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La orquesta del vuelo nocturno sobrevuela Barcelona

La orquesta del vuelo nocturno sobrevuela Barcelona

 The Night Flight Orchestra + Tragedy – 8 de febrero 2025 – Sala Wolf (Barcelona)

Para bien o para mal, The Night Flight Orchestra siempre serán «la última banda que vimos tocar justo antes de que nos confinaran por el COVID». Era 2020 y un servidor ya les cubrió en su bolazo de Salamandra hace justo cinco años. Ellos también lo recuerdan, y es por eso que ahora esta gira europea completa se siente casi como un alivio ya que TNFO están triunfando por todo lo alto en este 2025 con la presentación de «Give Us The Moon» que, a buen seguro, será uno de los discos del año. Para la banda también es una gira un tanto extraña, ya que es la primera para presentar un disco nuevo sin el malogrado David Andersson, uno de los fundadores y principales compositores. No obstante, el propio Björn Strid ya se encargó de recordarlo y asegurarnos que, después de una época durísima, TNFO ha sido capaz de reencontrarse con su amor por la maravillosa música de un género que está manteniendo con vida casi por sí sola.

Pero me adelanto. Los encargados de abrir la noche serían los neoyorquinos Tragedy, una banda que empezó como un tributo a los Bee Gees en clave metálica y ha acabado convirtiéndose en una especie de orquesta que nos propone versiones muy cafres de clásicos de los setenta, así en general. Para que te hagas una idea, estos tipos montan unos fiestones del quince y todo es en clave de humor, un poco a lo Steel Panther pero mucho más cafre.

Por supuesto, caen versiones de Bee Gees como la propia «Tragedy», «How Deep Is Your Love?» o «Stayin’ Alive», que van alternando con otros himnos intemporales como «Grease», «You’re The One That I Want» o «It’s Raining Men» con una cachonda intro del «Raining Blood» de Slayer. El fiestorro está animado constantemente por un tal Lance, un tipo que simplemente se dedica a hacer el burro por el escenario con muñecas hinchables, botellas de leche y confetti (según la web oficial se autodefine como «el chico de la toalla y completo idiota», para que veas por dónde van los tiros).

Disco Mountain Man lleva la voz cantante, pero el guitarrista Mo’Royce Peterson (que se encarga de recordarnos lo sano que es beber nuestra propia esperma) y el bajista Andy Gibbous Waning también se ocupan de las voces gran parte del tiempo. Para un servidor, la broma tiene gracia durante diez minutos: nunca he sido un gran fan de las bandas que cogen un tema cualquiera y lo tocan ‘en plan metal’, as algo muy personal, lo reconozco. Lo que está claro es que estoy en minoría, pues la banda caldeó el ambiente más que de sobras ante un público entregadísimo.

Con puntualidad total, los de Helsingborg asaltaban el escenario con «Stratus», el tema que abre el último disco. Ya desde el principio se nota que hay ganas de fiesta y de mover el bullate por parte del público. Björn nos pregunta si nos hemos puesto los zapatos de bailar esta noche, y ante el rugido que recibe por respuesta, es normal que la banda se contagie del buen rollo y temas como «California Morning» o «Shooting Velvet» ya hagan volar el tejado de la sala por los aires.

El sonido es cristalino. El nuevo guitarrista, Rasmus Ehrnborn, es un viejo conocido, ya que es también el bajista de Soilwork, la banda madre de donde nació todo (todo queda en familia). Su trabajo a las seis cuerdas es pulcro e impecable, algo que encaja como un guante con el AOR que practican TNFO. A los coros, por supuesto, Anna Brygård y Åsa Lundman aportando un toque visual cachondo, copas de champán y un ingrediente imprescindible para que estas canciones suenen todo lo lujosas que tienen que sonar… y es que, ¡menudas canciones!

El repertorio tira de espaldas: «Divinyls», «Domino» (qué locurón de tema) o «Gemini» son del fondo de armario, pero es que las nuevas composiciones como «Cosmic Tide» o «Paloma» no se quedan atrás ni por asomo. Para el que suscribe, el momento del bolo llega con «Transmissions», un tema mágico de «Aeromantic» que suena como los ángeles, especialmene en la parte final alargada y con el respetable contribuyendo con el consabido «lololó». No deja de parecerme curioso que lo que empezó como un proyecto paralelo en plan cachondeo haya acabado deviniendo en una solidísima propuesta AOR con temazos como este que te dejan sin habla.

Björn tiene un recuerdo, como ya he comentado, para los bolos pre-pandemia que vivimos a mediados de marzo de 2020 y luego, por supuesto, también hace un sentido homenaje a Andersson, dedicándole una de sus mejores composiciones, «Transatlantic Blues», que es un auténtico tour-de-force en el que la banda lo da todo (increíble ver al gigantesco Sharlee D’Angelo vibrar como si no hubiera un mañana).

Aquí ya, la banda encara el tramo final del show subiendo los decibelios, el bailoteo y el cachondeo con pepinazos como «Burn For Me», «White Jeans», «Way To Spend The Night» y, por supuesto, el final obligado con «West Ruth Ave», en el que el jolgorio generalizado tiene que acabar con la conga de marras. Al final, sonrisas por haber pasado una noche tan de puta madre con una banda tan cojonuda.

El mayor punto negro, como siempre, se lo lleva la sala Wolf. Es una pena, porque el escenario está bien, las luces están bien y el sonido está bien, pero esas gigantescas columnas hacen que sea imposible disfrutar del concierto con ciertas garantías si no quieres estar metido en el meollo, especialmente si el concierto agota casi todas las entradas, como fue el caso con TNFO. Pero por lo que respecta a la banda, ningún reproche: profesionalidad, ganas de gustar y ganas de pasarlo bien son armas imbatibles, especialmente si cuentas con un repertorio tan cachondo (y tan bueno, ojo) como este. Ojalá vinieran cada año, tendría que estar legislado.

Texto y fotos: Edko Fuzz

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