Acudo puntual a la cita – a diferencia de nosotros, los alemanes tienen fama de cumplir con el horario – y me sitúo en las primeras filas. Los asistentes, con una media de edad de veintipocos años, van llenando la sala hasta casi completar el aforo. Sobre el escenario, un imponente set de batería se yergue ante unas telas con un dibujo parecido a la portada del “Imaginations from the other Side” – apuesto a que también es de Andreas Marschall –. En vez de teloneros, suena por los altavoces el “Powerslave” de Iron Maiden una y otra vez – que supongo que debe ser más barato –. Mientras espero, a mi alrededor se debaten temas tan apasionantes como el excesivo tamaño de las camisetas oficiales – a diferencia de los alemanes, nosotros tenemos fama de no ser muy altos –.
Tras una larga hora y media de espera – dos “Powerslaves” –, se apagan las luces y empieza a oírse “War of Wrath”. Precedidos por el clamor del respetable, los germanos aparecen haciendo sonar los primeros acordes de “Into the Storm”, que coreamos encantados. La alineación en directo la forman los miembros oficiales (Kürsch, Olbrich, Siepen, Ehmke) acompañados de Oliver Holzwarth al bajo y Michael Schüren a los teclados. La canción acaba y el amable Hansi se deshace en halagos a Barcelona y sus habitantes – seguro que eso se lo dirá a todos –.
A partir de ahí, los músicos asumen sus respectivas posiciones sobre el escenario y el concierto continúa desarrollándose con normalidad y sin sobresaltos. El repertorio está centrado en sus – en mi opinión – trabajos más notables, “Imaginations from the other Side” y “Nightfall in Middle Earth”, junto con algunas canciones de su último trabajo, “A Twist in the Myth”. Las contadas concesiones a sus inicios son acogidas con entusiasmo por el público, especialmente “Valhalla” y “Lord of the rings”.
La técnica del conjunto es muy destacable, sobretodo la de Olbrich, cuya guitarra brilla especialmente en las canciones del “Nightfall…”. No obstante, Kürsch se ve obligado a armonizar muchas de sus líneas vocales en un tono más grave que en estudio – que es una bella manera de decir que “no llega” –, y es que los años no perdonan. Casi todos los componentes cantan los coros en directo, tan característicos del estilo del grupo, y si bien no reproducen exactamente la grandilocuencia de su sonido en estudio, consiguen un resultado bastante aceptable – claro que dos mil gargantas bajo el escenario también ayudan –.
La mezcla de sonido es equilibrada y permite discernir claramente todos los instrumentos, pero a la larga resulta un tanto homogénea. Los graves y en especial el bombo acusan una ligera falta de potencia, aunque cabe apuntar que Razzmatazz 1 no es una sala que destaque por su acústica. Con todo, el sonido no es ni mucho menos deficiente pero tampoco les favorece demasiado.
Se nota que el grupo está a gusto sobre el escenario, pero al estar los músicos anclados a sus respectivos instrumentos – las pedaleras de efectos son peor que los grilletes –, el espectáculo deviene estático pese a los esfuerzos de Hansi, que se pasea a sus anchas. Este hecho, sumado a la homogeneidad del sonido y a lo predecible del repertorio, provoca que el concierto resulte lineal y poco emocionante. En cambio el público – cuyo entusiasmo es proporcional a la antigüedad de los temas – se muestra dinámico y entregado.
Para acabar el recital, la interminable “And then there was Silence”, que gracias a sus contrastes y variedad de ritmos no sólo no se hace pesada, sino que consigue poner a todo el público a botar en su tramo final. Y como un concierto sin encore no es concierto ni es nada, empezamos a cantar el “Oéoéoéoééé” – ¡a los extranjeros les encanta! –, a la espera de que Blind Guardian regresen a escena.
Ante la reaparición del grupo, el público empieza a pedir a gritos “Majesty”, pero Kürsch se disculpa y nos ofrece a cambio “Imaginations form the other Side” y a juzgar por el clamor que le precede, a nadie le parece mal. A continuación, banquetas y guitarras acústicas para la coreada “The Bard’s Song (in the Forest)”. Al final, los alemanes acceden al constante ruego del público y tocan “Majesty” – me consta que no estaba prevista en el setlist –. Y ahora sí, tras dos razonables horas de concierto, el espectáculo acaba con la mítica “Mirror Mirror”, que nos deja a todos aplaudiendo a rabiar mientras la banda se despide con una sonrisa en la cara.
En conclusión: un concierto correcto y comedido – por su duración, sonido, la actitud de los músicos y la respuesta del público – pero por otra parte nada excitante ni espectacular – lineal, estático y previsible –. Lo que me hace pensar que aunque Blind Guardian son un gran grupo que merece todos mis respetos, su música se degusta mejor en estudio que en directo. Aunque eso sí, si te gusta cantar sus canciones junto con otros miles de personas, no te los pierdas la próxima vez.
Texto: Rider G. Omega
Fotos: Rider G. Omega y Markcerock
Crónica y fotos en colaboración con Empire Maagazine (
www.myspace.com/empirezonemagazine)
Set-list Blind Guardian – 13 de Septiembre ’08 – Sala Razzmataz @Barcelona:
War of Wrath
Into the Storm
Born in a Mourning Hall
Nightfall
Script for my Requiem
Fly
Valhalla
Bright Eyes
Otherland
Welcome to Dying
Time stands still (at the Iron Hill)
I’m alive
Lord of the Rings
This will never end
And then there was Silence
—————–
Imaginations from the other Side
The Bard’s Song (in the Forest)
Majesty
Mirror Mirror