Baroness : Stone // Abraxan Hymns

En el año en el que Baroness cumplen las dos décadas de andadura, la banda liderada por John Baizley edita su sexto trabajo, Stone. Baroness han tenido una carrera accidentada y llena de altibajos, pero el bueno de Baizley no se ha rendido ni un segundo durante estos veinte años. Él sigue siendo el único miembro original que queda en la banda y creo que casi nadie me podría rebatir que él es Baroness a muchos niveles, así que, mientras Baizley siga con este tinglado, Baroness tienen el futuro asegurado.

Los cuatro primeros discos policromáticos de la banda pillaron al mundo del metal por sorpresa. Con un sonido tosco y grasiento, pronto se labraron una reputación que los emparentaba con bandas mucho más masivas como Mastodon. Sin embargo, Baroness siguieron por su camino. Ni siquiera un grave accidente de gira pudo acabar con la banda, aunque la removió hasta sus cimientos con cambios de formación importantes. Con Gold & Grey (2017), pareció que Baroness se estancaban un poco en su carrera por primera vez, así que había ganas de ver cómo continuaban desde ahí.

Baroness – Anodyne

Seis años han tardado los de Savannah en editar Stone y, la verdad, la espera ha valido la pena. Producido por la propia banda, Stone es un viaje increíble por todos los paisajes sonoros que han hecho de Baroness una de las bandas con más personalidad del metal a nivel mundial. Lo primero que llama la atención es ese sonido tan… orgánico. Olvídate de las baterías programadas y de las guitarras grabadas a través del Mac. Aquí todo es real y además se junta con esa obsesión de Baizley por la exploración de texturas sonoras, lo cual nos proporciona un disco con una riqueza sónica increíble.

El inicio con «Embers» ys nos descoloca un poco, con esas texturas acústicas lofi y los coros sombríos marca de la casa, para dar paso a «Last Word», un tema que fue presentado como adelanto del disco y que explota todos los puntos fuertes de la banda, desde los riffs rocosos y pastosos hasta las maravillosas armonías vocales de Gina Gleason, pasando por un estribillo épico clásico de la banda o un solo que es puro Randy Rhoads al 100%. En el más puro estilo de Baroness tenemos riffs mastodónticos combinados con arpegios que sirven de soporte a melodías vocales que escalan hasta el cielo. Y no hablemos de «Beneath the Rose», otro temazo que sigue los mismos parámetros pero que no suena, para nada, al tema que le precede. Eso sí, esta vez, el solo es un claro homenaje a Thin Lizzy. Con un empalme sin fisuras, la banda se adentra en «Choir», una bizarrada en spoken word que pondrá a prueba la paciencia del oyente no iniciado.

Baroness – Shine

En «The Dirge» seguimos con los interludios acústicos arenosos que dan paso a avalanchas sónicas como «Anodyne» o «Shine», un tema en el que brilla la experimentación sonora de Baizley y compañía. Los temas no entran a la primera, pero tienen la capacidad de atraparte para siempre si te atreves a darles un par de oportunidades.

El viaje continua con el que, para un servidor, es el tema estrella del disco, «Magnolia», un viaje de casi ocho minutos que va desde la incómoda oscuridad acústica inicial, hasta los riffs opresivos y polirítmicos embadurnados de la epicidad que solo Baroness saben parir y un tercio final que nos retrotrae a esa maravillosa pieza titulada «Eula» de Yellow & Green (2012).

Baroness – Last Word

La recta final del disco se encara con la parsimonia impaciente de «Under the Wheel» y el retorno al inicio del disco con «Bloom», la continuación completa de «Embers», para acabar de cerrar el círculo que nos proponen Baroness en este 2023. Un disco muy personal, muy interesante y, me atrevo a decir, muy arriesgado.

No entra a la primera, ni siquiera a la segunda… pero es un disco que te recompensa con creces. Los matices sonoros que hay escondidos en Stone valen su peso en oro y demuestran que Baizley y compañía siguen sin encajar, afortunadamente, en el insulso y anodino panorama metálico internacional.