Crazy Train: The High Life and Tragic Death of Randy Rhoads – Joel McIver // Jawbone Press
No hay duda de que la figura de Randy Rhoads se ha convertido en un auténtico icono del heavy metal mundial. A pesar de su corta carrera, el talento que atesoraba el rubio guitarrista de Burbank lo convirtió en figura mundial, y su trágica y repentina muerte le catapultó al estatus de leyenda. Aunque Rhoads sea un guitarrista de referencia, realmente hay muy poco material relacionado con él. Por ejemplo, en vida sólo llegó a editar cuatro discos (dos con Quiet Riot, dos con Ozzy Osbourne), y luego se editaron un par de obras póstumas. En formato video, existe muy poca oferta también aparte de unos pocos temas en un programa de televisión y algunas grabaciones pirata de la época, y de material fotográfico hay algo más pero a la que buscas un poco ya empiezas a ver fotos repetidas por todas partes.
Es por eso que cada vez que aparece más material relacionado con Rhoads, los fans se friegan las manos pues el culto a la figura del guitar hero ha llegado a cotas casi mesiánicas. En esta ocasión, Joel McIver (autor también de una buena biografía sobre Cliff Burton de Metallica) nos acerca una de las biografías más completas que se han escrito sobre Randy Rhoads. El grueso del libro está basado en la multitud de entrevistas que McIver realizó para la ocasión, incluyendo a personajes tan clave en la historia como la madre de Randy, Delores Rhoads; sus hermanos Kelle y Kathy; amigos de infancia clave como Kelly Garni (con quien acabó formando Quiet Riot); músicos que compartieron escenario con Randy como Bob Daisley, Lee Kerslake, Rudy Sarzo o Tommy Aldridge; o incluso luthiers que fabricaron guitarras para él, incluyendo a Grover Jackson. Aparte, el libro contiene extractos de entrevistas de distintas épocas a Ozzy Osbourne, Kevin DuBrow, Zakk Wylde y varios músicos de metal más actual que hablan de la influencia de Randy Rhoads sobre ellos.
En general, la cantidad de detalles nuevos que desvela el libro es bastante ingente, aunque es cierto que casi todos se basan en la vida diaria del Randy Rhoads "persona normal": desde su época en el instituto, hasta sus primeros pasos como guitarrista, su obsesión por estudiar y su carrera como profesor del instrumento en la escuela de música de Musonia, regentada por su madre. Durante esta época se nos descubre a un Randy obsesionado con la guitarra, pero un poco desangelado debido al poco éxito que tenía su banda, Quiet Riot, a pesar de ser una estrella local, un poco a la sombra del gran Eddie Van Halen. A partir de ahí, llega la oportunidad con Ozzy Osbourne y el resto, como se suele decir es historia.
Lo que más sorprende, quizá, leyendo el libro es llegar a descubrir que, siempre según testimonios entrevistados en el libro, Randy le llegó a decir a Ozzy que dejaba la banda. El detonante fue el hecho de que el contrato que Ozzy tenía firmado con Jet Records incluía un disco en directo de versiones de Black Sabbath (el que acabaría siendo "Speak of the Devil"), y Randy, literalmente, ODIABA tocar ese material. Eso, sumado al hecho de que era un chaval muy casero y lo más alejado que uno se pueda imaginar de la vida de rockstar al uso (que, estando al lado de Ozzy a principios de los ochenta, os podéis imaginar cómo era en este caso en particular). Al parecer, Ozzy no se tomó nada bien la noticia y, aparte de golpear a Randy, le llamó "cretino desagradecido". De nuevo, recuerdo que todo esto según testimonios que intervienen en el libro. El otro gran factor que llevó a Rhoads a tomar la decisión de dejar la vida de rockstar era su auténtica pasión por la guitarra clásica, por lo que quería seguir estudiando el instrumento a tiempo completo.
Aparte de pequeños detalles y anécdotas (incluso descripciones quizá un poco demasiado detalladas del accidente que acabó con la vida del guitarrista), el libro en general intenta mantener una distancia y un tono neutro. De hecho, McIver recalca en varias ocasiones que ha intentado mantenerse, a propósito, lejos del tono adulador que suelen tener las biografías sobre personajes que ya nos han dejado, pero que en el caso de Randy Rhoads ha sido casi imposible, puesto que parece que es el parecer general de que Randy era una excelente persona. En algunos momentos se deja entrever que "no era un santo" o que "no era perfecto", pero aparte de un par de pistas donde se nos insinúa que le gustaba gastar bromas pesadas (sin entrar en muchos detalles), la figura de Rhoads no sale nada mal parada en el libro. Al contrario.
En definitiva, esta entrada en el universo Randy Rhoads vale la pena si estás interesado en la figura del guitarrista, especialmente en su faceta más humana. El libro luce en la parte menos conocida del personaje o en momentos más geekies cuando los luthiers de Randy hablan sobre cómo diseñaron y fabricaron sus icónicas guitarras; pero se convierte en algo un poco más estándar durante la fase final de la vida de Randy, aunque sigue aportando información valiosa. El autor intenta no emitir juicios de valor e intenta ajustarse a los hechos, dejando que sean los protagonistas quienes pongan interrogantes sobre la mesa. La repetición de extractos de entrevistas en distintas partes del libro restan unos pocos enteros a la obra, y a veces todo puede llegarse a hacer un poco repetitivo en tono y contenido, pero no son razón de peso para dejar de leer este interesante libro si eres fan de la figura de Randy Rhoads.