Los germanos Destruction son uno de los baluartes más fiables del thrash metal, y en este disco demuestran con creces que saben perfectamente de qué va ésto. Después de más de tres décadas de carrera han logrado adaptarse a un sonido más moderno sin alejarse ni una pizca de su espíritu original. Under Attack es el mejor disco que han publicado en los últimos 15 años, con unas guitarras impresionantes y canciones que te van directas a la yugular.

Albert Vila

Es innegable que en estos últimos tiempos el thrash metal vive una segunda juventud. No solo han salido un montón de bandas muy fielmente inspiradas (por decirlo de alguna manera) en los originales, sino que hay un interés renovado en aquellos pioneros que sentaron las bases del género en los ochenta. La popularidad de ese thrash metal que se comió el mundo hace ya 25-30 años pasó por momentos muy duros entre mediados de los noventa y los dosmiles. Algunas bandas míticas se separaron, pararon indefinidamente o vieron como se les iban gran parte de los miembros originales. Muchas intentaron extraños experimentos que fracasaron estrepitosamente, mientras otras sencillamente vieron como se secaba el pozo de su inspiración, publicando algunos discos que rozaban el espanto. Entre una cosa y la otra, el thrash metal en el año 2000 era un páramo, llegando yo a ver a todos unos Slayer en el Razzmatazz 2 a tres cuartos de capacidad, cosa impensable hoy en día.

Quizás se trata sencillamente de un tema de edad, y un fenómeno parecido ha pasado en otros subgéneros del metal: a los veinte eran jóvenes, rebeldes y tenían ansias de comerse el mundo; a los treinta tenían los egos por las nubes porque habían más o menos triunfado y eso generó peleas internas y abusos de auto-indulgencia. A los cuarenta, ya en la madurez, se volvieron más pragmáticos (o vieron que haciendo otras cosas no se comían un colín), y volvieron a las formaciones y al estilo que los hizo grandes. El caso es que en estos últimos años el thrash vuelve a estar de moda, y todas estas bandas han cogido un estátus que no sé ni si tenían en sus momentos álgidos.

Aunque generalmente se considera al thrash metal como un estilo más o menos homogéneo, hubo dos caldos de cultivo bien diferenciados en esos primeros ochenta. Ambos beben de la NWOBHM, de Motörhead y del punk británico. En Estados Unidos, y sobretodo en la Bay Area de San Francisco, estaban los Metallica, Slayer, Megadeth, Exodus y demás titanes. Quizás el denostado señor Lars Ulrich, emigrante europeo en USA, fue el responsable máximo de implantar esa semilla en América y, en última instancia, de que el estilo triunfara entre las masas poco tiempo después.

Porque en Europa esa escena primigenia era bastante más underground. Sobresalió especialmente en Suiza, con Hellhammer, Celtic Frost o Coroner, y en Alemania, capitaneada por los que ahora la gente necesitada de etiquetas denomina los 4 grandes del thrash metal teutón. La verdad es que, y quizás peco de ignorante, no me suena ningun otro grupo mínimamente conocido de thrash metal teutón ochentero, ni grande ni pequeño, así que ser parte de los 4 grandes es relativamente fácil en este caso. Los cuatro teutones en cuestión (a saber: Kreator, Sodom, Tankard y estos Destruction que nos ocupan) constituían una verdadera escena, con muchos puntos musicales y de actitud en común. Eran en general bastante más extremos que sus colegas americanos, con un sonido mucho más sucio, y fueron influencia clave en el aún embrionario black metal que apareció unos pocos años más tarde.

Todo el mundo (al menos los que estais leyendo esto) conoce a Kreator. Sodom también fueron bastante populares por aquí, pero me dá la sensación que, en su momento, al menos en España, Destruction no gozaron de la exposición de los otros dos. Yo personalmente, aunque me sonara el nombre, no los escuché en absoluto durante mi adolescencia (y mira que escuché a bandas!), quizás porque en esos tiempos estaban en plena travesía del desierto. No fué hasta 2008 o así que cayó en mis manos de casualidad el "Thrash Anthems", y me sorprendió muy gratamente que a esas alturas se pudiera hacer un disco de thrash tan bueno, con temazo tras temazo.

No sabía, claro, que se trataba de una regrabación de sus greatest hits ochenteros con un sonido más moderno. De hecho, nunca he escondido que las producciones thrasheras ochenteras del thrash alemán me han chirrían un poco. Aunque muchos prefieren la autenticidad amateur de esos discos, a mí me gusta mucho más como suenan con mejores medios técnicos. Lanzadme de todo si queréis, pero me quedo con los Kreator a partir del "Enemy of God" antes que los Kreator clásicos, tanto en composición como, sobretodo, en sonido. El caso es que este "Thrash Anthems" que tan bien sonaba hizo que me interesara por fin por este grupo, llavándome a descubrir su era dorada y a seguir su evolución desde entonces.

Todas los altibajos que azotaron a los clásicos del thrash metal pueden ser aplicados a Destruction. Se formaron como power trio, con el grandullón Marcel Shirmer "Schmier" al bajo y a la voz, y el escuchimizado Mike Sifriger a la guitarra, inspirados por el sonido y la estética de Venom y Motörhead, cubiertos en cuero y tachas hasta las cejas. Sus tres primeros discos son brillantes, clásicos absolutos del género. En 1989 Schmier abandona la banda, que dejó atrás el formato trío para incorporar a un segundo guitarrista. Durante la década siguiente, bajo el nombre de Neo-Destruction, sacaron un par de discos como mínimo extraños, con influencias del funk y del metal alternativo, que fueron un batacazo comercial absoluto. En 1999, cuando ya habían tocado fondo, renacen de sus cenizas con el regreso de Schmier, la reconversión en trío de nuevo, y la vuelta a su sonido más característico. Desde entonces han sido más prolíficos que nunca (9 discos en 16 años). Algunos álbumes son más redondos que otros, claro, pero no se puede negar que han mantenido un nivel bastante alto, y en directo siempre han sido una apisonadora.

Me atrevería a decir, sin haber escuchado tampoco todos los álbumes de la banda en profundidad, que Under Attack es el mejor y más completo que han sacado desde, como mínimo, el excelente The Antichrist (2001). Esta vez se han tomado un poco de tiempo entre disco y disco, y quizás se han hecho un favor. Spiritual Genocide (2012), su anterior trabajo, no está mal y tiene algunos temas muy buenos, pero es bastante irregular y hay más relleno del que me gustaría, dando cierta sensación de cansancio compositivo y falta de ideas realmente brillantes.

Under Attack, en cambio, es mucho más sólido y compacto. Suena muy bien, muy actual y afilado, y los grandes temas siguen ahí. Por supuesto, si buscais un disco original o innovador, ya podéis darle al stop e ir inmediatamente a por otro. No os esperéis grandes sorpresas, ya que en general nos encontramos ante un trabajo de thrash más o menos genérico. Pero tanto la composición como la ejecución, los detalles y el sonido, estan especialmente logrados, y dá la sensación que hay un plan bien pensado detrás. Así que si os gusta el thrash metal bien hecho, creo que disfrutaréis de este disco.

El punteo acústico con el que empieza el tema título, y por ende el disco, me encanta. Y me gusta mucho también la idea y la musicalidad del primer minuto, a modo de intro, creciendo poco a poco hasta llegar a los riffs principales. Pero algo no está del todo bien: la base es perfecta, pero me suena falto de cohesión, un poco confuso. Quizás yo (pobre de mí!) lo habría ejecutado distinto. El tema en sí, que ha servido de primer single y video, es buenísimo: el trabajo de las guitarras es excelente y tiene tres o cuatro riffs de primerísima clase. La línea de voz es pegadiza y está bien conseguida, y hay un tono épico que le queda muy bien. Pero llamadme tiquis-miquis: esos súbitos parones para enlazar riffs, demasiado frecuentes, me chirrían bastante y dan cierta sensación de provisionalidad que no me convence. Y me da bastante rabia, porque si no fuera por este par de detalles, el tema me parecería de 10.

Tres cuartos de los mismo en "Generation Nevermore": un tema muy disfrutable con riffs velocísimos y muy pegadizos, un sonido compacto y contundente y un solo espectacular. Aunque ésta vez el estribillo quizás no está tan logrado, y ahí estan otra vez los dichosos parones entre trozo y trozo. "Dethroned", por su parte, no es tan vertiginosa como las dos primeras. Tiene un magnífico estribillo antémico de puño en alto, pero quizás en general es un poco más plano. Lo más interesante llega en la segunda mitad, con ese solo raruno y un bonito riff rollo Machine Head que te hace sacudir el cuello irremediablemente.

"Getting Used to the Evil" es el tema más lento del disco, intercalando partes más melódicas con otras más machaconas. Tiene algunos pasajes disfrutables, con riffs incluso hardcoretas, pero me parece que se acaba haciendo un pelín largo y repetitivo. La velocidad vuelve con "Pathogenic", muy directa y sin rodeos, con un riff un poco Kill ‘Em All y unos coros gritables. El mejor momento, para mí, ya casi al final, es esa base de bajo y riff vacilón que acompaña a una feroz sucesión de solos. En "Elegant Pigs" hay un trabajo de guitarras muy destacable. La canción suena un poco a Annihilator y es quizás el tema menos convencional del disco, no tan directo ni obvio como acostumbran y con un coro baboso algo extraño. A la gente parece gustarle mucho. A mí, sin desagradarme, no sé si tanto.

Hasta ahora hemos tenido grandes momentos pero también partes más irregulares. A partir de aquí cambiamos de marcha, ponemos quinta y entramos de lleno en lo mejor del disco, que son las cuatro últimas canciones más los dos bonus tracks, todo de altísimo nivel. "Second To None" es un tema directo y fácil, carne de single, con muy buenos riffs fantásticamente enlazados. Es bastante melódico y fluye con facilidad. El estribillo, con ese "you’re fucking strong" que no acaba de cuadrar, es muy pegadizo y festivo. No hay nada especialmente original, pero es un tema espectacular y adictivo.

"Stand Up For What You Deliver", con su rebuscado y confuso título, es el mejor medio tiempo del disco. El ritmo y los riffs son pegadizos y vacilones y tampoco falta el solo raruno de rigor. El tema consta de varias partes bastante diferenciadas, y todas ellas son interesantes y destacan por si solas.

Pero si a día de hoy debiera escoger mis dos cortes favoritos, estos serían los dos últimos. "Conductor of the Void", con esas guitarras tan Rust in Peace, es atrevida y tiene el estribillo más resultón y pegadizo de todo el álbum. "Stigmatized", por su parte, suena bastante moderna y está llena de riffs divertidos. Directa e inmediata, se disfruta con facilidad tanto en las partes más rápidas como en las más lentas. La letra es un poco cutre, eso sí, como muchas otras en este disco, pero haremos la vista gorda.

En la edición que yo tengo del disco (que es la que está en Spotify) vienen dos bonus tracks. El primero es una excelente versión del clásico de Venom "Black Metal", muy rápida y afilada, donde cuentan con la ayuda de Alex Camargo, vocalista de los brasileños Krisiun. Una versión muy apropiada, ya que, de hecho, las bandas thrasheras teutonas tuvieron tanta influencia en la creación del black metal como los propios Venom, y musicalmente probablemente mas, aunque éstos últimos tuvieran la habilidad o la suerte de acuñar el término.

El segundo bonus track es una regrabación del fabuloso corte instrumental "Thrash Attack", originalmente en su primer disco. No hay mucho que decir: se trata de una sucesión de riffs espectaculares de thrash metal del bueno con un sonido mucho mejor del que pudieron tener en su momento. Si no te gusta, y mucho, este tema, es que no te gusta el thrash. Tal cual lo digo.

Ni Destruction ni probablemente ninguna de estas bandas ochenteras va a componer a estas alturas un disco tan relevante como lo fueron sus clásicos, pero Under Attack sigue siendo altamente disfrutable. Sobretodo en su segunda parte el disco es excelente, y en general no baja del notable en ningún momento. Hay inspiración, detalles, sonido y ejecución excelentes y canciones fantásticas, sin apenas relleno. Is only thrash metal, but I like it.

A los Destruction no les cuesta mucho dejarse caer por la península. El año pasado los tuvimos en el Rock Fest BCN y en el Leyendas del Rock. Este año le toca al Resurrection Fest, y en septiembre los veremos de nuevo en una intersantíssima gira junto a Flotsam & Jetsam, Enforcer y Nervosa, donde dos bandas míticas de la vieja escuela se mezclan con dos de los mejores representantes de esta savia nueva del thrash, en una velada que promete dejarnos el cuello como una piedra.

Albert Vila

Temas:

 

Under Attack (6:14)
Generation Nevermore (4:04)
Dethroned (4:50)
Getting Used to the Evil (6:09)
Pathogenic (4:28)
Elegant Pigs (3:40)
Second to None (5:11)
Stand Up for What You Deliver (4:20)
Conductor of the Void (4:33)
Stigmatized (4:13)
Black Metal (3:14 – bonus track. Versión de Venom con Alex Camargo de Krisiun)
Thrash Attack (2:59)