Afro Blue Festival – 9 de Septiembre 2022 – Jardines de Zuloaga (Segovia)
Ya llegando casi al final de la temporada de festivales de verano, se situó en la agenda la primera edición de un prometedor Afro Blue Festival en Segovia. Prometedor porque, ideado por las experimentadas mentes pensantes de la gente de Soul Matters, la cosa cuanto menos prometía.
Texto: Susana Manzanares
Fotos: David Aresté
No sabemos si tenían como objetivo montar un festival no masificado, en los espléndidos Jardines de los Zuloaga de Segovia, horarios soportables para el público y con un cartel de lo más variado del soul, funk, blues y rock nacional e internacional en un entorno plácido y con solera, pero el caso es que lo consiguieron. Quizá los más puritanos pensarán que qué pintaba un medio como el nuestro ahí, pero ya hace mucho tiempo que venimos cubriendo cualquier estilo de música relacionada con el rock, así que estando Nikki Hill como cabeza de cartel del primer día tuvimos esa maravillosa excusa e intentar pasar “desapercibidos” en tan exclusivo evento. Sólo lamentamos no haber podido estar el festival completo y repetir al segundo día…
A las 19h abría la veda Gisele and The Shu Shu’s, el proyecto en solitario de la gran Gisele Jackson que ha cantado con gente como Ray Charles, Donna Summer o James Brown, que ha girado por todo el mundo y ha abierto para grandes como Tito Puente o actuado en Hollywood… si todo este currículum es el de alguien que abre el festival, ya nos podemos hacer una idea cuál será el nivel.
El hecho de abrir el festival siempre corre el riesgo de deslucir una actuación, ya que al tocar de día todo parece mucho menos vistoso, pero nada más lejos de la realidad. Cuando Gisele y su banda comenzaron a desgranar su repertorio lleno de grandes temas del soul como ‘Son of a Preacher Man’ de Dusty Springfield, ‘Rock Steady’ de Aretha Franklin o ‘I Put Spell on You’ del gran Screamin Jay Hawkins alternándolos con temas propios como ‘They Can Run’.
Una auténtica delicia de inicio y una actuación elegantísima de Gisele y su fantástica compañía, su genial trío de acompañantes Shu Shu’s con Abel Boquera al Hammond, el feeling tremendo de David Wilkinson a la guitarra y Caspar St. Charles a la batería cerrando el círculo.
Tras ella, el número de músicos sobre el escenario pasó a nueve ya que era el turno de El Combo Batanga, el latin combo surgido de otras bandas como Amparanoia, Macaco o Jerry González entre otros para acabar posicionándose como unos referentes actuales del Boogaloo y el soul latino desde Madrid. Su último trabajo es “Who Cares” que editaron hace dos años y es el que venían a presentar al festival.
El frío del atardecer segoviano comenzaba a rondar por el recinto pero entre el público aún no se sentía y se combatía gracias a los bailes que se marcaban con las canciones del grupo como ‘Mi Bogaloo’, ‘El Batilongo’, ‘Batanga!!!’ o ‘El Chicharrón’ que fue con la que acabaron.
Nuestros respetos a toda la banda que hicieron una interpretación más que exquisita de todos los temas que interpretaron y mención especial a su cantante Alejandro Gutiérrez, que tiene un “flow” tremendo y que ojalá nosotros nos pudiéramos mover una mínima parte como lo hace él. El combo batanga resultó ser otro suculento plato del menú.
Mucho teníamos que bailar todavía para olvidarnos de los Batanga, así que con el frío haciéndose más fuerte y la noche poniéndonos de telón ese casi pleno en la luna espectacular, saltaba al escenario el de Carolina del Norte y su banda, Big Daddy Wilson.
Hace 20 años que comenzó su carrera y desde entonces no ha parado de editar discos llegando hasta “Deep In My Soul”, el último hasta la fecha y el que principalmente vino a presentar al festival. Big Daddy se escondía bajo sus gafas de sol aunque fuese ya de noche, derrochando si cabe aún más todo su carisma sobre el escenario. Su banda interpretó de una forma más que elegante los crudos versos de alguno de los temas de ese último disco. Nos regalaron uno de los momentazos del festival con la invitación de Big Daddy a Gisele para cantar el ‘Knock on Wood’, que han versionado desde Otis Redding a David Bowie, un regalo en toda regla de este festival que nos llevamos para la memoria.
El hecho de seguir disfrutando de buena y nueva música en un entorno tan privilegiado, hacía que con la cena resistiéramos un poco más al frío y encarásemos la penúltima actuación del festival con muchas ganas ya, era el turno de J.P Bimeni & The Black Belts.
Es digno de mencionar un extracto de su biografía para saber de dónde viene J.P: “JP Bim-Nyi es un artista de Burundi afincado en el Reino Unido. Burundi es un pequeño país del este de África con una historia sangrienta y con mucha menos atención en el escenario mundial. Bim-Nyi no es ajeno a la violencia, sobrevivió a la infame masacre escolar de Kibimba cuando tenía 16 años y apenas unos meses después estuvo a punto de perder la vida por segunda vez en un tiroteo entre pandillas que lo dejó gravemente herido. Con la ayuda de una beca del “The Hugh Pilkington Charitable Trust” con sede en Oxford, se mudó al Reino Unido para estudiar y ha vivido allí desde entonces. Pero no ha olvidado su patria, y a medida que pasa el tiempo, intenta darle sentido a la sociedad en la que creció y la música lo ayuda a seguir este camino.”
Wow…
Por cosas de la vida, J.P. acabó con los madrileños Black Belts como banda soporte editando sus dos primeros discos en solitario “Free Me” y “Give Me Hope”, el que venía a presentar en el festival. De nuevo, otra clase de infinita elegancia y buen gusto que mezcló el soul y el funk con temas como ‘Give Me Hope’, ‘Don´t Fade Away’ o ‘Free Me’.
La banda realizó un trabajo excepcional para acompañar la presencia de J.P que cantó con una sensibilidad extraordinaria y una versatilidad pasmosa. Si tenemos oportunidad de coincidir de nuevo con él en un escenario no nos lo perderemos.
Llegaba la media noche y no queríamos hablar más del frío, que a estas alturas de la noche era ya un enemigo despiadado, pero llegaba el final del día así que había que combatirlo dándolo todo para recibir a Nikki Hill, cabeza de cartel de este primer día y que venía a presentar su último disco “Feline Roots”. Era la propuesta más “eléctrica” y rockera del festival y nuestra principal razón para desplazarnos hasta los Jardines de los Zuloaga.
Era la última, pero la de Carolina del Norte (y residente en Nueva Orleans) salió como el vendaval que sabíamos que era y no paró ni un momento en la hora y media que duró su actuación. Su repertorio pasó la docena de temas repasando los tres primeros discos dándole más protagonismo a este último que prácticamente casi lo tocó entero.
Al igual que pasa con los músicos de Memphis o Nashville, cualquier músico de Nueva Orleans tiene un talento innato, desayunan, comen y cenan música… Es una gozada verles cantar o tocar cualquier instrumento y más si llevan en el mundillo desde bien pequeños como le pasa a Nikki, que se le nota que disfruta con sus compañeros y cada vez que se dirige al público.
También debe ser una ventaja tocar con su marido, el guitarrista Matt Hill que es quién aporta con su guitarra los sonidos más potentes a las canciones, una bomba de relojería que va explotando a medida que va avanzando su repertorio. Su actuación no bajó de intensidad ni un momento, pero no nos imaginamos como debe ser un concierto suyo en una sala, esperamos comprobarlo pronto.
En definitiva, un fantástico fin de cierre con toda una reina del soul como es Nikki Hill, a falta de otro día festival que iba a seguir desgranando interesantes y exquisitas propuestas de música afroamericana. Gracias a la organización por dejarnos asomar la cabeza en un entorno tan idílico y darnos el privilegio de disfrutar así de la música en vivo… Mucha suerte con las futuras ediciones del festival, que esperamos sean muchas y que si la ocasión nos sonríe volveremos a repetir, sin duda.
Texto: Susana Manzanares
Fotos: David Aresté