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El debut de Cheeto’s Magazine cumple una década

El debut de Cheeto’s Magazine cumple una década

Aunque entremos en la recta final de 2024, queda un poco de tiempo para homenajear el debut de Cheeto’s Magazine, aquel «Boiling Fowls» que salía en 2014. Es algo que queríamos haber publicado por su vuelta allá en el mes de Julio pero por unas cosas u otras aún no lo habíamos hecho. Nos juntamos con otros músicos seguidores de su música y celebramos la primera década del prog quesito, ¡Felicidades!.


Elena Alonso – Lethargus

Esto va de Sintes y de progresivo, y me hace muy feliz.

En 2014 se lanzaba al mercado Boiling Fowls, un CD que en un año lleno de portadas oscuras mostraba color, blanco y luminosidad. En la península aún no se marcaba la puesta en escena «cuidada» y, si veías alguna foto de los directos de esta banda, llamaba la atención ver a unos cuantos tíos con mallas muy ajustadas de colores chillones ¿haciendo rock? ¿y las pintas de negro?. Y, en la época en la que cada vez se veían menos teclados en directo, ellos les daban la primera plana. Es más, dame dos teclados.

Así llegó a mis manos Cheeto’s Magazine. Una banda fresca, pero fresca de verdad. ProgRock accesible, que salta de influencia a influencia sin vergüenza y sin esconderse, que experimenta con distintos sonidos y tímbricas que da conexión a todo el disco. No se quedan en el rock, metal, jazz o música moderna, sino que navegan con la experimentación de otros sonidos más pop, synth o psicodélicos sin que pierdas de vista quienes son.

Cheeto’s Magazine da la sensación de ese grupo de amigos que disfrutan como enanos cuando tocan. Sin ser presuntuosos, esconden complejidad y virtusiosismo. Divertido, fresco, alegre, enérgico y ecléctico, Boling Fowls, que cumple 10 años, da la sensación de ser un adelantado a su tiempo. De ser un CD que han hecho para ellos y, que de casualidad, alguien escuchó (escúchenlo, es maravilloso). Pudiera parecer que no se toman muy en serio, pero al contrario.

Cheeto’s Magazine ofrece composiciones llenas de detalle y virtuosismo muy interesante. Líneas vocales que no se meten por meter, con armonías brutales, pero que no son protagonistas. Y con esa guisa, te comes una canción de 25 minutos como si fuera de 3.

Banda creativa, innovadora, con humor, que debería estar llenando cada sala que pisa y rifándose todos los festivales. Aquí debería decir que suenan como N, con inspiración de X… pero solo diré que no hacen honor a su nombre: no te deja un olor rancio ni los dedos pringosos. La producción del CD es sobresaliente, y hace brillar esa exuberante exhibición de gimnasia instrumental. Escuchen Cheeto’s Magazine e intenten no sonreir.


Ivan Paradas – Inoquo

Terminar este 2024 y no celebrar los 10 años del magnífico disco debut de los catalanes CHEETO’S MAGAZINE sería imperdonable. Además, los CHEETO’S han vuelto después de unos años de parón, realizando conciertos este verano en Barcelona, Madrid y Alemania. Así que empiezo pidiendo perdón y sigo poniéndote en situación por si no los conoces. Grupo catalán de El Prat de Llobregat (Barcelona), que practica un Rock Progresivo moderno con mucho talento, altas dosis de humor y varias pinceladas de otros estilos musicales.

El disco debut se llama “Boiling Fowls”, y salió allá por abril del 2014. De entrada, el nombre y la portada del disco descolocan al asociarlo con el Rock Progresivo. Y luego está la música, que es tan buena que llegas a tomártelos muy en serio. No hay más que escuchar “Nova America”, el tema con el que empiezan el disco, con más de 25 minutos de música con interesantes variaciones temáticas, un gran trabajo de musicalidad de todos los instrumentos y unos juegos de voces talentosas y con humor que le dan un estilo singular a su oferta. Pese al peculiar sentido del humor que desarrollan en su propuesta, personalmente puedo distinguir algunas influencias de gente seria y respetable como SPOCK’S BEARD, THE FLOWER KINGS y algunos de los proyectos donde transita el gran NEAL MORSE, sobre todo con TRANSATLANTIC.

Después de “Nova America” vienen otros 40 minutos de música que se reparten en canciones más cortas y, hasta cierto punto, asequibles. Digo “hasta cierto punto” porqué aunque el minutaje de estas canciones no da para desarrollarse como en el caso de “Nova America”, no dejan de dar rienda suelta a sus habilidades técnicas y compositivas y nos transportan a varios lugares con toques aquí y allá de Rock, Disco, Pop, Prog Sinfónico, Electrónica, Metal, Jazz… Nada está forzado, todo está bien pensado y colocado, se pasan los minutos apreciando que se toman muy en serio lo que hacen. Y ahí está una de sus mejores virtudes, que conocen tan bien y respetan tanto lo que hacen que por ese motivo pueden permitirse el lujo de ejecutarlo con humor. “Volcano Burger” es una de mis favoritas, con una primera parte de introducción que te lleva a una imponente base rítmica que me ha recordado al mismísimo MICHAEL JACKSON y luego te da una clase magistral de entretenimiento y desarrollo muy pegadizo.

“Teddy Bears” empieza juguetona pero termina con un buen coro de voces y unas armonías de guitarra tenebrosas. Por su parte, “Four Guitars” se mueve muy bien con su juego loco de sintetizadores y guitarras. El discazo encarrila su parte final con tres delicias. “Octopus Soup” y “Fat Frosties” son dos genialidades que bailan entre lo machacón y la diversión gracias, de nuevo, a la combinación magistral de las percusiones, guitarras y sintetizadores, y en “Naughty Boy” el eclecticismo se exagera con la entremezcla de momentos cañeros, el momento jazz y las voces finales muy locas. De verdad, no puedes dejar la oportunidad de visitar su Bandcamp y escuchar este recomendadísimo disco “Boiling Fowls” y dejarte llevar por su mundo progresivo, su sentido del humor y sus locuras experimentales.

Es ideal para los seguidores del Rock Progresivo que no se toman la vida demasiado en serio. Ve a un concierto suyo, cómprate el disco si es que aún tienen copias disponibles y ¿por qué no? también una bolsa de Cheeto’s!


Carlos Álvarez

Menuda maravilla los Cheetos’s Magazine. Recuerdo que los descubrí porque en algún blog los mencionaban como una de las bandas más locas del planeta. Así que me puse a investigar hasta toparme con “Boiling Flowls”, y claro, flipé bastante. Había creatividad a raudales y un estilo propio, una especie de rock progresivo demencial con mucha desinhibición musical. Juegos de voces a lo Gentle Giant; donde cada voz parece que vaya a su bola, pero no, juntas suenan genial; melodías épicas al estilo Transatlantic, solos de guitarra y un largo etcétera. Desde un tema mega épico de veinticinco minutos («Nova America») hasta una canción con voces a lo Daft Punk («Driver French»).

Y todo ello con una voz principal super original; si tuviera que compararla, diría que es como si Neal Morse y Mike Patton (en Mr.Bungle) hubieran tenido un hijillo.

No sé, ellos lo sabrán mejor que nadie, pero el disco suena a que se lo pasaron muy bien.

Por aquel entonces yo tocaba en Dry River, y en 2016 (lo he buscado) coincidimos en un festival en Teruel. Se llamaba Sonicarte. Allí los vi en directo por primera vez, y mi admiración creció aún más. Me fascinó que una música tan elaborada se presentase en vivo con una actitud tan alejada de cualquier convencionalismo, y para más inri, con los miembros de la banda vestidos con trajes de licra monocolor muy ajustados, haciendo lo que les daba la gana en todo momento.

Me pareció genial, el directo fue apabullante. Además, los conocí en persona. Sobre todo traté con Matías, Esteban y Manel, y me cayeron muy bien. Recuerdo que me contaron cómo grabaron la versión orquestal abreviada de “Nova America” (si no lo habéis visto, buscadlo en YouTube, es alucinante). Luego me los volví a encontrar en un concierto de Dream Theater, justo antes de que se liara en 2020.

En fin, me alegro muchísimo de que hayan vuelto. De hecho, mientras escribo esto, acaban de petarlo en un festival en Alemania y veo que siguen con sus monos de licra monocolor. Bravo.

Espero que este reencuentro encienda el genio creativo de Esteban y compañía y creen nuevos discazos. 🙂


Esteban Portero – Foscor

La primera vez que vi a Esteban fue en un concierto de Flower Kings en Salamandra. Como a muchos aficionados a su trabajo como cómico, me sorprendió verlo en ese entorno. Charlamos un rato y me dió una copia física de “Boiling Fowls” para que lo reseñara, el cual puse en mi reproductor inmediatamente cuando llegué a casa esa noche. Tenía muchísima curiosidad por ver cómo sonaba eso. Colores intensos, una estética infantilizada, nombres de canciones surrealistas… Era muy distinto a cualquier banda de prog española que hubiese visto antes. El contenido del álbum iba en la misma línea: melodías luminosas y solos impresionantes se entremezclaban con adlibs alocados que probablemente hacían referencia a una broma interna, algo que ni la banda pretendía que entendieses ni le importaba que no lo hicieras. Me parecieron unos músicos increíbles, con una visión tremendamente particular.

Unos meses después pasé a formar parte de la banda debido a un cambio de batería, y ahí fue cuando lo vi todavía más claro. A veces cuando tocas en un grupo hay muchos factores que oscurecen la experiencia: expectativas frustradas, personalidades que chocan, objetivos distintos. En Cheeto’s nunca sentí nada de esto, y creo que ahí reside la clave de su éxito. Nunca les ha importado qué pensará la gente, o cómo de grande pueda ser la banda. Su propósito número uno es hacer música que les encanta y disfrutar tocándola. Y todo lo demás viene naturalmente. Con el paso de los años sus composiciones se han vuelto todavía más ricas, sus grabaciones mejor producidas, sus conciertos más potentes. Transmiten alegría de vivir en sus canciones, encima y fuera del escenario, y lo viven todo como una gran familia. Familia de la que todavía me hacen partícipe, y no podría estar más agradecido de tenerlos en mi vida.

 

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