Siguiendo esta línea de sinceridad diré que no vi a Merendine. Y no por falta de ganas, sino porque los horarios que circulaban por Internet eran Merendine 20h30 y Doro 22h00. Así las cosas, al llegar a la sala y tener no pocos problemas para recoger la acreditación vi que, en la entrada ponía Doro a las 21h00. Menuda gracia, no vi ni una nota de Merendine. Pido disculpas a los lectores y fans de la banda por este hecho.
La gira no había empezado con muy buen pie por las cancelaciones de Eslovenia y Milán y los problemas vocales de Doro por una infección y eso me hacía dudar sobre el estado de la rubia germana. Para colmo una vez montado todo el escenario vimos como le ponían unos botes de gotas y una taza con algo caliente a pies de la batería.
Se apagan las luces y sale la banda con una sala Bikini con tres cuartos largos de aforo y Doro se reinventa a sí misma para ofrecer su mejor versión. Desde “Earthshaker Rock” pudieron más sus ganas de actuar ante sus fans que sus problemas. La banda lleva junta ya un tiempo, en especial sus dos guitarras, Bas Maas y Luca Princiotta, que han sido los últimos en entrar y eso se nota en una banda conjuntada, que toca de memoria y responde a automatismos.
El elenco de clásicos no se hizo esperar con “I rule the ruins”, “Running with the devil” o “True as steel” y un “Egypt” que fue más emotivo que nunca, dedicado a la memoria de Ronnie, su Ronnie James Dio, con unos fans incluso alzando camisetas de Dio para mayor emoción de Doro. Sin duda uno de los momentos álgidos pese a que, reconozco, no sea uno de mis temas preferidos.
Acto seguido sonó “Without you”, un gran tema que creo que si hubieran sabido que los iban a cortar lo hubieran desechado y cuya anécdota viene marcada por el momento en que Doro estuvo tosiendo en un interludio instrumental… como dijimos el estado vocal de Doro no era el más óptimo pero una Doro a medio gas es muy superior a la mayoría de vocalistas que corren por ahí.
Y a medio concierto, uno de los mayores atractivos de la velada, la presentación de “Raise your fist” perteneciente a su próximo disco. Sin duda, la canción tiene la esencia de la Doro clásica, con un estribillo muy coreable y repetitivo para que se marque a fuego en la memoria de los fans. Del estilo de “Night of the Warlock”, que gana mucho en vivo, pero mucho mejor. El otro atractivo era escucharla cantando el himno del Wacken Open Air, “We are the metalheads”. No defraudó en absoluto y mucha gente se sabía la letra.
La banda encaraba la recta final con la banda dándolo todo sobre las tablas y con una pareja de guitarristas muy solvente y que se entienden a la perfección y que además entienden que el jefe de los mástiles es Nick Douglas. Y nombran a Nick diré que hubo algo que no me gustó del concierto y fueron los coros y segundas voces tanto de Nick como de Johnny como de Bas y es que sonaron muy altas.
“Unholy love” fue una bocanada de aire fresco, “All we are” el momento más esperado y “Burn it up” que sonó a petición popular. En ese momento les dijeron que les cortaban, que no podían acabar el concierto. Faltaban muchos clásicos y finalmente les permitieron tocar Hellbound. Por el camino se quedaron entre otras “East metes West”. Imperdonable. La banda no se quería ir. Doro suplicaba poder tocar más tiempo pero no les dejaron. Dos horas de concierto no eran suficientes ni para la banda ni para el respetable.
El concierto acabó entre vítores y con un regalo incluido de unos fans que obsequiaron a Doro desde el público con una caja que contenía una muñeca artesanal, parecía de porcelana o algo parecido, a imagen y semejanza de Doro.
Para acabar me gustaría hacer una reflexión, para la sala y el promotor. El precio de la entrada anticipada eran 28 euros, 30 en taquilla. En esa semana tocaban también en Barcelona Edguy, Within Temptation y Symphony X entre otros. Es decir, entrada cara y con mucha competencia. Bien, ya no basta con cortar los conciertos a las 0h00 porque las salas abran de discoteca… a Doro la cortaron a las 23h00!!! Ver para creer… me parece de juzgado de guardia que pase esto cuando se podía haber previsto y que el concierto empezara 30 minutos antes porque a Doro se le quedaron varios temas por tocar, entre ellos “East meets West”. Me parece incomprensible que la gente pague 28 euros y tenga que aguantar este tipo de cosas. Hace ya tiempo que suceden y no cuidar más a la gente que va a los conciertos, y más en tiempos de crisis, puede hacer que a la larga la gente se canse. El día de Doro no hubieron muchas quejas porque la germana actuó dos horas pero tenía temas en el set list para haber tocado veinte minutos más. Que cada cual extraiga sus conclusiones y que no se me enfade nadie que aquí solo estamos para contar lo que pasó.
Texto y fotos: Marc Gutiérrez ( Crónica en colaboración con Empire Magazine )