Doceavo álbum de una de las bandas clásicas del thrash metal ochentero americano. El quinteto de Phoenix nunca ha tenido un papel demasiado protagonista a nivel de popularidad, pero a sus espaldas hay una carrera longeva, constante y bastante sólida. Este disco homónimo se acerca quizás más que nunca al heavy metal clásico, y la verdad es que el resultado ha quedado muy apañado. No inventan nada, pero son capaces de ofrecernos una buena cantidad de canciones pegadizas, originales y divertidas.
Albert Vila
Muchos solo conocen a los Flotsam por ser la banda de la cual Jason Newsted salió para entrar en Metallica allá por 1986. Es verdad que después de un inicio musical y comercialmente prometedor, se desinflaron bastante rápido a nivel de popularidad y, aunque nunca han parado máquinas y han seguido publicando discos con cierta regularidad (algunos bastante buenos), no han salido en ningun momento de la segunda división del thrash. Yo, tampoco voy a engañar a nadie, jamás he sido un seguidor demasiado constante de la banda. Los conozco desde hace muchos años y he ido escuchando varios de sus discos ocasionalmente, pero sin apasionarme demasiado por su música ni dominar en absoluto el total de su carrera.
Pese a su relativa proximidad geográfica con California, su thrash no tiene mucho en común con el que se practicaba en la Bay Area en los primeros ochenta, con un componente bastante punk, sino que se parece más bien al de bandas como Testament u Overkill. Más cercano al heavy metal clásico tanto en la instrumentación como en las voces, hay mucha presencia de coros, solos melódicos y elementos épicos, y se le dá gran protagonismo a un bajo de sonido muy metálico.
Este disco homónimo es el doceavo de la carrera de los de Arizona y, al igual que pasa en muchas de estas bandas de thrash históricas, poco queda ya de la formación original. Únicamente Eric A.K. Knutson se ha mantenido a las voces a lo largo de todos los discos, mientras que el resto de componentes han cambiado en múltiples ocasiones, con la particularidad que muchos han ido y venido varias veces y durante periodos bastante largos de tiempo. De la formación actual solamente el guitarrista Michael Gilbert, que llegó en 2010, participó en el anterior Ugly Noise (2012). Pero durante los ochenta y noventa este mismo guitarrista estuvo en la banda durante 14 años. Y algo parecido ha pasado con otros de los miembros más longevos, como Ed Carlson o Kelly David Smith. Cabe destacar que el batería actual es el más que solvente Jason Bittner, habitualmente en Shadows Fall, aprovechando que éstos se encuentran en una especie de parón a día de hoy. Sea como fuere, no sorprende que su trayectoria haya sido algo irregular, con cambios estilísticos un poco extraños y no siempre apreciados. De los discos que he escuchado, si exceptuamos los dos iniciales Doomsday for the Deceiver (1986) y No Place for Disgrace (1988), que son clásicos en toda regla y a día de hoy siguen copando los setlists, es posible que este Flotsam and Jetsam sea el que me resulta más completo y consistente.
Desde el principio ha habido en la música de la banda una importante presencia de elementos más tradicionales, pero en este disco tanto el sonido como la composición son especialmente jebis, probablemente más que en ningún otro trabajo anterior. El primer ejemplo de esto lo encontramos en "Seventh Seal", el tema que abre el disco y que nos pone en situación, lleno de harmónicos y solos de guitarra bastante jeborros, voces poderosas y gorgoritos agudos. Un tema interesante con un estribillo muy pegadizo, al igual que el de "Life is a Mess", muy vacilón, enmarcado esta vez en un entorno mucho más rápido, con algunos riffs simpáticos y bailables, e igualmente melódico y accesible.
"Taser" es uno de los highlights de este álbum, divertida y llena de momentos inesperados. Empieza dándose un aire a unos Anthrax primigenios, rápido y con un thrash casi punk. Al cabo de poco entran unos coros muy protagonistas que quedan muy bien, junto a un par de riffs orientales, un solo doblado histérico y un estribillo repleto de blast beats, todo apoyado por una melodía vocal que recuerda mucho a algo que no consigo identificar (y qué rabia me dá eso!). Con tantas cosas, creo que no han sabido bien como terminar, usando un fade out que se me antoja forzado y un poco impersonal.
"Iron Maiden" fue el single de adelanto del disco y, por supuesto, como todo el mundo, pensé que se trataría de una versión de la canción homónima de la doncella británica. Pero no, es un tema propio y bien interesante. Se trata probablemente de uno de los más completos y disfrutables del álbum, con abundante chicha. Curiosamente, se nota una atmósfera general notablemente inspirada en los Maiden, quizás a modo de broma interna, tanto en punteos y solos como en el característico galope de batería y bajo. El estribillo gritón e histérico no me entró nada bien de primeras, pero ahora me parece absolutamente adictivo, mientras que las guitarras y las múltiples líneas vocales son magníficas e identificables a lo largo de todo el tema. Eso sí, como los Arch Enemy escuchen el principio de esta canción les ponen una denuncia por plagio, ya que es absolutamente idéntico al de "Nemesis". Ese principio me encanta, así que si a los suecos no les importa, a mí ya me está bien.
El bajo coge mucho protagonismo en el riff principal de la motivante "Verge of Tragedy", de nuevo un tema muy jebi, épico, casi power, con gran presencia de teclados, solos corremástiles, coros simfónicos y voces dramáticas. Me han venido a la cabeza grupos como Morgana Lefay (que no habré escuchado en veinte años) o los más modernos Grand Magus. "Creeper" empieza con una sencilla línea de bajo que recuerda a algo entre los Megadeth de la época Peace Sells y los Kreator noventeros de Cause for Conflict, con un rollo más groove e incluso vagamente industrial. La voz es especialmente teatral, y el estribillo lleno de coros está de nuevo bastante bien, siendo de los más dramáticos del disco, pero quizás el tema en general no es particularente destacable.
En "L.O.T.D." vuelve la velocidad. Veo aquí a Motörhead (el ritmo y la actitud), Maiden (muchos punteos) o Anthrax (algunas voces). Un tema rápido, fácil y de estructura aparentemente sencilla hasta que todo cambia bruscamente a partir del minuto 3 o así, donde de golpe y porrazo muta en algo totalmente distinto, un poco raruno, lleno de momentos caóticos, solos histéricos y con un bajo protagonista y desmadrado. Hacia el final, cuando estabas acabando ya de peinarte de nuevo, vuelven a la estructura inicial para tranquilidad del personal.
"The Incantation" es un breve interludio con base de guitarra acústica y solo eléctrico más llorón. Indudablemente bonito y melancólico, pero bastante cliché en estos grupos thrasheros ochenteros melódicos. "Monkey Wrench", por su parte, no está tampoco mal, con otro solo especialmente conseguido, aunque quizás es una de las canciones más planas y menos memorables del disco. El estribillo, además, es muy parecido a lo que ya habíamos visto en "Seventh Seal". En cambio el de la enérgica "Time to Go" es, una vez más, muy resultón, demostrando de nuevo la habilidad que tiene la banda para sacar melodías pegadizas, inspiradas y motivantes.
Una de mis favoritas del disco es sin duda "Smoking Gun", vacilona y galopante, con un cierto espíritu ochentero festivo. No sé qué es lo que tiene que me gusta especialmente, pero junto a "Taser" y "Iron Maiden" acaban siendo las tres que más difruto. Acabamos con "Forbidden Territories", otro buen tema, aunque quizás demasiado largo y un pelín desordenado, que alterna partes rápidas con otras más pesadas y repetitivas, poco abundantes en este disco. En todo caso, un buen broche para un disco más que digno.
Lo voy a confesar: el motivo principal por el cual me he puesto a hacer la crítica de este álbum es porque tendremos a Flotsam por nuestros escenarios en un par de meses, y es una gira a la tengo pensado ir. Como ya he comentado, nunca he sido un seguidor constante de esta banda (no porque no me gusten, sino porque, como con tantas otras, ni se ha dado el caso ni se puede con todo), y la verdad es que no tenía unas expectativas grandiosas hacia este disco. Quizás por eso, he de decir que me ha gustado y sorprendido para muy bien. No aporta nada demasiado nuevo pero en general es un trabajo sólido, con un sonido compacto, bien compuesto, una instrumentación técnicamente excelente, algunos temas muy buenos, estribillos pegadizos e ideas divertidas y originales. ¡Qué más queremos!
Hace escasos días se han cumplido treinta años desde la publicación de su debut, el gran Doomsday for the Deceiver. No es que les cueste especialmente tocar temas de este álbum en directo, pero esta efeméride parece una excusa perfecta para dar especial protagonismo a esas canciones en detrimento de las nuevas, más desconocidas por la mayoría de la audiencia. Sea o no así, tendremos ocasión de comprobarlo en breve, ya que este mismo otoño los Flotsam van a ser el soporte principal de la gira europea de Destruction que pasará por la península a finales de septiembre, completando junto a los suecos Enforcer y las brasileñas Nervosa un cartel variado e interesante con representantes de varias escuelas del thrash tanto clásicas como modernas. Los dos primeros representarán a la vieja guardia en sus vertientes teutona y americana, mientras que los otros dos son destacados ejemplos del fervor revivalista del que goza el género. Será una buena oportunidad de ver si las nuevas generaciones estan en condiciones de hacerles sombra a los clásicos en un futuro próximo. En todo caso, un cartel de lujo para los que nos gusta el thrash, que seguro que va a hacer las delicias de todo aquél que se mueva para verlo.
Albert Vila
Temas:
1. Seventh Seal (5:50)
2. Life is a Mess (4:21)
3. Teaser (4:13)
4. Iron Maiden (3:41)
5. Verge of Tragedy (5:20)
6. Creeper (5:34)
7. L.O.T.D. (4:48)
8. The Incantation (1:39)
9. Monkey Wrench (4:16)
10. Time to Go (4:20)
11. Smoking Gun (4:55)
12. Forbidden Territories (6:45)