The Vintage Caravan + Dead Lord + Tiebreaker – 21 de Febrero’16 – Sala Caracol (Madrid)
Qué se puede hacer un domingo por la tarde en mitad del frío invierno? Hay dos opciones, apoltronarse en el sofá y dejar que un telefilme como decían antes se lleve toda la tarde, o con la excusa de salir a tomar el aire y ya de paso aprovechar que tres estupendas bandas noreuropeas nos visitan y pasar una de las mejores tardes/noches de rock de todo el invierno… Nos decantamos por la segunda y totalmente premeditado, de excusa nada.
Texto y Fotos: Susana Manzanares
Entre los recién descubiertos Pristine y ahora con estos Tiebreaker, ya sumamos dos nuevas referencias noruegas que desconocíamos dentro del ámbito rockero del país de los fiordos aunque por otro lado, no es qu guarden mucho parecido entre sí salvo el hecho de que amenazan con prometer hacer grandes cosas en el futuro. El quinteto cuenta ya con 4 años de actividad, un EP y un primer disco en su haber, ‘We Come From The Mountains’ y es el que nos venían a presentar.
Los primeros asistentes que iban haciéndose su hueco en la sala se quedaron un poco sorprendidos por lo que estaba aconteciendo, no porque la banda ofrezca una propuesta y un sonido muy personal –para bien claro- que también, sino que la sorpresa aun mayor era que sonar sonaban, pero lo que es ver… en la sala no se veía nada. La penumbra reinó durante todo el concierto y ellos se perdían entre diferentes contraluces de color rojo que se iban moviendo por el escenario creando algún tipo de ambiente que desconozco qué pretendía ser, de manera que mi sospecha de que con el resto de las bandas de la noche sucediera lo mismo empezó a tomar una oscura (también) forma en mis pensamientos.
A oscuras o no, los noruegos fueron presentando con sus temas para que los conociéramos un poquito mejor consiguiendo el favor y un aprobado alto por parte del público que supo apreciar su esfuerzo y su incansable dedicación durante el show, apurando y aprovechando su escaso tiempo sobre el escenario -es el peaje que tienen que pasar los grupos que tocan primero-. Si nos los volvemos a encontrar esperemos que sí y pronto, que sea en otro tipo de condiciones.
Desde Estocolmo turno para Dead Lord y también para comprobar que mis peores sospechas se erigían como triste realidad. Si para Tiebreaker no había luz, lo de Dead Lord era aún peor. Dejando fuera el hecho por la parte que me toca, de intentar llevar a casa unas fotos decentes para ilustrar esta crónica (algo que se tiene que tener asumido que no siempre se puede y es bastante cotidiano), donde yo sí que veo un problema es que ya ni como público seas capaz de distinguir mínimamente al artista que tienes delante, y en el caso de Dead Lord, nadie en la sala consiguió verles las caras hasta pasada muy de largo la mitad de concierto. Me pregunto a qué se debió tal exageración de oscuridad, qué sentido tiene pagar una entrada para VER –y escuchar por supuesto- a las bandas, y tener que imaginárselas dejándose los ojos en el intento.
Afortunadamente, los teníamos las ganas suficientes como para (intentar) pasar por alto ese ‘detalle’ y disfrutar lo que pudiéramos del resto de la noche y del tremendo concierto que se marcaron Dead Lord, para mí, los triunfadores de la noche sin desmerecer a ninguno de los otros dos.
Dead Lord con su relativamente corta trayectoria y dos discos ya se han encargado de una vez más, demostrar a todo el mundo lo fácil y exportable que es el producto escandinavo a pesar de sonar rabiosa y exageradamente a los bien amados Thin Lizzy. Sin llegar a imitar pero bebiendo de las mieles de la legendaria banda, Dead Lord se pasean por los escenarios sabiéndose bendecidos y tocados por la mano de ese apreciado sonido que les abre todas las puertas allá donde vayan. Deberían seguir en esa línea sucesoria y mantener ese sutil hilo conector o por el contrario sería mejor desmarcarse y separarse un poco de sus influencias en pos de desarrollar más su propio sonido…? Yo ahora mismo no sabría qué decir la verdad.
Mientras me lo pienso lo que si tengo claro es que no creo que haya duda ya de que Dead Lord es una de esas bandas que merece mucho la pena ver en directo, que no todas defienden siempre bien sus trabajos sobre el escenario por muy buenos que sean en disco, es la prueba del algodón como se suele decir, y con estos suecos el algodón sale limpio y relimpio.
Dead Lord se lo ha puesto difícil en verdad, muy difícil… Pero llegó la hora de la verdad para la joven formación islandesa afincada en Dinamarca, que nos visitó por segunda vez en menos de dos años y muy pronto una tercera formando parte del cartel de la próxima edición del Azkena Rock Festival, casi nada teniendo en cuenta su corta historia. Da igual los años que tengan, hay músicos que te dejan sin respiración aunque aún lleven pañales. En el caso de las bandas escandinavas y alrededores, parece que se extiende la creencia de que llevan el talento en los genes, lo maman al nacer y crecen con fuerza como cuando se riega una planta, porque claro es que también es eso, la riegan. Cuentan con la suerte, aliciente, facilidades o como quieras llamarlo de haber nacido en un lugar donde la música es Cultura y la fomentan con la misma importancia y al mismo nivel que otro bien social de primera necesidad.
Tres de esos jóvenes talentos conforman The Vintage Caravan. Reykjavik los vio nacer como banda en 2006 siendo aún casi unos niños y diez años después y ya mucho más en serio que en sus inicios, su propuesta sobre los escenarios no es que sea buena, es excelente. Allí es donde derrochan toda su energía, se crecen, florecen… cierras los ojos y parece que estás viendo una banda veterana que lleva media vida pateándose escenarios y no tres veinteañeros ofreciéndonos su batiburrillo particular de rock clásico, stoner, psicodelia y pinceladas progresivas aderezando el guiso, porque, ¿para qué conformarse con algo sencillo si se puede sonar a mucho más?
Y así atronaron con sus riffs en la madrileña Caracol, desenfundando temas más recientes como ‘Babylon’, ‘Shaken Beliefs’, ‘Innerverse’ o ‘Carousel’ de su último trabajo Arrival, presentado por primera vez en nuestro país y que fueron tan bien acogidos como el disco hacía presagiar ya nada más salir y en el cual se puede apreciar su evolución. Apostando por pasajes más elaborados, jugando con los lentos y con los tempos, con más matices pero con la misma ‘rabia’ que sus predecesores como ‘Let Me Be’, ‘Midnight Meditation’ o ‘Craving’, el hit más deseado de la noche junto con la arrolladora ‘Crazy Horses’, para mí la gran triunfadora de este último trabajo. Será la juventud, el talento nórdico o lo que sea, pero conciertos como este son lecciones de lujo que nos vamos llevando, no importa cuántos conciertos llevemos a nuestras espaldas, siempre hay que ir aprendiendo de lo que las nuevas generaciones pueden enseñarnos, y es mucho. Este es un perfecto y claro ejemplo. Vuelven este mismo año, no digo más.
Una noche muy disfrutable entre luces y sombras en la que por suerte o por desgracia reinó la penumbra, allá cada uno con sus gustos, que un poquito de ambiente está bien, muy bien incluso a veces, pero yo a los grupos quiero verlos sobre el escenario, no intuirlos.
Texto y Fotos: Susana Manzanares