The Vintage Caravan + Volcanova – 1 de Octubre – Sala Changó (Madrid)
Tras los géiser y glaciares de Islandia se esconde una rica escena musical donde podemos encontrar el stoner rock que practican grupos como Volcanova y The Vintage Caravan, que pasaron por España a principios de mes.
Texto y fotos: David Aresté
Los segundos ya son habituales de los escenarios españoles ya que llevan más de 15 años de carrera discográfica y han pasado por aquí más de una vez presentando su discografía. De los que no sabíamos nada eran de sus paisanos Volcanova, que llevan 7 años de carrera con un disco y un EP editados.
Con férrea puntualidad saltaron al escenario de la Changó el power trio capitaneado por Samúel Ásgeirsson con Dagur Atlason a la batería y Steini al bajo. La verdad es que no tocaron muchos temas de esos dos lanzamientos, su larga duración que es “Rising Waves” y su EP que editaron este año titulado “Cosmic Bullshit”.
Algunos de los que sonaron fueron “Gold Coast”, “I’m Off” o “Sushi Sam” entre la acristalada Sala Changó. Alguien nos dijo que no iban muy bien los cristales para el sonido en directo por su posible reverb (o rebote), y nada más lejos de la realidad… la sala sonó impecable y con fuerza durante toda la noche, haciéndonos disfrutar de ambos conciertos del primer al último tema.
Hacía mucho tiempo que no nos pasaba algo como lo que nos pasó con Volcanova… y es que su concierto se nos pasó volando. Desconocemos su “fórmula”, pero su stoner tiene algo que te atrapa y no te suelta hasta el final. No es que sea precisamente “embriagador” y “cálido” sino que los riffs de Samuel eran cortantes y constantes, las voces eran desgarrados y con mucha fuerza. Quizá tengan un equilibrio entre los tres que hace que todo fluya y conecte con el público. Samuel nos mostró la interpretación parte más directa y potente, Steini al bajo se mostró ultra motivado e implicado en cada uno de los temas que tocaron y Dagur fue preciso y técnico con su pegada a los timbales durante la noche.
Al encender las luces se vieron muchas caras de sorpresa preguntándose de donde habían salido estos tres… que de la misma manera se van del metal, al stoner o se marcan un desarrollo instrumental con ciertos aires progresivos. El hecho de estar con un sello independiente hace que al grupo no les conozca toda la gente que se merecen, esperemos que alguien se fije en ellos y les de la promoción que requieren y acaben explotando para que todos podamos disfrutar de su propuesta musical.
Cambio de equipo para que la Caravana nos pasase por encima. Monuments es su último lanzamiento y era el que nos venían a presentar, editado en plena pandemia. La sala se había llenado mucho más, confirmando el interés por el grupo principal y el quizá desconocimiento por el grupo que abría… que para el que hizo eso se perdió un gran concierto como hemos explicado.
Era la noche del stoner islandés, ya que Vintage Caravan nos ofreció otra buena dosis… pero esta vez más melódico y mucho más técnico centrado en la guitarra de Óskar Logi Ágústsson, alma mater del grupo y verdadero frontman de la banda. También era la noche de los bajistas “inquietos” ya que Alexander Örn Númason no paró ni un momento, cosa que se agradece porque le da una fluidez al show que hace que sea más dinámico y no pierda fuelle. Detrás estuvo comandando la base rítmica Stefán Ari Stefánsson , la más reciente incorporación del grupo dando buena cuenta de su pegada.
Como era de esperar, la mitad del repertorio fue de ese “Monuments” como “Clarity”, “Forgotten”, “Hell” o “Whispers” celebradas y aclamadas por todos los allí presentes. Las otras fueron de sus discos anteriores como “Babylon” o “Innerverse” de su “Arrival” o “On the Run”, “Reflections” o “Reset” de su “Gateways” haciendo las delicias de los allí presentes. Un show que obviamente sirvió para ver el gran despliegue del grupo, que sonó a las mil maravillas destacando la interpretación de Óskar a las seis cuerdas recordándonos a una mezcla de Jimi Hendrix y Stevie Ray Vaughan a la islandesa con ese filtro stoner.
A mitad del concierto nos volvió la sensación que tuvimos con los daneses Vola, hacía mucho tiempo que con grupos de pequeño/mediano aforo no veíamos un ímpetu y una entrega tan grande por cada una de las canciones que tocase el grupo: todo el mundo cantaba, todo el mundo se alegraba al ver que canción era la que comenzaban a tocar… Al grupo le parecía de locos que el público cantase por encima de los riffs de Óskar.
Después de ver el concierto es raro que lo programasen en la Changó si la banda tiene tantos seguidores, seguro que para el siguiente ya estamos hablando de verlos en una sala más grande.