Buena tarde noche de sábado, con sonidos extremos entremezclados con viking metal, folk y sobre todo mucha juerga, lo que se pudo vivir en esta velada con Korpiklaani a la cabeza, a los que acompañaban los noruegos Trollfest y los vikingos metaleros madrileños Pimeä Metsä, que fueron los encargados de calentar el ambiente. |
Un ambiente que se hacía notar en una gran cola minutos antes de la apertura, con mucha gente joven con ganas de sudar y pasárselo en grande, y bien que lo hicieron. Puntuales a la cita salieron los locales Pimeä Mestsä a darlo todo en el poco tiempo del que disponían y que aprovecharon al máximo con temazos con “Jörmungander” con la que iniciaron su particular fiesta vikinga, en la que contaron con un público que se alió con ellos desde el principio y tanto público como grupo salieron más que contentos de la actuación vista esta noche.
Otro de los temas con los que la sala saltó y disfrutó más fue la marchosa “Olut”, con un Ángel a la voz más que correcto, con su atuendo de vikingo auténtico, con su cuerno colgando y todo tipo de abalorios de la época. Otro gran punto a su favor, fue la de explicar brevemente sobre el tema que hablaba el tema como la maravillosa “Warmarch of the Jotuns” que me vale para destacar la perfectamente sincronizada base rítmica formada por Pablo batería y Juanto al bajo.
Con pocos descansos salvo las explicaciones del contenido de la letra y sobre todo agradecer al público su presencia y su entrega, que sin duda me llamó gratamente la atención.Continuaron la fase final del concierto con “Wolves Revellion” con gran protagonismos para los dos guitarrista del grupo Hugo y David, cada uno con su traje de pagano, uno a cara descubierta y el otro con ella pintada en tonos rojos y negros, la verdad es que todo muy preparado y que visualmente resulta atractivo y divertido.
El ritmo frenético del concierto no bajó ni un minuto del que dispusieron y así siguieron con “Journey of the seipnir Scions” y para dar por terminado el concierto le tocó el turno a una de las más fiesteras como “Sibierian Odisey” con unos teclados más que acertados a cargo de Miguel y con el que la gente disfrutó de lo lindo con el ritmo fiestero que marcaba la canción. Gran concierto de los madrileños y gran respuesta de un público que disfrutó tanto con ellos como con las dos bandas que faltaban y Pimeä Metsä por voz de Ángel, nuevamente quiso gradecer el apoyo recibido y se fueron para disfrutar ellos también de lo que quedaba de noche, que era mucho.
Tras un breve descanso para hacer desaparecer el backline de los madrileños y tomar algo de aire, ya que la sala presentó un excelente ambiente desde el inicio y el calor por momentos fue insoportable. Era el turno de unos desconocidos para mi Trollfest, que se presentaron con un telón de fondo y con atuendos que parecía entre vagabundos o mecánicos y su vocalista Trollmannen disfrazado en este primer tema de botellín de cerveza, el tema en cuestión la festiva “Trollkamp”.
Con siete miembros encima del escenario, imaginaros la fiesta que montaban estos noruegos locos. Encabezados por el barbudo Trollmannen, al que acompañan a las guitarras Per Olay y Mr. Seidel, Psychotroll al bajo, Trollbank batería, Manskow acordeón y banjo y Drekka Dag saxofón, esté último tuvo su parte de protagonismo en el segundo tema iniciando con su saxo un loco “Die verdammte Hungersnot” de su último disco, al igual que la poderosa “Karve” con la que el público entró de lleno en el show de estos Trolls.
Llegaba la parte más bestia del concierto con “Du korm for Seint” en la que empezaron los empujones y golpes y saltos que tanto gusta a está juventud, y que por desgracia para los que les molesta, casi no se paró hasta el final de su concierto y seguiría en el de Korpiklaani, haciéndose un gran hueco en medio para los “valientes” y todos apiñados en las esquinas… en fin, cualquier día pasará algo y veremos qué pasa entonces con esta locuras de celebraciones.
El concierto continuaban subiendo enteros y era el turno de uno de los más celebrados de la noche de los noruegos, que fue “Der Jegermeister” con la que hubo menos golpes y más salto y brazos y cuernos al aire, que era lo que pedía Trollmannen que lleva el peso del concierto y todo ruedo alrededor de su gran vozarrón, quizá abusando en demasía de lo gutural, pero estos son gustos personales.El concierto finalizó a toda máquina con temas tan fiesteros y marchosos como “Essenfest” y “Helvetes hunden Garm” que puso el punto y final, tras hora y media de concierto… sin descanso ni respiro y con el que la gente volvió a disfrutar de estos chicos venidos del frío y que calentaron el ambiente para unos Korpiklaani que tendrían difícil superar el listón dejado por Trollfest esta noche.
Nuevamente le vino muy bien a la gente el tiempo de espera para tomarse un más que merecido descanso y secarse un poquito el sudor, a la vez que seguía entrando algo de gente, con lo que la sala finalmente se quedó en unos tres cuartos largos, pero no se terminó de llenar. Sobre las diez de la noche saltaban los finlandeses Korpiklaani, con una intro y los gritos ensordecedores de la gente ansiosa, salieron a escena para interpretarnos una brutal “Hunting Song”, a la que le siguió sin descanso una potente “Journey Man”, con la que los saltos, gritos, cuernos al aire y demás celebraciones no pararon mucho de aquí al final.
Con un escenario perfectamente y cuidadosamente aderezado con los cuernos, con telón de fondo con el portada de su último trabajo “Ukon Wacka” que daba un gran aspecto al escenario. Continuaron con “Cottages and Saunas”, a la que le siguió el primer tema de su último trabajo que fue “Lonkkaluut” celebradísima por unas primeras filas de locura. La fiesta cotinuaba y si algo se le podría reprochar a Korpiklaani era que parecían más folk que metal, sobre todo en esta primera fase de concierto, en los que sonaron temas como “Kipumylly” o otra con la que la gente gozó más fue “Metsämies”.
Descanso merecidísimo para la gente y para el grupo, que no había bajado el acelerador desde el principio y que llegó con un solo de Tuomas Rounakari y su violín, que mantuvo a toda la gente sin atenta a las notas del espigado violinista. La segunda parte del concierto sí fue otra cosa y es que fue anunciar “Vodka” y la sala se convirtió en una fiesta con un público entregado a los saltos y cánticos, como no podía ser de otra manera con este tema que también pertenece a su último disco hasta la fecha.
Siguió el festín con “Wooden Pints” al que le siguió la versión que publicaron de Mötorhead “Iron Fist” un lujo de versión, poco folk y con una voz de Jonne muy similar, para la ocasión al gran Lemmy. La banda continuaban dándolo todo y arengando a las primeras filas, entre ellos Juho que se encarga del acordeón y coros, el rubio guitarrista Cane que pasó bastante desapercibido, y el serijo bajista Jarkko, y más alejado del mundanal ruido el batería Matson, que sí hizo un grandioso trabajo durante su actuación.
Llegando al final del concierto otra vez la locura se apoderó de los más fieles y resistentes seguidores con los primeros acordes de la ebria “Tequila” con la que se desfasó tanto en el escenario como abajo y con la que se despidieron momentáneamente para darse y darnos un más que merecido respiro a esta avalancha final de temazos. Nos hicieron rabiar un poquito y tardaron en salir, pero la salida fue nuevamente en tromba con una magnífica para empezar los bises “Happy little Boozer” con la que volvieron a vivir grandes momentos. Nada comparables para la recta final con la grandeza de “Beer Beer” todo un fiestón en el que pudimos disfrutar de un Jonne sin su guitarra y centrándose en cantar y acercarse a arengar al público, a la vez que también les daban la mano en señal de agradecimiento por la gran repuesta del público.
El final llegó con el tema que le da nombre “Korpiklaani” y con el que dejaron el listón bastante alto, a pesar de la primera parte del concierto, que personalmente me pareció poco metalera, pero hicieron lo que se esperaba de ellos. La gente se divirtió, saltó, cantó y disfrutó muy mucho de todos y cada uno de los temas que estos finlandeses nos descargaron sin despeinarse. Así se llevaron aplausos durante un par de minutos largos, mientras ellos regalaban púas, baquetas y daban las gracias, con caras de agradecimiento y a sabiendas de que la gente les daba más que un aprobada al concierto de esta noche, desde luego más que merecido.
Texto y Fotos: Manu Cabaleiro