Be Prog! My Friend – Poble Espanyol (Barcelona) – 28 y 29 de Julio ’18
Lo que empezó como una locura de verano en la ciudad condal ha cumplido este 2018 su quinta edición. Y es que el festival especializado en sonidos progresivos Be Prog! My Friend, atrae cada año a un público muy especializado que está encantado de poder ver, verano tras verano, a los nombres más venerados del género, pero también a esos artistas incipientes, alternativos y diferentes que dan vida a las distintas vertientes del rock progresivo.
Texto y Fotos: Edko Fuzz
En esta edición, los dos días tendrían dos caracteres bien marcados. La primera jornada, el viernes, estuvo marcada por los sonidos más potentes del metal progresivo de nombres como Persefone, Baroness, Pain of Salvation, A Perfect Circle y Oranssi Pazuzu; mientras que el sábado contaría con nombres practicantes de sonidos más clásicos en el género como Plini, Gazpacho o Steve Hackett, mientras que Sons of Apollo y Burst completarían el segundo día de nuevo con sonidos potentes.
VIERNES, 28 DE JUNIO
Los encargados de abrir el festival bajo un sol de justicia fueron los andorranos Persefone. Practicantes de un death metal progresivo muy técnico y contundente, la banda se lo dejó todo para tratar de agradar a los primeros asistentes que estaban aguantando bajo el duro sol veraniego. Y vaya si lo consiguieron. Sin ni siquiera tomarse un respiro, la banda desgranó temas de todas su discografía, haciendo especial hincapié en su última referencia, "Aathma" (2017).
El vocalista Marc Martins no paraba de alentar al público, bajar a las vallas, desgañitarse y moverse de un lado para otro del escenario dejándose la vida en cada nota, mientras que la dupla de guitarristas Carlos Lozano y Felipe Baldaia llevaban el peso musical de una contundente base sónica que hizo temblar los cimientos del Poble Espanyol a la hora de la merienda. Gracias al buen humor y su entrega sobre el escenario, Persefone lograron, a buen seguro, un puñado de nuevos fans justo antes de embarcarse en una gira por Estados Unidos.
Tras un pequeño parón en el que pudimos refrescarnos un poco, Baroness asaltarían las tablas del festival. Hace poco más un año nos dejaron más bien fríos en su anterior visita a la ciudad, pero esta vez, John Baizley y compañía lograrían caldear más, si es que eso era posible, el ambiente. Abriendo con "Take my Bones Away" de "Yellow and Green" (2012), Baroness demostraron desde el minuto uno que se lo habían venido a llevar de calle.
La reciente incorporación de la guitarrista Gina Gleason en lugar de Peter Adams le ha dado a Baroness un empujón muy importante. Su actitud sobre el escenario, así como sus valiosas contribuciones tanto musicales como vocales, hacen de Gleason un complemento perfecto para Baizley al frente de la banda. Así quedó demostrado en momentos como "March to the Sea", "Shock Me" o "Green Theme". También hubo momentos para recordar los discos más primigenios de la banda con "The Sweetest Curse" o "A Horse Called Golgotha", con riffs que tomaron el Poble Espanyol por la fuerza.
A pesar del calor, Baizley se lo dejó todo en el escenario en momentos espectaculares como "If I Have to Wake Up (Would You Stop the Rain?)" o, sobre todo, "Eula", un tema lisérgico y envolvente que se ha convertido en un auténtico fijo en los directos de Baroness. Con la gente que prestaba atención rendida a sus pies, los de Georgia pusieron punto y final a su sudorosa actuación con la esperada "Isak", su única visita a "Red Album" (2007). A pesar de no ser estrictamente una banda de metal progresivo, la personal propuesta de Baroness convenció en el Be Prog y se impuso la personalidad y las ganas de presentar una propuesta única y auténtica.
Con la solana ya un poco a la baja (y menos mal), los siguientes en subir al escenario fueron los veteranos suecos Pain of Salvation. La banda está en plena gira de presentación de "In the Passing Light of Day" (2017) y con ello empezaron la descarga con tres temas seguidos de ese disco: "Full Throttle Tribe", "Reasons" y "Meaningless". Daniel Gildenlow es el líder absoluto de Pain of Salvation y se nota, pues domina el escenario sin contemplaciones. A su lado, el gigantesco guitarrista Johan Hallgren da la nota de color con su look guerrero mientras aporrea las siete cuerdas de su guitarra.
Su último disco aún se benefició de varias visitas más con el correspondiente riffeo guitarrero sobre bases sincopadas de batería, pero también hubo tiempo para escuchar cosas de "Remedy Lane" (2002) como "Beyond the Pale" y "Rope Ends", o incluso "Linoleum" de "Road Salt One" (2010). Pain of Salvation convencieron con su poderío, su técnica y su buen hacer a un público entre el que se contaban un buen puñado de camisetas de la banda.
El plato fuerte del primer día llegó un rato después con A Perfect Circle. La banda norteamericana llevaba más de una década sin pisar los escenarios, y ha vuelto a la acción con su tercer disco de estudio, "Eat the Elephant" de este mismo año. El combo liderado por Billy Howerdel y Maynard James Keenan es conocido por su recelo a ser fotografiados en directo, pero esta vez tuvimos suerte tanto los fotógrafos por poder tomar imágenes de un par de sus temas (con iluminación muy difícil, por decir algo) como el público, que pudo sacar sus móviles a sus anchas.
La experiencia de vivir A Perfect Circle en directo se asemeja a tener sexo por primera vez, vivir una epifanía personal o poder volver a experimentar pequeños placeres de la vida después de un largo tiempo sin haberlo podido hacer. Simplemente, es algo inigualable. Ya desde el comienzo con dos temas de su último álbum, quedó claro que no estábamos simplemente ante otro concierto. El sonido cristalino y contundente, las canciones envolventes, las proyecciones sencillas pero muy efectivas y, en definitiva, el conjunto del show dejaba claro que aquello transcendía el concepto de show para elevarlo a experiencia. Hasta ocho temas pudimos disfrutar de "Eat the Elephant" pero, por supuesto, A Perfect Circle también revisitaron sus trabajos anteriores.
Mención especial para la rotundidad de "Counting Bodies Like Sheep to the Rhythm of the War Drums", la fragilidad camuflada de "The Contrarian", la belleza de "TalkTalk" o incluso los aires poperos de "So Long, and Thanks for All the Fish". Sonaron también perlas como "The Hollow" o "Rose" de su primer disco, "The Package" o "Weak and Powerless" de su segundo trabajo, la versión de Depeche Mode "People are People" y media docena de temas más que nos llevaron de la mano con un sonido puro y maravilloso capitaneado por la envolvente guitarra de Howerdel, el bajo de Matt McJunkins y, por supuesto, la maravillosa voz y el traje rosa de Keenan, todo un personaje que apenas abrió la boca para dirigirse al público. Solo fue después de la final "Feathers" (el mejor tema de su último álbum para el que suscribe) que Keenan bajó de una de las tarimas que conformaban el montaje escénico para saludar al respetable tras una actuación para el recuerdo y que fue la última del día para un servidor, ya agotado entre el sol y la explosión sensorial que resultó ser el show de A Perfect Circle.
SÁBADO, 29 DE JUNIO
Con energías renovadas y el mismo calor sofocante, la segunda jornada del festival empezaba en el Poble Espanyol con los sonidos más prog clásicos del joven guitarrista australiano Plini. Acompañado de una banda más que competente, Plini nos regaló su propuesta instrumental que puede evocar a ratos a cosas como Joe Satriani. A pesar del escaso público que se congregaba en el festival a esa calurosa hora, la banda hizo gala de un sonido excepcional en su corto set.
Plini nos vino a presentar su último disco, "Handmade Cities" (2016), e hizo las delicias del respetable gracias a las aptitudes de la sólida banda en la que destacó todo momento el bajista Simon Grove. A pesar de unos pequeños fallos técnicos que se salvaron con diligencia, Plini se despidió del festival tras un set que fue la perfecta apertura para el segundo día de festival.
Poco más tarde asaltaban las tablas los noruegos Gazpacho. Veteranos de la escena ya, la banda se presentaba en el Be Prog por primera vez para hacer un repaso bastante equitativo por su extensa discografía. Desde la inicial "Soyuz One" de su nuevo disco de este mismo año, ya se vio que Gazpacho venían a hacer lo suyo, sin aspavientos y con un sonido más que decente. Y es que la música de la banda no da demasiado pie a una actitud enérgica ni dentro ni fuera del escenario, así que los medios tiempos de su autodenominado art rock fueron la nota predominante en su concierto.
Como bien comentó su cantante Jon-Arne Vilbo, el disco al que más suelen recurrir en sus directos es "Tick Tock" (2009) y ello quedó demostrado con cuatro visitas a ese disco, incluyendo tres partes del tema "The Walk" y la final "Winter is Never". También hubo tiempo para cosas como "Golem" o "Upside Down" de otros trabajos. La banda se mostró impasible en su ejecución del repertorio y, así acaso, llamó la atención Mikael Krømer por sus constantes cambios entre guitarras y violín. Uno de los platos fuertes del segundo día que, quizá debido a la luz diurna, no pudieron imponer su propuesta que incluía unas fantásticas proyecciones que quedaban algo deslucidas al no estar el entorno a oscuras.
Bien entrada la tarde y con una temperatura algo más agradable, era el turno de la nueva super-banda del metal prog con nombres como Jeff Scott Soto, Mike Portnoy, Billy Sheehan, Bumblefoot y Derek Sherinian o, lo que es lo mismo, Sons of Apollo, que venían a descargar sobre nosotros un repertorio basado en su primer disco "Psychotic Symphony" de este mismo año. Por supuesto, solo viendo los nombres que iban a tomar el escenario, era de recibo que, como mínimo, lo íbamos a pasar genial viendo las filigranas de las que son capaces.
Y, por supuesto, así fue. Ya desde la inicial "God of the Sun" se vio que los hijos de Apolo habían venido a llevarse el festival por delante. Sherinian estuvo serio tras sus teclados todo el concierto, pero el resto de integrantes de la banda lo dieron todo desde el pistoletazo de salida. Ahí estaba Bumblefoot destrozando su guitarra de doble mástil, así como Sheehan, con sus acostumbradas poses y caras con un bajo también de doble mástil todo el tiempo. Portnoy, por supuesto, hacía sus coñas tras los parches, se levantaba e intentaba cazar baquetas al vuelo cada dos por tres, mientras que Soto ejercía de veterano maestro de ceremonias con su buena presencia y su buen hacer a la voz.
El disco de la banda, lógicamente, llevó el peso del show con cosas como "Labyrinth", "Alive" o "Signs of the Time" y de hecho, solo "Figaro’s Whore" se quedó fuera del repertorio. Además, Sons of Apollo aderezaron el setlist con un par de versiones de Dream Theater que se llevaron estruendosas ovaciones, "Just Let me Breathe" y "Lines in the Sand". Sin dar tregua alguna, los dedos correteaban por los mástiles sin descanso y las baquetas aporreaban parches sin cesar. La banda tenía un tiempo de set limitado para lo que acostumbran a hacer en sus propios shows, y quiso meter tantos minutos de música como fuera posible.
Quizá fue por eso que solo tuvimos un corto solo de teclado a cargo de Sherinian, pero la verdad es que fue de agradecer, pues como solemos comentar en este tipo de shows, los músicos se lucen ya a cada momento de cada canción, así que los solos al uso se tornan en algo casi innecesario. Aún hubo tiempo para dejar el show arriba del todo con el single "Coming Home", que levantó al público. Mención especial a Soto que hizo corear al respetable el estribillo, y nos alentó desde el mismo escenario sin micro y a viva voz. No deja de ser sorprendente ver la capacidad de proyección vocal que tiene este hombre pues puedo asegurar que su voz se oyó hasta el último rincón del Poble Espanyol. Los grandes triunfadores de la segunda jornada, sin duda.
El siguiente turno fue para el plato fuerte de la noche, Steve Hackett con su banda tocando temas de todas sus épocas, haciendo especial hincapié en repertorio de los Genesis clásicos. Con un solemne aplomo, Hackett y los suyos empezaron con "Please Don’t Touch" y siguieron con "Every Day" sin pestañear. La verdad es que, a pesar de llevar años con varios de sus músicos, Hackett nunca da la sensación de querer una banda de verdad, si no unos músicos que le acompañan de manera sublime. Ahí están el espléndido batería Gary O’Toole, el polifacético Rob Townsend a los teclados e instrumentos de viento o el bueno de Jonas Reingold (The Flower Kings) al bajo.
Hubo tiempo incluso para cosas del proyecto GTR como "When the Heart Rules the Mind", pero la segunda mitad del show fue exclusivamente material de Genesis, para el que el cantante Nad Sylvan, por supuesto, se unió a la fiesta. Hackett es un ente impasible en mitad del escenario, pero su técnica y buen gusto con las seis cuerdas son innegables. De Genesis cayeron cosas como "The Fountain of Salmacis", "The Musical Box", "Supper’s Ready" y sus más de 20 minutazos o la que cerraría el set, "Los Endos". Un concierto cargado de clase, buen hacer, experiencia y un cancionero mítico del que muy pocos artistas pueden presumir.
Este fue el punto final de un agotador festival para el que susbribe. Lamentablemente la reunión de los metaleros Burst se quedaría fuera de agenda por temas logísticos. Una quinta edición del Be Prog! My Friend que funcionó a todos los niveles. El sonido nunca bajó de bueno y llegó, por momentos, a excelso. Sí que es verdad que la primera jornada tuvo bastante más afluencia de público que la segunda, y es que el viernes contaba con nombres en el cartel con mucho tirón popular para varias generaciones de gente. Un festival agradable, en familia y especializado en el que la gente se congrega para disfrutar de un género de música muy especializado, y ello se nota en el respeto hacia los artistas que están sobre el escenario. Ya me planteo volver para la sexta edición.
Texto y Fotos: Edko Fuzz