Rock en Familia – Descubriendo a Iron Maiden con 666 – 27 de Noviembre de 2016 – Sala Apolo (Barcelona)
Los padres rockeros y metaleros barceloneses tuvimos la oportunidad de acudir una vez más a la cita habitual con los amigos de Rock en Familia, impagables aliados en nuestro encomiable afán por introducir el gusto por el rock, el metal y los conciertos entre los más pequeños de la casa. Con casi dos años de crecientes éxitos por toda la geografía española y totalmente consolidados en Barcelona, la visita de los madrileños 666, una sólida y potente banda de tributo a Iron Maiden, supuso un nuevo sold-out y otra mañana de diversión metálica para toda la familia.
Texto y fotos: Albert Vila
Desde que el formato "Descubiendo a…" de Rock en Familia empezara a dar a conocer las grandes bandas del rock entre los más pequeños mediante conciertos especialmente pensados para ellos a cargo de grupos tributo, no han parado de crecer y crecer. Sus eventos se extienden cada vez a más ciudades de toda la geografía española, completando aforos semana tras semana y convirtiéndose en cita periódica y obligada para todos esos padres con ansias de introducir a sus hijos (y lavarles un poco el cerebro, para qué mentir) en la música que aman. Todos los rockeros con descendencia aspiramos a que nuestros retoños sigan nuestros pasos por los caminos del rock y del metal, y Rock en Familia supone una herramienta perfecta para ello. Pero ojo, que el éxito de esta iniciativa no se basa únicamente en ser una propuesta atractiva sobre la mesa, sino que sus eventos estan organizados con esmero para maximizar el disfrute de grandes y pequeños, con bandas solidísimas, precios contenidos y detalles como la venta de palomitas o de protectores acústicos para los más pequeños, o como poner un cordón de separación en las primeras filas (como si fuera un black circle, para entendernos), para que los niños disfruten de espacio y visibilidad sin adultos.
En Barcelona, esta iniciativa debutó hace aproximadamente un año descubriendo a Kiss en la sala 2 de este mismo Apolo, y desde entonces su crecimiento ha sido imparable, con matinales dedicadas a AC/DC, Guns N’Roses, Queen o Ramones. Después de un par de intentonas en teatros que no me acabaron de convencer ni a mí ni a muchos otros padres con los que hablé, para el concierto de hoy vuelven a la sala grande del Apolo, el lugar donde se hicieron mayores y del que nunca debieron marcharse, con un ambiente rockero incomparable. La sala es perfecta porque permite el disfrute de todo tipo de niños y estados emocionales (inesperadamente variables a segun que edades, como todos sabemos), con la oportunidad de vivir la experiencia desde ambientes muy distintos: ya sea pegados al escenario, con la fascinación que supone ver a los músicos de cerca, bailando por la parte de atrás o en el piso de arriba si no acaban de ver claro esto de mezclarse entre las masas. Incluso en las escaleras encontramos habitualmente a aquellos a los que el ruido ha pillado desprevenidos o a los que se toman un pequeño descanso para amamantarse o, sencillamente, caerse dormidos ajenos a todo (para frustración de sus padres en la mayoría de los casos).
En ocasión de esta mañana dedicada a Iron Maiden, la organización pudo colgar el cartel de sold out. Es curioso como estos conciertos suponen un cierto barómetro de la popularidad de las bandas entre los padres, y Iron Maiden goza, por supuesto, de un público tremendamente fiel. Es cierto que también había bastantes niños, especialmente los más mayores, disfrutando genuinamente de la descarga, pero por lo general eran los padres los que tenían chispitas en los ojos y se desgañitaban en cada estribillo. Hay que decir que el hecho de completar el aforo no quiere decir en absoluto que estuviéramos enlatados, ya que las entradas que se ponen a la venta estan limitadas a unas 600, lo que supone un poco más de la mitad de la sala, para que todo el mundo se encuentre cómodo y se pueda mover con facilidad de un lado a otro, en lo que es otro buen detalle por parte de la organización. Como también es habitual, justo antes de que 666 salieran al escenario, un convincente presentador explicó brevemente la historia de la banda protagonista del día con especial émfasis en datos que pudieran ser divertidos o interesantes para los niños, que soltaron sus ohs y sus ahs a medida que iban pasando las diapositivas, especialmente aquellas en las que aparecía Eddie o algun motivo más infantil.
En experiencias así a veces la banda es casi lo de menos, ya que los niños por supuesto no seran capaces de apreciar o distinguir su capacidad o similitud con la banda original, pero lo cierto es que en todos los cociertos de Rock en Familia a los que he asistido, las bandas han sido totalmente impecables. Los madrileños 666 no fueron una excepción, estando también magníficos en todos los aspectos. Visualmente no se esforzaron demasiado en parecerse a Iron Maiden, ni en vestimenta ni en los instrumentos que llevaron, pero eso no fué óbice para que, después de superar algunos problemas, sobretodo vocales, con la inicial "Aces High" (que tampoco es que sea un tema fácil), sonaran impolutos, frescos, alegres y poderosos durante toda la descarga. El repertorio, obviamente, se basó únicamente en los clásicos más clásicos, y no hay lugar para discutir aquí si faltaba esta u otra canción (solo faltaría que tuvieran que ser ellos los que tocaran la universalmente reclamada "Alexander the Great"!). En 50 minutos, suficientes e ideales para mantener la atención de los pequeños, desgranaron los hits más conocidos de la doncella con energía, fuerza, capacidad y absoluta credibilidad, con "The Trooper", "The Number of the Beast", "Fear of the Dark" y el bis con "Run to the Hills" recibiendo los mayores aplausos y ovaciones entre el público.
En cuanto a actitud, la verdad es que no se les puede poner ni un solo pero a 666, ya que no solo no escatimaron en carreras y poses, sino que hicieron participar continuamente a los niños y consiguieron metérselos en el bolsillo con su simpatía, bajando a la pista en varias ocasiones, haciéndose fotos a posteriori con todos los que quisieran, e incluso enseñando brevemente como se toca el principio de "Run to the Hills" a un chaval con curiosidad. Eddie, por supuesto, también hizo acto de presencia unas cuantas veces para excitación de los más pequeños. Lo hizo en su versión más primitiva, tal y como lo hacía en los primeros conciertos que la banda daba en pequeños clubs a finales de los setenta: de tamaño humano (incluso tirando a bajito) y con vestimenta urbana de chupa y vaqueros, se mezcló entre los niños de las primeras filas en varias ocasiones y chocó los cinco de todos los valientes que se le acercaron.
Los que venimos con niños más pequeños tenemos que mantener un ojo en el escenario y el otro en como lo van llevando, y normalmente cada concierto es una experiencia totalmente nueva (y a veces aparentemente aleatoria) para ellos. Mi hija de tres años, ya veterana en este tipo de eventos y exigente como ella sola, gozó mucho de la descarga una vez puesta en situación, y a parte de no quitarle los ojos al guitarrista que ocupaba el flanco derecho durante prácticamente todo el concierto mientras se agarraba al borde del escenario con todas sus fuerzas, tuvo la oportunidad de vivir también una típica experiencia rockera hasta entonces desconocida para ella: al agacharme para introducir en su bolsillo el papelito con mis datos personales en caso de pérdida dejé mi cerveza en el suelo, y en esas que llegó un niño corriendo como una exhalación, pegándole una inconsciente y violenta patada y esparciendo el contenido del vaso por las botas y el rockero tutú (a conjunto con camiseta de Amon Amarth) de mi sorprendida y contrariada pequeña, cosa que le permitió disfrutar de esa habitual y excitante experiencia de tener la ropa mojada y oliendo a cerveza durante todo el concierto. Una anécdota encantadora para otra magnífica mañana de rock y estrechamiento de vínculos familiares que ya ha confirmado una nueva fecha en la Ciudad Condal. Será el 18 de diciembre, con Bon Jovi como homenajeado.
Texto y fotos: Albert Vila
Setlist 666:
Aces High
2 Minutes to Midnight
The Trooper
The Number of the Beast
Wasted Years
Fear of the Dark
Hallowed Be Thy Name
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Run to the Hills