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Joe Bonamassa – 22 de Marzo – Sala Caracol ( Madrid )

El pasado jueves 22 de Marzo, el gran guitarra americano demostró ganarse a
pulso el calificativo anteriormente citado.

Para hacernos entrar en calor, el belga Benjamín amenizó la espera durante
algo más de media hora con su blues básico, clásico y lleno de encanto. Como
si de un verdadero hombre orquesta se tratara, Benjamín se encargó de llevar
voz, guitarra, bajo ( hecho con un teclado ) y percusión , todo a la vez. Temas
lánguidos, maduros y de agradable escucha es lo que nos ofreció este entrañable
artista que no dudaba en chapurrear castellano para mostrarse más cercano al
público.

Los melómanos aficionados a las correrías por un mástil no podemos estar más
de enhorabuena, por una parte Tommy Emmanuel ( uno de los mejores guitarristas
acústicos del mundo ) hace escasas dos semanas y ahora el que, sin lugar a dudas
es, junto a Robben Ford, lo mejorcito que podemos encontrar en la actualidad
del blues rock.

A pesar de la escasa promoción que se le había dado al evento, la sala Caracol
presentaba una más que digna entrada. El público era variopinto; desde joviales
maridos que habían relegado sus tareas conyugales para ver a Bonamassa, hasta
algún trajeado ejecutivo amante de los arrebatadores quejidos que emanan de
una guitarra en clave de blues, pasando por músicos de reconocido prestigio
o jóvenes amantes del instrumento más genuino y expresivo de la actualidad.

Ver a Joe es todo un acontecimiento. No es ya cuestión de disfrutar de una
técnica depurada hasta la excentricidad sino el ver como un estilo musical se
puede convertir en sentimiento puro en manos de la gente adecuada.

En formato power trío, la banda subiría al escenario para regalarnos más de
cien minutos inenarrables. Nada más saltar a las tablas queda bien claro quien
es el director de orquesta. Bonamassa acapara toda la atención y relega a su
bajista a un segundo plano, actitud por la que se regirá todo el show y que
restaría algunos puntos al resultado final.

Hablar de temas en concreto es intrascendente. Lo realmente significativo
del show es la perfección que el trío alcanzó, el mimetismo entre Joe y su guitarra,
esa técnica, ese ingenio y esa clase que con tan poca frecuencia copa un escenario.

Técnicamente nada se le puede reprochar. Conoce todos los enigmas y secretos
que encierra su instrumento. Sus bendings son incendiarios, sus licks estremecedores…No
falla una. Ya sea manteniendo una nota hasta el infinito o maltratando las cuerdas
a velocidades endiabladas, cada ataque de púa suena con una nitidez pasmosa.

No cabe duda de que es un encantador de serpientes, un pirotécnico que sabe
a la perfección cuando dejar escapar pequeños fuegos artificiales para encandilar
a su público, lo que consigue sobremanera. Fue capaz de acallar a toda la sala
para que escuchásemos los tenues trémolos encaminados más a jugar con el público
que a enriquecer la noche, su guitarra sonó como un sitar, manejó el wah wah
con una elegancia innata…

Pero si de algo pecó Bonamassa fue de soberbia. Se nota descaradamente que
es conocedor de su posición de privilegio en el mundo del blues pero eso no
es motivo para demostrar la altanería que , en más de una ocasión , evidenció
sobre las tablas. Esto también afectó al protagonismo de sus dos músicos , que
se vieron totalmente relegados a un segundo plano más que evidente, algo nada
justo para dos músicos de la categoría de éstos, sobre todo cuando debemos referirnos
al batería, un intérprete con una técnica y gustos asombrosos. No obstante tuvieron
sus escasos minutos de gloria con sendos solos , aunque a los allí presentes
nos supo a poco.

Los temas de Joe Bonamassa son , por lo general , muy enérgicos y viscerales.
Para ello es necesario atacarlos con furia no sólo a la guitarra, sino también
a la voz. Por fortuna Joe posee una gran garganta rasgada y afilada , lo que
le da el empaque necesario a los temas en directo. Es increíble ver como lo
vive, como se emociona de tal manera que olvida la existencia del micro para
arrancarse a cantar a pleno pulmón sin medios electrónicos de por medio.

Es evidente que el que suscribe quedó plenamente satisfecho con el espectáculo.
Pocas veces tenemos la ocasión de asistir a shows de músicos tan elegantes y
personales como Bonamassa. Si a todo lo narrado le sumamos un sonido impecable
y un ambiente agradable y distendido entre el público…Los comentarios sobran.
Magistral.

Alberto Bravo Sánchez
Fotos:www.jbonamassa.com

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