Download Festival – Viernes 23 de Junio ’17 – La Caja Mágica, Madrid
El viernes era el día grande, el día en el que tocaban System Of A Down, la primera banda que se anunció del cartel del festival, y que sin conocerse el resto ya consiguió que se vendieran un buen número de entradas. Con esto en mente, y viendo el problemático acceso del día anterior, fuimos con bastante tiempo de antelación para, por lo menos, no perdernos a Skindred.
Alberto López
Fotos: Alfredo Arias
Hay que decir que el acceso mejoró sustancialmente con respecto al día anterior, y aunque fue lento igualmente, al ser más gradual las esperas se hicieron menores. Ya hablamos suficiente sobre el calor en el reportaje del día anterior, simplemente reseñar, que denuncia de FACUA mediante, la organización permitió la entrada de agua al recinto, que duraba lo que duraba, y al no haber agua potable en los servicios, o por lo menos así estaba señalizado, pues acababa sirviendo más bien de poco.
Una vez dentro se notaba ya, a temprana hora, que era el día grande, ya que el número de asistentes era visiblemente mayor que el jueves. Llegamos para ver como los tunecinos Myrath, con su metal progresivo aderezado con toques orientales, finalizaban su concierto con “Merciless Times” y “Beyond The Stars”. Por lo poco que pudimos comprobar la banda estuvo más que correcta aunque el sonido no fuese el mejor que pudimos oír en el Main Stage 1. Mucha culpa de esto la tuvo el aire, que a esas horas de la tarde soplaba caliente e incómodo.
Pronto estuvimos preparados frente al Main Stage 2. Se avecinaba fiesta de la buena con Benji Webbe y compañía, y es que Skindred en directo es uno de los grupos más divertidos que pueden verse en la actualidad. Hace dos años en el Resurrection Fest. se llevaron a la audiencia de calle y fueron uno de los mejores de todo el festival, por lo que había verdaderas ganas de volver a verlos. Esta vez realmente no fue el mejor concierto que les he visto, pero aun así la gente lo pasó en grande.
Sin mucho preámbulo, y con la bandera del Reino Unido ondeando en el pie de micro como es costumbre, esta vez en blanco y negro, acorde al resto del escenario, salían a escena con “Volume”, tema que da título a su más reciente lanzamiento. Pronto empezaron los bailes y los botes ante el ragga metal que proponen los de Newport. Benji estuvo más preocupado de animar a la gente que de cantar en varias partes del tema, pero dio un poco igual. Si has visto a Skindred alguna otra vez sabes que es un auténtico divo, con su estrafalaria, y a su manera elegante, vestimenta se lleva al público en el bolsillo desde el minuto uno, los mueve a su antojo y hace realmente un poco lo que le da la gana con los temas. Y triunfa siempre.
La siguiente en caer fue, ni más ni menos, que “Rat Race”, quizá de sus canciones más conocidas, y que organizó un buen revuelo frente al escenario.Previo al comienzo de “Doom Riff”, metieron uno de sus típicos interludios electrónicos, y fue cuando se hizo patente esa pequeña diferencia, con respecto a las otras veces que les vi, que llevaba notando desde el comienzo: esta vez habían venido sin DJ. Realmente no fue algo que empeorase el concierto, y quien no los hubiesen visto antes no repararon en ello, como es lógico, pero sí le restó algo de autenticidad, por así decirlo.
“Sound The Siren”, también de su nuevo álbum, dio paso a Ninja, que quizá fue el momento más flojo del concierto.“Pressure”, “Kill The Power” y “Nobody” pusieron La Caja Mágica patas arriba mientras Benji hacía lo que quería con el público. Cantamos, bailamos, le seguimos el juego, nos arrodillamos, saltamos… Auténtica diversión a la que le quedaba el colofón final: “Warning”. Y es que una mayoría de la audiencia ya conocía lo que tocaba, así que nada más anunciarla, los allí presentes comenzamos a despojarnos de nuestras camisetas, para llegado el momento hacer el helicóptero y poner punto y final a la fiesta de la mejor manera posible.
Divertidísimos, como siempre, pero un puntito por debajo de lo que les he visto otras veces.
Todavía con un sol de justicia llegaba la hora de Hamlet, quienes congregaron a una buena legión de fans frente al Main Stage 1. Quien haya visto a Hamlet de un tiempo a esta parte sabrá que el espectáculo de Molly es arrollador, cantando, saltando, bajando y subiendo del escenario, parrafadas incendiarias… todo aquello que muchas veces pedimos a un buen frontman. Pero hay que reconocer que aquel día se le fue un poco de las manos. Sobreexcitado, Molly comenzó ya el concierto cantando “Limítate” desde el público, pero sus constantes idas y venidas, algunas con mucha dificultad, y sus discursos, muchos de ellos absolutamente inconexos e incompresibles, hicieron que prácticamente no enlazaran dos temas seguidos, que muchas veces sus compañeros tuvieran que estar esperando a que él volviera al escenario para empezar un nuevo tema y que, en definitiva, aquello se convirtiese en algo sin continuidad alguna, un coitus interruptus constante y, por desgracia, innecesario.
Si a esto le sumamos que la PA que cubría la parte lateral izquierda del escenario sufrió pequeños cortes de sonido durante toda la actuación… pues no queda más que concluir que no fue el mejor día para ver a los madrileños. Posteriormente me comentaron que frente al escenario no se percibían tan claramente los problemas de sonido, pero muchos de nosotros los vimos un poco ladeados, buscando más tranquilidad y algo de sombra. Pese a todo, son Hamlet y tuvieron momentos brillantes, claro que sí. Con un set list como el que llevaron tenía que haberlos, y es que volver a escuchar en directo cortes como “Muérdesela”, “Irracional”, “J.F.”, “Egoísmo”, “Tú medicina” o “Dementes cobardes” siempre es un placer. Temas con los que muchos hemos crecido que fueron completados por otros más recientes como “Imperfección”, “Ser o no ser”, “Lamento”, “Deja Vu” o “Un mundo en pausa”. Molly es así, es su show, y quien más quien menos sabe a lo que va, pero creo sinceramente que se le fue un poco de las manos. Yo por lo menos habría agradecido un concierto algo más “al uso”, con un mínimo de continuidad. Tampoco es que la ejecución fuese mala, pero la desconexión constante fue un lastre para su actuación.
Con una sensación algo extraña nos encaminamos hacia el Main Stage 2. No había tiempo que perder, ya que enseguida comenzaba una de esas bandas que debería ser pecado perderse cuando se tiene la oportunidad de verla: Opeth.
No hubo que esperar demasiado para que los suecos, con Mikael Akerfeldt a la cabeza, dieran el pistoletazo de salida con “Sorceress”, el cual da título a su último álbum. El público lo disfrutó en calma, en silencio, deleitándose con la maestría de una banda que ha dado tal giro a su música que ya no parecen los mismos. Dicho desde un reverencial respeto, pero es cierto que poco o nada queda ya de aquel Death metal progresivo que vinieron practicando durante buena parte de su carrera. Paulatinamente se han ido acercando a rock progresivo de corte setentero hasta quedarse anclados en él. ¿Han perdido fans? Si. ¿Han ganado nuevos? Pues también, y por suerte para ellos tiene muchos que aprecian todas sus etapas, como el que suscribe.
Ahora bien, tengo la sensación de que a estos Opeth no se les disfruta igual en un festival, y encima a la luz del día, como en una sala. La intimidad y la cercanía de un recinto más pequeño y cerrado va mucho más con su música, y el modo en que la interpretan, que un macrofestival. Esto se puso de manifiesto con la mencionada “Sorceress” y con “Era”, aunque bien es cierto que con los temas antiguos más cañeros faltó algo de potencia que pudo ayudar a esta sensación. Y ese es el único pero que se le puede poner a la interpretación de Opeth, que cortes como “Ghost Of Perdition”, “Deliverance” o “Heir Apparent” sonaron un poco flojos. Pero la maestría estuvo ahí, y a nivel de ejecución dieron un concierto sobresaliente, como es costumbre en ellos. Una pena la limitación de tiempo, eso sí, ya que al final sus temas raro es que bajen de los 5 o 6 minutos y es bastante habitual también que superen los 8 o 9, con lo que finalmente tuvimos que conformarnos con un repertorio de 6 temas, los ya mencionados más “Cusp Of Eternity”.
Vuelta al Main Stage 1 para ver a unos intemporales como The Cult. Y la verdad es que parece que por Ian Atsbury y Billy Duffy no pasa el tiempo, ya que los vimos en plena forma, desplegando un set list de grandes éxitos, como no podía ser de otra manera, que seguro no defraudó a nadie. Con un buen sonido, un sonido realmente rockero y contundente, levantaron los ánimos de todo el mundo ya desde el comienzo con “Wild Flower”. Ian Atsbury salió ataviado con un chupa de cuero, que vale que ya había caído el sol pero el calor seguía siendo sofocante, con la que aguantó toda la actuación. Dieron una lección de elegancia y saber estar, interpretando clásicos como “Rain”, “Sweet Soul Sister”, “Fire Woman” o “Love Removal Machine” con absoluta maestría.
Billy Duffy estuvo especialmente acertado a las 6 cuerdas, regalándonos solos, como el de “GOAT”, para el recuerdo. Curioso fue el momento en el que Ian Atsbury mencionaba a Federico García Lorca como una gran inspiración para él, profiriendo un enérgico ¡Viva Lorca! que nos dejó a todos bastante sorprendidos a la par que agradados. Bueno, agradados quien supiesen quien era este señor y tuviese claro que se estaba refiriendo a él y no a la localidad murciana de mismo nombre, que creedme, los había que no lo tenían tan claro. Los temas volaron uno detrás de otro, “Honey From A Knife”, “Deeply Ordered Chaos” o “Lil’ Devil” pasaron casi sin que nos diésemos cuenta, disfrutando como estábamos disfrutando.
Gran concierto el de los británicos, por los que parece que no han pasado los años, que también tuvo el momento emotivo de homenaje a Chris Cornell en forma de fragmento de “Black Hole Sun” incluido en “Peace Dog”.
El cansancio empezaba a hacer mella en los asistentes, pero lo que quedaba por delante era de órdago, así que tras avituallarnos y una breve visita al servicio, otro de los puntos positivos del festival, ya que no se formaban colas interminables, llegamos frente al Main Stage 2 cuando las luces rojas anunciaban el comienzo de la actuación de Mastodon. Los americanos quizá hayan seguido un camino paralelo al de Opeth, aun sin ser tan acusado ni haber sido tan extremos nunca, llevando su música a terrenos más setenteros en muchas ocasiones. “Sultan’s Curse” fue un auténtico pelotazo para comenzar, mostrando el mejor sonido, con mucha diferencia, que pudimos escuchar en el segundo escenario en todo el festival. Brent Hinds completó su solo desde el foso, para gozo absoluta de las primeras filas, algo que repitió en más de una ocasión durante el concierto.
Están de dulce, es un hecho. Por algo este año han estado presentes en la mayoría de grandes festivales europeos, como cabezas de cartel en algunos de ellos. Lo demostraron sin demora enlazando “Divinations” y “The Wolf Is Loose”, temas de antiguos del “Crack The Sky”, con “Ancient Kingdom”, de su último álbum, con total naturalidad y maestría. La mejoría que han llevado a cabo con las voces es más que notable, y la calidad instrumental que poseen habla por sí sola en cortes como “Bladecatcher”, “Black Tongue”, que fue una auténtica maravilla, o “Colony Of Birchmen”, brutal. Hay que señalar que contaron con una gran asistencia, con la penalización de que una buena cantidad de gente fue yendo hacia el escenario principal para ir cogiendo sitio de cara al siguiente evento de la noche, que no era otro que SOAD. Los que nos quedamos celebramos disfrutar de un señor concierto como el de Mastodon, pero si es cierto que tuvimos mayores problemas en SOAD, pero cada cosa a su tiempo.
De momento seguían cayendo trallazos como “Andromeda”, donde volaron minis de cerveza por doquier, ni que fueran baratos, “Show Yourself”, “Precious Stones” o “Roots Remains”, todos ellos de su último lanzamiento, en el que basaron gran parte de su set list. Una decisión valiente, ya que en un festival se puede tender a tirar algo más de clásicos, pero que les salió redonda. Brent seguía bajando al foso, y al finalizar el solo de “Roots Remains” y volver a subir a punto estuvo de caer literalmente de morros. Se lo tomó con humor y hubo sonrisas cómplices sobre el escenario.
Terminaron su show, demostrando su gran estado de forma, con “Mother Puncher” y “Steambreather”, mientras nuestra cabeza ya se dirigía a la izquierda, viendo que la escenografía de los grandes cabezas de cartel ya estaba preparada. Con las últimas notas la estampida hacia el Main Stage 1 no se hizo esperar. La gente quería acercarse lo más posible y rápidamente, lo que provocó algunas escenas agobiantes, ya que el concierto de SOAD, fue, con diferencia, el que más público atrajo. Hasta ahí todo dentro de la normalidad. Expectación y muchas ganas en cada rincón de La Caja Mágica ante la inminente salida del cuarteto californiano de origen armenio.
Pocos minutos después de las 23:30, sonaban las primeras notas de “Soldier Side” y todos, por un momento, coreamos ese “Welcoooooome to the soooldier siiiiide” hasta que, los que estábamos más alejado del escenario, empezamos a notar que algo fallaba: el sonido, pocos metros por detrás de la torre de sonido era realmente penoso, y sobre todo, muy muy bajo. Faltaba potencia. Bueno, en realidad faltaban decibelios y presión sonora, pero no os voy a aburrir con tecnicismos. A día de hoy sigue sin entrarme en la cabeza que la organización no tuviese previsto esto y no hubiese instalado unas torres de retardo a mitad, aproximadamente, del recinto, para esta eventualidad, ya que como digo, a cierta distancia distinguir algo correctamente era realmente difícil. Se me ocurren varias razones para que esto no se llevase a cabo, ninguna buena, pero como nadie ha salido a explicar el porqué de esta situación, ni por qué Prophets Of Rage, al día siguiente, con una gran afluencia de público también, sonaron infinitamente más potentes, no seré yo quien entre en especulaciones. La organización cifró la asistencia de este día en 36.000 personas. Bien, señores, una buena parte de ellos no pudieron disfrutar en condiciones de SOAD por esta razón.
Dicho esto, tras la intro mencionada, y entre miradas de estupor, cayeron “Suite-Pee” y “Prison Song”, de las cuales poco pudimos disfrutar. ¿Por qué? Porque la gente atrás no oía y quería ir a toda costa hacia adelante, con las consecuencias obvias que esto tiene. Y es que tanto público no cabe en 4 filas. Ni en 50. Así que tras codazos, empujones y situaciones de verdadero agobio e incluso peligrosas para la integridad de alguno, conseguimos mantenernos en un hueco, a una distancia óptima del escenario, al refugio de una de las barras, desde donde empezar a disfrutar el conciertazo que estaban dando SOAD. Y es que mientras íbamos avanzando, e iban sonando “Violent Pornography” y “Aerials”, nos íbamos dando cuenta de lo bien que lo estaban haciendo Serj Tankian y compañía.
La intro de “Mind”, “Mr. Jack” y “DDevil” fueron las siguientes en llegar y nos dejaron claro que SOAD son un grupo mucho más sobrio y maduro de lo que venían siendo antes del receso en su actividad como banda. Poco queda de la locura controlada que demostraban antes, ahora son una banda sólida, sobria y fiable, que demuestra una profesionalidad envidiable sobre las tablas.
Fue un set list de órdago, faltaron pocas, muy pocas de sus canciones más representativas, y como muestra de ello fue la concatenación de absolutos temazos, casi sin descanso, que vino a continuación: “Needles”, “Deer Dance”, “Radio/Video”, “Hypnotize” y “Dreaming”, con interludio acústico incluido, elevaron la temperatura hasta límites insospechados. La audiencia cantaba, se dejaba la voz en cada estrofa y en cada estribillo, de tal manera que había veces que a Serj no se le oía, algo a lo que también colaboraron los puntuales problemas con su micrófono. “Pictures” y “Highway Song” no son las preferidas, así en general, y nos dieron algo de respiro para que con “Bounce” pudiésemos volver a botar como si no hubiese mañana.
“Suggestion” fue uno de los momentos más flojos del concierto, que rápidamente dejó paso al “Physical” de Olivia Newton-John, que jugó el papel de intro para “Psycho”, donde volvió la locura. Pero nada comparado con lo que venía a continuación, y es que el “Wake up!” que sonó como una única voz y que daba comienzo a “Chop Suey!” tuvo que oírse bien lejos. ¡Qué barbaridad!
A partir de aquí fue un auténtico delirio, un desfile de temas incontestable, un derroche de energía y disfrute por parte del público, que tuvo como puntos álgidos cortes como “Lost In Hollywood”, “Question!” o “B.Y.O.B.”, reservando para la traca final un “Toxicity” maravilloso, con el que a más de uno se le saltó la lagrimilla, y un contundente y movido “Sugar”.
No decepcionaron, en absoluto, a una gran legión de fans que habían escogido el Download casi únicamente por ellos. Grandísimo concierto de SOAD, a pesar de quedar algo empañado con los graves problemas de sonido y organización anteriormente comentados.
Las fuerzas ya flaqueaban, y como pudimos nos arrastramos hasta el escenario 3, donde Brujería nos arrasó sin ningún miramiento. ¡Menudo sonidazo con el que nos despedazaron los mexicanos! Y es que a pesar de su origen mexicano, la banda ahora mismo cuenta con una formación en la que destacan miembros y ex miembros de grupos como At The Gates, Cradle Of Filth o Pentagram, todos ellos reputados nombres que les dan aún más solidez y pegada. No se anduvieron con tonterías, salieron y nos dieron en los morros con “Brujerizmo”, “El desmadre” y “Colas de rata”.¿Death metal? ¿Grindcore? No lo sé, daba igual. Tras un breve speech, “La migra”, “Hechando chingazos”, “¡Viva Presidente Trump!” y “Seis seis seis” nos llevaron por delante. Un servidor perdió incluso la camiseta en la refriega y tuve que comprar una nueva en los puestos de merchandising para que me dejasen subir al taxi de vuelta a casa.
A una velocidad de vértigo siguieron desgranando temas como “Ángel de la frontera”, “Desperado”, “Anti-Castro” o “Revolución”. Hasta el 16 de septiembre del año pasado, día en el que se celebra la independencia de México, llevaban unos 16 años sin sacar disco, además de largos periodos de inactividad como banda. Nada de esto parece haberles pasado factura, y demostraron una forma envidiable.
Para cerrar una gran actuación no podía haber otra forma que no fuese con “Matando Güeros” y “Marijuana”, que dejaron a los asistentes entregados y exhaustos antes la avalancha sónica que les había pasado por encima.Sin fuerzas para más, y en previsión de otra dura jornada al día siguiente nos marchamos a casa satisfechos, aunque con la espinita de no haber podido duplicarnos y ver también a Dawn Of The Maya, Somas Cure o Zebrahead, quienes, sobre todo los dos primeros, sé de buena mano que dieron auténticos bolazos.
Alberto López
Fotos: Alfredo Arias