queen” y “Queen II”, por lo que mi colección quedaba completa hasta los momentos.
“A Day At The Races” fue el quinto álbum de la banda constituyendo según mi opinión su mejor etapa. Ello sin menospreciar sus trabajos posteriores los cuales considero imprescindible en cualquier colección. El disco sigue los lineamientos de sus trabajos anteriores pero con notables diferencias; fue el primer disco cuya producción corrió exclusivamente por cuenta del grupo Queen sin la colaboración de Roy Thomas Baker, lo que tal vez influiría en el modo de presentar las canciones, las cuales aparecen cada una de manera individual a diferencia que en discos anteriores, en donde algunos temas se fundían hacia el otro sin solución de continuidad. El ingeniero de grabación fue Mike Stone quien había trabajado junto al grupo en todos sus discos anteriores y terminaría su asociación con ellos al año siguiente en “News Of The World”. Stone trabajaría posteriormente en la producción de discos de Journey y Asia, entre otros, permaneciendo activo en el medio hasta su fallecimiento en mayo de 2002.
El disco abre con “Tie Your Mother Down”, un “hard rock” a cargo de Brian May con un doble golpe del gong y una breve introducción de la Red Special de Brian, cuyo ritmo aparecerá posteriormente en el tema “White Man” y la parte final de “Teo Torriatte (Let Us Cling Together)”. “Tie Your Mother Down”, salvo contadas excepciones, nunca dejó de ser interpretada por la banda durante todo el tiempo en que se mantuvo de gira, destacándose un poderoso riff de guitarra por parte de Brian quien ejecuta el solo ayudado por una bottleneck y unos coros con mucho gancho; las letras describen los sentimientos de un adolescente que es rechazado por la familia de su chica.
Le sigue una balada introspectiva de Freddie Mercury de nombre “You Take My Breath Away”, en donde lo encontramos solo a él cantando a capela desde el principio y luego junto a su piano, con la banda uniéndosele al final del tema. Las letras expresan los sentimientos de una persona hacia un ser amado. La canción fue interpretada en el concierto de Hyde Park, el 18 de septiembre de 1976, antes de haberse publicado el disco; y permaneció en su repertorio hasta mediados de 1977.
Cuando pensamos que “You Take My Breath Away” ha terminado, escuchamos una coda vocal repitiendo el título, y luego comienza “Long Away”, composición de Brian May con la voz de éste y cuya música sigue un ritmo que me recuerda al ’39 de “A Night At The Opera”, pero interpretado con una guitarra eléctrica de 12 cuerdas y destacándose un buen solo de guitarra. Las letras reflejan cierto optimismo a pesar de las adversidades y opino que se trata de un excelente tema que merece ser un clásico pero nunca fue interpretado en vivo por Queen, ello a pesar de haberse publicado como sencillo en los Estados Unidos.
Durante la primera etapa de la banda y como parte de su variedad musical, siempre nos encontramos con temas interpretados al estilo “Music Hall”, “Vaudeville” o como quieran llamarlos, y cuyo ejemplo lo vemos en “The Fairy Feller’s Master-Stroke” en “Queen II”, “Bring Back That Leroy Brown” en “Sheer Heart Attack” y “Lazing On A Sunday Afternoon” y “Seaside Rendezvous” de “A Night At The Opera”; todas compuestas por Freddie Mercury, y en esta ocasión nos encontramos con “The Millionaire Waltz” y “Good Old-Fashioned Lover Boy” también escritas por Mercury, los cuales serían sus últimas composiciones en este estilo.
Cabe destacar la atmósfera de circo creada por la guitarra de Brian May en “The Millionaire Waltz”, cuyos sonidos junto al piano de Freddie, adornan la parte intermedia de la canción, en donde interpretan un famoso vals denominado “Over The Waves” (de título original “Sobre Las Olas”) escrito en 1888 por el músico mejicano Juventino Rosas (1868-1894); el cual formaría parte del “medley” en su gira siguiente. En las letras, Mercury señala que se sentirá como un millonario, siempre y cuando la persona amada esté allí presente. También sobresale el bajo de Deacon, el cual podemos escuchar acompañando al piano de Freddie desde el comienzo de la canción.
La única contribución compositiva en este disco por parte de John Deacon, fue la canción “You And I”, la cual fue su tercera composición dentro de la banda y que según mi criterio supera a su tema “You’re My Best Friend” del disco anterior. La canción tiene un estilo bastante cercano al pop en donde Deacon demuestra su destreza con la guitarra acústica, la cual sigue el ritmo del piano interpretado por Freddie. Las letras reflejan los sentimientos del bajista hacia su esposa Verónica, con quien se había casado en 1975. Lamentablemente, “You And I” nunca fue interpretada en vivo por la banda.
El tema más famoso de este disco es sin duda alguna “Somebody To Love” de Freddie Mercury, el cual, sin superarlo, es el digno sucesor de “Bohemian Rhapsody”, en donde su compositor se decanta por la música góspel y cuyas voces son interpretadas magistralmente por Freddie, Brian y Roger, acompañados por un gran solo de guitarra por parte de Brian, destacando los coros y los aplausos en la parte intermedia. Las letras describen a un personaje que le reza al “Señor” para que Él (o cualquiera) le consiga alguien para amar. La canción formó parte del repertorio de la banda hasta 1985.
Seguidamente escuchamos una composición de Brian May denominada “White Man”, con una introducción de guitarra eléctrica que repite el ritmo que habíamos escuchado en la introducción de “Tie Your Mother Down”, esta vez con la voz de Freddie Mercury siguiendo la melodía y cantando unas letras que reflejan el punto de vista de los indios americanos que se encuentran agobiados por el “Hombre Blanco”. Este tema fue interpretado en vivo en las giras de promoción de “A Day At The Races” y “News Of The World”.
Al concluir “White Man” con el sonido de los tambores de Roger, comienza “Good Old-Fashioned Lover Boy” de Freddie Mercury, que al igual que en “The Millionaire Waltz”, presenta un estilo “Vaudeville” en donde Freddie se describe como todo un romántico llevando la canción a un nivel semejante a un tema de cuna. Vale destacar la colaboración de Mike Stone en los arreglos vocales y un divertido solo de guitarra por parte de Brian. Un segmento de “Good Old-Fashioned Lover Boy” formó parte del “medley” en las dos giras siguientes, y fue interpretada en el programa “Top Of The Pops” en junio de 1977 con ocasión a su publicación en un “Extended Play” denominado “Queen’s First E.P.”
El disco continúa con “Drowse”, escrita y cantada por Roger Taylor en lo que podría calificarse como su primera balada; también viene a ser la primera canción en donde se acredita a Taylor como guitarrista en un tema de Queen, siendo acompañado por la guitarra slide interpretada por Brian May durante el transcurso de la pieza. La temática de “Drowse” constituye una remembranza sobre una juventud ya pasada en que los tiempos eran más fáciles. Mientras el tema se va desvaneciendo, podemos escuchar a Roger murmurando unas palabras que no están reflejadas en el texto del álbum, pero que dicen algo así como “I think I’ll be Clint Eastwood; Jimi Hendrix he was good. Let’s try William The Conqueror; now who else do I like?”. “Drowse” llegó a ser otro de los temas de “A Day At The Races” que nunca fue interpretado en vivo por Queen, siendo olvidado por todos con excepción de los fans.
El disco termina con la excelente balada “Teo Torriatte (Let Us Cling Together)” de Brian May, quien inspirado por la reciente visita de la banda al Japón, decidió incluir el coro en japonés acudiendo a un amigo de nombre Chika Kujiraoka, para que lo ayudara con la traducción y cuya interpretación en vivo estaría reservada para ese país. Con unas letras describiendo que la distancia no es motivo de alejamiento entre los seres amados, Brian, además de la guitarra, se encarga de interpretar el piano y el armonio. El tema termina con parte de la introducción de “Tie Your Mother Down” desvaneciéndose en “fade out”.
La portada del disco sigue la temática de su anterior obra “A Night At The Opera” lo que no es de extrañar ya que ambos fueron creados más o menos en la misma etapa, tomando también el título de “A Day At The Races” de una película de los “Marx Brothers” de 1937. Y a pesar que fue publicado en plena explosión del punk en el Reino Unido, el álbum se colocó en el primer lugar de las listas inglesas, siendo el último trabajo de Queen en tener la nota de «NO SYNTHS!». Junto a “Queen II”, “A Day At The Races” es uno de mis discos favoritos de Queen.
Rafael Coutinho.
Para efectuar parte de esta reseña, consulté el libro “Queen – Complete Works” por Georg Purvis.