Comenzaba a caer la noche madrileña cuando nos acercábamos a La Riviera para disfrutar de una buena velada metalera, con el principal atractivo de los fineses Children Of Bodom. Debo reconocer que yo iba con mis dudas con respecto a ellos, principalmente por dos motivos. El primero es que hace tiempo que no sacan un álbum que me convenza de verdad, creo que tienen para dar mucho más y a pesar de haber publicado buenos temas no han hecho grandes álbumes en su conjunto. Alberto López – Fotos: Mario López |
Estaba por ver la elección del set list y si estos nuevos temas funcionarían bien. Mi segundo motivo de duda era el ultimo concierto que les vi, en el Sonisphere del año pasado, y que fue un tanto desastroso.Aquel día ni la hora, ni el viento que hacia, ni el sonido en el segundo escenario jugaron a su favor, aun así, los múltiples errores que aprecié me dejaron desconcertado. Necesitaba comprobar que sólo fue un mal día y que por lo menos en directo seguían siendo el grupo que tan buenos momentos nos ha dado.
Pero antes de COB todavía había mucha tela que cortar. Pasadas las 7 de la tarde accedíamos a la sala y escasos minutos después salía a escena Medeia. También desde Finlandia venían con su nuevo disco, “Iconoclastic”, bajo el brazo y con muchas ganas de demostrar su potencial.
Tras una breve intro a cargo de la teclista Laura Dziadulewicz comenzaban sin concesiones con “We All Fail”. Muy entregados, subiéndose constantemente en los monitores y dejándose el cuello en un incesante headbanging, obtuvieron una buena respuesta del poco público que en ese momento se encontraba en la sala.
Sin respiro encararon “Abandon All”. El sonido no les acompañó en demasía durante todo el concierto y en este tema se hizo especialmente patente con un sonido algo embarullado donde entre el complejo ritmo que marcaba Janne Putkisaari con su batería destacaba demasiado la caja y poco el resto. Además, llegado el estribillo, la voz de Laura poniendo el contrapunto a la agresividad de la voz de Keijo Niinimaa fue prácticamente inapreciable.
Con la cortante y atresillada “The Unseen” y la pesada y más melódica “The Burning” continuaron. El sonido quizá mejoró algo, pero seguía sin ser bueno del todo. En ambos temas, y realmente durante todo el concierto, por encima del buen hacer de Samuli Peltola y Pekko Mörö con sus guitarras, destacó Janne y su batería. Gran trabajo el suyo, con un simple kit de jazz, algo que raramente se ve en un grupo de Death Metal, machacándonos constantemente con sus complejos ritmos.
Llegado este momento Keijo se comunica por primera vez con el publico y avisa de que viene un tema rápido. “Descension” sorprendió gratamente con su velocidad, sus armónicos y su contundencia. Fue de lo mejor del concierto, sin duda. Tema corto pero realmente intenso.
Mientras suenan los primeros acordes de “Iconoclastic”, el tema que abre su nuevo disco, y mientras el publico corea la melodía de las guitarras dobladas, nos avisan de que por hoy ya ha sido bastante y se despiden. Un tema muy rítmico y con grandes juegos de guitarra que nos demostró que de técnica van sobrados. Una lastima, a mi modo de ver, que la voz fuese tan lineal y que en apenas seis temas ya se echase de menos algo mas de variación. Estoy seguro de que el sonido jugó en su contra y a su favor hay que decir que supieron ganarse al público desde el primer momento y que este respondió muy positivamente.
Tras retirarse brevemente encararon el último tema de la noche para ellos: “Misery Preveals”. Se confundieron al comenzar y, lejos de ruborizarse, se desataron las risas en el escenario y rápidamente se extendieron al público también. Cuando acertaron nos demostraron una vez más su técnica con un duelo de guitarras descomunal. Gran tema que cerró un concierto muy correcto por su parte que a buen seguro habría ganado mucho con un mejor sonido.
Durante los consabidos cambios en el escenario salimos a tomar el aire y cuando volvimos a entrar ya se apreciaba una mayor afluencia de publico para el siguiente plato de la noche: Decapitated.
Llegamos a los chequeos de sonido previos al show de los polacos, que realizaron ellos mismos, y donde aprecié que los triggers en los bombos de la batería estaban demasiado presentes. Confiaba en que solo fuese la prueba, pero el transcurso del concierto me hizo ver lo equivocado que estaba. Quizá se deba a que no tienen batería fijo, no lo sé, pero si sé que me dio verdadera lástima ver como Pawel Jaroszewicz, reputado músico polaco, hacia verdaderas maravillas con las manos pero con los pies, que le veía desde donde estaba colocado en algunos momentos del show, rozaba el fraude.
Con la larga intro acústica, “Silence”, y una buena cantidad de humo, daba comienzo el concierto. Mientras sonaban los arpegios grabados el público ya estaba entregado y ni siquiera habían salido todos los componentes al escenario. Pawel animaba detrás de los timbales mientras la intro llegaba a su final y el resto salían en tromba con “Pest”. Un comienzo brutal, con un Rafal “Rasta” Piotrowski absolutamente arrollador desde el primer momento. Tanto el como sus rastas no pararon de moverse y animar ni un solo segundo. Demostró ser un grandísimo frontman. Tuvieron algún pequeño acople muy molesto pero que no empañó el tema en absoluto y con el gran final de éste ya tenían al público en el bolsillo. La mejora de sonido con respecto a sus compañeros de Medeia quedó patente rápidamente.
Con una pequeña metedura de pata en la batería, que casi nadie pareció apreciar, dieron paso a “404”. El bajo y los armónicos de guitarra nos golpeaban una y otra vez mientras “Rasta” tenia a la sala a su merced y era capaz de levantarla con un simple movimiento de cabeza. El público estaba entusiasmado y el grupo proyectaba una gran imagen, muy activos y sólidos. Gran solo para cerrar este corte de su “Carnival Is Forever” que fue muy aplaudido. Tocaba echar la vista atrás y encarar “The Fury” una vez solucionados algunos problemas que parecía tener “Rasta” y que necesitaron de la presencia de un asistente en el escenario. El comienzo fue demoledor y desataron los primeros pogos de la noche. Ya considerado un clásico de la banda, fue un corte celebradísimo donde las manos de Pawel desparecían de nuestra vista por momentos. No, no comentaré nada más sobre sus pies.
Sin cantante, que saldría después entre ovaciones, dan comienzo a “A View From A Hole”, que fue de lo peor de la noche. El público así lo debió notar también porque pasaron de estar totalmente entregados a estar fríos como el hielo hasta la mitad del tema en adelante donde ya recobraron algo de energía. Quizá también notaron, como yo, ciertos errores de ejecución y algún problema de sonido, que misteriosamente sólo les afectó en este tema. Yo me inclino más a pensar que ante la complejidad del tema se echaba mucho de menos el apoyo de un segundo guitarrista, y es que Waclaw “Vogg” Kieltyka es bueno, pero no Superman.
Tras un pequeño parón, donde el batería ajustó en su mesa la sutil electrónica que iba a acompañar el siguiente tema, recuperaron toda la contundencia y esa pequeña sensación que se había instaurado en mi, durante los cinco minutos anteriores, de que habían ido de mas a menos desapareció por completo. Soltaron tanto humo que casi no se les veía encima del escenario, pero ahí estaban y el público disfrutaba nuevamente con ellos.
Se acercaba el final y así nos lo hacían saber a través de su cantante, que estuvo poco comunicativo con el publico, pero que tampoco hizo falta más, ya que con sus gestos y movimientos se llevaba al respetable de calle. “Homo Sum”, veloz y contundente, volvió a desatar tímidos pogos en el centro de la sala y su ya mítico “Spheres Of Madnes” desató la locura controlada y ofreció a la audiencia, que copaba casi la mitad del aforo, lo que había ido a buscar. Poco a poco fueron bajando el tempo del tema, hasta que dio la sensación de que se extinguía por si mismo, y al grito de “¡Gracias Madrid!” nos abandonaron definitivamente, no sin antes aplaudir la entrega del público en algo que se tornó en un reconocimiento recíproco. De poco sirvió que se corease el nombre del grupo, no volvieron a salir, y tuve la sensación de que había quien se quedaba con ganas de más.
Vuelta a la calle, vuelta al frío que ya reinaba en la capital, para tomarnos unos minutos de respiro. Cuando entramos de nuevo ya estaba la batería colocada en un lado del escenario como es costumbre en ellos, que no suelen colocarla centrada, y con una banderita de España a cada lado, algo que me pareció totalmente innecesario. También se habían instalado 3 pantallas de video tras ella, que durante el concierto proyectarían diferentes imágenes acorde con el tema que estuviese sonando en ese momento.
Simplemente con las pruebas que presencié ya se auguraba una buena mejora en el sonido con respecto a sus dos predecesores, algo que posteriormente se vio confirmado. El teclado se probó a ritmo del “Oops… I Did It Again” de Britney Spears que el público cantó tímidamente. Pensaba que para COB entraría algo más de gente, pero no, la cosa se quedó en media entrada escasa, poco aforo para un grupo de esta talla. Quizá el hecho de que fuese domingo, y la cantidad de conciertos que se nos vienen encima en estos meses, pasó factura.
A las 21:15, cuando el público empezaba a impacientarse al grito de “¡Chiiiiildren! ¡Chiiiiildren!…” se apagaron las luces y comenzaron a sonar el rugido de un coche y sirenas de policía. Jaska Raatikainen fue el primero en aparecer tras su batería y el rugido de la sala fue ensordecedor. Poco después aparecieron los demás, con Alexi Laiho en cabeza escupiendo agua hacia arriba, y comenzaron con “Transference” de su reciente “Halo Of Blood”, tema que fue bien acogido y que nos mostró ya a un Alexi en plenitud de facultades. Mis temores se iban disipando. Quizá al comienzo del tema las teclas de Janne Wirman estaban un poco bajas, algo que se solucionó rápidamente.
Pronto llegó uno de los momentos mas esperados. “Silent Night, Bodom Night” sonaba atronadora, la banda perfectamente conjuntada demostrando su gran calidad. El duelo, ya mítico, entre Alexi y Janne llegó casi sin darnos cuenta y la gente estaba entusiasmada. Muchos aplausos para uno de los mejores temas de su carrera y para una gran ejecución. Mis dudas se habían despejado.
Laiho se dirige al público y les da las gracias, a parte de hacernos saber que es un placer para ellos estar de nuevo en Madrid, mientras va sonando una larga intro de teclado que dará paso a “Sixpounder”. Con uno de los estribillos más coreados de la noche a Alexi y compañía se les veía disfrutar igual que disfrutaba el público con el cantante y su típica pose con el pie apoyado en el monitor y la guitarra verticalmente apoyada en la pierna. “Halo Of Blood” y “Scream For Silence”, las dos de su último trabajo, fueron recibidas con frialdad, dejando patente, y es algo de lo que deberían tomar nota, que sus últimos lanzamientos no han estado a la altura que sus fans esperan de ellos. No fue hasta la llegada del solo doblado de la primera, y el comienzo de la segunda, cuando el público comenzó a animarse un poco.
Fue significativo el cambio de actitud de la audiencia entre estos dos temas y el siguiente que atacaron, anunciado como uno de los antiguos, que no fue otro que “Bodom After Midnight”, otro de sus grandes éxitos y con el que la sala, enloquecida, disfrutaba sin remilgos. En las pantallas de detrás de la batería lucían las iniciales del grupo en color rojo y ellos sonaban magníficamente bien. De lo mejor del concierto. Más al pasado nos fuimos, concretamente hasta su primer disco, a continuación. La gente saltaba y alzaba los puños extasiados con “Lake Bodom” donde volvieron a hacer una demostración de técnica verdaderamente admirable. Fue el único momento donde Alexi quizá flojeo un poco vocalmente hablando, pero no tuvo importancia, la sala daba palmas a petición suya como si no hubiese mañana. El triunvirato formado por Jaska, Janne y Alexi destacaba por encima de todo. Y esto sin desmerecer a Henkka y Roope, quienes estuvieron más que correctos, pero más en un segundo plano, haciendo la labor sucia.
Laiho vuelve a dirigirse al publico para decirnos que somos increíbles y preguntarnos si seguimos vivos. La respuesta creo que le quedó clara, ya que a continuación pidió que se formara un mosh-pit para el siguiente tema, que no fue otro que “Hate Crew Deathroll”, y la sala respondió en condiciones. La banda estaba disfrutando y en su salsa, Janne se acercaba a la tarima de la batería para quitarle una baqueta y acercarse al frente del escenario y juguetear con el publico al “te la doy o no te la doy”.
Tras esto, volvió la frialdad a la sala, y no solo por los copos de nieve que caían en las pantallas tras la batería. Se anunciaba un nuevo tema de “Halo Of Blood”, mas concretamente “Dead Man’s Hand On You”. Pesado y con cierta melodía no consiguió hacer reaccionar en lo mas mínimo a la audiencia. Totalmente prescindible. Otro de los momentos más celebrados de la noche fue la llegada de “Are You Dead Yet?”. Mucha gente criticó el disco al que da nombre dicho tema en su día, pero la realidad es que la sala lo acogió con gran algarabía, coreando y botando sin parar. Alexi nos ofreció otro recital de armónicos y escalas que no dejó a nadie indiferente. Es alucinante lo que es capaz de hacer este muchacho cantando y tocando a la vez. Genial.
“Blooddrunk” inundó de sangre los monitores traseros… y poco más, pasó sin pena ni gloria. No ocurrió lo mismo con “Angels Don’t Kill”, donde, tras la locución inicial, la sala botó y coreó las melodías de guitarra con verdaderas ganas. En las pantallas traseras nos mostraban unas imágenes abstractas, que mas bien parecían un test de Rorschach, mientras Alexi hacia malabarismos con su guitarra.
Momento de risas generalizadas cuando cayó sobre el escenario unos calzones, algo que desató múltiples bromas entre los miembros del grupo mientras el público reía con ellos. Tras el cachondeo vino la traca final. Para empezar “Towards Dead End” desataba pogos en el centro de la sala mientras el resto nos maravillábamos de los solos de guitarra y teclado y las iniciales del grupo volvían a lucir. Sin tiempo para pestañear enlazaron con “Hate Me!”, otra de las indispensables y más esperadas de la noche. La gente enloqueció del todo y había momentos en que llegaban a tapar la voz del bueno de Alexi. El sonido de un disparo acaba con el tema de golpe y nos informan de que la siguiente es la última. El público les dice que no y ellos empiezan directamente con “Downfall”, otra de su celebradísimo “Hatebreeder”. La sala ya no atendía a razones, totalmente entregada, mientras Janne tocaba dado la vuelta mientras bebía cerveza. Toda la sala brazos y cuernos en alto despedía a los fineses cuando hacia hora y cuarto escasa que habían comenzado.
Tras hacerse algo de rogar volvían a aparecer en el escenario para encarar el que, este si, sería su último tema. Volvieron a sonar las sirenas de la policía, como al principio, volvió a salir primero Jaska y después el resto, todo como en una repetición del comienzo del concierto. Finalmente encararon “In Your Face”, con ese riff machacón que levanta a un muerto, y que como no podía ser de otra manera, puso la sala patas arriba. Tras esto se despidieron definitivamente tras un concierto que no llegó a la hora y media y que, salvo ciertos temas, estuvo realmente a la altura del nombre de Children Of Bodom.
Alberto López
Fotos: Mario López
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Setlist COB – Madrid
Transference
Silent Night, Bodom Night
Sixpounder
Halo of Blood
Scream for Silence
Bodom After Midnight
Lake Bodom
Hate Crew Deathroll
Dead Man’s Hand on You
Are You Dead Yet?
Blooddrunk
Angels Don’t Kill
Towards Dead End
Hate Me!
Downfall
—-
In Your Face