MIÉRCOLES – 4 de Junio ’14 – Sweden Rock Festival
El momento más esperado, abren puertas y con latido acelerado bajamos esa ladera tan familiar que nos lleva al ‘paraíso’ –así es como nosotros lo llamamos-, año tras año. Allí nos esperan Vdelli… Empezamos!
Originarios de Perth, Australia, Michael Vdelli y sus muchachos contaron con el honor de inaugurar la edición de este año y con ellos la primera sorpresa, pues es una banda que yo no conocía y no pudieron causarme mejor impresión, ya no les pierdo la pista. Como cada año, el primer día la jornada es más corta y el recinto sólo está abierto a medias, dejando restringida la entrada a la explanada principal con los dos escenarios grandes y aledaños, por lo que todo se concentra en los tres escenarios más próximos a la entrada, el Sweden Stage, el Rockklassiker y el 4Sound Stage.
En este último es donde los australianos fichados por el sello alemán Jazzhaus Records dieron el pistoletazo de salida. Comenzaba el Sweden Rock Festival 2014 y tras un año esperando, nuestro nudo en la garganta en su máxima manifestación. A partir de ahí, cuatro días de intensas vivencias, risas, experiencias, enriquecimiento musical y personal se hicieron dueños de nuestra voluntad sin poner resistencia ninguna. Es el hechizo del festival y con Vdelli y su estupendo rock clásico con tintes blueseros unas veces y arenosos otras, hicieron que sonara dentro de la cabeza una vocecilla que susurraba ‘ya estamos aquí’…
Tras ellos la siguiente parada era en el Sweden Stage, donde Bob Catley se disponía a salir de nuevo al frente de un show de Magnum. A ver como lo diría… ¿Por qué cada vez que voy a ver un show de Magnum me entra tanto miedito? Siempre voy con ganas pero pocas veces supera mis expectativas, diría que aún ninguna. No consiguen encender la chispa del todo y me queda una sensación de decirme por dentro, ¿y ya está?
Bob Catley -aunque no siempre tiene una buena noche -por decirlo de alguna manera- es un gran cantante, con una voz llena de personalidad e inconfundible, pero no sé por qué son más las veces que me quedo igual que si oyera llover. Tablas y experiencia no les faltan, ni saber hacer, ni voluntad para estar ahí al pie del cañón en todo festival que les llama… ¿entonces? Por qué no nos levantan en alto y no te recorre un escalofrío por la nuca cuando salen con esos temazos? Yo no me lo explico, tendré que seguir intentándolo porque desde luego esta vez tampoco me han convencido, nada en absoluto.
Susana Manzanares
Otro de los platos fuertes de la jornada inaugural del festival, a la vez que una verdadera incógnita, era la combinación de Paul Dianno VS Blaze Bailey, los dos ex-vocalistas de Iron Maiden, interpretando temas de la Doncella. No se sabía mucho más, así que el formato y el setlist eran un misterio total. Finalmente tuvimos a Blaze abriendo el set con temas de "The X Factor" y "Virtual XI", y Di’Anno cerrando con temas de "Iron Maiden" y "Killers".
Los acordes de "Lord of the Flies" empezaban la velada y pronto aparecía un Blaze Bailey calvo, gordo y con patillacas… pero dándolo todo en escena. Si disfrutas mínimamente con los dos discos que Blaze grabó con Maiden, su segmento fue bastante bueno. Una banda anónima recreaba de manera muy decente, que no brillante, las instrumentaciones, y así fueron cayendo temas como "Futureal", "Man on the Edge", "The Clansman" (carne de gallina) o "Sign of the Cross" (vello del cogote erizadísimo) con un Blaze muy activo y comunicativo. La verdad es que se trata de un tipo simpático y un auténtico torbellino en el escenario que, además, está muy orgulloso y agradecido de su pasado en la Doncella. Con la perspectiva del tiempo, es un tipo que cayó en una dulce trampa al ser nombrado sustituto de Bruce Dickinson. Lo hizo todo lo bien que pudo pero resultó no ser el hombre adecuado para el trabajo. En definitiva, muy entretenido revisitar esas canciones un poco más oscuras del catálogo Maiden y el público, lejos de vivir un éxtasis colectivo, lo pasó bastante bien. Hasta aquí la cara.
La cruz… Cómo expresarlo sin sonar desagradable. Todos sabíamos, más o menos, que Di’Anno nunca ha tenido una carrera estable tras Maiden y que lo poco que aparecía no era en las mejores condiciones. Y podéis imaginar cómo se nos cayó el alma a los pies cuando, justo después del torbellino Bailey, apareció un gordísimo Paul Di’Anno en el fondo del escenario, y que se ayudaba del pie de micro, a modo de bastón/muleta para desplazarse. Al llegar a la altura de la batería se sentó sobre la tarima y nos preguntó si no nos importaba que no se moviera de allí, pues tenía la pierna jodida. No podíamos hacer nada al respecto, así que la banda atacó con "Sanctuary" y, por si fuera poco, Di’Anno se puso a aúllar de manera descontrolada. Os juro que nunca en un concierto había sentido la combinación de rabia, vergüenza ajena y tristeza que sentí viendo a este hombre. La banda intentó suplir esas carencias con entrega total, pero no había arreglo posible. "Remember Tomorrow" (dedicada a Clive Burr), "Phantom of the Opera", "Wrathchild"… un clásico tras otro, destrozados sin piedad por el hombre que los convirtió en clásicos inmortales del heavy metal. Tras un interludio instrumental con "Transylvania", Blaze volvió a escena para compartir las tareas vocales con Di’Anno en "Running Free" y "Iron Maiden" haciendo incluso más obvia la diferencia entre ambos. En definitiva, una experiencia agridulce totalmente eclipsada por la decadencia mostrada por Di’Anno.
Edko Fuzz
Era el momento de ver a la última banda de un día que nos había dado bastante de sí, no está mal para empezar, así que para poner el broche final a la primera jornada de festival antes de retirarnos a descansar, era obligado ver a los norteamericanos Queensryche, ya sin Tate en sus filas y con Todd La Torre al frente aun en ‘rodaje’ como se suele decir. Por algo existe el dicho ese de ‘se crece ante la adversidad’, porque en este caso se cumple a pie juntillas. Todd tenía delante a unos cuantos cientos de ojos y oídos inquisidores, fans de la banda de toda la vida y muchos de ellos aún no han encajado bien la marcha de Tate y que ahí estaban analizando cada nota y cada movimiento.
Así que no le quedaba otra que estar a la altura y como tiene buena voz, actitud, ganas y fue a por todas, pues dio la talla con nota a pesar de que las condiciones no le fueran muy favorables pues como acompañamiento del pastel, empezaba a hacer una noche de perros en la que se levantó aire, frío y lluvia, para que no nos faltara de nada por ser el primer día, toma bienvenida. Cruzando los dedos para que todo el agua cayera esa noche y amaneciera despejado los días sucesivos, nos fuimos a dormir cansados pero satisfechos y frotándonos las manitas, quedaba tanto por ver…
Susana Manzanares
JUEVES – 5 de Junio ’14 – Sweden Rock Festival
Segundo día y dejamos muy a nuestro pesar a Jake E. Lee y sus Red Dragon Cartel para otra ocasión, el guitarrista según nos contaron estuvo bastante bien pero habiendo acabado casi a las 3 la noche anterior, las 12 de la mañana se me antojó demasiado pronto para ponerme en marcha y quedaban mucho por delante así que ahorrando esas fuerzas nuestro segundo día comenzó con los infalibles Pretty Maids. Infalibles porque rara vez fallan, con ese pedazo de frontman que es Ronnie Atkins al frente de la banda, la satisfacción está asegurada al 100% y además inaugurando el escenario principal de esta edición.
El tiempo seguía decidiendo si nos acompañaba o no y esa mañana el día amaneció nublado y fresco, pero parece que uno cuando se ve allí da todo igual. Pasa a ser un factor secundario cuando uno está disfrutando y pendiente de ir de un escenario a otro en un no parar de empaparse de buena música, aparte de agua que, por otro lado, mientras no caiga el diluvio universal -como ya sufrimos en otras ediciones- de delante del escenario no nos mueve nadie.
Ya tardábamos en encontrarnos con uno de los mayores temores logísticos de los swedenrockeros, los solapamientos de bandas. El primero en llegar fue con Transatlantic y Robin Beck, difícil elección pero en esta ocasión el buen gusto y la bella voz de la estadounidense no fueron suficientes, y acudimos a la llamada de la clase y la elegancia del reverendo Morse. Ya se me escaparon en febrero a su paso por Madrid en un concierto espectacular del que dimos buena cuenta en nuestra web, así que tenía muchas ganas de ver a Transatlantic y de comprobar cómo sonaban en directo los temas de su último y estupendo Kaleidoscope y la realidad es que sonaron divinamente, nunca mejor dicho…
Se alinearon los planetas y estuvieron magníficos, de un humor excelente, sonrientes y perfectamente compenetrados a cada nota y en cada uno de los temas repasando desde el primer disco al último, dentro de lo que da de sí el tiempo, por desgracia muy escaso para una banda como Transatlantic y con esos temas tan largos. Y es que si juntas el poderío de Portnoy a los bombos con la espiritualidad y versatilidad del polifacético Morse enlazadas con la base entre ellos de Roine Stolt la guitarra, todos ellos estratégica y visualmente colocados en el escenario, no puede resultar otra cosa que una actuación sublime, capaz de tocar la fibra al más pintado vikingo. Aprovechando los efectos del éxtasis progresivo nos tomamos un breve descanso antes de dar un giro totalmente opuesto y encomendarnos a los efectos de la electricidad, turno para Tesla…
Susana Manzanares
La banda de Sacramento, Tesla, eran una de las típicas golosinas que ofrece Sweden Rock Festival a nivel de hard rock americano clásico. Hace tiempo ya desde que la banda visitara nuestro país, y el recuerdo inmejorable de las dos giras que pasaron por aquí era motivación suficiente para esperar ese concierto con ganas. Tesla venían presentando su calentísimo album "Simplicity", pero el setlist apenas indagó en el nuevo material. A cambio, la banda nos ofreció un repertorio plagado de clásicos y favoritos que es casi imposible de batir.
Abriendo con "I Wanna Live", da la sensación que Jeff Keith, Frankie Hannon y los demás están solo calentando motores. Se confirma la sospecha cuando la banda ataca, sin descanso, con "Hang Tough", "Heaven’s Trail (No Way Out)" y "Mama’s Fool" para cortarnos la respiración. La última de las tres sonó especialmente gloriosa con esa intro pseudo-country que sigue con riffs mastodónticos. En este punto ya estamos con la boca abierta: sonido perfecto, guitarras sangrantes, ejecución brillante, voz en su sitio y una banda de auténticos profesionales que siempre va un poco más allá. El pequeño respiro llega con "Into the Now" y la única concesión a "Simplicity" con "MP3", un tema que no suena nada mal.
Pero en un suspiro, la banda se recupera y de aquí al final ofrecen un show intachable. Joyas como "What you Give", "Signs", "Love Song" o "Gettin’ Better" dan forma a un repertorio que quita el hipo. La inevitable "Modern Day Cowboy" pone punto final a la parte principal del show. Los de Sacramento vuelven a las tablas porque saben que aún nos deben un par de temas más… ¡y qué temas! La primera en la frente "Lil’ Suzi" que suena a gloria bendita cuando cae la noche en Solvesborg y, por supuesto, un duelo de guitarras de Hannon y Dave Rude da paso al clásico obligado "Cumin’ Atcha Live" que cierra casi todos los shows de la banda por todo lo alto. Una nueva lección de cómo fabricar auténtica magia a través de guitarras eléctricas afiladas y amplificadores a todo volumen. Tesla reinaron en Sweden Rock Festival.
Edko Fuzz
Entretanto, en otro escenario se las veía con el público Solstafir, una de las bandas de moda. Los islandeses están conquistando a propios y extraños con su singular post rock metalizado y atmosférico. Es una gozada escucharles y verles, pues los miembros de la banda cuidan mucho su imagen en escena y ante los medios, resultan muy atractivos para el objetivo. La verdad que este tipo de bandas se lucen mucho más en sala, donde la oscuridad y el espacio cerrado les ofrecen mejor abrigo y un entorno más acorde para sus atmósferas melancólicas.
En un escenario como el 4sound y a plena luz del día, resultó mucho más difícil apreciar su propuesta. Buen sonido, como es costumbre en todos los escenarios y bandas del Sweden Rock, incluso las de pequeño nombre. Buen concierto en general, aunque nada espectacular como decíamos. Notamos a un público poco motivado, pero el respetable sueco no suele dar muchas muestras de énfasis, con lo que no es una buena guía para determinar el éxito de un show. A nosotros nos gustó y disfrutamos su actuación, un show correcto, en absoluto memorable.
Para memorable y festivo fue el concierto de Rob Zombie, con un público entregado y disfrutando al máximo de su show. Coincidió con Uriah Heep pero Rob Rombie no acusó falta de público en absoluto, ya que toda la explanada ( un espacio enorme frente al Rock Stage) estaba completamente repleta de gente. El escenario dividido en 3 tarimas elevadas a las que sibían los músicos, tenían como fondo imágenes gigantes de películas clásicas de terror en blanco y negro Frankenstein, el hombre lobo y King Kong. El mismo atrezzo que llevaba durante la gira y el mismo show para un Rob Zombie exultante todo el concierto y una banda muy dinámica que no paró de moverse arriba y debajo de las tarimas todo el tiempo.
Pudimos disfrutar de un setlist repleto de éxitos como “Living Dead Girl”, y temas de su etapa White Zombie “More Human Than Human “ o “Thunder Kiss´65″ que inició con “School´s Out” de Alice con un público enfervorecido o el cover “ Am I Evil?” de Diamond Head. Terminaron con Dragula en la que Rob Zombie lució una bandera sueca en la cabeza. Fantástico espectáculo, fantástico sonido y fantástica actitud. Un concierto brutal que disfrutamos como niños.
Susana González
El cabeza de cartel del segundo día no era otro que Vincent Furnier o, si lo preferís, Alice Cooper. Se trataba de uno de esos cabezas de cartel un poco de doble filo. Sabes que el hombre es digno de encabezar un festival como Sweden Rock pero en el fondo piensas que el festival se podría haber estirado y traer algo más gordo. Pero que bueno, que al no haber nada más grande pues a ver qué nos ofrecen Alice y su banda. Y quizá ese fue el punto fuerte para quien os escribe ya que, al esperar un buen concierto y poco más, al final el show acabó volándome la cabeza. Desde los compases iniciales de "Hello Hooray" se adivinó que aquella noche sería grande.
Tras la intro, la banda de Alice capitaneada por Ryan Roxie y Orianthi atacó con un "House of Fire" descomunal, que empezó a sacar buen jugo al mastodóntico escenario principal a nivel de sonido, montaje e iluminación. Además, para un fan del "Trash" como yo (y tantos otros) es fantástico oir un tema de ese disco que no se suele prodigar mucho en directo. La banda sonaba engrasadísima y Alice está pletórico, con ese porte y ese saber estar sobre un escenario que solo se puede conseguir tras años y años perfeccionando el arte de ser un rockstar. Siguen clásicos como "Under my Wheels", "No More Mr. Nice Guy" o "Billion Dollar Babies" que se conjugan con temas más nuevos como "Dirty Diamonds" o "Caffeine", todo ello aderezado con el clásico dramatismo shock rocker de Alice Cooper. Para deleite de unos cuantos, el setlist hizo un poco de hincapié en los clásicos hardrockeros más ochenteros como "Hey Stoopid" o "Feed my Frankenstein", algo tampoco muy habitual.
"The Ballad of Dwight Fry" dio paso al número de la camisa de fuerza y la guillotina, como mandan los cánones, para pasar al tercio final del show. "I Love the Dead" presenta a un segmento formado por versiones de estrellas del rock ya fallecidas incluyendo a Jim Morrison, Jimi Hendrix, John Lennon o Keith Moon (por qué no George Harrison o John Entwistle, no tengo ni idea) y este fue, en mi opinión, el único bajón del show. Entiendo las ganas de Alice de rendir pleitesía a sus héroes musicales, pero quizá hubiera funcionado mejor una especie de medley en vez de hacer las cuatro canciones enteras. Orianthi se luce en "Foxy Lady" emulando a Hendrix, pero poca cosa más. Es entonces cuando el show remonta el vuelo con un trío de ases como "I’m Eighteen", "Poison" (delirio absoluto entre la gente) y un "School’s Out" para cerrar el show por todo lo alto con colaboración especial de Rob Zombie y John 5. Triunfador absoluto de la primera jornada (y para muchos, del festival entero), Alice Cooper y su banda demostraron esa noche, y la que sea, que son capaces de llenar y arrasar con el escenario principal de Sweden Rock.
Edko Fuzz
VIERNES – 6 de Junio ’14 – Sweden Rock Festival
El tercer día de festival y como paso del ecuador, nos levantamos un poco más madrugadores y nos decidimos a ir a ver qué tal lo hacían Thundermother, la última sensación sueca, pues ya contábamos con muy buenas referencias tras sus conciertos por nuestro país y no queríamos perdérnoslas en su salsa y en sus dominios. La fórmula de banda femenina de heavy metal de calidad ya consolidada antaño por las pioneras Crucified Barbara que tan bien está funcionando por estas tierras, sirve de modelo a otras jóvenes bandas como Thundermother, que siguen sus pasos en su versión aún más macarra si cabe. Las cuatro chicas con la inglesa afincada en Suecia Clare Cunningham al frente, no escatiman ni un ápice en darlo todo sobre el escenario. Temas muy pegadizos, con fuerza, gancho y bien ejecutados es al fin y al cabo lo mínimo que pedimos la mayoría en un concierto. No siempre hay que ir con la vara de medir el virtuosismo, también hay que dejarse llevar y disfrutar de un buen show, y virtuosas puede que no sean, pero que dan un buen de concierto de heavy metal, desde luego que sí.
En el festival del ‘todo es perfecto’ también hay imperfecciones, pero por causas ajenas, eso sí, como no podía ser de otra forma… A poco de empezar la jornada nos enteramos que un corte de agua en toda la región nos va a tener sin el líquido elemento por unas cuantas horas… ops… Murphy, siempre al tanto, decide aparecer y ese día justo empieza a apretar el sol como sólo en Suecia aprieta, que sale poco, pero cuando sale te desintegra vivo.
No pasa nada, se perdona, la impecable organización y la posibilidad de ver bandas que no verás en ningún otro sitio más que allí lo compensa todo, así que nos plantamos delante del Sweden Stage que salía Q5, nada menos. Una de las bandas más rara, pero rara de narices, de ver y allí la teníamos y como Murphy está pletórico hoy, decide también que coincida con otro de los pesos pesados del festival, Joe Bonamassa.
La expectación y ganas de ver a los americanos resultó ser mucho más alta que lo que en realidad fue el concierto. Tremenda desilusión ver como a medida que pasaba el tiempo eso no remontaba, un show anodino, sin chicha… yo no hacía más que decirme a mí misma ‘¿pero qué hacen? ¿Es que no han ensayado en… cuanto, diez años??’ ‘Bueno venga, que son Q5 un poquito más, que seguro mejora…’ Pero no, no fue así. Mi gran decepción, un concierto rancio y desilusionante a más no poder del que me acabé retirando con bandera blanca… El verdadero concierto estaba teniendo lugar en otro escenario, en el que estaba Bonamassa… Ahí sí.
Susana Manzanares
Voy a ser sincero. Antes de ver este concierto sabía de Joe Bonamassa que es un guitarrista de blues, que (dicen) que es muy bueno y que el tío estuvo con Glenn Hughes y compañía en Black Country Communion, una banda que me gusta mucho, que pude ver en directo y en la que Joe no se lucía especialmente. Punto. Lo sé, lo sé, pero solo tengo dos orejas y el día también tiene 24 horas para mí, así que intuyendo que el concierto podría estar bien, jugué mis cartas y me planté en el escenario Rock para ver este bolo. Y menos mal, porque lo que allí se vivió podría ser perfectamente el mejor show de Sweden Rock Festival 2014 si hablamos en términos objetivos. Lo primero, una banda de MÚSICOS como la copa de un pino en la que destacaban un irreconocible Derek Sherinian a los teclados y un cachondo Lenny Castro a la percusión. Lo segundo, un feeling simplemente no igualado, de lejos, por ninguno de los otros artistas participantes en el festival de este año, así de simple.
Os podría decir que el bueno de Joe tocó este tema de este disco, que luego hizo una versión tal y cual. Me gusta el blues como estilo en general, pero no soy seguidor. Apenas tengo discos de blues y no los escucho nunca. Lo aprecio como origen puro de mucha de mi música favorita, pero os mentiría si os dije que reconocí los temas. Y ahí está la gracia: Joe Bonamassa me voló la cabeza igualmente. Investigando un poco os puedo decir que "The Ballad of John Henry" fue simplemente espeluznante, o que el tío se marcó un "Song of Yesterday" de Black Country Communion descomunal. Pero en realidad lo importante aquí no son las canciones que tocó o dejó de tocar. El feeling que había en ese escenario era inigualable. La manera de tocar la guitarra de Joe Bonamassa es una de las cosas más puras que he visto sobre un escenario: solos viscerales, mil notas por segundo dan paso a swells de volumen dulces y pasajes celestiales combinados con una facilidad asombrosa. La banda empuja con una fuerza que podría mover montañas y Joe se regodea incluso con un theremin sin quitarse las gafas de sol ni la americana de su traje ni un instante. Pura clase. No me voy a extender mucho más porque lo único que haría sería repetirme. Creo que lo mejor que puedo decir de ese concierto es que, a poco que en un futuro Joe Bonamassa toque y yo pueda ir, allí estaré. Y encima el tío canta como Dios.
Edko Fuzz
Una breve y necesaria pausa para comer y algo de relax y a ver a Annihilator. A media tarde y en el Sweden Stage, tuvieron una hora y cuarto para descargar su potente thrash metal. Siempre es un placer verles, y no defraudaron en esta ocasión en la que pudimos disfrutar de un sonido perfecto, como es usual en todos los escenarios del festival. Jeff Waters y compañía ofrecieron un repaso a su larga trayectoria con temas como “Smear Campaign”, “King of the Kill”, “No Way Out” o “Set The World on Fire”.
La banda canadiense volvió a demostrar por qué son unos de nuestros predilectos. Honestidad y buen hacer sin artificios de ningún tipo, sólo buenos músicos sintiendo lo que hacen y ofreciéndolo sobre el escenario. Por supuesto, conquistaron al inexpresivo público sueco, y eso da buena cuenta del nivel de la banda y su actuación.
Cambiando totalmente de registro, enormes ganas teníamos de ver a Kamelot con Tommy Karevik como vocalista. 90 minutos en los que disfrutamos muchísimo de su power metal de alto nivel ejecutado de manera magistral. “Rule the World”, “Ghost Opera” en la que participó la deliciosa voz de Alize Ryd y que no fue el único tema en que pudimos disfrutar de su presencia, pues fue apareciendo y desapareciendo en varias ocasiones a lo largo del show haciendo gala de sus dotes vocales, conquistó al público y a nosotros, pues ofreció un dueto maravilloso junto a la voz de Karevik. Se sucedieron temas como “The Great Pandemonium” o “Veritas” donde salió a cantar Alissa White-Gluz , “Center of the Universe” “Torn”, “When the Lights are Down”…
Con un público entregado, una puesta en escena llamativa en la que el fuego jugaba al son de las canciones y el aliciente de las dos figuras femeninas apareciendo sobre el escenario durante todo el concierto, el anuncio de un ocaso en el cielo, temas que terminan a capela para exhibición de la fantástica voz de Karevik, complicidad con el publico haciendo que canten en sueco y por supuesto, fantásticos temas de un álbum que es una pieza magistral como el “Ghost Opera” se acercaba el fin de una actuación de 10, que tras una breve pausa culminó con la gradísima “March Of Mephisto”. Sin duda, si hay un tema espectacular y épico para cerrar un concierto, éste es uno de los mejores. Kamelot conquistó, era de esperar y no defraudaron.
Susana González
Entretanto tenían lugar la furia de Annihilator y el poder de Kamelot, en otros escenarios se cocían guisos un tanto diferentes. Por un lado, uno de los máximos exponentes del hard rock de los ochenta hacía su aparición por primera vez tras la reincorporación de su vocalista desde el año 84 Tony Harnell, apartado de la banda por más de 7 años. Los noruegos TNT congregaban ante el Rock Stage a un buen puñado de fans pletóricos que nunca vieron con buenos ojos la sustitución de un Tony por otro, el Mills.
Reconozco que yo estoy entre ellos. TNT NO puede de ninguna manera tener al frente a Tony Mills, tal fichaje me pareció en su día un despropósito, no me pega nada en una banda tan alejada del registro de SHY, donde ahí si me encaja como anillo al dedo y le permite lucir sus capacidades muchísimo mejor que en una banda como TNT que pide necesidades totalmente distintas, tanto vocales como escénicas. TNT es una banda vibrante, eléctrica, te atraviesa los oídos y pide a gritos precisamente eso, la actitud y los gritos de Harnell. ¿“Everyone’s a Star” cantada por Mills?… Rotundamente NO, zapatero a tus zapatos. Cuando anunciaron su vuelta a la banda mi alegría fue máxima y al verle en Suecia de nuevo me invadió un poderoso sentimiento de nostalgia. Recordé y reviví cada instante con gran claridad como si fuera ayer cuando los vi por primera vez diez años atrás en el extinto Lorca Rock.
Esas cosas te pueden pasar en cualquier concierto de cualquier ciudad, pero que te pase en el Sweden Rock es diferente, adquiere otro color, es especial, las sensaciones se multiplican por tres. Brindándonos en bandeja esas sensaciones, Harnell y toda la banda, ofrecieron una actuación impecable repasando todos esos temas de Intuition, actualmente de aniversario 25 años después de su lanzamiento. Fue genial ver de nuevo a la banda en tan buena forma y tan bien empastada, aunque para empastes los de Le Tekro… no hay forma que cierre la boca ese hombre…
Entretanto, unas píldoras de blues aderezadas con toques de psicodelia setentera reinaban en el Rockklassiker Stage ante un buen número de público, sorprendentemente concurrido siendo el escenario más pequeño del festival. No cabe duda que Blues Pills gozan de la protección de un buen número de fieles fans en su tierra, y ese apoyo de sus paisanos quizá demasiado incondicional no les deja ver que a pesar de los esfuerzos, Elin Larsson la vocalista no estaba dando nada la talla.
Con enorme curiosidad y ganas de ver cómo defendía en directo ese desgarrador “Devil Man” que se nos había metido en la cabeza al primer grito nada más oírla por primera vez, me vi delante de una Elin sin ganas, con una actitud de como si llevara tres días sin dormir, lenta, sin fuerza y con escaso dominio sobre la voz que es su principal puesta en valor, y que a nada que se esfuerce se rompe (como sucedió en su gira española poco antes). Vale que no es un estilo para dar botes sin parar, que es blues sí, pero he visto blues que me han arañado por dentro hasta casi hacer sangre. Y sin sangre es lo que aparenta estar esta chica en el escenario. Con un rato de gritos como queriendo emular a Janis Joplin, y otro rato -muuucho- tocando la pandereta, no han conseguido convencerme, y conste que prometen y yo les daré la oportunidad, pero cuando se me pase el cabreo.
Susana Manzanares
Lo de W.A.S.P. y el Sweden Rock Festival es uno de esos idilios que no tienen fin. Son una de las bandas favoritas de los organizadores, pues así lo han reconocido en público varias veces, y como tal intentan traerlos al festival siempre que pueden. Este año tocaba y ahí estaban Blackie Lawless y sus secuaces para volver a descargar clásicos de la banda ya que esta vez no había nuevo disco que presentar. El público respondió, como era de esperar, y el segundo escenario se quedó pequeño para albergar a la muchedumbre. A la hora señalada, Blackie (hinchadísimo, por cierto) y los suyos toman el escenario con "On Your Knees" y "The Torture Never Stops" a tope de revoluciones desde el minuto uno.
Nunca he sido un gran fan de W.A.S.P. pero intento juzgar a la banda de la manera más objetiva posible. La primera vez que los vi, en el mismo festival en 2012 me volaron la cabeza. No esperaba casi nada, y los temas y la comunión con su público me impactaron. Ahora la novedad ha pasado, les he visto más veces y empiezo a hacerme una idea de por dónde van los tiros. No hay duda de que Blackie ha escrito grandes canciones y en directo suenan demoledoras. Temas como "L.O.V.E. Machine", "Wild Child" o "I Wanna be Somebody" siguen enciendiendo a las masas como pocos pero los shows de la banda tienen un gran problema: el ritmo o, mejor dicho, la falta de él. Un show de W.A.S.P. es empezar a cien y acabar a cien. El show no fluye, simplemente te golpea en la cabeza hasta el final. Habrá quien dirá que no hay nada de malo en ello y, hasta cierto punto estoy de acuerdo (¿no es maravilloso contradecirse uno mismo?) pero en este caso para mí no funciona. Incluso cuando suenan baladas del calibre de "Sleeping (In the Fire)" la banda da la sensación de ir pasadísima de revoluciones. El garrulísimo guitarrista Doug Blair y el bajista Mike Duda no paran: corren, saltan, hacen poses y ponen caras de malos… Y está muy bien porque la entrega es intachable pero llega un punto del show en que te agotas. De hecho, las únicas pausas en el show son la proyección de "The Crimson Idol" y el momento en que los roadies montan a Elvis, el pie de micro de 10.000 dólares de Blackie.
Además, no ayuda el hecho de que parece que Blackie ha dado con una fórmula de show en la que se siente cómodo y todos parecen cortados por el mismo patrón, por no decir que son idénticos. Aquí también hubo mención a "The Crimson Idol" con una proyección celebrando el 20º Aniversario del disco que fue en… 2012. Un detalle un poco cutre, la verdad. La banda se descuelga con "The Idol", "Chainsaw Charlie (Murders in the New Morgue)" o un tema más nuevo como "Heaven’s Hung in Black" pero como ya llevan puesta la directa desde el inicio, pues se trata de poco más que una sucesión de temas. Finalmente suena el tema que cierra todos los shows de W.A.S.P. que no es otro que "Blind in Texas" pero al pasarse un poco del horario la organización cortó el sonido sin ningún tipo de reparo y la banda no pudo acabar el tema. Fue una especie de escenificación simbólica de lo que comentaba antes con alguien que ya se ha cansado de escuchar música ese momento y apaga el estéreo. El show no estuvo mal ni mucho menos, imagino que hubo fans de W.A.S.P. que lo disfrutaron a fondo, pero simplemente fue un show más a toda pastilla. Solo espero que si me vuelvo a reencontrar con la banda, Blackie se estruje un poco el cerebro e idee un show un poco distinto. Ya no pido los elementos shock rock, pero si al menos algo que nos lleve por otros derroteros.
Por derecho propio, Black Sabbath eran, sin ningún género de dudas, el nombre más grande de esta edición 2014 de Sweden Rock. Como tal, iban a encabezar el escenario principal, aunque el horario no era el acostumbrado, ya que la banda salió a escena un poco más temprano de lo que suele ser habitual en las bandas de este calibre. La infinidad de camisetas de la banda que se veían en el recinto no daban lugar a dudas: Sabbath era la banda que todo el mundo había ido a ver, siempre hay excepciones, pero ya sabéis lo que quiero decir. Esta vez, los padrinos del metal venían presentando disco nuevo, "13", pero poco importaba la excusa. Los allí presentes sabíamos que estábamos esperando con los brazos abiertos los clásicos que han marcado la vida de tanta gente y aún más tras las cancelaciones de gira tras el anuncio de que Tony Iommi sufría un cáncer. Superados esos fantasmas, afortunadamente, la multitud estaba ansiosa de ver cómo se desenvolvían Iommi, Geezer Butler y, claro, Ozzy Osbourne, en el escenario principal de Sweden Rock.
A la hora señalada, las sirenas de bombardeo son la señal de que el inicio esperado ha llegado, y empieza a sonar un clásico inmortal de esos que están por encima del bien y del mal, "War Pigs". La mezcla de sentimientos para alguien que ha crecido con esta banda es indescriptible. Y esa emoción choca de bruces con la muralla de sonido creada por el trio formado por Iommi, Butler y Tommy Clufetos que corta la brisa nocturna sueca sin piedad. Ozzy no está muy bien de la voz, pero eso ya lo sabemos todos así que le ayudaremos a corear aquello de "Generals gathered at their masseeeeeeeeeeeeeees" y la comunión entre banda y público ya no acabará hasta el final del show. Otra sensación extraña de ver un show de estas características es ver como Ozzy va anunciando cada nuevo tema como uno más del repertorio, y cada uno de ellos es un clásico intemporal de esta música que nos apasiona de esta manera. "This song is called ‘Into the Void’". Toma clasicazo. "We’re gonna do a number now called ‘Snowblind’" ¡Chúpate esa! Un repertorio a prueba de bombas, a prueba del tiempo, a prueba de todo. Son Black Sabbath y hay muy pocas bandas que puedan presumir de este legado.
Las concesiones obligadas a "13" aparecen con "Age of Reason" y "God is Dead?", y no suenan nada mal, pero es que el resto del repertorio las hace empequeñecer de manera casi exagerada. El momento culminante del show llega relativamente temprano con el tema "Black Sabbath", que daría inicio a la leyenda con su sonido característico. Nunca un tema sonó tan aterrador en directo: pesado, lento, amenazante… Se me acaban los calificativos. Ver esta canción en directo es simplemente glorioso y cuando Iommi ataca el cambio de ritmo con el riff en la segunda parte todos tus sentidos explotan al unísono. Nos rehacemos del directo a la mandíbula con un gancho de izquierda a la sien, "Behind the Wall of Sleep". Lo que os decía, un clásico tras otro. "N.I.B.", "Rat Salad", "Fairies Wear Boots", "Iron Man", "Children of the Grave"… Una locura. Ozzy sigue con sus tics clásicos de megaestrella haciendo gritar al público. Nos hace ondear los brazos en el viento, nos exige volvernos "a little extra fuckin’ crazy!" una vez más, nos suelta unos "¡cucú!" que nos descolocan a todos y nos hacen partirnos la caja. Qué personaje. Lo adoro. Podría estar cinco horas seguidas escuchando temas que sé que no sonarán como "Hole in the Sky", "Saint Vitus Dance" o "Sabbra Cadabra", pero la realidad me despierta de mi sueño cuando Iommi ataca uno de los tres riffs más famosos de la historia del heavy metal. Por supuesto, se trata de "Paranoid", lo que significa que nuestro breve idilio privado con Black Sabbath llega a su fin. Probablemente este escenario al aire libre no ha sido el mejor sitio para ver a esta banda, pero la experiencia ha sido catártica igualmente para los que aquella noche de Junio nos estrenamos con Sabbath. Solo espero que no sea la última vez que les veo.
Edko Fuzz
SABADO- 7 de Junio ’14 – Sweden Rock Festival
Último día de festival casi sin darnos cuenta, cuando mejor está uno y ya se estaba acabando… Pero tiene que ser así, lo bueno tiene que durar poco para que sea más exquisito. Estas pequeñas dosis de felicidad tan sólo cuatro días al año, son suficientes para inyectarnos una ilusión tal que incluso antes de que se acabe ya tienes casi decidido con determinación que al año que viene vas a volver. Pero no pensemos en el siguiente todavía, que aún nos queda mucho de este último día por delante así que, vamos con Monster Magnet para desayunar…
Muchas cosas han sucedido en la carrera de Monster Magnet desde su punto álgido en la segunda mitad de los noventa. Cambios de formación, discos no muy afortunados y un Dave Wyndorf con problemas personales hicieron que, a pesar de nunca olvidarme de ellos, les perdiera un poco la pista. Así que cuando vi que tocaban en Sweden Rock, decidí que sería uno de los shows que no me perdería ya que en directo suelen ser una banda que no falla, aunque claro, mucho había llovido desde Festimad 1999, donde arrasaron con todo y no dejaron títere con cabeza. Se había comentado que en este tramo de gira, Monster Magnet no tocarían su último disco, "Lost Patrol", entero y optarían por temas de toda su carrera. Mejor que mejor.
Con una afluencia de gente entre discreta y buena, la banda aparece en escena y primera sorpresa: ¡Phil Caivano está en la banda! Sabía que les ayudaba a grabar los últimos discos, pero no que giraba con ellos. Perfecto. La sorpresa positiva solo se acrecenta cuando Phil ataca el riff inicial de "Superjudge" para empezar el bolo. Esto promete. Wyndorf ya no es el tipo musculoso y hasta las cejas de todo que se arrastraba por el escenario como un animal. Ha engordado mucho y apenas se mueve, pero la voz sigue allí y su carisma ha quedado intacto. La banda que lleva ahora suena perfecta y contundente y, siendo esto Monster Magnet, es lo único que hace falta. Sigue el set con clásicos de adolescencia como "Medicine" y "Nod Scene" y no hay duda de que Wyndorf ha venido a darlo todo. Cuernos en alto, el hombre se desgañita como siempre. Apenas toca su guitarra que mayormente sirve para poder manipular los pedales de efectos que nos llevaran a la galaxia Monster Magnet para poder hablar con los planetas con Wyndorf. Con el público en el bolsillo, Garrett Sweeny empieza con el riff inicial de "Dopes to Infinity", el tema que daba inicio al disco de mismo título y que para muchos (me incluyo) es el mejor disco de la banda. La interpretación del tema es perfecta y el público responde. Monster Magnet siguen vivos y ya no tengo ninguna duda de ello.
Una sola concesión al último disco con el tema que lo titula, da paso al tramo final del show con otro tema de "Dopes", "Look to Your Orb for the Warning". Casi nada. Wyndorf apenas suda pero parece que ya haya dejado esa época atrás, ahora simplemente se concentra en hacer valer su presencia y ejercer de director de orquestra. Es en este punto cuando Phil da inicio al reconocible riff de "Powertrip" y, ahora sí, la gente se vuelve loca. Normal. Como leí a un compañero de festival, cantar el estribillo de esta canción en directo es uno de los placeres de la vida, así que cuando toca berrear aquello de "I’m never gonna work another day in my life!" a pleno pulmón con los cuernos apuntando al cielo de Solvesborg no fallamos ni uno y Wyndorf lo agradece. La recompensa: "Space Lord". Delirio absoluto en las primeras filas y Wyndorf prácticamente obligándonos a gritar "Space Lord Mother Fucker!" sin compasión. Y nosotros obedecemos a gusto mientras la banda alarga el tema hasta Saturno. Llega el punto y aparte del show, pero la banda vuelve para interpretar "Hallucination Bomb" y una última concesión a "Powertrip" con "Tractor" que pone punto y final a uno de los mejores shows que he visto este año en Sweden Rock. Wyndorf y Monster Magnet siguen ahí y es un placer haberlo podido comprobar.
Uno de los atractivos del Sweden Rock Festival (aunque cada vez menos, lamentablemente) es ver a esas bandas de hair metal de una época que ya no volverá. El festival ha tenido visitas de nombres grandes y no tan grandes como Cinderella, Poison, Winger, Slaughter… aunque la verdad es que estos nombres casi imposibles de ver en España se prodigan cada vez menos incluso en Suecia. Sin embargo, el festival siempre intenta colar en el cartel uno o dos nombres potentes para contentar a este sector del público y este año le ha tocado a Danger Danger. La banda está de celebración, pues es su 25º Aniversario, y están haciendo una pequeña gira que les está llevando por gran parte del globo.
El sol luce en Solverborg, y nos traslada a la California más calurosa (aunque la banda sea nativa de Nueva York) para disfrutar de un concierto que empieza con la cachonda "Rock America", un temazo como la copa de un pino. Lo primero que llama la atención son los teclados pregrabados que lleva la banda (y ya que están, pues meten también algunos coros en la lata), una decisión un tanto extraña pudiendo haber traído a un teclista. Sin embargo, Danger Danger suenan muy bien en directo. Ted Poley sigue manteniendo una buena voz y además es todo simpatía sobre el escenario: no para de sonreír, de bailar, de moverse y de interactuar con el público de tal manera que no puedes más que caer en la trampa. Las bandas americanas saben de qué va esto. Rob Marcello, ya un fijo en la banda, tiene la imagen y el talento con la guitarra, pero su tendencia a sobresolearlo todo hace que no te acabes de meter en los temas del todo. Sigue el set con perlas del primer disco como "Bang Bang" o cosas más nuevas como "Hearts on the Highway", sin embargo llega un momento memorable cuando la banda ataca el megabaladón "Don’t Walk Away" y Poley desaparece del escenario para aparecer por el lado del público, que tarda un tiempo en reaccionar. No mucho más tarde, Poley interpreta el tema como puede mientras sufre la avalancha amistosa de fans que lo saludan, lo abrazan, lo besan y se hacen innumerables selfies con él. Un momento de cercanía y simpatía que acaba por convencer a los escépticos que aún pudieran quedar.
El set no fue muy largo, pero aún hubo tiempo de interpretar algunos temas más como "Monkey Business", "Boys Will be Boys" o "I Still Think About You" (visitando esta vez las primeras filas del otro lado del escenario desde el foso) con Poley y Marcello haciendo uso generoso de la gigantesca pasarela del escenario principal y así alegrar la vida a los que se han arriesgado a ponerse al lado de ella. Solo se me ocurre describir el ambiente que se vivió en el concierto de Danger Danger como "buen rollo". Tuvo todos los ticks y gimmicks de un show de banda americana de hard rock de estas características: poses, sonrisas, solos, baladones de mechero (que no teléfono móvil) en alto, saltos… Me imagino cómo será el show de la banda en el FireFest en una sala y con la formación original y se me hace la boca agua. Por supuesto, la banda no se despidió sin antes tocar el tema que muchos pedían desde el minuto inicial, "Naughty Naughty", que deja el listón arriba de todo y a todo el mundo con una sonrisa de oreja a oreja. No es el mejor concierto de Sweden Rock objetivamente hablando, pero a nivel personal lo disfruté como pocos por lo que significaba y por el ambiente que se respiró. Para esto se va uno a Suecia.
Edko Fuzz
También a pleno sol mañanero hacían su aparición en el escenario otra de las bandas objeto de curiosidad por parte de los más puretillas, los que piden las ‘golosinas’ como lo solemos llamar el grupo de incondicionales que nos damos cada año cita allí. Era el turno de Madame X, el grupo donde milita la batería Roxi Petrucci -la Vixen más carismática y para mí el principal valor de las cuatro-, junto a su hermana Maxine a la guitarra.
Nunca fue un grupo de primera ni siquiera en su época pero porque al igual que con muchas bandas de entonces igual de cardadas, si no tenían la suerte de que les hicieran caso y los promocionara algún avispado y los convirtiera en Poisons, Twisteds o Cinderellas, no podían competir con todos esos, los máximos abanderados de la laca de la época, y en consecuencia no llegaban mucho más allá que sacar dos o tres discos como mucho. Madam X es uno de esos olvidados, porque con un empujoncito que les hubieran dado quien sabe si hubieran podido dar un poquillo más de sí que un disco y una demo.
A pesar de ello, pueden presumir de haber pertenecido a la ilustre cantera de grupos del glam metal americano de mediados de los ochenta y que de una manera o de otra dejaron su huella o si no ¿qué hacen 30 años después de aquél disco, y en un festival europeo? pues oye algo tendrían. Madam X no dieron un concierto memorable para el recuerdo, pero sí fue más que correcto, sin sorpresas ni sobresalientes detalles pero con un nivel más que apto para salir airoso de la situación, cosa que no puede decir Q5…
Susana Manzanares
Un ratito de descanso y avituallamiento y volvemos a la carga con Pain of Salvation. Si hay una banda capaz de emocionar en un escenario, ellos son Pain of Salvation. Impecable, puede ser el calificativo de su sonido y sus shows ya que aúnan magistralmente ejecución con sentimiento en sus actuaciones. En esta ocasión en la que Daniel Gildenlöw, retomaba los escenarios en su país y tras una larga convalecencia, no fue una excepción. Temas como “Remedy Lane” “Road Salt Two” “Used” o “Ashes”, son capaces de emocionar al más pintado rockero.
Son una banda extraordinaria con una trayectoria impecable, y por supuesto, encandilaron a todo el público asistente, dejando sentimientos a flor de piel y ganas de más.
Susana González
Ver a Y&T en Sweden Rock era una experiencia muy especial para mí pues en mi primera vez en Suecia, 2010, la banda de Dave Meniketti, aún con el malogrado Phil Kennemore al bajo, dio el que para mí fue el mejor concierto del festival aquél año. Además fue mi estreno con la banda de San Francisco y, francamente, quedé alucinado. Esta vez, Y&T volvían a Solvesbörg para tocar en el escenario principal en el marco de su fecha de 40º aniversario. Sabíamos todos de antemano que sería como mínimo un muy buen concierto, pero el hecho de que tocaran an el Festival Stage no era algo que me agradara especialmente. La hora tampoco acompañaba mucho, pero fue oir las primeras notas de "Mean Streak" y olvidarse de todo. La formación actual de la banda está completamente consolidada con John Nymann, Mike Vanderhule y el nuevo bajista Brad Lang, que se ha adaptado perfecta y rápidamente. Meniketti sigue rayando la perfección tanto a nivel vocal como guitarrístico… como siempre. Un tipo entrañable con una carrera intachable que va desgranando viejos favoritos como "Don’t be Afraid of the Dark", "Dirty Girl" o "Don’t Stop Runnin’".
Un show de Y&T es una auténtica lección de cómo debe hacer las cosas sobre el escenario una buena banda de rock: simpatía con el público, algunas buenas historias que contar entre tema y tema, pasión por la música que estás tocando y un buen ritmo de concierto, sabiendo compaginar los temas con vista. Así, a casi la mitad del set Meniketti deja por un momento su Les Paul hecha polvo y se calza la Strato azul para dar paso a "Midnight in Tokyo" con su feel jazzístico y luego volver a dar cera con "Black Tiger" y su incendiario solo. Sinceramente, uno ya se queda sin palabras para hablar de los conciertos de Y&T cuando todo se puede resumir en una sola: perfecto. Hay un par de concesiones al último disco en estudio de la banda, "Facemelter", y Meniketti incluso dedica "I Want Your Money" al compañero caído Kennemore.
Para la parte final del show, Y&T se reservan clásicos de toda la vida como "Rescue Me" o "Summertime Girls" y los combinan con temas que no suelen salir a relucir tanto como "Hang ‘em High", "Contagious" o "I’ll Cry for You". Finalmente, y como no podía ser de otra manera, "Forever" se encarga de poner punto y final a una nueva aparición de Y&T en Sweden Rock. Por la propia naturaleza de la banda no le han sacado todo el partido posible al escenario principal. Lo han llenado hasta el último rincón de música pero, a pesar de haber sido un show excelente, no puedo dejar de pensar que en un escenario un poco más ajustado hubiera sido apoteósico. No hay quien pare a Meniketti y los suyos. Que cumplan muchos más.
Edko Fuzz
El cansancio empezaba a hacer mella tras cuatro agotadores días, pero ya lo que quedaba tenía que aguantarse estoicamente y además disfrutarlo. En el Rock Stage todo estaba dispuesto para recibir a una gran dama. Within Temptation con la siempre dulce y sonriente Sharon den Adel no tenían para ellos solitos la siguiente hora y media, tenían que compartir slot con Saga, una banda que suscitaba gran interés y se llevó con ellos buena parte aunque dejando para los holandeses una nada desdeñable cantidad de público.
Within Temptation es una banda muy querida en nuestro país, pero no sé si tanto por parte del público español desplazado al Sweden… quizá vamos buscando unos cánones más apartados de los sonidos góticos, pero el aliciente que tiene escuchar a Sharon es suficiente como para quedarse a disfrutar de una de las voces más bonitas del panorama actual. Ya son una banda consagrada, no hace falta ser un seguidor acérrimo de su carrera para tener en casa un par de discos o haber tarareado más de media docena de temas. Realmente Within Temptation son una banda que han sabido mantenerse en su sitio, aguantar los bandazos de la proliferante competencia con bandas del estilo que durante algunos años, pareciera que salían de debajo de las piedras a docenas con el mismo patrón. WT, han mantenido su personalidad sin estancarse, intentando evolucionar en cada disco pero manteniendo su sonido sin bajar el nivel de sus conciertos, a buen ritmo y en buena forma, a pesar de las dificultades que supone alejarse de los escenarios de forma intermitente a cada maternidad de Sharon. Niños no sabremos si habrá más, pero yo creo que banda tenemos para rato, bien.
Susana Manzanares
Y de la dulzura de Within Temptation a la rebeldía de Billy Idol, que volvía al Sweden Rock Festival por primera vez desde 2010, donde la lluvia más torrencial de todo el festival aquél año deslució bastante su show, que además no destacó por su contundencia. Esta vez el bueno de Billy volvía al escenario principal el último día para mostrarnos cómo su pacto con el Diablo sigue totalmente vigente. Con el pistolero Steve Stevens cubriendo la retaguardia con su talento sobrenatural, la banda empezaba el show con "Postcards from the Past" para seguir con uno de los mayores hits de Billy, "Cradle of Love". Lo primero que llama la atención es un sonido cristalino que rara vez se puede disfrutar en el escenario gigante. Luego no se puede evitar en reparar que el hombre disfruta hasta el último centímetro de un escenario de este tipo y prácticamente se queda a vivir en la pasarela para darse un constante baño de masas. Y ya se sabe, si Billy Idol se lo pasa bien, tenemos muchos números de hacer lo propio nosotros.
Evocando a los días de Generation X con "Dancing With Myself" la banda ya lo tiene prácticamente hecho, pues el público se vuelve loco. Aquí estamos todos agotados por ser ya los últimos coletazos del último día, y sin embargo movemos el pandero a ritmo de "Ready, Steady Go" o, por qué no, nos reímos cuando Billy aparece con su casaca de rockandroll lover para interpretar "Eyes Without a Face" mientras las cincuentonas cachondas lloran a moco tendido y alzan al aire pancartas hechas a mano con el nombre de su rockstar favorito. En un casi insultante segundo plano, Stevens nos enseña por qué nunca llegaremos a ser tan buenos guitarristas como él constantemente: solos con la pistola de juguete, gusto exquisito a la hora de escoger las notas, solos galopantes con una guitarra clásica con una digitación asombrosamente limpia… Un escándalo.
Un concierto de Billy Idol es una celebración de lo que hace tan grande el rock and roll, así que es un auténtico placer verle haciendo sus caras, sus poses agitando el puño, saludando a las chicas de primera fila, repartiendo púas, camisetas y demás. Un auténtico veterano que domina el cotarro. El setlist es un poco secundario en este aspecto, pero si lo que suena es su versión de "LA Woman" o un apoteósico "Rebel Yell", pues tampoco nos vamos a quejar. Para el bis reserva el inevitable "White Wedding" que Steve Stevens es capaz de interpretar con una sola guitarra clásica para que luego la banda se acabe uniendo a todo trapo y nosotros nos desgañitemos con nuestra mejor versión del "Start Agaiiiinnnn!". "King Rocker" y "Mony Mony" se encargan de poner punto y final a un auténtico SHOW donde hemos podido disfrutar de buena música, simpatía y todo un rock star definitivo como es Billy Idol. Si el tío se digna un día a recuperar uno o dos temas de su excelente último trabajo "Devil’s Playground" ya será casi inmejorable.
Edko Fuzz
Los últimos rayos de sol del Sweden Rock Festival 2014 se escondieron y ya solo quedaba terminar de apurar las escasas horas que quedaban con la controversia entre quienes pensaban que Volbeat no eran dignos cabezas de cartel para el sábado y los que sí. Desde que la organización anunció que la banda pondría el punto y final a esta edición, empezaron a correr ríos de tinta y a generarse debates entre detractores y seguidores de la banda, cuestionando los criterios de la organización y un posible giro de principios musicales por parte del festival.
Para una mayoría del público fijo del Sweden Rock, esto supuso poco más que una herejía, se salían de los cánones clásicos y establecidos y lo entendían como un cambio de filosofía del festival, algo que para mí en el fondo no tiene razón de ser pero era una de las teorías más extendidas. Yo ya digo, no estoy de acuerdo. Para mí, la organización lo que ha hecho es ni más ni menos colocar de cabeza del último día a la banda que posiblemente haya tenido más proyección durante el último año aunque suponga salirse un poco de sus propios márgenes de banda veterana/legendaria/mítica etc… No es la primera vez que Volbeat tocan en el SRF, pero si a raíz del pelotazo que supuso su último disco (que ya el año anterior sonaba por los altavoces del recinto a todas horas como algo premonitorio) deciden jugársela y colocarlos en lo alto del cartel, digo yo que por algo será….
Uno de los debates más frecuentes de entre los que estábamos allí era que Volbeat no era una banda lo suficientemente importante para el escenario principal, que les vendría grande tal emplazamiento, tal honor y tal ocasión… Las posturas previas de la gente más o menos se fueron definiendoa grosso modo tal que así:
Sin contar a los fans de la banda que esos sí estaban encantados, por un lado estaban los más rotundos detractores que se fueron a la cama y de esa manera para ellos con Billy Idol se acabó el festival. Por otro lado, los que también estaban disconformes pero un poco más ni fu ni fa que se quedaron porque querían ver a Arch Enemy que venía después, o simplemente aguantaron para poder criticar la jugada. Por último, los que la banda no nos disgusta y pensábamos que la organización quizá sí sabía lo que se hacía -visto como se estaba abarrotando la explanada principal- y queríamos comprobar si era así, o simplemente porque estamos encantados con ese disco que a mí personalmente me encanta y queríamos verlo en directo. Por su sonido, demasiado moderno para unos e inclasificable para otros, la banda no es del todo bien aceptada en un entorno como el de este festival, en el que prima un público mayoritariamente heavy/hard rockero clásico pero oye, las sorpresas están para eso, sorprendernos, y había que ver el resultado del experimento…
A la hora de la verdad, llegó el momento y se apagaron las luces, y no hizo falta mucho tiempo para confirmar mis sospechas, yo confiaba que fuera así y el resultado fue que se comieron con patatas todas las teorías conspiratorias y podrán gustarte o no, pero lo cierto es que dieron uno de los mejores conciertos de esta edición callando muchas bocas y el escenario del Festival Stage, que tan enorme se prometía, estos señores lo hicieron pequeño, pese a quien le pese.
Las pocas fuerzas restantes que me quedaban antes de poner punto final a esta edición, las dediqué a pasarme un rato por donde estaba tocando la banda que apagaría definitivamente los últimos amplis del Sweden Rock 2014. Arch Enemy consiguió reunir frente al Sweden Stage a prácticamente todo el aforo de la explanada, no hay cansancio suficiente que haga perderse una de las primeras apariciones de Alissa White-Gluz con la banda sustituyendo a la venerada Angela Gossow.
Yo no soy muy seguidora de la banda, pero si me suscitaba curiosidad el tema de la nueva vocalista y me pareció que el cambio puede ser bastante rentable. Aunque ya la habíamos visto en el breve cameo con Kamelot y comprobamos que el escenario por grande que sea no le da ningún miedo y se hace con él sin problema, ahora era el turno de verla en su banda, en su salsa y con toda la carne en el asador, que la sombra de la Gossow es alargada. A mi modo de ver, la joven del pelo azul va a suponer un importante activo en Arch Enemy, que se desenvolvía a la perfección dentro de la banda y lo más importante, la respuesta del público fue positiva al máximo así que, diría que hay Alissa para rato…
Satisfecha mi curiosidad ahora sí, el cansancio comenzó a hacer de las suyas y con una mezcla de satisfacción con pena dirigí mis pasos hacia la salida con el mismo ritual particular que suelo hacer cada año, dar la vuelta cada pocos pasos y pararme a contemplar como el Sweden Rock se vacía lentamente y nos despide como un anfitrión a la puerta de su casa despide con orgullo a sus satisfechos invitados. Gracias por todo, hasta el año que viene.
Susana Manzanares