Su llegada: el sábado sobre las 10.30 de la mañana., la incógnita: el nuevo
emplazamiento del que sin duda, el festival más importante del país hasta la
fecha. Puntualmente y sin agobios en las colas, contrario a lo sucedido en pasadas
ediciones, se abrieron las puertas. Este año todos con pulsera, y que te colocaban
tras presentar la entrada en una caseta situada junto a taquillas. Distintos
colores para diferenciar, los medios de comunicación, miembros de organización,
público y como novedad público VIP que tenía acceso a una zona separada del
resto y de la que hablaré más adelante.

Esto facilitó enormemente las cosas en la puerta, dotando de fluided el acceso.
Una vez dentro, la incógnita se despeja; un recinto, casi en su totalidad cerrado.
Dividido en varias zonas, tal y como habíamos podido ver en el plano publicado
hace algunas semanas en la propia web del festival.

Nada más cruzar la puerta de acceso, entramos en un pabellón, completamente
cubierto, donde nos encontramos la caseta del merchandasing oficial, y una barra.
Al lado derecho el acceso a la zona del escenario B, donde se desarrollaría
el espectáculo de los grupos, digamos más "extremos". Algo pequeño para la cantidad
de gente que podría juntarse durante la descarga de grupos como Anvil o Exodus.

Al lado izquierdo nos encontramos con la zona del mercadillo, con cantidad
de puestos y bastante amplia, zona que comunicaba con una zona al aire libre
y que separaba las zonas del escenario B de la del A, y a la que también podíamos
acceder desde las puertas que quedaban justo en frente de la entrada al recinto.
En esta zona estaban situados los servicios, una zona bastante desagradable,
bastante guarros, aunque no más de lo habitual. Digamos que son punto en común
con casi todos los festivales españoles. Destacar una fuente en esa zona donde
podíamos rellenar las botellas de agua, al menos todo un acierto.

En algún momento del mediodía, esta zona al descubierto llegó a ser casi imposible
de atravesar, al menos sin calarse hasta los huesos, debido a una "descarga"
que no estaba anunciada en el cartel, la de la lluvia.

Por fin, llegamos a la zona que da acceso al escenario "principal", el escenario
A. Esta zona no era un pabellón, tal y como sucedía con la zona del escenario
B, más bien era una zona techada y con pared en un lateral, lo cual hizo que
el sonido en muchos conciertos se saturase en exceso.

Esta zona B fue dividida en 3 zonas accesibles. La primera con una gran barra
en el centro, como el año anterior, desde donde también podía verse el escenario
por completo aunque desde un lateral.

Con sólo columnas se dividía esta zona de barra de la zona propia del escenario,
que aunque amplia, no lo suficiente como para albergar a las casi 8000 personas
que se acercaron a ver las actuaciones de Twisted Sister y Whitesnake de manera
cómoda.

Este año y como novedad la zona habilitada para medios fue accesible al público
en general aunque previo pago de 50 euros, a parte de la propia entrada. Aquellos
que se hicieron con dicho ticket, tenían acceso libre a una zona delimitada
por vallas cubiertas que impedían la observación desde fuera, por donde pululaban
a menudo los artistas. Los "afortunados" tuvieron la oportunidad de charlar
con algunos, hacerse fotos, etc., y más importante aún, descansar. Esta zona
VIP poseía tanto una barra donde los precios eran algo más baratos que fuera,
sin necesidad de sacar tickets, sin saturación y una cantidad razonable de mesas
y sillas para el deseado descanso entre shows, todo un lujo comparado con otras
ediciones. Junto con este acceso, también se podían recoger 2 camisetas, tal
y como se había anunciado. Aunque hasta por la tarde no pudieron canjearse.

Como puntos positivos destacaríamos, la puntualidad del horario, exceptuando
quizás Queensryche que se retrasaron como una media hora sobre lo previsto,
lo que provocó que mucha gente abandonase el festival sin llegar a verlos, puesto
que el cansancio e incluso el frío que se comenzó a notar por la noche, habían
hecho mella en ellos.

Este año no había que esperar a penas para acceder ni a los tickets ni a la
barra. Hubo bastante variedad de comida, y los precios muy asequibles, al menos
mejor que pasados años, donde un botellín de agua salía por un euro, pero que
podías rellenar en la mencionada fuente, un mini de cerveza costaba 5 euros,
4 en la zona vip, con lo que contar con algún amigo con pase VIP, era de gran
utilidad. Que el recinto estuviera techado, fue una suerte, ya que tuvimos de
todo, desde un sol de justicia a una tormenta algo inesperada, que si nos pilla
al descubierto habría fastidiado bastante el festival.

También esto fue el punto negativo, puesto que el sonido se resintió y muchísimo,
sobre todo en los grupos con menos afluencia de público, demasiado alto y saturado,
donde a veces era difícil distinguir los temas. Afortunadamente, en los cabezas
de cartel fue bastante bueno, entre otras cosas por estar la zona a reventar
de público, lo que hacía que el sonido no sonase tanto a lata como en el resto.
Aunque durante el concierto de Queensryche, tuviesesmos que sufrir uno de los
dos altavoces centrales, que a veces se acoplaba y del cual nos llevamos un
ingrato recuerdo, que aun perdura en mis oidos. De nuevo, este punto, quizás
el más importante cuando hablamos de conciertos, se lleva él solito el 80 %
del peso de un espectáculo, y esto no puede fallar. Debemos de pensar que en
un festival de estas características, que crece en magnitud e importacia a medida
que pasan las ediciones, debe ser complicado para encontrar emplazamiento adecuado
y más cuando en las fechas en las que se celebra y en la ubicación actual, Lorca,
hace la temperatura y el sol al que nos sometieron en las pasadas ediciones.
Aunque en esta ocasión, eso no ha sucedido, se sigue sin encontrar la fórmula
adecuada, que permita el equilibrio entre la comodidad y el sonido. Me consta
que la organización trabajará para seguir mejorando en ese aspecto, pero este
año, salvo contados conciertos, no han logrado pasar la prueba. Esperemos que
se tenga más suerte la próxima edición, coincidiendo con el décimo aniversario
del festival.

Mejor organización con el tema de la entrada al recinto, lo de las pulseras
fue bastante acertado, al igual que los dos escenarios, que evitaron mezclas
de estilos salvo el caso particular de Ill Niño.

Otra cosa fundamental y que me desagradó muchísimo en anteriores ediciones,
fue la dichosa hora fijada para salir del recinto. Esta vez se adelantó de las
siete a las cinco, y esperemos que el próximo año se lo replanteen de nuevo,
y la eliminen definitivamente. Aunque es positivo que lo tuviesen en cuenta
ya este año, y nos hicieran la rebajita. Como puntos negativos, a parte del
ya mencionado mal sonido, tendríamos el tema de la seguridad.

Noté gran falta de personal sanitario dentro del propio recinto. Algunos desmayos
y bastante agobio y deshidratación en las primeras filas, a las que era casi
imposible acceder durante las actuaciones de los cabezas de cartel (menos con
Queensryche, que debido a las horas tuvo mucha menos asistencia de la que me
esperaba). Había gente bastante joven encargados de la seguridad, lo que produjo
algún que otro incidente durante los shows de Whitesnake y de Ill Niño, donde
un "personaje" se subió a las vallas hasta en dos ocasiones y logró tirarse
contra el público, con tan mala suerte para él, que no estaba por la labor de
cargar con él, por lo que fue a dar con su careto en el suelo. Todo esto sucedió
sin que ningún seguridad lo impidiera, siendo un pipa del propio grupo el que
placó literalmente al mencionado personaje y lo sacó fuera. Todo un peligro…

Pero la verdad es que esos "jovenes" de seguridad, en general se portaron
muy bien, pasando agua en algún momento a la gente que lo requería en las primeras
filas durante los conciertos con más agobio, bastante amables, nada comparado
a los típicos "gorilas" de seguridad. Quizás pudiera ser falta de experiencia,
en algún caso, pero es sólo mi punto de vista.

El último punto negativo, fue a mi parecer, la falta de papeleras, al final
terminaba TODO en el suelo, y mira que las busqué, pero nada.

En definitiva, este año mejoramos bastante la nota, aunque finalmente el sonido
no fue bueno, se compensó con la tranquilidad de saber que este año si salimos
quemados, no fue por el sol.

Texto y Fotos: Bárbara Hernández