A eso de las 19 se habría puertas en la sala y, sin grandes colas, el personal fue entrando al (todavía no) horno, como magdalenas preparadas para su proceso de cocción. No había aglomeraciones importantes en los alrededores de la sala, aunque, finalmente sí que podríamos hablar de prácticamente un “sold out” en cuanto a la venta de entradas, sobretodo en el momento en que In Flames iniciaban su show.
Los primeros en aparecer fueron los también suecos, pero con pinta de yanquis adolescentes, Sonic Syndicate, que subían al escenario con puntualidad británica.
Su puesta en escena es, quizás, ligeramente diferente a lo que estamos acostumbrados a ver, ya que cuentan con dos vocalistas en escena, muy bien coordinados, que dan grandes posibilidades a la sección vocal del grupo. Los hermanos Sjunnesson a las guitarras, ofrecían un muro de sonidos rítmicos (prácticamente no hay solos en sus temas) cumpliendo cada uno con su papel, además de moverse mucho, lo que daba dinamismo a su puesta en escena global.
La base rítmica está perfectamente construida por John Bengtsson desde atrás, con la impresionante manera de aporrear su batería. La última pieza del puzzle sónico está en manos de Karin, que con el potente sonido de su bajo y sus constantes carreras en el pequeño escenario era el centro de atención, reconozcámoslo, de buena parte de los que estábamos allí.
Un sonido aceptable y unos temas bastante accesibles, más cerca del metalcore americano que de la escena sueca, hicieron el resto. Un concierto corto pero intenso basado en sus dos últimos trabajos y con el que dejaron claro que tienen una gran proyección dentro de la escena.
El turno era ahora para Gojira, quienes presentaban su segundo trabajo, “The Way Of All Flesh”, que precisamente se ponía a la venta en todo el mundo ayer mismo. Los franceses, con diez años de carrera a sus espaldas, tienen una gran reputación en directo y ayer, nos asombraron con una coordinación rítmica que, en algunos momentos dejaba boquiabierto al personal, por su brutalidad y por el buen acompañamiento de las luces durante todo su set.
Presentando su último trabajo dejaron bien claro el porqué de esa reputación, aunque, por desgracia, no gozaron de un sonido lo suficientemente claro para deleitarnos con su peculiar estilo death, enriquecido con otros elementos, que hace de este cuarteto una interesante propuesta desmarcada un poco de la escena extrema actual europea.
Llegó el momento de los reyes de la noche, los amos de la escena extrema en su país y en todo el continente, los grandes In Flames, tan aclamados como criticados.
Ayer era la quinta ocasión que pasaban de gira por Barcelona. Servidor ha estado presente en todas y cada una de esas ocasiones y, por eso, tengo que decir que la de ayer no fue precisamente la más memorable de todas ellas.
Nada tiene que ver en ello su último trabajo, ya que ASOP me parece un buen disco, aunque ha sido duramente criticado por un sector importante de sus seguidores, sobretodo los de la primera etapa.
El set-list elegido quizás tenia la ausencia de algunos grandes clásicos, lo que hizo que la magia de los suecos, aunque presente, porque son ellos, no brillara como, por ejemplo, en el absolutamente brutal y memorable show de hace dos años. Pero el de anoche fue un gran show, que quede claro, centrémonos en ello…
La iluminación era, como siempre, novedosa en esta gira y con un importante papel. Como telón de fondo había un enorme panel iluminado, idéntico al que aparece en el video clip de su último single y en el que se dibujaban diferentes logotipos del grupo y que añadía más fuerza a la puesta en escena. Pero al principio del show no había nada más que una enorme tela blanca sobre la que se proyectaban las sombras de los suecos, mientras comenzaban con “The Chosen Pessimist”, un tema lento, con una letra fantástica e íntima de Anders, incluido en su último trabajo. Un principio tranquilo pero absolutamente genial que nos dejó a todos descolocados. Aunque ellos son los de siempre y, tras esta misteriosa introducción, la máquina se puso en marcha y no se detuvo en dos horas, ni siquiera para hacer un bis.
Sonaron temas de su último trabajo como I’m The Highway, la contundente Vanishing Light, una coreada The Mirror’s Truth o el nuevo single, la flojilla Alias, demostrando lo bien que suenan los temas de su último trabajo cuando son descargados con fuerza en directo. A medida que subía la temperatura en el horno Razzmatazz, se iba desgranando el repertorio de los de Göteborg. Así se mezclaron clásicos recientes como la gran The Quiet Place, Take This Life, System, la relajada Come Clarity, Trigger, My Sweet Shadow y viejos clásicos como la ineludible Pinball Map, Cloud Connected, The Hive o la genial Zombie inc… en fin, el dolor de cuello durará toda la semana.
Otra agradable sorpresa fue poder disfrutar de la exquisita Satellites & Astronauts, un tema bastante poco habitual en su set.
El sonido, bastante bueno, estuvo a la altura y bien equilibrado, permitiendo disfrutar con claridad de los solos y entendiendo bien la voz de Anders, que se mostró bastante más comunicativo de lo habitual.
En cuanto a la selección de temas, es verdad que se echó en falta algún que otro clásico como Only For The Weak, pero, en general, los temas elegidos eran un balance entre clásicos y recientes. Sinceramente creo que hay que observar que la evolución de In Flames ha sido muy elegante durante todos estos años y podemos encontrar grandes temas en todos sus trabajos independientemente de la época a la que pertenezcan.
El de anoche, fue, como siempre, un gran concierto de los suecos, que, sin ser unas bestias escénicas, poseen un carisma especial y un repertorio lleno de grandes temas.Al final, después de las dos horas, dejaron el escenario, sin posibilidad de bis alguno, ya que inmediatamente se encendieron las luces y las magdalenas, salían en masa del horno, bastante cocidas y satisfechas…
In Flames we trust!
Texto: Nacho Picher
Fotos: David Aresté