Gélida tarde de domingo en la capital mientras nos encaminábamos a La Riviera. Parecía que el plato principal del cartel de la noche, que no eran otros que Amon Amarth, se habían traído consigo el ambiente de su Suecia natal. Acompañándoles estarían los británicos Savage Messiah y los americanos Huntress. No pintaba mal la cosa, sobre todo teniendo en cuenta que los suecos son uno de esos valores seguros, una de esas bandas que rara vez falla. Texto: Alberto López / Fotos: Mario López.
El acceso al evento fue en hora y muy fluido, tanto para la prensa como para el público. Algo que es de agradecer, ya que no siempre es la norma. Quién seguro que también lo agradecieron fueron Savage Messiah, ya que uno de los principales problemas derivados de la falta de fluidez en la entrada es que el primer grupo se ve, generalmente, con menos público que el que desearía a la vez que muchos asistentes se quedan a medias con un grupo que seguramente querían ver. Los que pasan de los grupos invitados están en el bar y no haciendo cola un buen rato antes.
Así pues, Savage Messiah saltaban al escenario con bastante más público de lo que acostumbro a ver últimamente en los primeros invitados de la noche.
Tras una intro muy bien recibida por los asistentes, Andrea Gorio se encaramaba a su batería mientras animaba la salida del resto de sus compañeros. Sin más dilación dieron comienzo a “Iconocaust”, tema que abre también su disco más reciente, “The Fateful Dark”, y que a la postre sería el único representado en el setlist de los londinenses.
Su Heavy-Thrash caló rápidamente en el público, constantemente interpelado por Dave Silver, y con energía y buena ejecución cerraron más que correctamente un comienzo fulgurante.
Tras un tímido “¿Como estáis?” dieron paso a “Cross Of Babylon”, el que fuera single de adelanto de “The Fateful Dark”. El sonido no terminaba de cuajar del todo, perdiéndose por momentos la voces entre el entramado sonoro de la banda. A Joff Bailey se le veía disfrutar junto al público, tirando de todas las posturas habidas y por haber para tocar la guitarra, algo que le supuso algún que otro error sin importancia. Sin ser de una originalidad aplastante, ni nada novedosos, estaban cumpliendo su función a la perfección: calentar la noche y entretener al público. Además lo estaban haciendo con un ejecución prácticamente sin fisuras.
“Hello Madrid, We are Savage Messiah from England” fue la breve presentación que hicieron antes de encarar “Hellblazer”. Continuaban muy activos, mostrando que saben lo que hacen. Quizá el tenerlo todo tan pautado y la falta de originalidad en su música le restó algo de autenticidad a su show, pero esto es una opinión personal, ya que el público parecía estar disfrutando. Con “Scavengers Of Mercy” mis sensaciones encontradas se acrecentaron. Por un lado había que reconocer que lo estaban haciendo realmente bien y que individualmente rayaban a un gran nivel. Pero como grupo tenía la sensación por momentos de estar escuchando otra vez la misma canción.Y como todo al final va en gustos, pues lo más normal es que el problema fuese mío y no de la banda.
Con el público jaleando puños en alto llegó, para mí, el mejor momento de su show: “The Fateful Dark”, donde dejaron a un lado los ritmos más veloces y machacones para adentrarse en terrenos más densos, cortantes y pesados. Con unos brakes de batería que inevitablemente recordaban al “Sad But True” de Metallica y con una brutal parte atresillada después del estribillo arrancaron una buena ovación a la sala. “Muchísimas gracias, This is the last song”.
Era evidente que llegaba el final, y lo hizo con nombre propio: “Minority Of One”, con la que retomaron su lado más thrasher, y que, con un sonido que había ido mejorando paulatinamente, pusieron punto y final a un buen concierto.
A pesar de mis dudas respecto a ellos en ciertos momento hay que reconocer que lo hicieron francamente bien, y de haber sabido lo que venía a continuación, aún sin ser santo de mi devoción, habría estado encantado de escucharles durante otros 45 minutos. Sin dudarlo un segundo.
Setlist de Savage Messiah:
Iconocaust
Cross of Babylon
Hellblazer
Scavengers of Mercy
The Fateful Dark
Minority of One
Porque lo que vino a continuación, bajo el nombre de Huntress, fue uno de los mayores esperpentos que he visto sobre un escenario. Tras lo visto ayer me cuesta entender muchas cosas. Me cuesta entender que lleven ya un par de EP’s y otro par de discos, como me cuesta entender que les salga a cuenta venirse desde California para ir de grupo invitado con Amon Amarth. Pero lo que menos entra en mi cabeza es que estén encima de Savage Messiah en el cartel, cuando la diferencia entre ambos grupos es claramente abismal.
Mientras sonaba la intro fueron saliendo todos los miembros de la banda a excepción de su cantante, Jill Janus, quién esperó hasta el último momento para salir con una especia de pañuelo a modo de capucha mientras daba comienzo a su recital particular de combinar registros muy agudos con rasgados. Una mujer que parecía, vocalmente hablando, un híbrido entre King Diamond, Michael Kiske y Dani Filth, combinando lo peor de los tres en una cosecha propia que carecía de sentido alguno. A todo esto, ya estaba sonando “Senicide”, que dejó al público, que había cogido ambiente con Savage Messiah, un tanto descolocado.
Con “Destroy Your Life” (ganas me dieron, escuchando aquello), se hizo patente que no pensaban arreglar el problema de graves que se apreciaba claramente en el primer tema. O no se dieron cuenta o es que quieren sonar así, porque el concierto transcurrió de principio a fin con dicho problema, que no era otro que la pasada de graves que se pegaron, de subgraves casi, fue digna de mención. Los bombos de la batería no se oían, los sentías golpeándote el pecho, pero prácticamente era imperceptible su pegada.
Como comenté con algún asistente, este hecho provocó dolor de cabeza a más de uno. A esto había que sumarle los desafines de Jill en los agudos y lo mal que lo pasaba con los rasgados, además de ciertos fallos de ejecución clamorosos del resto de la banda.
Jill se retiró para volver a salir con una capa con pinchos en los hombros y dar comienzo a “Harsh Times On Planet Stoked”. El público no terminaba de reaccionar, y era normal. Entre los desafines y fallos de ejecución, y el precedente de Savage Messiah todavía en la memoria, aquello se estaba poniendo cuesta arriba. Con “Spell Eater” no hicieron más que confirmar lo que ya veníamos pensando muchos, y que aquello no había por donde cogerlo.
Hay bandas que aunque la voz no te termine de convencer siempre sacas algo positivo de la ejecución del resto de músicos, o ves virtudes en los temas… Nada, allí no hubo ni buena ejecución, ni buenos temas, ni nada.
En “Starbound Beast”, con un comienzo muy clásico en el que el bajista se subió a la tarima de la batería, volvió a ocurrir algo que lo he visto cientos de veces y no deja de sorprenderme: cierto sector de la audiencia, que estaban con cara de querer que acabara aquello lo antes posible, que se oían comentarios como “Pufff, esto no hay quien lo aguante”, etc… en cuanto les gritaron desde el escenario “Eh! Eh! Eh!” se pusieron como locos, puños en altos, respondiendo a esa llamada básica de la naturaleza. La estupidez humana sigue siendo un misterio para mí.
Antes de afrontar “Zenith” se embarcaron en un discurso sobre la legalización de la marihuana, el cuál me hizo plantearme si muchas de las cosas que estábamos allí viviendo tenían su origen ahí.
Llegó la hora de presentar un nuevo tema que formará parte de su futuro nuevo álbum. Y la verdad es que “Fire In My Heart” despertó en mí la esperanza de escuchar algo realmente bueno. Gran comienzo y un estribillo que apuntaba muy buenas maneras, hasta que la señorita Jill tuvo que bajar a registros más graves y su voz se apagó inmediatamente. Otra desilusión más.
Con “I Want To Fuck You To Death” (No, gracias) y “Eight Of Swords” ponían punto y final a su show con unos de los mejores momentos de éste, que fueron cuando Jill le pasó el micro al guitarrista, que hablaba un castellano más que decente y estuvo la mar de gracioso, traduciendo lo que decía la cantante con bastante soltura y vis cómica.
Solo espero que fuese una mala noche y nada más. Eso sí, consiguieron que las ganas de ver a Amon Amarth aumentaran considerablemente, y fue un mérito, porque las había y muchas
Set-list de Huntress:
Senicide
Destroy Your Life
Harsh Times On Planet Stoked
Spell Eater
Starbound Beast
Zenith
Fire In My Heart
I Want to Fuck You to Death
Eight of Swords
Y los suecos no se hicieron esperar en demasía. Tras un breve cambio de escenario se apagaban las luces y comenzaba a sonar el “Run To The Hills” de Iron Maiden, preludio de lo que se nos venía encima. Tras terminar el clásico entre los clásicos comenzó a sonar su propia intro y el público se volvió loco.
Sin más preámbulos fue saliendo la banda al escenario, hasta que Johan Hegg, auténtico tótem de Amon Amarth, estuvo sobre él y dieron comienzo a “Father Of The Wolf”. Aquello ya era otra cosa. Buen sonido, aunque es cierto que de mitad de sala para atrás la cosa perdía bastante, contundencia y una perfecta ejecución fue lo primero que nos ofrecieron los suecos. Y es que aquello de que la experiencia es un grado…
Pronto llegó uno de los cortes más aclamados y coreados: “Deceiver Of The Gods”. Una audiencia entregada, una base rítmica potente y clavada y un duo de guitarras de alto nivel acompañaban a Hegg, quién se llevaba todas las miradas, y no es para menos, ya que como frontman, y sin hacer nada del otro mundo, es absolutamente magnético.
Era el propio cantante quién se quedaba solo al frente del escenario para dirigirse a sus fans: “Buenas noches Madrid, bienvenidos a nuestra fiesta vikinga”.
A la audiencia aquello le encantó, y como siempre agradecida de que vengan extranjeros y se esfuercen en comunicarse en nuestro idioma. En ese momento había tal humareda en el escenario que era complicado distinguir algo más que sombras. Durante el parón tras el solo la gente coreaba manos en alto, hasta que la banda retomó el tema brutalmente y puso la sala patas arriba. “Varyags Of Miklagaard” y “Asator” sonaron realmente bien, utilizando el recurso de los cañones de humo verticales que tan vistoso queda. Durante “Asator" fue cuando estuve moviéndome por la sala y comprobando que hacia la parte trasera de ésta el sonido era bastante peor. Por suerte no había tanta gente por esa zona.
“For Victory Of Death” fue otro auténtico derroche de brutalidad, con un Hegg en su salsa, con el público metido en el bolsillo y cantando como pocas veces le he visto. Su imponente figura bastaba para que las miradas confluyeran en el, obviando por momentos el gran trabajo que estaba realizando el resto de la banda.
Para el comienzo de “As Loke Falls” el cantante salió solo, con el cuerno vikingo que había llevado hasta entonces atado al cinto, lleno de algún tipo de liquido alcohólico. Brindo a nuestra salud y la gente le jaleaba para que se lo bebiese del tirón, cosa que hizo antes de dar la entrada definitiva al tema. Estaban en plena forma y demostrando que por algo son los auténticos reyes de Viking Metal.
Era hora de echar la vista atrás 16 años y ofrecernos el tema que abría aquel “The Avenger” de 1999. “Bleed For Ancient Gods” sonó potente y agresivo, con luces rojas durante su mayor parte, que ambientaron aún mejor el momento.
2002 fue la siguiente parada. “Death In Fire” volvía a mostrar a un Hegg que dominaba el escenario a su gusto y a una banda engrasada a la perfección.
La gente lo estaba pasando en grande.
En “The Last Stand Of Frej” se produjo uno de esos momentos, de esas instantáneas, que se quedan grabadas en la retina durante mucho tiempo. Acompañaron el pesado, pero con tintes épicos, comienzo del tema con un bonito juego de luces azules y blancas y mucho humo. En un momento dado lo único visible en el escenario era la silueta imponente de Johan Hegg al frente de éste y toda la sala brazos en alto coreando la melodía de las guitarras. Un gran momento para el recuerdo.
“Guardians Of Asgaard” era la siguiente en caer, no sin que antes Johan volviese a interactuar con la audiencia, diciéndonos que era la última vez que intentaba hablar español, que esto lo había aprendido gracias a la magia de internet: “Madrid, ¡¿Quétal un poco de Heavy Metal?!”. El rugido con el que fue respondido le dejó las cosas claras. La fuerza, la técnica y el magnetismo de la banda no decaía en absoluto. “Shape Shifter” y “Cry Of The Black Birds”, dos temas con 7 años de diferencia entre sí, sonaron tremendos.
Daba igual cual fuese la época de la banda que estuviesen repasando en ese momento, estaban arrasando y lo sabían. Pero el final se acercaba inexorablemente y el público, agitado, lo sabía. Sabía lo que todavía quedaba.
Los primeros acordes de “War Of The Gods” levantaron a todo el mundo, que coreaba con ganas las melodías de guitarras de uno de los mejores temas de la carrera de los suecos, que daba comienzo a “Surtur Rising”. Era curioso ver la sala dividida entre los que saltaban y los que cabeceaban. Normalmente un tema evoca lo uno o lo otro a todos prácticamente por igual, mientras que con “War Of Gods” cada uno disfrutaba a su manera.
Por si no fuera poco, “Victorious March” fue la elegida para cerrar momentáneamente el show. Después de dejar a los asistentes exhaustos se retiraron a los camerinos durante unos minutos, dejando que nos impacientáramos y haciéndose de rogar.
Volvió Hegg a las tablas, y lo hizo con un gigantesco martillo de Thor en la mano para presentar “Twilight Of The Thunder God”. Casi nada. Estábamos en los bises y la gente ya no reservó energías nada más que para volver a casa. Gran tema y gran interpretación.
Aunque lo acaecido en la sala anteriormente no tuvo comparación con la locura controlada que se desató cuando comenzaron a sonar los archiconocidos primeros acordes de “The Pursuit Of Vikings”, cerrando así, de manera brillante un concierto brillante.
Pese a la sorpresa negativa de Huntress, en La Riviera se volvió a vivir una gran noche de Heavy Metal.
Set-list de Amon Amarth:
Intro
Father of the Wolf
Deceiver of the Gods
Live for the Kill
Varyags of Miklagaard
Asator
For Victory or Death
As Loke Falls
Bleed for Ancient Gods
Death in Fire
The Last Stand of Frej
Guardians of Asgaard
Shape Shifter
Cry of the Black Birds
War of the Gods
Victorious March
Twilight of the Thunder God
The Pursuit of Vikings
Texto: Alberto López / Fotos: Mario López