“Tres meses antes de morir, Janis describió la música como el único aspecto de su vida que nunca la había traicionado”

Esta reseña necesita empezar con una historia más personal, al menos para que se entienda mi relación con Janis Joplin y la sensación que me acompañó al leer este libro. Empecé a coleccionar discos siendo muy pequeña, quizás con 7 años. Recuerdo coger el dinero que me habían dado por mi cumpleaños y comprar uno por primera vez, abrirlo sentada en el sofá e intentar descifrar las palabras en inglés. En algún punto compré un disco de Janis, “Pearl” concretamente. También recuerdo perfectamente a mi padre diciéndome que le encantaba escucharla cuando era joven. Obviamente, pensé que había acertado de pleno, vamos, mi padre tiene un gusto musical fantástico. Así descubrí la obra de una artista que se convertiría en una de mis favoritas, cogiendo un disco de una estantería sin tener ni idea de quién era. Más de 20 años después de todo esto, cuando iba a leer “Janis Joplin. La biografía definitiva de la legendaria reina del rock”, me di cuenta de que no sabía casi nada sobre ella.

Voz legendaria e inconfundible, icono contracultural increíblemente influyente, heroína del rock y el blues, parte del club de los 27 (artistas fallecidos con esa edad). Hasta ahí llegaba mi información, apenas unas breves pinceladas sobre su carrera, absolutamente nada sobre su vida personal. Esto llamó mi atención ya que me encanta investigar a los músicos que me gustan, entender cómo sus vidas y sus canciones se entrelazan (de ahí mi gran afición por los libros musicales). Con Janis Joplin siento que, en general, es una gran desconocida fuera de su trabajo. Creo que de otras estrellas (sobre todo de esta magnitud) sabemos mil anécdotas, datos sobre sus vidas que ya pasan a ser cultura popular. Y así empecé a leer, esperando, por fin, conocerla.

Este libro es una puerta a toda la gloria, la euforia, la revolución y el talento de Janis Joplin, pero sin descartar su vertiente más compleja, autodestructiva e incluso oscura. Si estuviera escrito en primera persona, podría ser un diario. Realmente sientes que llegas a comprenderla aunque sea a través de las páginas de una biografía. Sus dudas, contradicciones, ambiciones. Al mismo tiempo, está escrito de tal forma que a veces pareces una presencia externa en una habitación, como un testigo objetivo que ve una escena desplegarse delante de ti. Esto se debe, sin duda, a la enorme labor de investigación de la autora, la galardonada cronista musical Holly George-Warren, que contó con acceso directo al fondo documental de la cantante que conservan sus herederos y dedicó años a este trabajo hasta su publicación en 2019.

Esta es una lectura muy extensa, compleja, con un nivel de detalle enorme y muchísimos testimonios. No es un paseo por encima por su historia, es una inmersión total en su mundo. Cuando piensas fríamente en todo lo que lees, todos los acontecimientos que se narran aquí, teniendo en cuenta el escaso margen de tiempo en el que suceden, te das cuenta de que esta artista prácticamente vivió varias vidas en una, incluso siendo tan breve. Es fascinante ver cómo alguien tan joven manejaba de tal forma su narrativa e imagen y hasta su estilo. En lo que respecta a Janis Joplin, me parece muy complicado (por no decir imposible) que se pueda encontrar una biografía más completa que esta, desde luego el título se ajusta al contenido.

La estructura es tradicional, empezando por la infancia de esa joven nacida en los años cuarenta en Texas. Janis es un espíritu libre que, rápidamente, demuestra sus ganas de salir a la carretera, sintiendo la llamada de la cultura beatnik. Su camino hasta alcanzar el estatus de icono y la inmortalidad musical es toda una exploración de cómo un talento natural creció gracias al esfuerzo y el trabajo, de cómo tu contexto cultural, tus experiencias o tu familia te dan forma… al mismo tiempo que tu voluntad te puede llevar a dónde quieres llegar (incluso si no todo el mundo lo entiende). Esta obra narra perfectamente toda la vida de una artista clave de los sesenta, tan descontrolada como puedes esperar para su época (conociendo, además, su desenlace), con una personalidad arrolladora y una carrera fulgurante, fugaz y revolucionaria, sobre todo siendo una mujer en esos tiempos.

¿Qué me ha dado a mí este libro además de muchísima información? La experiencia de conocer de otra forma a alguien que llevaba ahí toda mi vida. Supongo que esto es lo que siente la gente que de repente se enamora de alguien que ya era su mejor amigo. Me marcho a escuchar “Pearl” otra vez, aunque sentada en un sofá distinto.
Marta Montero