Sweden Rock Festival’18 – 7 de Junio’18 – Sölvesborg (Norje)
Con las buenas sensaciones que nos dejaron Hardcore Superstar el día anterior, nos disponíamos a encarar el primer día completo de festival con grandes actuaciones como las de Battle Beast, Nazareth, In this moment, Glenn Hughes, Helloween, Kreator o el paso del Legacy of the beast Tour – que también hemos visto en el Wanda Metropolitano de Madrid – de Iron Maiden, sumado al verano sueco que estábamos viviendo dentro del festival.
Texto y fotos: David Aresté
Después de la cierta vorágine que se ocasionó con Battle Beast en España de verlos en varios festivales y salas, no fue hasta este Sweden Rock que los volvimos a tener delante, a las 12 de la mañana y con un sol abrasador. Los nórdicos seguían presentando su último “Bringer of Pain” con Noora Louhimo como foco de atención por su aguerrida puesta en escena aunque como decimos les estuviesen abrasando el sol en todo el Sweden Stage.
Siempre efectivas sus tonadillas fiestivas, el público acompañaba a la banda mientras sonaban «Far from heaven»,»Lost in wars»,»Bringer of Pain» o «Let it roar». Una banda letal y compenetrada hacia las delicias de los más clásicos del lugar que no fueron pocos para ser las primeras horas del segundo día de festival. Esperemos que saquen nuevo material y los veamos de nuevo por las salas de nuestro país.
Se abría el mastodóntico Festival Stage para recibir las primeras actuaciones como la de Buckcherry, los veteranos que este verano giraban por Europa (a los pocos días los tuvimos por el Garage) ofreciéndonos un grandes clásicos de toda su carrera, que ya llega a los 23 años en activo.
La verdad es que el Festival Stage o le ganas por tu carisma, o sus inmensas dimensiones te ganan a ti… Josh Todd no estaba mucho por la labor, así que aunque rockearan en ciertos momentos su show fue bastante lineal con Josh como decimos por cumplir, lejos de sus compañeros que si querían salvar más o menos el show.
Interpretaron temas como «Lit up»»Say Fuck it»,»Sorry»,»Gluttony» o «Slammin'», «Fall» para pretender ser algo macarras o malotes y no fueron más allá de los toques modernillos de algunas de sus canciones. Una pena que el tatuado Josh no tirase más del carro y dejase el pabellón más o menos alto. Una pena. Se nota que su nueva formación del año pasado aún no ha cuajado en el escenario
Mirando el móvil para ver si existía un app para clonarse, era el momento de In this moment en el Rock Stage y Nazareth en el Sweden Stage. Los primeros llegaron como una esquirla del mainstream festivalero, venían a desplegar su impactante espectáculo dirigido por la teatral Maria Brink, que se cambió varias veces de vestuario haciendo además diferentes performances a los inicios de las canciones. Sus compañeros «Chris Howorth» o «Travis Johnson» también iban preparados para la ocasión llevando máscaras o pintados .
Poco se veían los americanos por Europa así que su repertorio se basó en temas de todos sus discos destacando “Salvation”, “Blood” y “Roots”. Diferentes estilos de metal de nueva hornada más o menos densos con los delirios vocales (tanto agudos como graves) de la amiga Brink. Mucha gente con ganas de “este momento” y esperemos que LN haya tomado nota para traerlos en el circuito de salas más a menudo.
Hicimos para ver a Nazareth buscando sitio en un abarrotadísimo Sweden Stage ya que Nazareth no se ve todos los días, ni años ni festivales… solo el Sweden Rock tiene más que posibilidades. Los rockeros escoceses siguen en pie tras 50 levantando mucha expectación como vimos.
Y no era para menos ya que fue un show enérgico, crudo y con aromas de antaño, de buen rollo y cerveza en mano para llevar el ritmo con el pie. El carismático Carl Sentence a las voces fue el maestro de ceremonías para traernos todo aquel repertorio de los años más clásicos. Una delicia propia del Sweden Rock, a comer y a por el siguiente.
Quizá Josh de Buckcherry podría cambiar todos sus tatuajes por carisma y así llegar al concierto que dio Glenn Hughes en el festival Stage. Lejos de esperar al expolio “legal” de la reunión de Deep Purple, viendo que Blackmore quiere seguir con sus “Rainbow” y no con sus otros compañeros Joe Lynn Turner ya se llevó su parte, Whitesnake hizo lo propio con su Purple Tour y ahora tito Hughes se iba a marcar otro repertorio de su época púrpura.
Aunque bueno, Hughes puede hacer lo que quiera… que a sus 67 años cante como canta es para hacerle la ola como así lo ovacionaron la gente que audió a ver grandes clásicos del rock como “Mistreated”, “Burn”, «Highway Star», o «Stormbringer»… vale que todo el mundo se los sabía y los de Buckcherry quizá no tanto… pero el que vale , vale… sino mirad a King Kobra. Quizá el truco está en el pelo ya que lucía melena y unas prominentes patillas que quizá cual Sansón le hacían llegar a los tonos imposibles que hizo gala durante todo su concierto. Por muchos años, así da gusto.
Otro momento de doblaje pero esta vez sin interés, y a la hora de la siesta… Killswitch Engage en el Rock Stage y el debut de Dark Element en el Sweden Stage. Otra americanada puesta por la organización y así provocar la chispa de ese cambio generacional. La banda ya sin Howard Jones y con el loco de Adam Dutkiewicz venían a presentar su último «Incarnate».
Así que por eso tocaron «A bid farewell», «Always», y «My last serenade» además de grandes clásicos como «The end of heartache» o la versión del «Holy Diver» para acabar. Una apisonadora bastante interesante liderada por el hiperactivo Adam Dutkiewicz que dejaba a un segundo plano a Jesse Leach a las voces, más estático y sin ponerle muchas ganas, aunque fuese el vocalista original del grupo. Como decimos una banda que no pegaba mucho en el cartel ya que el público así lo demostró ya que se movió más bien poco a excepción de las primeras filas.
Cambio para ver un poco de Dark Element, el debut del nuevo proyecto de Annette Olzon y Jani Liimatainen de Sonata Arctica que han editado su debut discográfico por Frontiers Records. Hablando rápido y de forma sincera creemos que tanto una como el otro querían estar en Nightwish y como se puede ver no están allí se han montando su propio Nigthwish.
El estilo como decimos se podría asemejar a esos temas melódicos que le iban al dedillo a Olzon, así que para aquellos que les gustaba la época seguro que les gustará este grupo. Como no tenían mucho más sonó ese primer disco con Olzon interpretando como la recordábamos y con buen nivel a las voces temas como «Dead to me», «Here’s to you, o «The ghost and the reaper», la banda le seguía sin problemas para crear esas melodías pegadizas y efectivas.
Otra de las bandas dificil de ver son los clásicos Rose Tattoo que prepararon la noche antes de lo que se nos venía encima. Los australianos ya de vuelta de todo siguen con su rock clásico por bandera, presentando su último «Blood Brothers».
Los de Angry Anderson no le tuvieron miedo al Festival Stage e hicieron una gran descarga de sonidos clásicos y rockeros con «Bad boy for love»,»Astra wally»,»Scarred for life» o «Nice boys» de ese nuevo disco. La gente se preparaba para el último arranque de la noche pero no dificultó que disfrutase de conciertos como estos llenos de ritmo y guitarrazos. La banda lidearada por el entrañable Angry vio, tocó y venció ya que sus 42 años en activo les da tablas para cualquier escenario donde toquen.
Momento deja vu el que íbamos a vivir ya que era el turno de Helloween en el Rock Stage dentro de su Pumpkins United Tour que ya vimos en Madrid (y que tenía parada en el Rock Fest de Barcelona), aunque como es evidente en formato festival. Así que ni mucho menos iba a ser el mismo setlist mastodóntico que la anterior vez, pero también tuvimos suerte ya que nos salvamos de los videos intermedios entre tema y tema.
Así que metiéndonos en harina teníamos allí a toda la cosecha de calabazas atacando al “Halloween” con Kiske y Deris compenetrados al 100%, les siguió «Dr. Stein», «I’m alive», pero sin «Are you metal?» o «Rise and fall «ya que no había tiempo para todo como hemos dicho. Los grandes temas no nos dejaron ver lo que comentaban algunos que si sonaba más frió que en Madrid o peor… La pantalla de video si que estaba y tuvimos grandes imágenes para muchos de los temas. Una magnífica antesala con otros que esperemos que no quede aquí la cosa y nos ofrezcan nuevo material.
Tuvimos quizá la descarga calabaza antes de tiempo ya que la Doncella aterrizaba en el Sweden Rock con su actual “Legacy of the beast” en el Festival Stage a las 21h, uno de los reclamos sin duda del festival. No fue la hora de los otros cabezas de cartel de los otros días, así que después de ellos podíamos elegir entre H.E.A.T o Kreator, o los pobres de Coldtears que les tocó subirse a la Rock Klassiker a la misma hora que Iron Maiden. Uno de los cambios del recinto del Sweden Rock fue que aparte de la ampliación de aforo, se realizó una división en el Festival Stage para no sufrir avalanchas, creando una especie de “Golden Circle” que guardaba las primeras filas y que estaban gestionadas por personal de seguridad que dejaban entrar hasta que consideraban que la zona estaba llena.
Durante todo el día estuvimos viendo como tenían tapada la escenografía de Iron Maiden en el Festival Stage, así que era momento de preparar todo, fundido a negro y el “Doctor, Doctor” sonando, el Legacy of the beast tour había llegado… Momento de la locura general mientras salían los músicos de la banda y radían el discurso de Churchill por los altavoces del escenario; se trataba de “Aces High” como todo el mundo había adivinado y de la locura pasamos al asombro cuando a la vez que Bruce da el salto inicial en sus monitores “sobrevuela” el escenario un enorme avión de guerra hinchable, aquello había comenzado, y de que manera.
16 temas centrándose en parte de su carrera, más en concreto en 10 discos con 4 temas del “Piece of mind” como disco principal rememorando su 35 aniversario. Pudiendo vivir de clásicos, siempre están buscando que las giras sean diferentes unas de las otras, centrándolas en discos que cumplen aniversarios significativos y como hemos dicho era el turno del PoM, interpretando temas como “Revelations”, “Flight of Icarus” , o “Where Eagles Dare”.
“For the greater good of God” podría ser otro tema inédito ya que no lo tocaban desde la gira del «A matter of life» que tocaron el disco entero, “Sign of the Cross” y “The Clansman” fueron los temas que recuperaron de la época con Blaze Bayle a las voces, los que más canta Dickinson en los directos. Como es evidente también hubo clásicos (de hecho todo el setlist lo fue) con los que la gente se emocionó y cantó hasta quedarse afónico como pueden ser “Two minutes to midnight”, “The Trooper”, “Fear of the dark”, “Hallowed by the name”, “The evil that men do”, “Iron Maiden”, “Run to the hills” y los que forman ese capítulo de primero de Maiden que todos aprendemos cuando conocemos la banda.
Se apostó por el setlist pero sin duda se dio una vuelta para mejorar los típicos telones de fondo que van cambiando con la canción correspondiente, con la ambientación de la catedral como hemos dicho y con hinchables… el avión, un Ícaro en “Flight of Icarus” y un Eddie demoníaco en los bises formaron parte de esa más visual e impactante, como los shows de toda la vida, y que pocas bandas pueden llevar a cabo.
Todo eso que se dice de la interpretación de las bandas, sus edades, sus egos, cualquier cosa que haga depender su puesta en escena… para Iron Maiden no importa, son atemporales, o como el vino que mejora con los años. La base rítmica es excelente con el trío de guitarras con Adrian Smith, Dave Murray y Janick Gers, sumando a Steve Harris que su técnica y rápidez parece la de una guitarra más, y en el fondo escondido entre tambores, platos y flanqueado por el muro de los escenarios de Maiden está Nicko Mcbrain que sigue perfecto como siempre. El que más destaca, como no puede ser de otra forma, es Bruce Dickinson, más teatral que otras veces, se disfraza, salta, actúa, canta, anima, se planta un lanzallamas en “Flight of the Icarus”, hace una lucha de esgrima con Eddie en “The Trooper”, casi pilota el avión de “Aces High”, cualquier cosa que penséis, la hace… está en un estado de forma envidiable, es perfecto.
Muchó se llegó a hablar sobre la actuación de los británicos en el festival, que si eran demasiado mediáticos para el Sweden, que si podrían haber traído a alguien que correspondiese con la filosofía del festival, que se habían gastado todo el dinero del cartel en ellos y por eso el de este año era muy flojo… La verdad es que todo eso daba igual tras haber vivido la lección de música que nos habían dado Iron Maiden, un concierto sin duda colosal y magnífico apostando con todo ofreciendo el máximo: gran setlist, gran escenografía y gran banda. Además como contaremos, los otros cabezas de cartel de los otros días estuvieron a un más que notable nivel pero no llegaron sin duda al de la doncella, un año que iba a ser más Sweden Metal Fest que “Rock Fest” pero la calidad seguía estando ahí.
Después de lo que habíamos presenciado queríamos algo duro, algo extenuante que nos acabase de rematar para irnos a dormir de forma placentera… Así que pasamos de ir a ver al hiperactivo Erik y nos fuimos a ver a Kreator, que traían set especial y además con escenografía exclusiva de todas sus giras.
Catedrales, jaulas y vísceras es lo que presidía el fondo del concierto de Kreator, que si normalmente es titánico con todo eso lo era aún más, sumando también humo y pirotecnia en muchas de sus canciones. Como no podía ser de otra forma no se amilanaron por tocar después de Iron Maiden y ofrecieron un concierto matador de manos de Petrozza y compañía que nos aniquilaron con «Phantom Antichrist», «Enemy of god», «Flag of hate» a un ritmo fulgurante.
Kreator siempre son apuesta ganadora, y así lo fue en el cierre del segundo día del Sweden Rock. No hay dos sin tres, y ya faltaba poco para que The prince of Darkness pasara por Suecia.
Texto y fotos: David Aresté