Clutch, Graveyard, Kamchatka – 10 de diciembre, 2019 – Sala Apolo (Barcelona)
Con la coña Clutch ya han visitado la ciudad condal unas cuantas veces, pero siempre sabe a poco. Siempre quieres que vengan en cada gira que hacen (y hacen unas cuantas al año). ¿La razón? Muy sencillo: Clutch son una banda de escenario, viven las tablas y lo transmiten al público para así convertir cualquiera de sus recitales en una auténtica fiesta del rock and roll más clásico. Esta vez no fue una excepción.
Texto y fotos: Edko Fuzz
La velada se presentaba con un cartel bien majete compuesto por tres bandas con empaque: los propios Clutch, por supuesto, y dos bandas suecas más como son los adorados Graveyard y unos menos conocidos, pero igual de solventes, Kamchatka, que se encargaron de abrir fuego en Apolo. Kamchatka ya nos visitaron hace unos meses en un explosivo concierto de pequeño formato y, a pesar del poco tiempo del que dispusieron, volvieron a demostrar que lo tienen.
Con la clásica formación de power trio, Kamchatka se apoyan en el blues más duro para crear su propio estilo. Su bajista Per Wiberg es una auténtica institución en el mundillo de los sonidos duros en su país, pues fue teclista de los archiconocidos Opeth y también formó parte de Spiritual Beggars. Ahora es el elemento con más presencia de una banda que completan Juneor a la guitarra y voces y Tobias Strandvik a la batería. Para el escueto concierto nos regalaron temas de su último disco "Hoodoo Lightning" (2019) pero también tuvieron tiempo para tocar algún que otro tema más antiguo que levanto honestos aplausos del respetable que ya casi llenaba la sala.
Era el turno para una de las bandas suecas más notorias de la nueva ola retro. Graveyard iban en pleno ascenso cuando anunciaron su separación. Sin embargo, en el comeback más temprano de la historia, a los pocos meses ya volvían a estar activos y ello no pareció afectar a su carrera, que sigue subiendo como la espuma. El problema que tengo con Graveyard es que en directo se me hacen muy monótonos e incluso algo aburridos, pero sus fans no parecen opinar lo contrario pues lograron una buena respuesta de una sala que ya estaba hasta los topes para verlos.
Los de Gotemburgo picaron de toda su discografía con temas como "Uncomfortably Numb", "Thin Line" de su potente disco de debut o "Bird of Paradise" de su último trabajo. Sin embargo, su relativamente corto set se apoyó en el disco que les hizo estallar a nivel internacional, "Hisingen Blues" (2011), como el tema título o, por supuesto, "The Siren" que cerró una actuación que pecó de lo mismo que todas las otras veces que los he visto: ser sosa como ella sola. Desde luego, Graveyard me dicen bastante más en disco que en directo, pero, por supuesto, los fans que les ovacionaron en la sala no compartirán mi opinión.
Donde creo que sí que nos podemos poner de acuerdo todos es en que cuando Clutch saltaron a la tarima de Apolo a ritmo del "We Need Some Money" de Chuck Brown and the Soul Searchers, la intro clásica en sus shows, la fiesta se palbaba en el ambiente. Y cuando la banda atacó con "Pure Rock Fury", cualquier recuerdo de Kamchatka o Graveyard se borró de un plumazo. En esta gira Clutch están mezclando los setlists de manera espectacular (62 temas distintos en los 4 bolos de Alemania), así que no había manera de saber qué canciones podrían caer. Con esta fórmula, es seguro que se quedarán algunos temas de tus favoritos fuera, pero es posible que caigan sorpresas que no esperabas, y se cumplieron ambas premisas.
Sobre la banda, nada nuevo bajo el sol: Tim Sult y Dan Maines son dos estatuas que toman una posición en el escenario y ya no la sueltan, y se dedican a tocar como posesos siguiendo a la máquina del groove, el inmenso JP Gaster que sigue teniendo la pegada de un batería de hardcore y la finura de un batería de jazz para crear una mezcla perfecta. El maestro de ceremonias, como no podía ser de otra manera, Neil Fallon con su camiseta de la película "Alien" y moviéndose sin parar, mirando al público fijamente a los ojos y dejándose la piel como si no hubiera un mañana.
De esta guisa fueron cayendo cosas de su último disco como "Ghoul Wrangler", "Texan Book of the Dead", "Gimme the Keys" o "In Walks Barbarella" que se iban combinando con cosas de su extensa discografía. Por ejemplo, sorprendieron con la dupla de "Mercury" y "Profits of Doom" que abría el que probablemente sea su disco más celebrado, "Blast Tyrant" (2003), y del que también interpretaron "Worm Drink" por primera vez desde 2005 (sin contar la de la prueba de sonido, como dijo Fallon) o, sorprendentemente, solo tocaron la cojonuda "Crucial Velocity" del disco "Earth Rocker" (2013) que fue el que les hizo subir de nivel de popularidad.
Apolo es una sala que nos tiene acostumbrados a un sonido más que decente, pero es que Clutch atronaban, especialmente cuando Fallon tomaba su guitarra y sacaba de ella un tono monstruoso que sirvió para dar una dimensión todavía más enorme a "The Regulator", un oscuro medio tiempo que fue celebrado por todo lo alto. Y es que es increíble ver a esta banda moverse por todos los terrenos de la música tradicional americana con tanta soltura. Clutch mezclan el blues, el soul, el boogie, el go-go beat, el country si me apuras y lo bañan de hard rock y una actitud más bien hardcoreta que resulta irresistible. Desde el piso superior de Apolo era brutal ver la banda atacar un tema con groove para aburrir y la sala entera moviendo la cabeza al unísono siguiendo a JP. Brillante.
La banda no dejó títere con cabeza durante los casi ochenta minutos que duró el show: "Burning Beard" (qué salvajada), "Big News" uno y dos o, por supuesto, una "Electric Worry" que hizo explosionar la sala y que siempre es el tema más celebrado de Clutch en directo. Ya saben "¡Vámonos, vámonos!". Un fiestón por todo lo alto que terminó con el "Fortunate Son" de Creedence Clearwater Revival que la banda ha grabado recientemente.
Luego, la eternas discusiones: "que si no han tocado esta, que si no han tocado aquella…". Yo mismo eché en falta cosas como "The Mob Goes Wild", "DC Sound Attack!", "10001110101" o "Cypress Grove" pero ¿qué más da? Lo que ofrece Clutch en 2019 es algo tan precioso y escaso que hay que saber valorarlo en su medida, y una de sus vertientes es precisamente que son una banda que, toque lo que toque, hará que te alegres de ser fan del rock y de estar viendoles en directo porque amigos, sí me repito ooootra vez, Clutch son la mejor banda en directo que hay en el planeta Tierra. Y lo dice un fan de Michael Monroe. BOLAZO.
Texto y fotos: Edko Fuzz