No importa cuántos años pasen o cuántas veces repitan que ya son viejos: el fiestón que los alemanes Tankard son capaces de montar encima de un escenario no es capaz de montarlo todo el mundo. Ante una sala entregada, las huestes del carismático Andreas Geremia se llevaron todo por delante con la ayuda de unos locales Blaze Out que, si bien no gozaron de un sonido del todo definido ni parecían ser conocidos por la mayoría de asistentes, demostraron por qué son una de las bandas nacionales más prometedoras.
Texto y fotos: Albert Vila
A punto de publicar su décimoctavo trabajo discográfico, los germanos Tankard se han embarcado en una pequeña gira peninsular que los a ha traído a Sevilla, Madrid, Navarra y finalmente Barcelona. Los de Frankfurt tienen una particularidad que pocas bandas de su nivel comparten: por elección propia, cada uno de sus miembros tiene su trabajo habitual, manteniendo a la banda como un hobby que no les permite nunca salir de gira como tal, de forma que al cabo del año no dan más de unos veinte conciertos. Este hecho les permite gozar de total independencia y los desproviene de todo tipo de pose, y la sensación es que son cuatro tíos muy normales (a ver, normales pero no corrientes, eh) que se juntan como buenos amigos para montar saraos incontestables de thrash festivo de tanto en cuanto.
Aunque Tankard tienen una carrera tremendamente sólida y gozan de la inquebrantable fidelidad de los fans españoles, difícilmente podríamos decir que se trate de una banda demasiado en boga, dándome incluso la sensación de que se han quedado un poquito al margen del resurgir que el thrash metal ha experimentado en los últimos años. Para corroborar esta impresión de falta de hype, y a pesar que el concierto empezaba a las ocho de la tarde, lo que sobre el papel daba perfecto lugar a múltiples quedadas cerveceras domingueras antes de entrar, al llegar a los aledaños de la sala Razzmatazz me encontré un ambiente más bien desangelado, con los bares casi vacíos y una facilidad alarmante para aparcar. Además, en la vecina Razzmatazz 3 estaba teniendo lugar algun tipo de evento electrónico que lo estaba petando y que generaba una ebullición hipstérica en la puerta algo anticlimática para todos nosotros.
Blaze Out
Y lo cierto es que a la hora que los barceloneses Blaze Out tenían que salir al escenario, la pista de la encortinada Razzmatazz 2 contaba con poco más de 60 o 70 personas, lo que hizo saltar todas las alarmas de posible pinchazo. Al no ser ésta una gira de Tankard como tal, sino solo una pequeña escapada española, en cada una de las fechas por nuestro país contaron con un telonero local. En los tres días anteriores los elegidos fueron Mauser, Bloodhunter y Evil Killer, y para hoy la oportunidad fué para Blaze Out, una de las bandas barcelonesas más en boga y que apunta más alto en el futuro próximo, algo que demuestra el hecho de que ya han sido confirmados para las ediciones de este año del Download Madrid y del Resurrection Fest, mientras que cada fin de semana se pegan unas kilometradas de aúpa (en éste, concretamente, la ruta fué un Vigo – Ciudad Real – Barcelona para enlazar tres conciertos seguidos). Su éxito no es en absoluto gratuito: a parte de currárselo como los que más, los dos discos que han publicado por el momento están repletos de himnos de thrash melódico, y en directo les sobran tablas para comerse el escenario, brincar de aquí para allá, subirse a plataformas varias y, en general, rezumar espíritu thrash y heavy por los cuatro costados.
A pesar de que en directo son garantía de festival, hay que decir que el concierto que dieron hoy no es el mejor que les he visto, quizás por no contar con un público demasiado receptivo o por sufrir un sonido por momentos bastante irregular. Dispusieron de todas la amplitud del escenario y pudieron usar la tarima de la batería, desplegando bastante más decoración y atrezzo que la banda principal Los barceloneses lo dieron todo con una actitud intachable, y en los 45 minutos que dispusieron empaquetaron lo mejor de su cancionero, repartiendo el protagonismo entre sus dos álbumes de estudio. Sonaron todas mis favoritas: la inicial "Blind Snakes", las fantásticas "Burn the Veil" y "Fist Goes First", o las finales "Wrath Afire" (el mejor tema de la noche para mí) y "Red Silence" (con pequeño wall of death incluido) fueron momentos álgidos de un concierto que, para los casuales, quizás alcanzó su apogeo en el habitual medley de Metallica y Iron Maiden al que Blaze Out ya nos tienen acostumbrados. Un poco caótico y atropellado por momentos, es imposible que un público eminentemente metalero no acabe por disfrutar de una sucesión de breves fragmentos de casi veinte temas de ambas bandas, desde clásicos como "Run to the Hills", "The Trooper", "Enter Sandman" o "For Whom the Bell Tolls" a cosas más modernas como "Brave New World" o "All Nightmare Long", y si bien al principio hubo cierta confusión y solo los más fans del grupo lo seguían bien, al final la mayoría de la aún poca gente que había se acabó rindiendo a corear un estribillo tras otro. En mi opinión, quizás la cantidad de temas que aparecen en este medley es un poco exagerada y acaba por descontrolarse un poco, pero está claro que es un elemento realmente festivo y en general funciona bastante bien, sobretodo si hubieran gozado de un mejor sonido y un público más dispuesto desde un primer momento.
Setlist Blaze Out:
Blind Snakes
Burn the Veil
Fist Goes First
Shining Blood
Medley Iron Maiden / Metallica
S.I.N.S.
Wrath Afire
Red Silence
Tankard
Como por arte de magia, en el momento es que Tankard se preparaban para subir al escenario, la sala pasó a presentar un aspecto más que decente. No estábamos apretados pero tampoco había huecos, así que podemos decir que el pinchazo que temíamos no se produjo, y calculo que perfectamente había unas 300 personas preparadas para la descarga de los locuelos alemanes. Por supuesto podemos levantar la ceja ante el poco interés que la mayoría de gente mostró por Blaze Out y, por ende, por el crecimiento de la escena local, pero ante el miedo que teníamos a que no viniera ni el tato, esto se me antoja incluso como un mal menor. El escenario contaba con una decoración más bien austera, con los amplis a ambos lados, apuntando hacia los músicos, un telón de fondo con el logo de la banda y un gran bol lleno de latas de cerveza y de Fanta de naranja (latas que el mismo Gerre fué a comprar al colmado de la esquina poco antes del concierto, que lo ví subiendo por las escaleras del Razz con un par de bolsas llenas). La verdad es que Tankard no necesitan absolutamente nada más, ni atrezzo ni pose ni luces ni nada. Cuatro tíos que son la esencia del thrash más callejero y festivo, sin ninguna presión y con una actitud punk y desenfadada que se contagia inmediatamente.
Las luces de la sala se apagaron y empezaron a sonar las notas de "El Condor Pasa" de Simon & Garfunkel (habitual en ellos, pero una elección como cualquier otra, supongo), y enseguida salieron los cuatro miembros de Tankard sin andarse con rodeos y empezando con uno de sus clásicos más celebrados como es "Zombie Attack". La música de la banda no ha cambiado en exceso con el paso de los años, y su carrera tampoco ha sufirdo bajones de calidad considerables durante sus tres décadas y media de vida. Buena prueba de ello es que el setlist se repartió muchísimo y hubo representación de casi tantos discos como fué posible (concretamente 13 de los 17 álbumes publicados hasta el momento consiguieron colar almenos un tema en el repertorio de esta noche). Desde el primer momento la comunión entre el público y la banda, con un Andreas Geremia liderando el cotarro, brincando de un lado para otro y atrayendo todas las miradas del público gracias a su encanto habitual y su extraño sex-appeal (no lo digo en coña, que creo que lo tiene, y mucho!) a pesar de su inmensa panza cervecera. Detrás de los parches, Olaf Zissel aporreaba con concentración y precisión su aparentemente minúscula batería, mientras que a lado y lado del escenario, Andreas Gutjahr se las apañaba para que, a diferencia de lo que pasa en otras bandas, su única guitarra rellenara todos los huecos, no echando nunca en falta una segunda hacha, mientras que Frank Thorwarth tiene todo bajo control a las cuatro cuerdas con su pinta absolutamente ametalera. De hecho en su día a día el bueno de Frank es un ingeniero mecánico que trata habitualmente con clientes, y lo cierto es que casi te lo puedes imaginar más facilmente en esa faceta que en la de estrella del rock n roll.
Entre cervezas, besos, bailoteos y piropos a todas las chicas a las que Gerre le echó el ojo, Tankard fueron descargando la mayoría de sus himnos antiguos y recientes entre pogos continuos y gritos de aprobación, con especial éxito para "The Morning After", "The Beauty and the Beast" o "Stay Thirsty!", momento en que Gerre decidió refrescarse echándose el contenido de una late de cerveza encima. La veloz y pegadiza "Rapid Fire", uno de los mejores temas de su discografía reciente, fué otro de los momentos más intensos de la noche, pero la fiesta no tenía respiro con trallazos como "Rules for Fools", en la que Gerre se desató con algunos bailoteos sexys, "Maniac Forces" o una de mis favoritas, como es "Die With a Beer in Your Hand". Es más o menos aceptado entre los fans de la banda que el disco The Tankard, publicado a mediados de los noventa y vilipendiado en su momento, es uno de los discos más infravalorados de la carrera de los alemanes, y Gerre se encargó de decir que está totalmente de acuerdo con esta afirmación para introducir la casi-progresiva, casi-voivodiana y casi-hardcoreta "Minds on the Moon", que a decir verdad sonó un poco jaleo.
Llegados a este punto, los miembros de la banda se retiraron para dejar que por los amplificadores sonara la introducción simfónica que abre su álbum más reciente por el momento, R.I.B. (Rest in Beer) (2014), a la espera que este verano se publique su nuevo One Foot in the Grave (del que por cierto, no adelantaron ningun tema). Como era de esperar, al finalizar el parón atacaron el tema que dá título al disco, una potente pero melódica "R.I.B.". Nos acercábamos a una traca final que empezó con las disculpas y la resignación por parte de Gerre a que se estan haciendo viejos, con lo que necesitan tocar algun tema lento para coger aire, para seguidamente atacar la frenética "Rectifier" (que tocaron especialmente frenéticamente en esta ocasión). Para la festiva y rockera "Chemical Invasion", el corpulento vocalista subió a una chica que debía medir y pesar como una cuarta parte que él (sin exagerar) a pegarse unos bailes sobre el escenario, mientras animaba a los presentes a hacer lo mismo, desatando la locura absoluta entre el personal.
Ante la insistencia de una parte del público, y con la sugerencia (evidentemente ignorada) a los responsables de la sala de que ofrecieran cerveza gratis durante cinco minutos a quien se lo pidiera, arrancaron con la celebradísima "Freibier", el único tema que cantan en alemán y, de nuevo, una apología al líquido dorado. La verdad es que, a estas alturas, tal celebración cerveceica es más teatral que real, ya que durante el concierto los miembros del grupo tampoco bebieron demasiado (aunque Gerre abrió muchas cervezas a las que les pegó un trago y cedió al público). No dudo que en su momento fueran absolutas máquinas de ingestión alcohólica, pero ahora, como no podía ser de otra forma, se han moderado bastante. Para la rampa final eligieron la trallera "Alien" (el tema favorito de Olaf Zissel, según nos confesó hace unas semanas en una entrevista) y la cachonda y festiva "A Girl Called Cerveza", recibida con auténtica pasión y que sonó como los ángeles y me pareció uno de los momentos más difrutables de la noche. La última de todas, cómo no, fué la inevitable y saltarina "(Empty) Tankard" que cierra absolutamente todos sus conciertos y que puso a toda la sala a berrear apasionadamente sobre las innegables virtudes del whisky y sobre cerveza.
Los alemanes nos ofrecieron una hora y cuarenta y cinco minutos de thrash metal festivo, punkarra y desprovisto de concesiones. Totalmente genuinos y con una actitud fantástica, demostraron que se mantienen en un excelente estado de forma, que disfrutan de los conciertos que dan y que son una garantía de festival, desenfreno y descontrol. Es muy probable que el hecho que limiten sus apariciones en directo a unas 20-25 por año ayude en que salir al escenario no sea únicamente una rutina para ellos a pesar de llevar tantos años haciéndolo, y cada nuevo bolo es una oportunidad para darlo todo y convertirlo en una ocasión especial. Lo que Tankard no han dejado de hacer nunca es de publicar regularmente discos de calidad y, tal y como ya hemos comentado, en verano nos llegará su décimoctava entrega discográfica, lo que parece una excusa perfecta para dejarse caer por algun festival de su adorada península. Hace un par de años estuvieron en el Leyendas del Rock, y de hecho en la entrevista que publicamos hace unos días con Olaf Zissel nos dejó ir que es muy probable que los veamos por aquí en verano. Sobre cuál será el evento elegido, se aceptan apuestas, pero lo que está claro es que, visto lo visto, su presencia sería un añadido muy valuoso para la zona media de cualquier cartel.
Texto y fotos: Albert Vila
Setlist Tankard:
Zombie Attack
The Morning After
Fooled By Your Guts
Not One Day Dead (But One Day Mad)
The Beauty and the Beast
Stay Thirsty!
Rapid Fire
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Rules For Fools
Maniac Forces
Die With a Beer in Your Hand
Minds on the Moon
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R.I.B.
MetalToMetal
Rectifier
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Chemical Invasion
Freibier
Alien
A Girl Called Cerveza
(Empty) Tankard