Difícil tenía Zakk Wylde superarse después de aquel magnífico “Order Of The Black” de 2010. Aquel disco para muchos fue de lo mejor que había parido BLS en años. Para otros, entre los que me incluyo, fue lo mejor de la carrera del grupo liderado por el rubio y carismático guitarrista. Alberto López |
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Nota:6,9/10 |
Si obviamos el acústico “The Son Remains Not The Same” (2011) y el directo “Unblackened” (2013) son ya cuatro años que llevábamos si nuevas canciones de la banda. Y había ganas y expectación. Vuelven con formación renovada, ya sin Nick Catanese en la banda, quién, desde que entrara en la banda allá por 1998 siendo un completo desconocido, se había convertido en el complemento perfecto para Zakk, tanto en directo como a la hora de componer, y con nuevo batería. Dario Lorina (ex Lizzy Borden) se encargará de las seis cuerdas, aunque en este álbum no haya participado, mientras que tras los tambores a día de hoy se encuentra Jeff Fabb, pese haber sido Chad Szeglia quien haya participado en la grabación.
Musicalmente estamos ante un disco muy diferente a su predecesor. Aquí no vamos a encontrar algo tan atrayente y adictivo de primeras como pudo ser “Overlord” ni nada tan estimulante como “Parade Of The Dead” o “Godspeed Hellbound”. Aquí priman los medios tiempos, la pesadez, la contundencia e incluso el detallismo. “Fields Of Unforgiveness” aúna todas estas características para abrir boca. Pesado y contundente, a la par que rico en matices con los sempiternos armónicos marca de la casa y esa voz tan característicamente rasgada tirando de tonos más agudos.
“My Dying Time” fue el single de adelanto y ya en su momento, sin haber escuchado más, indicaba que el señor Wylde había optado por su vena más Stoner combinada con sus influencias casi setenteras. No me dijo mucho en su día, y si bien es cierto que gana con las escuchas no deja de ser un tema algo mediocre.Algo del espíritu de Black Sabbath, mezclado con el rock sureño que practicaba en “Pride & Glory”, está en “Believe”. Otro medio tiempo, y vas tres de tres, en el que destaca el desgarrador estribillo y el riff que camina sobre este.
El aire sureño continúa en “Angel Of Mercy”, la primera balada de este “Catacombs Of The Black Vatican”. Si a alguien se le dan bien este tipo de cortes es a Zakk, y aquí vuelve a demostrarlo con un corte intimista donde las guitarras acústicas y las tímidas orquestaciones acompañan a la perfección a la voz. “Heart Of Darkness” posee un gran riff principal, que seguramente podría haber formado parte de su anterior álbum, pero el tema, sin ser malo ni mucho menos, en comparación con cualquiera de aquellos sale perdiendo. Y es que a pesar de que la maestría de Wylde siempre está presente, quizá aquí hay cortes que se han quedado algo planos, de esos que apuntan grandes momentos de gloria que no terminan de llegar.
Los armónicos, la pesadez más absoluta y el medio tiempo vuelven a ser la nota predominante en “Beyond The Down”, que posee quizá las mejores melodías de todos los temas de este palo que hay en el disco. “Scars” es una auténtica maravilla. Una nueva balada en la que Zakk vuelve a sacar esa voz desde lo más profundo de su ser, aportando una sensibilidad y un gusto fuera de lo normal.
“Damn The Flood” es también de lo mejor del disco, sin duda. Este si que habría podido estar, y sin reparo alguno, en su anterior lanzamiento. Musicalmente podríamos decir que es algo a caballo entre Black Sabbath y Pantera, en el que el alma máter de esta banda se deja la garganta dándolo todo de si. Gran tema. La sombra de Ozzy y Tony Iommi sigue siendo alargada y queda patente una vez más en “I’ve Gone Away”, en la que destacan los fraseos de guitarra entre las partes cantadas.
Para “Empty Promises” se lo toman con calma con un comienzo predominantemente percusivo e in crescendo que tarda en desembocar en la estrofa. En el estribillo priman las voces armonizadas para ir a terminar, previo paso por un gran solo, como empezó. Y como colofón la tercera balada del disco: “Shades Of Grey”. Casi a ritmo de vals, con seis minutos y medio de duración, y con un nivel interpretativo magnifico es otra de esas joyas atípicas que nos regalan habitualmente.
Definitivamente el listón estaba muy alto y no han conseguido rebasarlo. Ahora bien, aquí también hay momentos para disfrutar sobradamente, solo que, lamentablemente, en otros falta algo, y sobre todo si tiramos de las inevitables comparaciones con ellos mismos.
Alberto López
Temas:
Fields of Unforgiveness
My Dying Time
Believe
Angel of Mercy
Heart of Darkness
Beyond the Down
Scars
Damn the Flood
I’ve Gone Away
Empty Promises
Shades of Gray