De un tiempo para acá se ha puesto de moda entre las bandas con carreras más largas revisitar discos específicos en su discografía, normalmente interpretándolos en su totalidad. El caso se ha vuelto a dar con Fear Factory, una de las bandas de metal más populares de la segunda mitad de los noventa, que han decidido repescar su exitoso "Demanufacture" con motivo de su vigésimo aniversario para interpretarlo íntegramente y así hacer un regalo tanto a sus fans más nuevos que no pudieron disfrutar la experiencia en su momento, como a sus fans más veteranos. Les acompañaron en esta ocasión un par de bandas más para completar un triple cartel demoledor en una noche entre semana: los jovenes irlandeses Dead Label y una nueva banda con cara conocida como Once Human.
Texto y Fotos: Edko Fuzz
Los irlandeses Dead Label son un trio que inició su andadura en 2008 y en esta gira presentan su segundo álbum, "Throne of Bones". La banda practica un feroz y eficiente, aunque algo anodino, thrash metal con tintes de Machine Head y Pantera. El bajista y cantante Dan O’Grady lleva el peso del show y Danny Hall hace un buen trabajo con su trituradora de riffs de seis cuerdas.
Pero es innegable que el foco de atención se centra en mitad del escenario, donde la menuda Claire Percival apenas se vislumbra tras los parches mientras destroza su instrumento cual apisonadora. A estas alturas aún es temprano y no hay mucha gente, pero los riffs de "Salvation in Sacrifice" o la propia "Throne of Bones" empiezan a caldear el ambiente y al final de la corta actuación, Dead Label se llevan merecidos aplausos.
La siguiente banda en tomar el escenario de Razz 2 son Once Human, el nuevo proyecto del que fuera guitarrista original de Machine Head, Logan Mader. Tras casi 10 años desaparecido del mapa, Mader contactó con la cantante australiana Lauren Hart y de ahí nació una nueva banda que justo ahora presenta su disco de debut, "The Life I Remember". Y desde la inicial "Ground Zero", la veda queda abierta: invasiones de escenario, slam dancing y puños al aire desatan el caos reinado por la pequeña Hart con su garganta de sierra mecánica. Mader sigue teniendo el toque en sus manos creando riffs mastodónticos y la banda pierde matices respecto al disco pero gana en contundencia, como atestiguan más bombas como "You Cunt", "I am War" o "Demoneyes", que si bien son demoledoras, no pueden evitar resultar un tanto lineales.
Como es natural, el grueso del setlist se basa en el único trabajo de la banda hasta la fecha, pero la simpática Hart tiene una sorpresa para el público. Explica, para los más jóvenes, que Mader empezó su andadura en Machine Head y que, ya que estamos, pues que van a hacer una versión de esa época de la banda. Estalla el jolgorio cuando la intro de "Davidian" de aquél ya lejano debut de Machine Head, "Burn my Eyes" (por Dio, que abuelo cebolleta me siento), hace acto de presencia. Como viejo clásico que es, le pasa la mano por la cara a cualquiera de los nuevos temas que hayan sonado esta noche y no tiene precio gritar aquello de "Let Freedom Ring with a Shotgun Blast!" a pleno pulmón. Momentazo. Aún hay tiempo para que la banda interprete "Time of the Disease" justo antes de despedirse.
Y llega el momento de las estrellas de la noche. A pesar de los culebrones entre miembros pasados, formaciones paralelas, confusión y nuevos discos con escasa repercusión, el poder de toda una obra maestra como "Demanufacture" se hace palpable viendo la más que aceptable entrada en la sala. Veinte años son muchos años para una banda y un disco de estas características, y más teniendo en cuenta que "Demanufacture" prácticamente definió un nuevo subgénero en el mundo del metal. Y es por eso que sorprende comprobar la vigencia de canciones como "Self Bias Resistor", "Zero Signal" o "New Breed". Aún suenan frescas, poderosas, originales y atemorizantes con un montaje muy de su época donde frías y calculadas luces solo nos permiten adivinar las siluetas de los miembros de la banda sobre el escenario.
Y es que realmente, el show es un viaje de regreso al pasado pues, en el fondo, es por eso por lo que la gente ha pagado. Dino Cazares sigue siendo un tipo con una presencia imponente y una puta ametralladora de riffs milimétricos, aunque parezca que no se lo esté pasando demasiado bien, mientras parece que los años no pasen para el carismático Burton C. Bell, que sigue manteniendo su imagen y su voz gutural intactas, aunque no se puede decir lo mismo de la voz melódica. La savia nueva de la banda la encontramos en el bajista Tony Campos (ex-Static-X, Brujeria o Soulfly) y el competente batería Mike Heller (ex- Malignancy o Control/Resist), que aunque hacen un trabajo intachable, no atesoran el carisma e imagen de dos piezas clave en la historia de Fear Factory como son Christian Olde Wolbers o, especialmente, el batería Raymond Herrera, ingrediente esencial en la cocción que dio como resultado final el sonido Fear Factory a principios de los noventa.
Lo que no se puede negar es que esta formación de Fear Factory defiende los viejos clásicos con orgullo, ya sea en la brutalidad de "Pisschrist", la agresividad de "H-K (Hunter-Killer)", la grandilocuencia de "Dog Day Sunrise" o la solemnidad de "A Therapy for Pain" y el público se deja la vida en cada uno de ellos, especialmente en el que fuera el hit de la banda en su momento, "Replica", un tema que aún levanta pasiones. La recreación de "Demanufacture" es perfecta, mecánica, fría y calculada. Como tiene que ser. Todos los samples están en su sitio, todos los infames redobles de bombo ejecutados a la perfección, las luces perfectamente sincronizadas con la música y, en definitiva, todos los ingredientes que uno espera de un concierto de Fear Factory están presentes en su justa medida.
Tras abandonar el escenario, la banda vuelve con unos últimos cartuchos para completar el setlist. Sigue el viaje al pasado con dos temas de "Obsolete" que son, como no podía ser de otra manera, "Shock" y "Edgecrusher", que también montan un buen jolgorio en la sala, especialmente con los fans de segunda generación (que también los hay). La banda encara la recta final del show con tres temas de su último disco "Genexus", también bien recibidos por el respetable, y da por concluida la ceremonia con "Martyr" del que fuera su disco de debut, "Soul of a New Machine". Un último cartucho atómico para una larga noche de riffs que ha combinado perfectamente bandas de nueva formación con la vieja guardia, aunque nadie puede dudar que ha sido ésta última la que ha salido ganando. Y es que ya no se hace música como la de antes (snif).
Texto y Fotos: Edko Fuzz