Afasica es un power trio de Valencia con dos EP a sus espaldas al que, haciendo honor a su nombre, cuesta encontrar las palabras para definir. Todavía desconocidos en el panorama nacional, es de esperar que con Papirolepsia (y su inminente defensa en directo) den un merecido salto hacia delante y dejen de ser una banda que toca junto a otras de mayor prestigio para convertirse, por derecho propio, en una de ellas.
Sara J. Trigueros
Pedro González, Andrés Aguiar y Jose Morales son los culpables de mi inicial incapacidad para articular un discurso que refleje la experiencia musical de la que hacen gala en Papirolepsia. Es este un EP instrumental (como no podía ser de otra manera) de poco más de 20 minutos. Lejos de representar un trastorno del habla, lo que —sinestesia mediante— visualizaremos aquí, es un lenguaje construido con esmero y dedicación que remite, si se me permite el juego de palabras (o de grafías) a la artesanía de la papiroflexia que se sugiere desde el título.
Las señas de identidad de los valencianos, desde hace varios años (casi 10), son las de metal instrumental progresivo: cambios de ritmo y solos de guitarra que en los que, en este caso, prima el alma por encima del virtuosismo. No lo voy a negar: esta es una de mis debilidades y podría estar deshaciéndome en elogios desde el primer acorde al último, de modo que voy a relajar (un poco) el entusiasmo y permitir que nos centremos en los 5 cortes que componen este EP.
Afasica por Irene Bernad
En Papirolepsia volvemos a encontrarnos, siguiendo un poco la estela de Afasia (su anterior trabajo), con un sonido denso, extremo por momentos, que vascula entre el metal progresivo y el post-rock. Y lo haremos partiendo, está claro, de unas atmósferas oscuras (como ese arranque en «Contienda» que dialoga con el extrañamiento de la portada) desde las que emergen los fraseos y cortes rítmicos que tanto caracterizan este tipo de música.
Podría decirse que «Apofenia» continúa con la analogía psiquiátrica, aunque también sería divertido pensar que han jugado deliberadamente con el significado del título para provocar, precisamente, una asociación errónea entre conceptos (de eso trata la apofenia desde un punto de vista neurológico). Las conexiones por superposición entre diferentes elementos rítmicos y melódicos serán lo que prime en este tema que, en sentido estricto, es el primero del disco. Es inevitable pensar con cierto embeleso en los momentos más lúcidos de Opeth cuando nos acercamos a la sección final.
Afasica – Tardígrada
Le sigue «Tardígrada», con mención especial a la colaboración de David G. Álvarez (Angelus Apatrida), que se suma al elenco de personas (como Fran Pardo, a quien le debemos la producción) que ha contribuido a hacer que este trabajo ponga el foco del metal progresivo en el Levante. Como cabía esperar, aquí el EP vira hacia sonidos algo más pesados, pero con un solo muy modal que sirve de contrapunto perfecto.
El carácter de «Luciferina», algo más heavy, viene salpicado por interludios calmos, donde el sosiego permite incidir en la fuerza melódica de la(s) guitarra(s). Es, junto a «Apofenia», donde mejor se ve la calidad musical de los integrantes del grupo, no solo por el nivel técnico (incuestionable), sino por el alto grado de inspiración de los pasajes más logrados. Y, llegados a este punto, solo resta disfrutar con la breve pieza que sirve de cierre. «Tregua» emana calidez, reposo y, puesto que me ha llevado a recordar algunos pasajes de Matt Uelmen para el primer acto del videojuego Diablo II, también nostalgia.
Afasica – Luciferina
Para no andar con más rodeos, a Papirolepsia se le pueden sacar pocos defectos. Podría querer que su duración se aproximara a la hora en lugar de apenas sobrepasar los 20 minutos, pero es una preferencia que dice más a su favor que en su contra. Quedarse con ganas de más es siempre motivo de celebración. Y hacerlo con el segundo trabajo de un grupo instrumental con un potencial abrumador es, si cabe, todavía más gratificante.
Sara J. Trigueros