Danko Jones + Los Pepes – 17 de octubre 2024 – Salamandra (L’Hospitalet)
El caso de Danko Jones es muy singular, al menos por lo que respecta a nivel personal. Es una banda que siempre está ahí. De vez en cuando te olvidas de que existen, no prestas atención a los nuevos discos que sacan (llevan ya once con la coña) y, sin embargo, un día vuelves a reconectar con ellos y te preguntas por qué demonios no son tu banda favorita.
Lo mismo ha vuelto a pasar en esta ocasión. La excusa para la nueva visita era el ya mencionado undécimo disco de estudio de su carrera, «Electric Sounds» (2023), y para ello, el power trío canadiense venía muy bien acompañado por Los Pepes, una banda también veterana de la escena británica que mezcla el powerpop con ingentes dosis de punk n’roll.
Asistir a un concierto de Los Pepes es como meter en una coctelera a los Dictators, los Ramones, a Johnny Thunders y a The Damned, mezclarlo con unas gotas de nitroglicerina, agitarlo salvajemente y esperar a ver qué pasa. Con esa combinación no es de extrañar que el resultado sea dinamita sonora a mil por hora. La descarga empezó con «Guilty Pleasures» de su primer álbum «For Everyone» (2014), y ahí ya quedó claro que iba a ser una guerra sin cuartel a la que no habían venido a llevarse prisioneros. «New Christians», «I Want You Back», «The Trap», «Positive Negative»… Todo pepinazos que cayeron uno tras otro sobre nuestras cabezas.
La banda es pura actitud. Ben Perrier no dejó de desgañitarse y de alzar su Mosrite empapada en sudor, Guilherme Rujao al otro flanco con la Les Paul Junior era como un torbellino, Seisuke Nakagawa, impertérrito en el centro del escenario para hacer los coros y, a la batería, Kris «Killer» Kowalski aporreaba como si no hubiera un mañana. Ante tamaña demostración de poderío era difícil no caer rendido a sus pies.
El sonido acompañó en todo momento, y la banda aprovechó del todo el generoso tiempo que se le concedió sobre las tablas, y remató la faena con «Never Get It Right» y una entrañable versión del «Stay With Me» de los Dictators que nos hizo levantar el puño a los más veteranos. Pocas veces he disfrutado tanto de una banda telonera sin apenas saber nada de antemano. Olé por ellos.
Tras un mínimo cambio de backline bastante eficiente, era el turno de Danko Jones. La banda ya ha cumplido más de diez años sin cambios en la formación, lo cual, tras el historial anterior, es todo un logro. Y la verdad es que se nota. Ya desde las iniciales «Guess Who’s Back» y «Get High?», ambas de su último trabajo, se notaba que Danko Jones es un power trio engrasadísimo que solo tiene una marcha en el cambio: a toda mecha. Tras unos pequeños ajustes en el sonido, aquello empezó a sonar como un trueno gracias al buen hacer de la sección rítmica; Rich Knox fluye con la batería e imprime un groove irresistible, mientras que John Calabrese no deja de alentar al respetable y pasárselo como un enano.
La solvencia de la base permitió que, como siempre, Danko Jones (perdón, en España, Dan Kojones, que si no se me enfada) ejerciera de maestro de ceremonias. Entre pepinazos como «First Date», «Code Of The Road» o «Had Enough», el señor Jones se gustaba con su clásica verborrea entre temas, jaleando al público, regalando púas a un niño, asegurando que no está bien que Danko Jones no vengan a tocar a Barcelona siete veces al año e incluso recordando que su primer show en la ciudad fue en la ya desaparecida Sala Garatge.
Danko Jones es un tipo que lo tiene. Carisma, seguridad en sí mismo, desparpajo, talento… es una combinación ganadora. Es imposible que no te haga reír. Es imposible que no te caiga bien. El tono jocoso es siempre una constante en los shows de la banda (por supuesto, hubo mención obligada a su amada horchata, y nos hizo una representación muy sui generis del santo patrón de los Kojones… sí, suena raro, pero fue divertido jaja), pero eso es solo un añadido al talento y hambre de escenario que siempre ha tenido este hombre.
Entre risas y cachondeos, los temas iban cayendo, uno tras otro, y los dos tercios de entrada de la sala (a la que Danko dedicó elogios) se iban implicando más a medida que avanzaba el set. No es casualidad que la banda opte por las canciones más festivas y con el rollete Misfits para que JC pueda hacer de director de orquesta con el público. También nos regalaron «Lovercall», «Good Time» y «My Little RnR», con la que se despidieron momentáneamente.
Para el bis, Danko Jones ya se tirarno cuesta abajo con tres himnos seguidos: «I Think Bad Thoughts», «Invisible» y «Shake Your City» que pusieron Salamandra patas arriba. ¿Resultado? Público satisfecho, banda satisfecha, y la santa madre de Danko Jones satisfecha, imagino, al recibir el selfie de su hijo con toda una panda de energúmenos detrás gritando «¡Dan Kojones! ¡Dan Kojones!» a pleno pulmón como si no hubiera un mañana.
Un mundo con Danko Jones es un mundo mejor.
Texto y fotos: Edko Fuzz