Una vez más, acabamos de vivir una de esas giras por las que los hardrockeros de pro podemos decir que estamos de enhorabuena. Desde California llegaron hace unos días a nuestro país los Angelinos Little Caesar y nos dejaron dando palmas como niños… literalmente.
Texto y Fotos: Susana Manzanares
Como con los años uno va haciendo ‘callo’ y subiendo el listón de exigencia musical tanto en estudio como en directo, el día que viene una banda que te tambalea y te deja como se suele decir vulgarmente ‘flipando’, es una ocasión para celebrar. Little Caesar no llenarán estadios ni venderán millones y millones de discos, pero sí hacen algo igual de grande, ponerte los pelos de punta en cuanto suben al escenario.
Por lo que íbamos leyendo de las ciudades previas a Madrid, ya estábamos preparados para lo que íbamos a ver y entre la expectación y las ganas de ver a una banda tan infravalorada y a la vez tan apreciada por sus fans, los minutos previos al concierto parecía que iban pasando hasta más lentos.
Al entrar a la fría sala (una bendición para el infierno de calor que estaba cayendo sobre la capital, todo sea dicho…) no había más de una decena de personas repartidas en tres puntos de la estancia y servidora se preguntó con cierta sensación de triste extrañeza si eso cambiaría a lo largo de la noche, pues ya la hora que era quedaban escasos 15 minutos para comenzar y siendo martes… Afortunadamente, cambió y la sala finalmente contó con una muy buena entrada.
Llega la hora y puntualísimos, salen al escenario luciendo sus mejores sonrisas y un talante muy revelador que vaticinaba una gran noche, porque eso se nota, cuando una banda sale a darlo todo se nota… Con las tablas de la veteranía y la clase que se gastan en el escenario, una no se explica cómo esta banda no ha tenido más repercusión…
Vale que no inventan nada, y tampoco traían nuevo trabajo como cuando su anterior visita, pero… ¿para qué? Si saben combinar perfectamente los ingredientes para hacerte pasar una noche inolvidable cocinando un concierto de cinco estrellas, con su rock clásico, toques blues, tintes southern y ramalazos de puro rock n’ roll que hacen las delicias de los paladares rockeros más selectos y gourmets…
En un segundo teníamos sobre el escenario a Ron Young y los suyos, enfundado en una gorra que no se quitó en toda la noche, a pesar del asfixiante calor que al poco tiempo inundaría la sala, quien lo hubiera dicho al entrar… Exultante, agarra el sofisticado micro por el que ha cambiado al otro de aires retro de su anterior visita ahora destinado al servicio de los coros del bajista, y toda esta maquinaria se pone a funcionar con uno de los temas estrella, la sureña ‘Dirty Water’ de su último trabajo American Dream y a empezar a delirar…
Ya desde el primer tema pudimos comprobar el excelente estado de voz de Ron y esa entrega total al servicio de la música, como él mismo repitió varias veces a lo largo de la noche, ‘esto es música, vosotros, nosotros… todo esto es música’. ‘Rock –N-Roll State Of Mind’ es la siguiente en caer y la que mejor lo define, su declaración de intenciones junto con ‘Hard Times’, ambas de su exitoso álbum homónimo que les llevó a esa discreta cumbre donde se hallan, sólo visible para sus fieles fans, por desgracia menos de los que deberían, porque como decía al principio, esta banda no se merece estar tan infravalorada, tan en la sombra, rotundamente no.
La noche dio para mucho, la banda repasó casi todos sus trabajos con un set equilibrado, desde aquél primer EP del 89 hasta su último American Dream de manera que el ritmo no bajó en ningún momento, ni siquiera con los temas más pausados. Tan pronto estás vibrando con ‘Hard Times’ o ‘Down And Dirty’, como con ‘I Wish I Could Rain’ a ritmo de The Temptations para volver a la carga con la pegadiza ‘American Dream’ que personalmente no es de las que más me entusiasmen pero entiendo que tiene que sonar si o si…
El secreto está en lo bien engrasada que está la maquinaria de estos californianos, en la que cada uno tiene su papel bien asignado y ejecuta de forma brillante y qué narices, que son buenos, tan buenos que pasan las dos horas y no te has enterado, ese es el termómetro que mide y marca la diferencia entre un concierto de los que sales frío y ni fú ni fa, de otros que te vuelan la cabeza… como éste.
No puede ser de otra manera, un concierto de Little Caesar no ha lugar a temas de relleno, ni del montón, sencillamente porque no tienen. Ni tienen un tema malo, ni un disco malo, así que tienes un gran concierto asegurado y cada euro de la entrada ya está bien pagado si te tiemblan las piernas con escuchar ‘Prisoner of Love’, ‘Drive It Home’ o un ‘In Your Arms’ con mini sorpresa escondida en forma de ‘Proud Mary’… si es así, es que estás donde debes estar.
Si además cuentas con un muy buen sonido como fue el caso y la actitud del tremendo frontman que es Ron, la pegada de Tom Morris o la locura de Louren Molinare, ya es la noche redonda y ni martes ni nada, que nos quiten lo bailado, y nunca mejor dicho, porque no te tienen quieto en ningún momento, desde ‘Chain Of Fools’ hasta ‘Down to the Wire’ pasando por ‘Sick And Tired’…
Por decir algo en un concierto que rozó la perfección, decir que eché en falta ‘Stand Up’ se queda en un mero: bueno, no pasa nada, tenemos ‘Hard Rock Hell’… todo lo oído y vivido ya merece la pena y ahí se queda para los restos y si hay que decir algo más pues yo digo que vuelvan al estudio y que vuelvan a nuestros escenarios, con o sin disco nuevo, pero que vuelvan…
Texto y Fotos: Susana Manzanares
SETLIST:
Dirty Water
Rock & Roll State of Mind
Hard Times
Hard Rock Hell
Tastes Good To Me
Down and Dirty
I Wish It Would Rain (The Temptations)
American Dream
Real Rock Drive
Redemption
Prisoner of Love
Sick And Tired
Crushed Velvet
Rum And Coke
Chain Of Fools (Aretha Franklin)
Every Picture Tells a Story
Wrong Side of The Tracks
Drive it Home
In Your Arms
Down To The Wire