Black Country Communion, o lo que es lo mismo, el supergrupo formado por “La Voz del Rock” el excelso Glenn Hughes, Joe Bonamassa, Derek Sherinian y Jason Bonham, a los que creo que no hace falta presentar. Acaban de editar esta auténtica maravilla en forma de disco que nos retrotrae a los mejores obras de los grandes grupos del Hard Rock de los años 70. Un grupo que de haberse formado en aquel entonces y a tenor de lo que acaban de grabar y del potencial que poseen, hoy serían leyenda.
Desde que se anunció tanta reunión de talento las expectativas eran máximas, pero ya se sabe, cuando hablamos de supergrupos y de este tipo de reuniones, las decepciones suelen ser directamente proporcionales a las expectativas creadas. Por suerte, este no es el caso y sin duda nos encontramos ante uno de lo discos del año y de la década.
Un disco que comienza con la canción que da nombre al disco y al grupo, con una entrada de bajo que parece una estampida cortesía del señor Hughes. De siempre ha sido un bajista notable, pero en esta obra su manera de tocar es superlativa. Y su voz? La pregunta correcta sería… ha cantado este hombre alguna vez mal en su vida? Ni en los peores momentos que sus demonios personales le consumían grabó un mal disco.
A punto de cumplir los 60 años podemos decir tranquilamente que es el mejor cantante vivo del negocio. Y para dejarlo claro sólo hace falta escuchar el duelo vocal a mitad del tema que se marca con la guitarra de Bonamassa. Ecos de Purple?, seguramente, él estuvo allí.
One Last Soul es la siguiente, una canción perfecta de principio a fin, todo un manual de cómo hacer una canción memorable, con un estribillo descomunal en el que Hughes despliega de nuevo toda su pirotecnia vocal para facturar un tema enorme, en el que toda la banda brilla de una manera espectacular.
The Great Divide comienza con un cadencioso punteo de Joe Bonamassa, para dar paso a una canción llena de feeling, que se asienta sobre un colchón de teclados mágicos de Sherinian, que en este disco muestra todo su saber hacer sin necesidad de desarrollar su faceta más virtuosa.
El nivel no decae con Down Again, muy zeppeliniana, con unos coros soberbios a cargo de Bonamassa, que se luce con un solo estratosférico. No en vano es la figura emergente del Blues Rock y del que de todas las revistas especializadas en guitarras hablan sin parar y que da el contrapunto a otra interpretación magistral de Hughes.
Con unos fraseos espectaculares de guitarra llenos de efectos comienza Beggarman, otro puñetazo en la cara de puro Rock, sin aderezos de ningún tipo, solo cuatro tipos tocando de manera magistral en otro tema deslumbrante, y van…
Joe Bonamassa toma el mando de las voces en Song Of Yesterday, y curiosamente es la canción menos blues de todo el álbum, me atrevería a decir la más puramente Hard Rock, con una parte final que pone los pelos de punta, con Jason Bonham reventando su kit de batería.
Un Riff apoteósico da paso a No Time, que contiene el guiño más puramente Zeppeliniano a mitad de canción, con una orquestación llena de guiños árabes que tanto gustaban a Plant Y Page.
Medusa es una revisión de un viejo tema que grabó Hughes con Trapeze y que ya versionó en algún disco en solitario. Una versión que no aporta nada nuevo a la original, no sobra, y no está fuera de contexto dentro del tono general del disco, pero que con semejante arsenal de canciones no creo que hiciera falta incluirla, aunque siempre es agradable escucharla de nuevo, es un gran tema.
Bonamassa vuelve a liderar las voces en The Revolution In Me, donde despliega otro solo de llorar, con otra vez Bonham en plan metrónomo humano, un pedazo de batería con un bagaje a sus espaldas bastante considerable, y que definitivamente con este disco se quita el estigma de su apellido de un plumazo.
Stand (In The Burning Tree) tiene los únicos ramalazos funk que tanto gustan a Hughes, pero también un duelo de Hammond y guitarra al más puro estilo Purple, con una jam final aplastante, una canción que hubiera encajado perfectamente en Burn.
Como igual de aplastante es Sista Jane, con los riffs de guitarra y u estribillo directamente robados de cualquier disco de AC/DC, mezclados con las líneas vocales de un Hughes desatado. Curioso y espectacular a la vez el ambiente de esta genial canción, pura adrenalina.
Y el disco llega a su final casi sin darte cuenta con Too Late For The Sun. Más de11 minutos de pura magia, con cada uno de los músicos dando lo mejor de sí en otra canción que contiene toneladas de clase, y otra jam espectacular con los únicos momentos de autoindulgencia bien entendida, es decir, solos llenos de sentimiento al servicio de la canción para conseguir un ambiente único.
Gracias también a la producción de Kevin Shirley, uno de los mejores productores de la actualidad y que además fue el instigador de esta reunión. Dios le bendiga porque ha sido el artífice de un disco y un grupo realmente increíble, que solo hace falta que tenga continuidad en el tiempo.
Aunque de momento tendremos que esperar hasta el 2011 para verlos encima de un escenario, ya que primero tienen que liberarse de sus respectivos compromisos, cómo la reciente visita de Bonamassa a nuestro país y diversos proyectos en solitario.
Guillermo Diéguez
Temas:
1. Black Country
2. One Last Soul
3. The Great Divide
4. Down Again
5. Beggarman
6. Song Of Yesterday
7. No Time
8. Medusa
9. The Revolution In Me
10. Stand (At The Burning Tree)
11. Sista Jane
12. Too Late For The Sun