Tras más de seis años de espera llega a nuestras manos la esperada segunda parte de la trilogía “Legado de una Tragedia” donde se nos narra, con una parte de rigor y otra de ficción, la vida y obra del escritor Edgar Allan Poe. Esta segunda entrega arranca, lógicamente, donde acabo la primera: Una vez muerto Allan Poe, su ser espiritual se embarca en un viaje hacia el mismísimo averno donde, tal y como hizo Dante Alighieri en la “Divina Comedia”, deberá vagar por los nueve círculos que lo componen, guiado por el poeta Virgilio, en un camino tortuoso e irremediable hacia su encuentro con el señor tenebroso. Más heavy imposible.
Antes de meternos en harina, hay que reconocer, y agradecer, el gran trabajo realizado por el padre de la criatura, Joaquín Padilla, y es que no es fácil, y menos en este país, dar forma a una obra de estas características, una ópera rock en tres discos que supone un trabajo mastodóntico y que, posiblemente, le suponga un escaso reconocimiento profesional fuera de los círculos más underground, desde aquí, desde luego, mostramos nuestro respeto y admiración.
Si la primera entrega fue compuesta al alimón entre el citado Padilla y su compañero en Iguana Tango, Jacobo García, esta parte ha sido íntegramente realizada por Joaquín que se ha liado la manta a la cabeza y, cual Don Quijote, se ha embarcado en una aventura que muchos podrían calificar de locura. La producción ha sido llevada a cabo por Pablo Villuendas, quien ha realizado la mezcla y masterización y se puede decir, en este aspecto, que mejora a su obra predecesora.
En líneas generales, se aprecia que esta segunda parte ha mejorado a la primera en diferentes aspectos, amén de la citada producción: los arreglos orquestales, la participación de auténticos tenores y sopranos y los coros que éstos han realzado son realmente soberbios, dándole a la obra un ambiente perfecto para narrar la bajada a los infiernos de Allan Poe. Se ha cuidado con mucho esmero las letras de las canciones que han sido muy trabajadas pues, entendemos, no es fácil incluir la vida y obra de Poe dentro de un clásico de la literatura como es la “Divina Comedia”. Asimismo es destacable la gran cantidad de músicos que participan en el cd, lo que ha posibilitado, dadas las características de cada uno de ellos, que nos encontremos con diferentes estilos musicales dentro de la misma obra.
El disco arranca con “La antesala del Infierno” donde Virgilio (Tete Nova/Saratoga) da la bienvenida al infierno al protagonista del disco y le muestra lo que le espera al bueno de Poe. El tema se inicia mediante el sonido del órgano y una serie de arreglos instrumentales muy tétricos y oprimentes muy acertados para explicarnos el lugar en el que nos encontramos. Se trata de un tema sinfónico, oscuro y épico, a medio tiempo, con un estribillo claro y sencillo muy bien ejecutado. Hacia la mitad del tema aparece Caronte (Pacho Brea/Ankhara) quien es el encargado de guiar las almas de nuestros protagonistas de un lado a otro del rio Aqueronte. Destacan en esta parte los coros que acompañan al relato de Caronte y que van cogiendo fuerza a medida que avanza su intervención hasta tener prevalencia sobre el propio barquero y Virgilio, terminando con un solo de guitarra muy suave y tranquilo que nos acompaña a lo largo de todo el trayecto por el rio Aqueronte. Una vez atravesado éste, nuestro guía Virgilio nos presenta a Minos (Alfred Romero/DarkMoor) quien permite, aunque sin estar de acuerdo, el paso a Poe y Virgilio a los círculos del infierno, y les informa del terrible lugar al que llegan. El tema se cierra con un sensacional solo de guitarra que culmina el tema de manera contundente. Una gozada.
Una vez cruzadas las puertas de infierno, llegamos al “Circulo II: Los infortunios de la Virtud”, donde nos recibe el Marqués de Sade (José Cano/Centinela); la canción arranca con alrededor de dos minutos de orquestación creando un ambiente opresivo y perturbador, a modo de introducción, hasta que arranca el tema propiamente dicho en el que Virgilio nos presenta al Marqués de Sade quien, tras rendir pleitesía a Poe, nos introduce brevemente en su obra. En este momento, aparece por primera vez nuestro protagonista Poe (Leo Jiménez) produciéndose una discusión entre ambos que desemboca en un estribillo muy heavy cantado a coro entre los dos. Es menester mencionar el final del tema donde, como previamente sucedió entre las voces, se produce una batalla de solos de guitarra y órgano, con un ritmo frenético, que le da al tema un toque acelerado a modo de contrapunto con el grueso del corte.
Dejamos al Marqués de Sade y nos adentramos en el “Circulo III y IV: Devoradores de mezquindad”, a nuestro gusto, la mejor canción del álbum. Un tema netamente heavy con un reparto ideal para el mismo. Una canción fresca, rápida y ágil, pegadiza, con un estribillo épico de los que se te graban en el cerebro, muy en la onda de los primeros discos de Avalanch, acompañado por unos teclados de auténtico lujo y plagada de solos de guitarra, una autentica pasada. En ella Poe y Virgilio conocen en primer término a Cerbero (Ronni Romero/ Lords of black) encargado de custodiar el circulo en el pagan su penitencia los que en vida abusaron de la gula. Ronnie está inmenso, una corta pero superlativa aparición, al mismo nivel que Manuel Escudero (Sacramento) quien da vida a Pluto, señor de la riqueza, encargado de custodiar el cuarto circulo. Estamos disfrutando.
A continuación aparece “Circulo V y VI: La ciudad del Mal”, canción que supuso el primer contacto con esta segunda parte de la trilogía. Canción power metal de inicio ramplón donde Flegias (Israel Romero/Alquimia) nos pone en situación antes de iniciarse la tormenta con una estrofa de base rítmica rapidísima, como no podía ser de otra forma, para culminar en un estribillo rápido y pegadizo. Nuevo concurso de vocalistas en la segunda parte del tema donde se produce un nuevo tira y afloja entre Tete y Leo por un lado y David Requejano (Perfect Smile) y Nacho Ruiz (Santelmo) por otro.
El siguiente tema del disco es “Más allá del amor… el dolor”, en este punto Poe se encuentra con Dante (José Broseta/Opera Magna) el cual le muestra su obra y se compadece de él al conocer la angustia que atraviesa. Este es uno de los temas más complejos del disco, volviendo a pasajes más oscuros donde predomina la orquestación. El corte se inicia con un riff de guitarra muy actual, contundente y cortante tipo Black Label Society, mientras Poe y Dante conversan para acabar en un ritmo lento de teclado que desemboca en un estribillo melancólico, épico a medio tiempo, muy propicio para el lucimiento de los cantantes, como así sucede. Fenomenal último riff, contundente, para acompañar el pasaje orquestal final y el perturbador solo de guitarra que nos adentra irremediablemente en el estribillo, donde Leo demuestra el porqué es conocido como La Bestia.
A continuación, de manera muy grandilocuente comienza “Babilonia eterna”. Se trata de la balada del disco con un inicio al más puro estilo de grupos como Therion. En este caso, es el propio Joaquín Padilla junto con Chus Herranz los que llevan la voz cantante. Tema denso y largo, quizá en demasía, con una buena parte instrumental a la mitad de la canción con sendos solos de guitarra de muy buena facturación.
En la misma onda se mueve “Circulo VII y VIII: Sangriento elixir”, si bien no es un tema tan tranquilo como el anterior, sí que podríamos calificarlo como otra canción al estilo de Therión, una canción muy grandilocuente con muchos arreglos de orquestación bastante oscura y compleja. En este caso, son Beatriz Albert (Ebony Ark) e Ignacio Prieto ( Eden lost/ Atlas) los que se enzarzan en una batalla vocal.
A partir de este momento, se inicia el segundo acto del disco llamado el abrazo de las sombras, arrancando con “Circulo IX: Yo te maldigo”. Aquí volvemos a encontrarnos un tema netamente metálico y de una excelente facturación, no exento de arreglos orquestales. Vuelven a aparecer en este tema los protagonistas de la obra, es decir, Virgilio y Poe, que se enfrentan en una combate dialéctico, con motivo de un pacto de sangre con el amo del Averno, Lucifer (Manuel Rodriguez/ Sphinx), ¿qué cantante heavy no querría interpretar al señor de las Tinieblas?. Se trata de una canción larguísima, cerca de diez minutos de duración, pero que no se hace nada pesada en gran medida por el fenomenal trabajo que hacen Manuel Rodríguez y, especialmente, Leo Jiménez que está totalmente desatado, como debe ser, pues se está enfrentando al mismísimo Satanás.
“El señor de los Sueños” es, quizá, la canción más difícil de encajar dentro de este trabajo, pues se trata de un tema en la onda de grupos como Stravaganzza con ritmos muy pesados y distorsionados, aderezado de melodías sinfónicas y unos excelentes coros operísticos. Ni que decir tiene que Leo se mueve a las mil maravillas en estos terrenos. En este caso, al sufrido Edgar Allan Poe le toca enfrentarse con Morfeo (Zeta / Mago de Oz) el cual trata de convencerlo para que abandone a Virgilio por él.
El trabajo termina con “Las fauces del Averno” donde la caña vuelve a ser la nota distintiva. Se trata de un tema alegre con un toque fiestero en consonancia con grupos como Saurom o Medina Azahara, con diversas partes cantadas en grupo dándole al tema un toque muy épico. Destaca en esta canción la batería que, directamente, es reventada, donde, por momentos, el doble bombo vuela dándole una agresividad brutal al tema. En esta ocasión, son Zeta, Tanke Ruíz (Fiebre) y Pau Monteagudo (Uzzhuaia) los que ponen voz al tema, destacando este último mostrándose bastante solvente en unos registros que precisamente no son los suyos
Como ya he afirmado, me quito el sombrero ante Joaquín Padilla, el cual ha mejorado en todos los aspectos la primera parte de su “Legado de una Tragedia”, creo que el mejor cumplido que se le puede hacer es que estamos deseando tener en nuestras manos la tercera entrega de la obra, pues nos encontramos ante un trabajo que difícilmente podremos volver a ver por estos lares y deseando que su inquietud no se acabe aquí y proponga una gira en directo de “Legado de una Tragedia”. Por soñar. ..
Luis de Juan// @SentenciadeJuan
TEMAS:
ACTO I: DESCENSO A LOS ABISMOS
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La antesala del infierno.
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Circulo II: Los infortunios de la virtud.
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Circulo III y IV: Devoradores de mezquindad.
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Circulo V y VI: La ciudad del mal.
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Más allá del amor… el dolor.
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Babilonia eterna.
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Circulo VII y VIII: Sangriento elixir.
ACTO DOS: EL ABRAZO DE LAS SOMBRAS
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Circulo IX: yo te maldigo.
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El señor de los sueños.
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Las fauces del averno.
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