Un guitarrista de referencia desde que publicara esa obra maestra llamada Surfing With The Alien, revolucionando el panorama del mundo de la guitarra de la época. Un panorama plagado de guitarristas que competían entre si en ver quien era más rápido, sin preocuparse de lo fundamental, la música. Satriani volteó aquella situación aportando más que un soplo de aire fresco, un huracán, a un territorio que estaba al borde de la auto parodia.

                                                        A su monumental técnica  añadía un sentimiento único y melodías que cortaban cómo cuchillos sin necesidad de cantante alguno, ni de machacar todas las escalas  posibles a la velocidad de la luz.
Tras un periodo de tres o cuatro discos bastante aburridos y giras sin apenas sustancia, en las que lo único interesante era ver que canciones tocaba de sus primeras obras, Satriani ofrece en la actualidad un repertorio construido alrededor de los mejores temas de Black Swans And Wormhole Wizards, del que toca casi el disco entero. Prueba evidente de que confía en este disco y no es para menos. Si además, las adereza con un buen ramillete de sus mejores canciones de siempre, tenemos la fórmula ganadora para un gran concierto. Y así fue.

Cómo teloneros Ned Evett and Triple Double. No los conocía y creo que se puede vivir sin ellos, aunque estuvieron curiosos. Practican una especie de Rock alternativo con ciertos tintes blueseros muy ecléctico. Al principio hacen gracia, y resulta curioso ver a su líder Ned Evett cantar y tocar guitarras sin trastes haciendo mil y una virguerías mientras trata de animar a la audiencia con sus movimientos espasmódicos. Definitivamente no es Eddie Van Halen ni Steve Vai en cuestión de pose escénica pero resulta divertido.

Curiosamente lo más destacado de Ned Evett and Triple Double me pareció la sección rítmica formada por Kofi Baker y Malcom Bruce, batería y bajista respectivamente, e hijos de los míticos Ginger Baker y Jack Bruce. Buenísimos músicos que proporcionan el sustento ideal para que la música de esta gente funcione. Cosas de los genes. Tocaron una curiosa versión del Hallelujah de Leonard Cohen en versión un tanto demente,  y tocaron sobre una media hora. El tiempo justo para no empezar a aburrir.

Tras una breve espera para el acondicionamiento del escenario, se apagaron las luces de una Riviera prácticamente llena y el hombre que terminó pareciéndose al personaje que ilustraba la portada de su disco más exitoso, Surfing With The Alien, hizo acto de presencia. Se enfundó una Ibanez naranja deliciosamente hortera y atacó Ice nº9. Reacción enloquecida de La Riviera ante un Satriani tocando uno de los temas más redondos de su discografía desplegando pirotecnia guitarrera. Gran manera de comenzar una actuación, que siguió con Hordes Of Locust de su primer y visionario álbum Not Of this Earth, y la sublime Flying In a Blue Dream, con un escenario inundado de luces azules y Satriani tocando esa grandiosa canción haciéndonos soñar. Buena ambientación escénica en ese tema en cuestión, pero en líneas generales el montaje era muy sobrio, cómo un poco desangelado, con unas proyecciones de vídeo bastante deslucidas. Aunque si eres Satriani, solo necesitas un cable y una bombilla para deslumbrar.

Cómo deslucido fue el sonido. Bastante apagado al principio, y aunque fue mejorando, no tuvo la consistencia que debería haber tenido. Por suerte se fue arreglando, aunque no llegó a ser del todo lo nítido que requiere la música de Satriani.
Primer saludo a la audiencia un tanto tímido, como todos los que hizo y primer pase de modelos Ibanez. Esta vez una guitarra de color blanco nuclear y primera concesión a su último trabajo con Light Years Away. Un tema que no desentona nada entre los mejores temas de Satriani de siempre y que sonó prácticamente calcada a como suena en el disco.

Y llega el que para mi fue uno de los grandes  momentos de la noche, la genial Memories. Impresionante despliegue de técnica para una de las mejores canciones de Satch. Con algunos arreglos nuevos, algo que se agradece en los temas clásicos y secundado por el gran bajista Allen Withman, en un final de canción asombroso. No es Stuart Hamm, pero es un muy buen bajista y le da mucho juego a Satriani en el escenario. El tío tiene bastante presencia y no para quieto mientras toca. Todo lo contrario que Galen Henson a la guitarra rítmica. Bastante soso sin presencia alguna y con cara de no querer estar ahí. Buen músico y seguro que mejor persona, pero yo que Satriani hacía lo que Schenker en tiempos y le ponía detrás de los amplis.

Tampoco desentonaron Premonition y Dream Song de su último trabajo intercaladas entre la épica War que sonó increíble y demoledora y Satch Booggie, con  Satriani ejecutando ese tapping que creó escuela coreado por toda La Riviera.

Phyrric Victoria y su melodía grandilocuente precedió a una intensa Crystal Planet, uno de los temas que condensa lo mejor de Satriani. Melodía, pasión y técnica en una equilibrada mezcla que da como resultado canciones exquisitas, y que en directo te erizan la médula. Todo un espectáculo ver las manos de Satriani recorrer el mástil en este tema. Un Satriani que es bastante estático y tranquilo encima de un escenario, pero que trasmite cómo nadie.

          Mystical Potato Head Groove Thing vino precedida de una intro muy tribal con el gran Jeff Campitelli aporreando los tambores, y ese genial músico tan poco valorado que es Mike Keneally tocando percusiones electrónicas. Mención aparte para este hombre. Todo un genio en la sombra, y que es parte fundamental en directo para Satriani ahora mismo. Entradito ya en años, siempre sonriendo y haciendo pequeñas locuras pero todo un maestro, tanto tocando líneas de teclados cómo rellenando huecos a las composiciones de Satriani. Todo un genio muy poco reconocido.

Puede que alguien esperara que tocara más clásicos, pero es que Dream Song o God Is Crying van camino de serlo en especial esta última con una entrada de wha wha portentosa, y al igual que todas las canciones de Black Swans and Wormhole Wizards sonaron con el mismo empaque en directo que en estudio.
Cambio de guitarras, esta vez acústicas, para convertir La Riviera en un tablao flamenco gigante y tocar Andalusia. Con toda la Sala dando palmas y soltando“oles”y con Satriani haciendo un pequeño guiño con los aires flamencos de esa preciosa canción, secundado por Galen Henson, en uno de los pocos momentos que se le vio sonreír.

Joe tuvo el detalle de tocar la única canción prescindible del último disco, Littleworm Lane. Detalle, porque fue el momento justo de ir al baño y avituallarse en las barras para encarar la recta final del concierto, ya que hasta ese momento no hubo manera de quitarle el ojo de encima.
Modelito Ibanez rojo intenso para Why, esa maravilla de The Extremist que es pura poesía sin palabras. Todo un espectáculo ver a Satriani manipulando quizás sea la palabra exacta, su guitarra y consiguiendo esos sonidos con el trémolo y erizar nuestras nucas.

La genial Wind In The Trees con ese sonido Jeff Beck tan etéreo dio paso a Always With Me…Always With You y nadie en La Riviera pudo evitar corear esa melodía de tapping con la que consiguió la ovación más cerrada de la noche.
Noche que llegaba a su fin con Big Bad Moon. Con la luna llena de fondo en la pantalla, con la silueta del gran Jeff Campitelli y su sonrisa eterna reflejados en ella, y con derroche de efectos para la ocasión de Satch, es decir el slide y la armónica que requiere dicho tema, con ese aire vacilón y desprendido. Despedida momentánea ante una Riviera que no estaba por la labor de irse a casa.

Vuelta  al escenario para Crowd Chant, con Satriani haciéndonos corear frases que disparaba desde su Ibanez, mientras Kenealy y Whitman animaban a la concurrencia cuando Satriani toca las rítmicas de este tema, dando palmas y dirigiendo el coro.  Y esta vez si, el final apoteósico con Summer Song y toda la audiencia coreando de nuevo esa melodía tan especial, con un Satriani sonriendo detrás de sus gafas de sol contemplando al público rendido a sus pies.

Summer Song puso el broche de oro a una actuación que sobrepasó las dos horas, pero que pasaron volando en compañía de uno de los más grandes guitarristas de todos los tiempos.
Inmenso concierto, no solo para los freaks maníacos de la guitarra, sino para cualquiera que sepa apreciar grandes canciones rockeras con melodía, de un músico espectacular y sencillo, que por suerte ha recuperado la inspiración, y la inspiración de este hombre “No Es De Este Mundo”.
Si Silver Surfer tiene el poder cósmico, Satriani tiene una Ibanez.     

Texto: Guillermo Diéguez
Fotos ( concierto Barcelona ): David Aresté

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Joe Satriani + Ned Evett and Triple Double – 17 de Noviembre’10 – Sala Apolo ( Barcelona )