El sexteto de doom/gothic llegó y convenció a la mayoría, aunque, antes de eso, tuvimos la oportunidad de presenciar la actuación de dos bandas nacionales, siendo Tears of Martyr los encargados de abrir fuego en esta noche de sonidos oscuros.

Me gustaría decir que los canarios me sorprendieron, pero su propuesta de gothic metal con partes más agresivas y voz operística no terminó de convencerme por resultarme demasiado lineal. El concierto, ciertamente, fue bueno, estuvieron muy entregados y se les vio con ganas de agradar, pero a partir de la cuarta canción era inevitable acabar perdiendo un poco el interés, lo que se tradujo en que, una vez terminado el concierto, no era  capaz de recordar un solo tema que me hubiera llamado especialmente la atención. No obstante, no puede dejar de destacarse a Berenice, que por momentos podía recordar a Tarja Turunen o Simone Simons y que cantó de forma prácticamente perfecta, aunque pecando también de una cierta monotonía al usar siempre el mismo registro. Por lo demás, sonaron bastante compactos – lamentablemente llevaban el teclado grabado – con Miguel Ángel haciendo, igualmente, un buen trabajo a la voz como contrapunto a Berenice. Descargaron siete temas y dejaron entrever que pueden ser una buena opción en el panorama nacional, aunque, a mi parecer, esté exclusivamente dirigida a consumidores de un género que empieza a estar sobreexplotado.

Tras la correspondiente espera, saltaron a escena los gallegos Fallen Sentinel. El propio grupo había fletado un autobús para llevar a los fans de Galicia hasta Madrid, por lo que éstos se sintieron como en casa, con un buen montón de gente agolpada en las primeras filas mostrando su apoyo. La disposición de dos teclados sobre el escenario y la entrada de Rubén con un bajo de seis cuerdas parecían augurar un concierto de metal más complejo y elaborado que el de sus antecesores. Y, en gran medida, así fue. Su propuesta, al menos, me pareció más atractiva que la de los canarios, una especie de híbrido entre heavy, black y progresivo aderezado con teclados y voz femenina. El resultado general, no obstante, se parecía bastante al de los griegos Rotting Christ, sobre todo, por el tipo de riffs y la voz del Rubén. Fueron unos 45 minutos de show, con canciones extensas, buenos cambios de ritmo y un frontman que hizo una buena labor, tratando de animar siempre al público entre canción y canción, y recordándonos que Fallen Sentinel estarán tocando en el festival portugués Lagoa Burning Live a finales de julio. En definitiva, un grupo interesante que, a poco que terminen de pulir un poco más las canciones, podrán dar mucho que hablar.

Llegamos así al turno de Draconian, que hacían acto de presencia a eso de las 11’20 (como siempre bastante retraso en la Ritmo y Compás), abriendo la descarga con “When I wake”, uno de los temas más potentes del último disco “Turning season within”. Algunos problemas iniciales en el sonido que nos impidieron escuchar la voz de Lisa, y algún que otro error de Johan en la guitarra, deslucieron un poco el resultado final de la canción. Ya desde el principio se podía adivinar que los suecos harían gala de una cierta frialdad, siendo más bien escasa la complicidad tanto entre ellos como con el público (cosa que tampoco es de extrañar en un grupo de estas características). La excepción la constituyó Lisa, que estuvo buena parte del concierto sonriendo de forma encantadora y dando la mano a los seguidores de las primeras filas.

Continuaron dando cancha a su más reciente obra con “Bloodflower”, para seguir después con “Heaven laid in tears”, de su segundo álbum “Arcane rain fell”, siendo ésta última muy bien acogida por el público. El juego de voces que se marcaron Anders y Lisa a lo largo de la noche fue fantástico, complementándose a la perfección, si bien hay que decir que, mientras Lisa se limitó a cumplir lo mejor que podía (en algunos momentos estuvo fuera de tono), lo de Anders fue una completa demostración de poder. Todo un derroche de voz e interpretación, confirmándose  como uno de los mejores vocalistas dentro del género.

La cuarta canción en sonar sería “She dies”, del anterior trabajo “The burning halo”; tema que, desde luego, no levantó el mismo entusiasmo que la siguiente canción: la tremenda “The Cry of Silence”, único guiño que hicieron a su álbum debut “Where lovers mourn”, recibido con exclamaciones de alegría cuando se anunció el título. Y no era para menos. Personalmente, creo que fue, junto a Earthbound, el momento álgido del concierto, con ese “in crescendo” final en el que Anders estuvo inspiradísimo, recordando con su actitud trágica a Aaron de My dying bride. Y tras este inciso más puramente doom, el sexteto volvió a presentarnos dos temas de “Turning season within”: “Seasons apart”, con las guitarras graves y pesadas sonando francamente bien, y el trallazo “Earthbound”. Simplemente brutal. Fue un no parar de menear la melena durante los ocho minutos que duró la canción.

Turno de nuevo para descargar algo del “Arcane rain fell” con la depresiva “Daylight misery”, antes de seguir desgranando su último disco con dos canciones más. Siguieron, pues, “Morphine cloud” y “Not breathing” que tuvieron una respuesta un poco más fría, al estar todavía muy recientes para el público. En ese momento se notó, especialmente, que la banda necesita algo más de rodaje en directo.

Para terminar, el grupo  regaló a los seguidores españoles lo que muchos consideran el tema cumbre de la banda, la inesperada y extensa “Death, come near me” que resultó un poco extraña en la parte final con la salida de Anders del escenario, quedando Johan al frente de la parte vocal. Buen tema, aunque con alguna imperfección, que no desmereció en absoluto el trabajo de los suecos. Y así, como el que no quiere la cosa, con Anders ya fuera del escenario, y con ese final lento de “Death come near me”, se despidieron rápidamente y sin aspavientos para no volver más. Sin duda, una de las despedidas más frías y desangeladas que he tenido la ocasión de presenciar. ¡Con lo adecuado que habría sido un bis como “The Abhorrent Rays” para cerrar una buena actuación!

A título personal hubiera preferido un set que no estuviera tan basado en su última obra. Ya sabemos que lo lógico es presentar lo nuevo, pero me sobraron algunas de las canciones de “Turning Season Within” (máxime cuando era la primera vez que pisaban tierras españolas y solo un mes después de haber salido dicho disco a la venta), mientras que eché en falta algunos de los temas de los trabajos anteriores, especialmente “A scenery of loss”. Por otro lado, se hace insoportable escuchar un concierto en las primeras filas de la Ritmo y Compás, donde encontrarás un sonido desigual dependiendo siempre de la zona donde estés ubicado. En mi caso, fue como si los componentes que ocuparon el lado izquierdo del escenario – incluyendo a los teloneros-, directamente no existieran, del mismo modo que apenas pude escuchar la voz de Lisa (obviamente acabé retrasando mi posición, aunque eso me impidiera ver con claridad). Eso sí, la guitarra de Johan, que fue de lo poco que pude escuchar con total nitidez, sonó apabullante.

Opiniones personales aparte, podría decirse que el público, en general, salió satisfecho después de haber presenciado un concierto con momentos realmente intensos. Aún con todo, hay cosas que deben mejorarse, puesto que pudieron apreciarse algunos fallos, y, sobre todo, se hace imprescindible buscar un teclista para los directos, ya que llevarlo sampleado me parece siempre una mala opción. Estoy segura de que el grupo podrá dar mucho más de sí con el tiempo. Aguardaremos con ganas una nueva ocasión para comprobarlo (deseando, por mi parte, que sea en una sala con mejores condiciones).

Texto: Laura Martín
Fotos: Manu Cabaleiro

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ENLACES RELACIONADOS:

Entrevista a Tears of Martyr

Draconian: Turning Season Within // Napalm Records