Charlamos con Rider G. Omega, cantante, guitarrista y alma mater de los barceloneses Obsidian Kingdom. En esta interesante entrevista, llena de chicha, hemos estado hablando de la acogida que ha tenido su nuevo trabajo, el flamante y sorprendente "A Year with No Summer", así como de la actualidad más inmediata de la banda: su presencia en el Be Prog! y el Resurrection Fest, la gira que los llevará alrededor de Europa junto a Shining y Intronaut después de este no-verano, sus planes de futuro y lo que significa intentar sacar la cabeza como músico en este país.
Albert Vila
Antes que nada, muy buenas y muchas gracias por dedicar un rato a hablar con los lectores de Metal Symphony. Es inevitable empezar con la pregunta obvia: Vuestra primera obra, Mantiis (2012) , fué un disco impactante. Para muchos, y también para mí, uno de los mejores y más originales discos que ha salido en el metal de este país en muchos años. Y este segundo es absolutamente diferente. ¿Por qué este cambio? ¿Fue buscado o sencillamente salió así?
Existen muchos motivos. Para empezar, enseguida nos resultó evidente que aquellas fórmulas que habían funcionado tan bien en ‘Mantiis’ no iban a hacerlo automáticamente fuera del contexto de un álbum de una sola canción, por lo que nos vimos obligados a investigar nuevos recursos que nos ayudaran a escribir canciones compactas e independientes. En el proceso de redescubrimiento regresamos inevitablemente a los himnos de nuestra adolescencia y juventud, con líneas de bajo aplastantes, acordes coloristas y estribillos polifónicos: grunge, rock alternativo, post-punk…
Por otra parte, el trasfondo estético que nos ocupa ahora mismo resulta mucho más urbano, contemporáneo y distópico que el de nuestro anterior trabajo, lo que ha supuesto una gran oportunidad para desarrollar nuestra pasión por la música electrónica y las nuevas tendencias sonoras. Nuestra paleta de sonidos se ha ampliado para permitirnos representar otras emociones y texturas: la rugosidad hostil del asfalto y el hormigón, el oleaje hipnótico de los embates de un mar embravecido, o el trinar alienígena de nuestros dispositivos móviles…
‘Mantiis’ ya era un ejercicio de aperturismo, así que en ese sentido tan sólo hemos mantenido uno de nuestros valores; pero es cierto que quizá hayamos incorporado algunos estilos o géneros que en nuestro debut estaban mucho más velados.
Precisamente por este impacto, sumado a vuestros espectaculares conciertos visual y sónicamente, percibí bastante hype esperando vuestro segundo trabajo. ¿Lo percibisteis vosotros también? ¿Os afectó de alguna manera esa presión a la hora de componer? Aprecio vuestra valentía, pero ¿en algún momento tuvisteis miedo de que la gente no fuera a aceptar el cambio?
Para nada; del mismo modo que tampoco nos tembló el pulso cuando presentamos ‘Mantiis’, y creemos que su éxito se debe, en parte, a esta actitud.
Cuando lanzamos nuestro debut, estábamos bastante convencidos de que pocos iban a captar el chiste: demasiado metal para ser popular, demasiado blando para ser metal, demasiado clásico para ser experimental y demasiado raro para ser apto para consumo masivo. Y creo que funcionó porque, al final, ponía de relieve que habíamos hecho en todo momento lo que nos había salido de las narices, sin tener en cuenta prejuicios estilísticos y sin hacer ningún tipo de concesión respecto del qué dirán.
Adicionalmente y en este caso, en todo momento hemos tenido muy claro que no queríamos repetir la misma fórmula que en ‘Mantiis’. Por otra parte, era de esperar que nuestro ánimo experimental y aventurero nos llevara por otros derroteros estilísticos; lo que siempre nos confiere una cierta libertad, en cuanto a que nuestra audiencia está acostumbrada ya a la sorpresa y al reto.
¿Cómo han sido las reacciones del público en general? Debo reconocer que para mí, que me encanta Mantiis , fue una pequeña sorpresa de buenas a primeras, y me costó encajarlo, pero con las escuchas lo he apreciado más. Algo parecido ha pasado en mi entorno (con algunos de los más "trues" incluso renegando de él). ¿Os habéis encontrado esta reacción con asiduidad? En cambio en otras reseñas que he leído hay gente que le ha entrado a la primera. ¿Creéis que ha sido un disco abrazado inmediatamente por la mayoría de seguidores o ha tenido que superar esa barrera inicial?
Es cierto que, aunque de forma minoritaria, sí ha habido una leve reacción de decepción y desagradable sorpresa. El Metal es – de forma algo paradójica – un género muy conservador y, en determinados sectores, recursos sonoros como las voces limpias, los acordes mayores o incluso el uso de teclados no son nada bienvenidos. Evidentemente cada cuál es muy libre de decidir lo que le gusta, pero a cualquiera que haya seguido mínimamente nuestra trayectoria – ‘Torn & Burnt’, el Drone Set, versionar a Nirvana, etc. – le resultará evidente que no entra en nuestros planes el permanecer inmóviles ni el someternos a criterios ajenos para complacer a nadie, con lo que queda poco lugar para la decepción.
El grueso de crítica y público, no obstante, ha comprendido el cambio de rumbo y ha sabido apreciar la nueva perspectiva y los nuevos matices que hemos desarrollado en ‘A Year With No Summer’, como atestigua una nota media de notable alto en más de cien reseñas publicadas hasta la fecha, y la buena marcha de los conciertos de presentación. Aunque es cierto que es un disco difícil, de algún modo el éxito de nuestro debut ha avalado el que se le hayan concedido las oportunidades necesarias para calar. E irá a más.
La temática del álbum es como un poco apocalíptica. Contadnos más sobre lo que pretendéis transmitir con las letras y con la idea general del disco. ¿Cómo llegasteis a este concepto? ¿Es un trabajo puramente de ficción o hay un mensaje político y social detrás?
De ciencia ficción, en todo caso; y en su faceta más distópica para ser exactos. Aunque después de haber pasado un año sin invierno, ¿tan inverosímil resulta la idea de que pueda no haber verano?
‘A Year With No Summer’ despliega un marco conceptual que incita al oyente a un alto grado de participación creativa y, más que imponer una visión o describir una situación o idea, lo que nos interesa es posibilitar que se establezca un diálogo íntimo entre nuestra obra y aquél que la experimenta, para potenciar la aparición de significados.
En ese sentido, el "año sin verano" ofrece un amplio abanico de posibilidades. Planteamos un clima diferente, incierto y sombrío, sobre el que planean la sombra del trauma y la desesperación; pero también un panorama de maravilla y terror, lleno de emergencias y oportunidades. Los símbolos en juego son potentes y primarios, y exigen una reacción emocional. ¿Son esos símbolos válidos para explicar la presente situación de la civilización, un estado de ánimo concreto o los misterios de la realidad? Cada cual decidirá.
Lo que sí es cierto es que para la construcción de dicho marco nos hemos valido de temas e imágenes que para nosotros son ahora mismo del máximo interés, como la revolución tecnológica en el campo de las comunicaciones y su impacto en el psiquismo humano; el papel que juega la cultura del espectáculo en nuestro desarrollo como individuos; la decadencia de los sistemas de orden y control social y su reflejo en las relaciones interpersonales; el influjo de las cualidades de los entornos urbanos en el inconsciente colectivo; la decadencia de la ecología y el cambio climático; etc.
Donde ‘Mantiis’ era una pequeña fábula de terror, ‘A Year with no Summer’ es una pesadilla distópica no tan futurista.
Firmar con Season of Mist ha supuesto un gran paso en nuestra carrera profesional: las ventas han aumentado, las ofertas de gira se multiplican y la prensa ha redoblado su atención sobre la banda; mientras que en todo momento mantenemos nuestra autonomía artística. No obstante, la vida de una banda joven supone una pelea constante: a pesar de que nuestra discográfica ayuda, prácticamente seguimos haciéndolo todo por nuestra cuenta, lo que sigue suponiendo una cantidad ingente de trabajo y un sacrificio nada desdeñable de tiempo y de dinero.
Sí tuvimos otras ofertas, de sellos también importantes, pero nos tentaron la incuestionable categoría y poder de los marselleses; no conviene olvidar que disponen de una sede en Philadelphia y que también controlan parte del mercado norteamericano. Por otra parte, Season of Mist es un sello independiente con una cierta sensibilidad hacia las propuestas alternativas, a pesar de su estética mayoritariamente extrema; como demuestra la militancia de nuestros compañeros de sello Sólstafir, KEN Mode o Sinistro.
La presión es menor, pero existe: los sellos de Metal trabajan con agentes especializados en Metal, que tratan con medios y distribuidoras que llevan vendiendo Metal a metalheads desde tiempos inmemoriales. Cualquier cambio en este sistema supone una inversión en investigación y un esfuerzo en abrir nuevos territorios, y nunca es fácil ni barato. Pero no es nada irremediable, y siempre podemos cambiar de sello.
A lo único que hemos tenido que renunciar es a una cierta flexibilidad en cuanto a programar nuestros lanzamientos y ediciones, pero eso es todo. Nunca firmaríamos un contrato que comprometiera nuestra libertad artística.
En la época de Mantiis solíais decir que erais una banda de metal difícil de clasificar. ¿Creéis que con este disco, donde el estilo es probablemente más definido, sois más fáciles de clasificar? ¿Cómo os clasificaríais entonces?
Muy al contrario: con este nuevo trabajo hemos ampliado nuestro registro y nuestros horizontes estéticos, lo que nos hace bastante más difíciles de clasificar; y así seguirá siendo.
Nos gusta definirnos como un colectivo artístico independiente, orgánico y multidisciplinar que utiliza la música como excusa para vehicular su propuesta estética y su visión del mundo, cuyas producciones podrían enmarcarse en algún punto entre el rock progresivo, el post-metal y el avant-garde, y buscan generar una experiencia única a través de la integración de diversas disciplinas: música, cine, literatura, teatro, poesía y diseño.
A lo largo de vuestra carrera, y especialmente en estos últimos tiempos, habéis cambiado bastante de formación y miembros, manteniéndose únicamente Rider G Omega desde el principio. ¿Hay algún motivo especial para ello? ¿Ha sido fácil integrar a los nuevos miembros? ¿Cuál es en general la participación de estos nuevos miembros en la composición
Aunque la membrecía se concede de forma vitalicia, militar en Obsidian Kingdom es un trabajo a tiempo completo y una labor muy exigente, y no todo el mundo está dispuesto a realizar semejante sacrificio, al menos no de forma indefinida. Experiencias como grabar un álbum en condiciones o girar suponen procesos muy estresantes, y cada nueva vuelta de tuerca supone una nueva prueba de resistencia para cada uno de nosotros: algunos se van y otros nos quedamos, así es la vida.
Prozoid Zeta JSI (guitarra) y Fleast Race O’Uden (bajo) abandonaron la banda poco antes de finalizar la composición del álbum, y fueron reemplazados respectivamente por Seerborn Ape Tot y Om Rex Orale, quienes llegaron justo a tiempo de pulir las composiciones y entrar en el estudio. Ambos eran seguidores de la banda que han aprendido a tocar sus instrumentos exclusivamente para poder militar en Obsidian Kingdom. Después de haber entregado el álbum a la discográfica pero antes de su lanzamiento, Zer0 Æmeour Íggdrasil (teclados) nos comunicó su decisión de abandonar el proyecto, por lo que Seerborn Ape Tot (que grabó las guitarras en ‘A Year With No Summer’) ha asumido ahora su rol y él ha sido sustituido por Eaten Roll I, nuestra nueva y joven guitarrista.
El mensaje subyacente es que Obsidian Kingdom es un organismo vivo en constante proceso de mutación, capaz de sobrevivir a la muerte de sus células sin por ello perder su identidad y sentido, como una mente enjambre.
En el pasado habéis tocado en festivales importantes como Bloodstock, Damnation o ProgPower. Este verano estaréis en dos de los festivales españoles más importantes: Be Prog! y Resurrection Fest. Son dos festivales muy diferentes pero creo que encajáis perfectamente en ambos. ¿Cómo lo veis vosotros? ¿Tenéis algún otro en vuestro calendario? ¿Hay algún festival europeo en el que os haría especial ilusión tocar?
Estamos muy ilusionados por la posibilidad de actuar en ambos festivales. Los dos habían mostrado ya su interés por la banda en el pasado, pero hemos preferido esperar al momento idóneo para lucir nuestras plumas por sus escenarios: presentar ‘A Year With No Summer’ supone una circunstancia inmejorable, y no sólo porque ambos certámenes se celebren en pleno mes de Julio… Uno de los puntos fuertes de nuestra versatilidad es que nos resulta terriblemente fácil adaptarnos a cualquier entorno, motivo por el cual nuestra actuación resulta igual de pertinente al lado de Iron Maiden como de Steven Wilson.
Hay muchos festivales extranjeros que nos encantan y con cuya estética simpatizamos: Roadburn, el difunto Temples, Asymmetry, Dunk!, Hellfest, ArcTanGent… Los carteles de festivales de este año ya están cerrados en su gran mayoría, pero el año que viene esperamos presentar también ‘A Year With No Summer’ en muchos de ellos.
Hablemos del Be Prog!, un festival que muchas ciudades querrían para sí y que se ha consolidado en bastante poco tiempo. ¿Qué opináis? ¿Habéis estado en otras ocasiones? ¿Qué bandas de la edición de este año os hace más ilusión ver?
No sólo somos asiduos al festival sino que además hemos aplaudido desde el principio la iniciativa. Nos parece que un festival de estas características, que busca satisfacer antes un criterio estético que el mero afán de lucro, es tan raro como necesario; y nos sentimos honrados de haber sido invitados a participar en él este año, tanto por afinidad estética como filosófica. Le deseamos largos años de vida.
Este año nos interesan especialmente Steven Wilson – muchos de nosotros ya hemos peregrinado a diferentes ciudades en diversas ocasiones para poder ser testigos de su arte – y Magma – por el interés que todavía suscita la marcianada del zeuhl y la improbabilidad de ver una banda tan bizarra en una escena cerca de casa -, sin olvidar a Agent Fresco, cuyo directo sabemos enérgico y potente.
Por vuestra parte, va a ser una buena oportunidad para daros a conocer ante mucha gente que quizás no os conoce. Originalmente el Welcome Day del viernes (dónde vais a tocar) iba a ser en la Sala Apolo, y finalmente va a ser en el mismo Poble Espanyol. ¿Qué ventajas e inconvenientes para vosotros le veis a este cambio? ¿Cómo vais a enfocar el show? ¿Va a estar sobretodo basado en A Year With No Summer o habrá un poco de todo?
Por una parte es un buen cambio, en tanto que permitirá a mucha más gente presenciar nuestra actuación, además de que dispondremos de un escenario muchísimo más amplio y el mismo equipo de sonido que el de los cabezas de cartel. Pero por otra, el hecho de actuar a una hora temprana al aire libre impedirá una correcta visualización de nuestro juego de luces y visuales; aunque a sabiendas de este hecho tenemos previsto compensar redoblando nuestra ya de por sí gimnástica puesta en escena… No ofreceremos menos que lo máximo que podamos dar, ¡eso seguro!
Afortunadamente la organización nos permite generosamente tocar durante una hora entera, lo que nos permitirá articular un set de lo más completo donde no faltarán los clásicos de ‘Mantiis’, claro.
Acabáis de anunciar gira europea para este otoño con Intronaut y Shining, completando un cartel más que interesante, con dos bandas que tienen cierta similitud musical con vosotros. ¿Cómo os salió esta oportunidad? ¿Barajasteis varias opciones? Bajo mi punto de vista, creo que es una decisión acertada, ya que creo que les podéis gustar a los fans de ambas bandas.
Sí, estamos de acuerdo, el cartel es de lo más suculento y, aunque existe una enorme afinidad entre las tres bandas, cada una tiene un rasgo de personalidad característico que hará que los conciertos sean variados y entretenidos. Shining son mucho más salvajes y frenéticos, mientras que Intronaut tienen una extraordinaria capacidad para cambiar las dinámicas y sumergirse en pasajes melódicos y sugerentes. Nosotros estamos justo en medio, con nuestro aura de elegancia apocalíptica.
La verdad es que hace mucho tiempo que teníamos ganas de tocar con ambos, y especialmente con Shining; quién sabe si algunos tendrán el privilegio de ver a Jørgen tocando el saxo en ‘Last of the Light’…
Hace casi dos años os embarcasteis en vuestra primera gira europea dando soporte a los islandeses Sólstafir. ¿Como fue esa experiencia? ¿Cómo fue la reacción del público? ¿Os conocían? ¿Qué diferencias veis entre esa gira y ésta con Intronaut y Shining? ¿Tenéis otros planes de giras para el futuro próximo? ¿Creéis que podría funcionar una gira europea como cabezas de cartel, o aún os falta algo de popularidad?
Estar en aquella gira fue nada menos que fantástico; una experiencia incomparable y un aprendizaje como ningún otro. Sólstafir son una de las bandas del momento y fue muy afortunado poder girar con ellos entonces: ‘Ótta’ es un disco muy rompedor y cada día nos recibían centenares de melómanos ávidos de estímulos nuevos. Por otra parte, los islandeses demostraron ser unos compañeros de viaje entrañables – sin dejar de lado a Sahg ni a Esben and the Witch -, así que sólo podemos hablar maravillas de aquel mes que ninguno de nosotros olvidará jamás.
En esta ocasión parece claro que el cartel está algo más equilibrado, puesto que tanto Shining como Intronaut están todavía en vías de consagrarse, por lo que el interés de la audiencia estará mucho mejor repartido entre la tres bandas del cartel. Por otra parte, tenemos muy buena relación personal con Shining, quienes pidieran en su momento a nuestro ex-teclista Isam una versión inglesa de su vídeo-reseña de Blackjazz, y en cuyas filas milita ahora Tobías, ex-batería de Leprous, también buenos amigos nuestros. Con todo, estamos contando las horas que faltan para subirnos a ese autocar.
Al contrario, es muy posible que en el año 2017 giremos ya por Europa como cabezas de cartel, a menos que nos dé por entrar en el estudio antes… Todo se andará.
En España yo creo que sois bastante conocidos y respetados. ¿En qué otros países estáis percibiendo una mejor respuesta?
Pues muy especialmente en el Reino Unido, en Holanda y en Bélgica: países con una larguísima tradición de música progresiva y experimental donde nuestra propuesta es bien apreciada y entendida. Es por ello que, junto con Alemania, son los países donde más se prodigan nuestros espectáculos. Europa del Este es también uno de nuestros territorios favoritos.
Recientemente y a raíz del lanzamiento de ‘A Year With No Summer’ estamos detectando un creciente interés por Obsidian Kingdom en Estados Unidos, tal vez porque en esta ocasión nos hemos acercado a sonoridades más típicamente americanas como el rock industrial y alternativo de los noventa. No es de extrañar que una de nuestras asignaturas pendientes sea cruzar el charco.
El nivel de bandas en Barcelona es bastante elevado hoy en día, pero me da la sensación que no hay una escena como tal. ¿Con qué otras bandas tenéis una relación más estrecha? ¿Qué crees que hace falta para que podamos hablar de una verdadera escena como hay en otras ciudades o como la ha habido en otros estilos en la misma Barcelona (pienso en, por ejemplo, el hardcore/punk/post hardcore alrededor de B-Core)? ¿Crees que es un tema puramente cultural o de gustos?
Para que se cree una escena lo imprescindible no son las bandas, ni la prensa, ni las discográficas; sino locales asequibles que fomenten la celebración de la música en directo y la creación de nuevos proyectos – las bandas aparecerán inevitablemente poco después, y así es como se forma una escena.
En ese sentido, Barcelona lo tiene muy difícil: es una ciudad muy cara donde se prioriza la rentabilidad al milímetro del metro cuadrado y, por tanto, terreno abonado para salas con condiciones prohibitivas que buscan programar el máximo de conciertos y eventos para obtener el máximo rédito posible, impidiendo que los individuos permanezcan en el mismo espacio después de celebrar un concierto, por ejemplo. Con estas condiciones es muy difícil que surja una escena…
Sin embargo, existen honrosas excepciones: Rocksound viene a ser una suerte de CBGBs barcelonés y ha dado a luz – y sigue dando – a una serie de propuestas muy interesantes en torno al stoner/sludge/garage; Màgia Roja atesora todo el capital industrial/ruidista/esotérico de la Ciudad Condal; y locales como el Niu y el Hangar están haciendo lo propio con la electrónica experimental y las artes visuales. Otros colectivos minoritarios estimulan también la creación de iniciativas musicales aún sin disponer de de espacios propios, como por ejemplo Aloud Music o Conjunto Vacío. Aplaudimos la iniciativa de todos ellos por pelear tan duro en un entorno tan hostil.
¿Qué estáis escuchando últimamente? ¿Hay algo que os guste especialmente y que podáis recomendar a fans de Obsidian Kingdom?
Aunque suene a recurso publicitario barato, publicamos trimestralmente en Spotify una lista de recomendaciones musicales para todo el que se haga esa misma pregunta.
En ellas podréis escuchar artistas tan variopintos como Andy Stott, Death Grips, Lana del Rey, Swans, Kendrick Lamar, David Bowie, Deftones, The Drones, Venetian Snares, Chelsea Wolfe o Algiers.
Sí que lo es. Todo trabajamos, evidentemente. O bien tenemos trabajos temporales y precarios que podemos abandonar con facilidad o bien tenemos un trato especial con nuestros empleadores, dependiendo de cada caso; pero cada vez que hay que grabar un disco o salir de gira hay que hacer malabares con nuestros empleos, y el grupo genera únicamente los ingresos necesarios para cubrir todos los gastos, hasta la fecha. Estamos trabajando duro para poder dedicarnos exclusivamente al grupo, pero de momento no es así.
Dedicarse a la música es duro en todos partes – excepto quizá en los países escandinavos, donde existen no pocas ayudas y subsidios gubernamentales a la música y a la cultura en general -, pero es cierto que en España resulta aún mucho más difícil debido a la falta de infraestructuras y de apoyo institucional. Para empezar ni siquiera existe un sindicato de artistas – si exceptuamos la SGAE, cuya historial de corrupción e ineficacia resulta tan deplorable como patético -, ni está consolidada la figura profesional del músico, ni se contempla ningún tipo de sistema para fiscalizar ingresos provenientes de las diferentes actividades asociadas a la vida de un grupo musicales. Ojalá nuevos sistemas de gobierno desarrollen un plan para favorecer este tipo de ocupaciones, pero por el momento y muy a nuestro pesar, nosotros seguimos buscándonos las castañas fuera de nuestro país natal.
Debido a esta incapacidad de profesionalizarse completamente, es una tendencia creciente entre grupos jóvenes (y no tan jóvenes) el uso de plataformas de crowdfunding para financiar sus proyectos o, sencillamente, para conseguir fondos y ser capaces de independizarse económicamente, ofreciendo contenido exclusivo u otros incentivos. ¿Os habéis planteado en algún momento el uso de este tipo de plataformas? ¿Qué pensáis de ellas? ¿Creéis que las redes (en toda su extensión) pueden eventualmente sustituir el trabajo que hacen las discográficas?
Sí, nos lo planteamos en su momento y nos sigue pareciendo una opción muy viable.
Las plataformas de crowdfunding, así como los servicios de streaming, suponen una alternativa más que razonable al obsoleto sistema comercial de la industria discográfica: ponen en contacto directo al artista con su audiencia sin necesidad de intermediarios, y las comisiones son infinitamente menores que las de un contrato discográfico estándar. No obstante, el principal problema es que, para que este tipo de fórmula funcione, tiene que existir previamente una base de seguidores sólida que sea capaz de financiar el proyecto, por lo que o bien la banda cuenta con un nombre ya consolidado, o dispone de los medios suficientes para prodigarse en prensa y redes sociales, o de otro modo el formato fracasa. Por otra parte, las tareas de distribución física – nada desdeñables y tradicionalmente desempeñadas por la discográfica – recaen sobre la banda, lo que supone alquiler de espacios de almacenaje, provisión de material de envíos, gestión de stock y de pedidos, etc. En pocas palabras: que no es tan fácil como parece.
En nuestro caso, todavía sacaremos un disco más con Season of Mist pero, en el futuro, quién sabe. No descartamos nada, y no olvidemos que empezamos nuestras andanzas como banda independiente cuyo principal portal era Bandcamp.
Entre Mantiis y A Year With No Summer pasaron 4 años. ¿Vais a tardar tanto en sacar el siguiente? ¿Tenéis ya ideas para un próximo álbum? ¿Creéis que vais a continuar en la línea de A Year With No Summer o la intención es dar otra vuelta de tuerca? ¿Hay cosas en este disco que ya estaban compuestas en la época Mantiis?
Muy probablemente nuestro nuevo álbum tarde mucho menos en aparecer, en comparación. Todavía es pronto para decirlo y no olvidemos que estamos metidos de lleno en la presentación de ‘A Year With No Summer’ – ¡que apenas hace cuatro meses que salió! -, pero es verdad que ya tenemos muchas ideas y estamos estructurando ya el discurso de nuestro próximo trabajo. Conociéndonos, es difícil que optemos por una línea continuista, así que con toda probabilidad volveremos a sorprender.
Nada de lo que hay en nuestro último disco estaba compuesto en la época ‘Mantiis’, así como tampoco nos hemos dejado nada en el tintero para el próximo.
Como banda, ¿qué es lo que más y menos os gusta de vuestro día a día? ¿Qué partes lleváis apasionadamente y que cosas son más bien disciplina y obligación?
Lo peor es esperar. La burocracia ajena nos exaspera. Esperar para que se edite nuestro álbum, esperar para que se lance un vídeo, esperar para que se confirme una gira, esperar para que se anuncie nuestra participación en un festival… Son procesos externos que no dependen de nuestra eficiencia y muy a menudo ralentizan e incluso paralizan nuestros procesos creativos. Pero es lo que hay.
Lo que más nos gusta es todo lo demás.
Para acabar, tres preguntas un poco más personales ¿Qué hizo que te decidieras a querer ser músico? ¿Qué te llevó hasta Obsidian Kingdom?
Quería ser yo el que apareciera en las portadas de las revistas, claro. Convertirme en una estrella y en un icono. Lo estoy consiguiendo, pero cuanto más lejos llego, mayor cuenta me doy de que lo realmente importante no es alimentar mi ego sino inspirar, iluminar y entretener a los demás. Si no, no vale para nada
Obsidian Kingdom no existía, así que tuve que crearlo. Ahora, felizmente, ni siquiera me pertenece.
Fuera de la música, ¿qué te gusta hacer? ¿Tienes alguna otra pasión?
Comer, dormir, cagar y follar.
Finalmente, ¿serías capaz de nombrarme los tres discos que más te han marcado en tu vida, y de qué manera han influido en tu trabajo con Obsidian Kingdom?
La nostalgia escandinava que más tarde copiaría del Black Metal noruego ya me llegó a una edad muy temprana a través del ‘Peer Gynt’ de Edvard Grieg. La sensibilidad y la fragilidad que caracterizan nuestras composiciones me las enseñó Tori Amos en su ‘Little Earthquakes’, y las ganas de destruirlo todo las aprendí del ‘In Utero’ de Nirvana. Aunque creo que ya llevaba todo eso dentro.
Bueno, pues muchas gracias por vuestro tiempo. Esperamos veros en breve en el Be Prog! y en el Resurrection Fest, y os deseamos éxito en vuestra gira otoñal y en el resto de proyectos que tengáis para vuestro futuro próximo. Creo realmente que sois una de las bandas nacionales con mayor proyección, y me encantaría veros triunfar a nivel internacional.
Amén. Gracias a ti y a todos los lectores de Metal Symphony; nos vemos prontamente en un año sin verano!
Albert Vila