Sin ser una colección muy fluida de lanzamientos, la línea musical de Neo Sound sigue poco a poco nutriendo de grandes lanzamientos nuestras estanterías, con este tercer ejemplar de la adaptación de la biografía no autorizada de Jan Wenner, creador de la revista Rolling Stone.
David Aresté
A día de hoy, la globalización, la mass media, modas, intereses económicos o como se le quiera llamar… hace que nos llegue una imagen muy vaga de un hipotético referente como es la “Rolling Stone”, vista quizá más como medio generalista antes que uno especializado, como lo era en sus inicios. Lo mismo pasa con su hermana televisiva Mtv, que poco queda de la esencia de la que comenzó a causa de las modas, cambios culturales en la sociedad y obviamente más aún algún interés económico.
Así pues a la Rolling Stone le pasó lo mismo, tiempos pasados siempre fueron mejores… y el artífice de todo esto fue su creador, Jan Wenner. El periodista Jon Hagan tiene acceso a su archivo personal con cientos de cartas, fotografías que aliñadas con horas de conversación con el propio Wenner plasman esta parte de la historia, de uno de los medios más influyentes de la historia del Rock, en América sobretodo.
Como toda biografía que se precie, comenzamos por la infancia de Jan destacando su personalidad tan fluctuante según el entorno donde se encontrase, además de sus primeras participaciones en diarios locales y de instituto, viendo también su afán de protagonismo e intentar ser el mejor y por ende, querer montar su propio proyecto. Así que por allá a los 70 y después del festival de Monterrey, salía al mercado el número 1 de la RS con John Lennon en portada y su conflictiva entrevista.
A partir de aquí la lectura se va haciendo más interesante nombrando multitud de detalles e historias con personajes de la farándula como Simon and Garfunkel, Pete Townshed, Paul McCartney, o el problema del nombre de la revista con Mick Jagger… En paralelo, a lo largo de los capítulos se muestra la metamorfosis del Jan Wenner idílico y casado por uno más sórdido metido de lleno en el mundo de las drogas entre otras lindezas al igual que su más que compañera y reputada fotógrafa Annie Leibovitz.
Aprovechó el auge del rock para subirse al carro y querer ser más importante que John Lennon, de un groupie cualquiera a ser un “follaestrellas” o intentar crear un partido político a partir de la influencia de la revista. Un ambicioso que quería lo mejor y todo para él, y de rebote hizo subir a la revita como la espuma. Como es obvio, una vez editado el libro Jan no admite que haya sido así su historia llamándola desvirtuada.
Quizá algún editor saque alguna idea de como llevar su revista, o que se contagie de essa ambición por llevar un proyecto nuevo hasta lo más alto, pero que no coja mucho más. Por otra parte no deja de ser historia (turbia) del rock, que queda para la posteridad en este más que interesante Sticky Fingers.
David Aresté
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