Korn vive y ha vivido del drama y el desgarro emocional. Desde ese lejano disco debut llamado como la banda (Korn, 1994) la intensidad y, en gran medida, llevar al extremo ciertas referencias musicales (en cuanto al sonido de los instrumentos) han sido la seña de identidad de los de Bakersfield.
Marcel Palagós
Pasados los años y los baches, normales dada la dilatada carrera que atesoran, los elementos más reconocibles del sonido Korn están muy presentes: La hiper-grave afinación de las guitarras, el muro de sonido, la batería atronadora de Ray Luzier (que ya ha demostrado a lo largo de los años que está al nivel de Silveria) y, por encima de todo, la personalidad de Jonathan Davis.
A nadie se le escapa que el timón creativo lleva su nombre. Como decíamos, las emociones más oscuras y el sufrimiento en sus distintas formas físicas o emocionales siempre han marcado el ser y estar de la composición llegando al culmen con el penúltimo disco de 2019 The Nothing (puedes lees la reseña aquí), dónde la muerte de la excompañera de Davis regia cada surco del álbum.
Y es curioso que con un título como el que lleva este nuevo disco, Requiem, lo que nos encontramos es un resurgir, un leve gesto que podría llegar a ser un esbozo de sonrisa. Sin llegar a la alegría (terrenos prohibidos para estos tipos) pero sí que algo menos de oscuridad brota de esta nueva entrega.
Korn – Disconnect
También es destacable la regularidad de la banda ya que este es el decimocuarto LP y durante todos estos años han seguido en la brecha girando y componiendo discos incluso cuando el mundo giro la espalda al Un Metal y los fans a la banda.
Habíamos apuntando que durante una época la banda se había perdido en estilos y experimentaciones que casi nadie entendió y alejó a muchos fans. Retornados a la senda, asentadas las bases de nuevo y añadiendo melodía a la mezcla hace que estos Korn hayan encontrado un filón que explotar.
Si actúan con cuidado e inteligencia, sin exprimir la fórmula demasiado, pueden haber encontrado el sonido y el camino que les mantenga activos e interesantes durante unos cuantos años más.
En cuanto al nuevo disco en si sorprende la duración. Esta nueva entrega apenas sobrepasa los treinta minutos con lo que no se hace nada pesado ni alberga cortes para engrosar innecesariamente el LP. Quizás fruto de los tiempos que corren en que la inmediatez es el regidor de las nuestras vidas tenga algo que ver. Así pues, en 32 minutos y 9 temas Davis y los suyos nos despachan todo su mundo interior.
Korn – Forgotten
Dos fueron los temas que se sucedieron como adelanto. Forgotten y Start The Healing fueron los temas escogidos para promocionar el disco antes de su lanzamiento y, si bien el primero sí que es de los más interesantes del disco con el segundo se nos plantea alguna duda más.
Forgotten abre el disco y sus machacantes riffs ya dejan claro que es Korn quien está atronando en tu Stereo: Una gran manera de descorrer la cortina de terciopelo (negro, por supuesto) para adentrarse en el pantanoso universo emocional de Davis.
El baqueteo inicial de Luzier marca el camino hacia terrenos inhóspitos, hipnóticos. Y ahí entra de nuevo el vocalista con sus modulaciones, cambio de registros e intensidades habituales para señalarnos el camino y llevarnos a la primera gran composición de Requiem.
Let the Dark Do The Rest es adentrarse en una cajita de música plagada de pesadillas, sin bailarina que, si la hubiera, sería una bailarina llamada Pandora. Los giros vocales que van del gutural más atroz hasta pasajes y una cadencia vocal que recuerdan al Axl de ese lejano Prostitute del Chinese Democracy (2008) de Guns N’ Roses.
El resto de los temas se alejan a la velocidad de la luz y nos muestra la gama y amplitud que Jonathan puede desplegar. Sobre todo ahora que la sanación se ha iniciado…. Start The Healing no da el duelo por terminado, ese duelo grabado a fuego en The Nothing pero si muestra claros síntomas de mejoría. Aunque este sea un tema más plano y menos interesante que los anteriores no desentona para nada el global y, menos en un disco tan directo.
Korn – Start The Healing
Y es que al adentrarnos en Lost In The Grandeur nos encontramos con unas guitarras como sierras madereras que dan al tema un toque más personalidad y lo hacen bien reconocible. Precisamente parece que estamos la antesala de algo.
Un poco de scat y gutural para abrir otra rendija por la que entre algo más de oscuridad. Porque si, lo que sigue, es otro de los temas capitales de este álbum: Disconnect. No me malinterpretéis, no es un mal tema, parte de la grandeza de este disco es ir directo al grano. Dar lo que el fan quiere de manera concisa, cortita y al pie.
Pero hablábamos de Disconnect. Una batería precisa que marca el inicio hasta que las guitarras quejumbrosas, casi llorosas abren camino entre los helechos de tristeza, melancolía e intensidad. Los estribillos aquí estén muy bien construidos, llenando de melodía la canción que debe ser degustada con tranquilidad. Un medio tiempo de Korn? No llegamos a eso, pero si a un tema de inicio más reposando, obviamente lleno de guitarrazos pero dónde la melodía se lleva la palma hasta que la dureza, la rabia se enraíza y hace temblar el suelo. Mayúsculo.
Korn – Lost in the Grandeur
Lo que más sorprende de Hopeless and Beaten es esa intro al más puro estilo Doom que se da la mano con el gótico y, junto con los guturales de Davis y, de nuevo, un trabajo de batería soberbio. Un corte que pasa de la luz a la oscuridad y del melódico al gutural un pestañeo.
Ya encarando el final Penance To Sorrow parece marcar el que podría ser el camino a transitar por la banda en el futuro. La combinación de nuevo de melodía y ramalazos marca de la casa con estribillos, hooks, absolutamente deliciosos y unas guitarras de lo más abrasivas. Otro acierto, combinando de nuevo toques góticos muy logrados,
Queda lago más deslucida My Confession que, junto con Star The Healing, son los dos temas que más cojos quedan del álbum quizás porque les falte algo que los haga más personales, buenos temas, pero solo eso. Aun así, nada de eso importa si tienes otro de los grandes nombres del disco para terminar la sesión.
Korn – Let the dark to the rest
Worst Is On Its Way empieza con un sampler que podría firmar el mismísimo Rob Zombie para luego desembarcar toda la artillería pesada, los sonidos más crudos y rudos, más kornianos y reconocibles que nos llevan directos a los scats de Davis que conjuran la tormenta sónica final. El torbellino eléctrico que se incendia hasta que tal y como llegó se diluye en una estela de estática y las puntadas finales del bajo de Fieldy cierran la herida con gruesos trazos de negro hilo.
Marcel Palagós
Temas:
1. Forgotten (3:17)
2. Let the Dark Do the Rest (3:40)
3. Start the Healing (3:28)
4. Lost in the Grandeur (3:50)
5. Disconnect (3:27)
6. Hopeless and Beaten (3:59)
7. Penance to Sorrow (3:21)
8. My Confession (3:35)
9. Worst Is on Its Way (4:04)