Machine Head – 2 de Abril ’18 – Sala La Riviera (Madrid)
Hace poco que Robb Flynn marcó las nuevas directrices para la banda: nada de festivales, sólo se les podría ver en su propia gira y, en ella, vendrían sin teloneros y tocando en torno a las dos horas y media. Alguno podría pensar en un acomodamiento por su parte, y quizá lo sea en algunos aspectos, pero lo que quedó bien claro la pasada noche es que están en un estado de forma envidiable, y que mantener la energía que mantuvieron durante todo el concierto es digno de admiración.
Alberto López
Nada más acceder al recinto, pudimos comprobar, además, que el montaje escénico que llevan es de lo más completo para tratarse de un montaje de sala: la batería elevada, varías columnas y rombos de focos por todo el escenario, y telones a ambos lados de éste que daban la sensación de estar viendo una escenografía preparada para un pabellón sobre el escenario de La Riviera, sin que ello resultase recargado, al contrario, de alguna manera resultaba espectacular. Una pena que la banda no quisiese fotógrafos en la sala, o eso nos dijeron, y no os lo podamos mostrar como es debido.
Poco después las luces caían y comenzaba a sonar “Diary of a Madman” a buen volumen. Todo estaba listo. Arrancaron, como viene siendo habitual, con la enorme “Imperium”. ¡Qué barbaridad de comienzo! Con un sonido realmente potente y limpio, pusieron patas arriba La Riviera nada más comenzar. Una sala, por cierto, que presentaba una entrada más que decente para tratarse de un lunes laborable y tras Semana Santa. “Volatile”, la primera en caer de su nuevo álbum, no se quedó atrás y “Now We Die”, coreadísima, completó un comienzo de verdadera altura, en el que no nos dio tiempo casi ni a coger aire. Llegaron a arrasar la capital y pronto quedó claro que lo conseguirían.
“Beatiful Morning” fue recibida con algo más de frialdad, pero la temperatura enseguida aumentó en cuanto sonaron los primeros acordes de “The Blood, The Sweat, The Tears”, otra de las más celebradas de la noche. Robb Flynn estuvo imponente, y muy comunicativo, durante toda la noche como cara más visible de la banda, pero hay que reconocer la grandísima labor que desempeñaron Phil Demmel, quien cumplía años y le cantamos todos el cumpleaños feliz, y Jared MacEachern, aparte de con sus instrumentos, en los coros, apoyando de manera sobresaliente la voz de Robb, sobre todo en las partes más melódicas.
Quizá la parte central que estaba por llegar fue lo más flojo del concierto, si es que se puede utilizar esta palabra para hablar de Machine Head en directo. Y lo digo por la elección de los temas, porque en cuanto a la interpretación y entrega sobre el escenario no se puede poner pega alguna. Así pues, la concatenación de “Kaleidoscope”, “Clenching The Fist Of Dissent”, la tranquila “Darkness Within” y “Catharsis” no terminó de cuajar del todo, con dos temas nuevos, que han resultado algo controvertidos, y un medio tiempo que sonó algo estridente.Nada que no pudieran remediar dos pesos pesados de su discografía como “From This Day” y “Ten Ton Hammer”, potentes, pesados y muy aplaudidos.
“Is There Anybody Out There?”, que en su día fue criticadísima, en directo gana, y mucho, y resultó también bastante coreada. Casi sin darnos cuenta llevábamos ya más de una hora de concierto y allí la energía sobre el escenario no decaía en ningún momento. Se notaba más cansado al público que a la banda, quienes parecían ir sobrados. “Locust” fue otro gran momento, y desembocó en un solo de batería prescindible, pero que sirvió para que el resto descansase durante unos minutos. Pero si algo era prescindible aquella noche era “Bastards”. No hay por dónde cogerla, en el entorno del disco no cuaja, pero cuaja menos en directo.
Un pequeño parón para afrontar seguramente el momento más álgido del show, incluso más que los numerosos bises. “Bulldozer”, “Killer & Kings” y la mítica “Davidian”, prácticamente del tirón, fueron una auténtica pasada que dejó a todo el mundo exhausto y que sirvió a la banda para poner punto y seguido al concierto, retirándose momentáneamente antes de afrontar la recta final del show.
Seis bises, ni más ni menos, para completar un espectáculo que superó las dos horas y media de duración: “Behind A Mask”, “None But My Own”, un auténtico trallazo como “Aesthetics Of Hate”, una floja “Game Over” y un cierre por todo lo alto con “Blood For Blood” y “Halo”.
Absolutamente brutales.
Alberto López