El debut de Blues Pills en 2014 logró un impacto notable con su álbum homónimo, «Blues Pills», que fusionó influencias clásicas del blues rock de los años 60 y 70 con una energía fresca y contemporánea. Su llegada revitalizó el género, posicionándolos como uno de los actos más prometedores del revival del rock psicodélico.
Blues Pills se formó en 2011 gracias al encuentro de la vocalista sueca Elin Larsson, el guitarrista francés Dorian Sorriaux, y los hermanos estadounidenses Zack Anderson (bajo) y Cory Berry (batería, más tarde reemplazado por André Kvarnström). Desde sus inicios, la banda llamó la atención por su habilidad para canalizar el espíritu del blues y el rock clásico. Antes de su álbum debut, lanzaron varios EPs que sirvieron para construir una base de fans sólida y generar expectativas como «Devil man».
El 25 de julio de 2014 Blues Pills daban la sorpresa lanzando su primer álbum de estudio a través de Nuclear Blast, conocido por su enfoque en bandas de metal. Producido por Don Alsterberg, conocido por su trabajo con Graveyard, el disco capturó la esencia orgánica de la banda, utilizando técnicas de grabación analógica para recrear el sonido vintage que los caracteriza.
«Blues Pills» está compuesto por diez temas que destilan una mezcla cautivadora de blues, soul y rock psicodélico. Cada canción exhibe el talento individual de sus miembros, destacando especialmente la poderosa voz de Elin Larsson, que recuerda a grandes figuras como Janis Joplin o Aretha Franklin.
Hablando un poco de esos diez temas, «High Class Woman» es el single de inicio, con un riff contundente y una actitud desafiante, sirve como una declaración de intenciones. La voz de Elin brilla con una intensidad que atrapa desde el primer momento.»Ain’t No Change», una mezcla de blues desgarrador con un toque psicodélico que resalta la interacción entre la guitarra de Dorian y la base rítmica de Zack y Cory. «Jupiter» es una balada atmosférica que demuestra la versatilidad emocional de la banda, con arreglos melódicos y una interpretación vocal conmovedora. «Devil Man» es uno de los temas más icónicos de su repertorio, con una energía feroz que lo convirtió en favorito de los fans.»Little Sun»es el cierre del álbum es una pieza emotiva y melancólica, donde la banda muestra su lado más introspectivo.
Elin Larsson fue particularmente alabada por su capacidad vocal y su presencia magnética, mientras que Dorian Sorriaux, con apenas 18 años en ese momento, fue señalado como un prodigio de la guitarra. La producción de Alsterberg también fue destacada por su calidez y su fidelidad al sonido analógico.
El éxito de «Blues Pills» impulsó a la banda a girar extensamente por Europa, participando en importantes festivales como Wacken Open Air, Hellfest y Download Festival. Su habilidad para reproducir en vivo la misma energía que en el estudio consolidó su reputación como una banda imprescindible en el circuito de rock.
Además, el álbum ayudó a popularizar el resurgimiento del blues rock psicodélico, alineándolos con otros grupos contemporáneos como Graveyard, Rival Sons y Kadavar. Su capacidad para atraer a una audiencia joven y nostálgica por igual demostró que el rock clásico aún tenía un lugar destacado en la música moderna.
A casi una década de su lanzamiento, el álbum debut de Blues Pills sigue siendo considerado una obra fundamental en la discografía de la banda y un referente en el renacimiento del blues rock. Sentó las bases de su carrera y les permitió explorar sonidos más experimentales en álbumes posteriores como «Lady in Gold» (2016) y «Holy Moly!» (2020).
En resumen, el debut de Blues Pills en 2014 no solo marcó el inicio de una prometedora carrera, sino que también se estableció como un punto de referencia para el blues rock moderno. Su combinación de virtuosismo instrumental, pasión vocal y producción impecable los colocó en el radar de la escena musical global, asegurando su lugar en la historia del género.