METALLICA |
Pero por mucho que la esencia de Vio-lence o Forbidden se empeñara en buscar su protagonismo, los auténticos héroes de la noche eran otros bien distintos. Eso se notaba, y es que, como narrábamos anteriormente, que en los bises de un conciertazo soberbio como el de Machine Head apenas quedáramos unos pocos cientos de los miles que minutos antes habíamos reventado la carpa, es síntoma inequívoco de que, cuanto menos, lo que iba a venir después era de esas cosas que uno nunca debiera perderse. Merecido o no, el tirón de estos chicos en el s.XXI sigue siendo tan desbordante como lo era en la época de sus grandes giras de principios de los años 90, y su seguimiento es incluso mayor que el generado en la época de sus grandes discos de los años 80’. Getafe se vestía de luces para recibir como se merece a una de las bandas más emblemáticas y que con mayor fuerza ha paseado el nombre de nuestro rollo por los 5 continentes: METALLICA.
Si horas antes habíamos sufrido muchísima dificultad a la hora de recorrer el espacio entre ambos escenarios, no hace falta describir la auténtica odisea que una persona además corta estatura como yo tuvo que pasar para abrirse paso entre la gente a fin de poder disfrutar de las incomparables vistas que proporcionaban las gradas de prensa. Gran acierto y un detallazo sin duda este aspecto, que nos hizo testigos de lujo de un ambiente y una expectación desmedidas. Cerca de 55.000 cogotes ante nuestros ojos inundaban cualquier rincón del a todas luces pequeño recinto, y creaban una estampa única para el recuerdo, como en las grandes citas de rock de antaño. Metallica son Dioses del metal, de eso no cabe duda, y su legado, a pesar de sus últimas y discutidísimas obras, se sigue extendiendo allá donde va, sin parar de captar más y más adeptos a su música aún décadas de que la mayoría de ella fuese compuesta.
Con solo 10 minutos de retraso sobre la hora prevista, algo insignificante teniendo en cuenta que en la última cita de los californianos se saldó con media hora larga de espera interminable, hacían sonar la famosa intro “The Ecstasy of Gold”, para delirio de la totalidad de asistentes que intuían lo que venía a continuación. ¿Qué venía? La locura. “Creeping Death” convertía las primeras filas en un maremágnum de cuerpos que, movidos por el instinto, se agitaban de un lado a otro sin control sobre sí mismos. Un impresionante inicio, como ya viene siendo habitual, acompañado de una gran explosión y un sonido que eso sí, no tenía la pegada de otras veces. “No tienen suerte con el sonido en sus últimas visitas” – pensábamos por aquellos derroteros…
A continuación nos sorprendían con la celebrada “Fuel”, también ambientada con dos llamaradas que aportaron la nota de color sobre un escenario que, eso sí, no había sido decorado con los elementos de la otra vez…Dos pantallas a cada lado, dos pisos comunicados con una escalera y poco más: ni carteles ni florituras de ningún tipo, Metallica optaron por algo sobrio y funcional, sin grandezas. “Ride the Lightning” continuaba con un repertorio clásico que no falla, y a so término daba paso al primero momento de distensión, proporcionado por la siempre melancólica “Harvester of Sorrow”. Los músicos no parecían tan enchufados como en su anterior visita, y liderados por un soso por momentos James Hetfield, lograban contentar a su público más a base de clásicos, y no tanto por actitud.
“Bleeding Me” constituía uno de los momentos más flojos, protagonizado por un tema que desconectó al público casi por completo. En términos generales, los temas pertenecientes a discos de sus últimos 12 – 15 años no cuajan bien en directo… Ellos lo sabían, y para subsanar eso, seguidamente nos impactaron con el ineludible “Wherever I May Roam”, que devolvió las cosas a su sitio. Pero poco duró el subidón, ya que nuevamente, y bajo mi punto de vista de una manera incomprensible, regresaban a su etapa “oscura” para tocar “Devil’s Dance”, perteneciente a “Reload”. Una inquietante pregunta no dejaba de darme vueltas: ¿No funcionará mejor en directo “The Memory Remains”?. Inexplicable la interpretación de un tema que, además carente de cuerpo y fuerza durmió soberanamente a las 55.000 personas que ansiaban caña y clásicos a cascoporro.
Para devolver a su gente al estado emocional con el que empezaron, “…And Justice for All” retrocedía unos cuantos añitos en el tiempo, y si bien el tema agradó, no lo hizo tanto como el “Fade to Black”, mi momento más dulce (a título personal) del concierto de la mano de un tema que llevaba muchos años eludiendo ser interpretado en España. Sin el feeling y sentimiento que debiera, el tema, resultó un grandísimo acierto.
Giro radical al marchamo del show con “Master of Puppets”, cuya repercusión en términos de agitación sobra comentar. En temas como este se evidencia la falta de energía y potencia de Metallica, ya que un tema thrash 100% como este debería ser interpretado con un plus de mala leche, y no prácticamente estáticos y poco expresivos… A la gente poco parecía importarle por lo menos en esos momentos, y “Whiplash”, otra de las más largamente esperadas por mí, tampoco les distraería mucho la atención. Uno de los momentos más frenéticos y abrasantes del concierto sin lugar a dudas.
Avanzaban los temas y con ellos el concierto iba llegando a su fin, pero aún nos esperaba una buena dosis de himnos de ayer y hoy. La siguiente en sonar, “Nothing Else Matters”, cogregó una auténtica inundación de pequeñas llamas que acompañaron a un tema especialmente sentido y cantado al unísono por más de 55.000 gargantas. No parecen pasar los años por ese tema… A continuación “Sad But True”, acompañada por todos, y el momento audiovisualmente más espectacular, el de “One”, con la ya habitual colección de estallidos en el escenarios simulando el tiroteo que precede al inicio del punteo en el tema original. Uno de los mejores momentos de todo el concierto. Para seguir con el despliegue que, eso sí, para una banda de su presupuesto y características siempre me pareció insignificante, “Enter Sandman” le devolvía la sonrisa a los cientos de simpatizantes de los temas más comerciales del grupo, e impactaba a propios y extraños con ese espectacular subidón del tema que además vino acompañado de un nuevo estallido.
El show estaba a punto de terminar, pero antes de la gran fiesta final que siempre garantiza el “Seek & Destroy” (quizá un poco “trillado” para mi gusto, que no estaría mal que alternaran de vez en cuando con un “Jump in the Fire” o un “Hit the Lights”), Metallica nos tenía preparada otra sorpresa…dos realmente. Primero “Last Caress”, que sí me pareció que fuese entonada con el tono que merece, y después “So What?”, dividían al público entre simpatizantes y detractores que, como decía antes, no dudó en unirse nuevamente para despedirles como solo una banda de su trayectoria y leyenda merece.
Tras su concierto, multitud de interrogantes. Quizá no sean los de antaño, puede que su actitud y garra se perdieran hace lustros, es posible incluso que, a nivel de estudio, les hayamos perdido para siempre, pero lo que jamás se perderá será la magia que irradian sus temas, himnos todos ellos por derecho propio dentro del mundillo, su legado… Todo un lujo poder seguir disfrutando de una banda que ha dado tanto al metal, por mucho que en la actualidad no goce de un estado de salud brillante. Quizá no tan metidos en su papel como el año pasado en Bilbao pero con casi 15.000 personas más que entonces, Metallica cerró un nuevo
Set list METALLICA
- The Ecstasy of Gold
- Creeping Death
- Fuel
- Ride The Lightning
- Harvester Of Sorrow
- Bleeding Me
- Wherever I May Roam
- Devil’s Dance
- …And Justice For All
- Fade To Black
- Master Of Puppets
- Whiplash
- Nothing Else Matters
- Sad But True
- One
- Enter Sandman
- Last Caress
- So What?
- Seek and Destroy
Texto: Raúl del Amo
Fotos: Stuart MacDonald
AT THE GATES |
Después del auténtico baño de multitudes del que disfrutaron Metallica, aguardamos varios minutos hasta que más o menos se vieran espacios entre la gente, a fin de recorrer por última vez el trayecto en ambos escenarios de la manera más rápida y menos agobiante posible. Allí nos esperaban At the Gates, la leyenda del melodeath sueco que, contra todo pronóstico, incluyó España en su lista de destinos para su esperadísima gira de reunión. Todo un lujo del que, por aquel entonces, aún no sabríamos si serían muchos los testigos…
Cuando por fin accedemos al Escenario 2, At the Gates llevaban 4 temas ya interpretados, para disgusto de muchos que confiaban en que, después de Metallica, el incio del show se retrasara unos minutos a fin de dar tiempo a todo el mundo a llegar. No fue así, y para cuando logramos acceder, “The Swarm” hacía de las suyas. ¿Primera impresión? Descorazonadora. El peor aforo de toda la tarde con permiso de los primeros grupos del día acompañaba a una banda entregada pero visiblemente molesta con las circunstancias. Metallica habían vaciado prácticamente el recinto, y tan solo unos pocos cientos de personas aguantaban contra viento y marea para ver cumplido su sueño, el de volver a ver a los hermanos Björler junto a Tomas “Tompa” Lindberg sobre un escenario interpretando los temas de At the Gates, la banda que impulsó y revolucionó el panorama death metalero a comienzos de los años 90’. ¿Error de la organización? ¿Algo inevitable? Lo desconocemos, lo único que ante semejante bochorno se nos ocurre decir es lo típico, aquello de “tenemos lo que nos merecemos”.
A todas esas personas simplemente decirle que se perdieron el mejor concierto del día, con permiso de Robb y sus Machine Head. Un show con prácticamente todos los clásicos de la formación, con especial incisión en su aclamado “Slaughter of the Soul” y “The Red in the Sky is Ours”. Sonido aceptable, mosh pits brutales en primera línea de escenario y un repertorio de una hora larga para contentar y extasiar a todos aquellos que aguantaron con ganas la vuelta histórica de At the Gates a nuestros escenarios, muchísimos años después. Como ya han anunciado, la reunión es eventual, y no habrá ni nuevo disco ni nueva gira, por lo que se volverán a centrar en sus respectivos proyectos (The Haunted, Disfear etc.), por lo que a buen seguro nunca más volveremos a verles por estas tierras. Con respuestas como la del día 31 en Getafe, no me extraña lo más mínimo. Como reza el título de su himno “Kingdom Gone”, tema con el que pusieron el broche de oro a un concierto soberbio, su reino se habrá ido, pero lo que nunca nos dejará es su valiosísimo legado. ¡Larga vida a At the Gates!
Texto: Raúl del Amo
Fotos: Stuart MacDonald
Setlist AT THE GATES:
- Slaughter of the Soul
- Cold
- Under a Serpent Sun
- The Swarm
- Terminal Spirit Disease
- Suicide Nation
- Raped By the Light of Christ
- Windows
- World of Lies
- The Burning Darkness
- The Beautiful Wound
- All Life Ends
- Need
- Blinded By Fear
- Kingdom Gone